*Reflexiones del corazon*

jueves, 21 de julio de 2011

Aprende **El Hombre en su Estado de Pecado*


 *El Hombre en su Estado de Pecado*
A. La caída del hombre.

Algunos dicen que la caída del hombre es una vieja fabula babilónica, pero solo tenemos que mirar al hombre agotado por su pan, debilitado en sus enfermedades, y muriendo en su miseria, para darnos cuentas que realmente tuvo un caída.  “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Rom. 5:12).
1. La fuente del pecado.  “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?” (Gen. 3: 1).  “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.” (II Cor. 11:3).  Dios no habla de una bestia cuando menciona una serpiente, sino una persona.  Esto es meramente una declaración de lo que Dios piensa del diablo.  En ningún lado de la Escritura dice que Satanás estaba en la serpiente, sino que dice que la serpiente era el diablo.  “Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; ” (Ap. 20:2).

2. La naturaleza del pecado. “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.  Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”  (Gen. 3:4-6).  Ahora todo estaba bien con el fruto; era un buen fruto, pero pesaba sobre él la prohibición de Dios. 
a. El dudó del Amor de Dios.  Al dudar del Amor de Dios, el hombre negó la bondad de Dios, y actuó aparte de Dios y se convirtió en un pecador. “Hay camino que al hombre le parece derecho;
Pero su fin es camino de muerte.” (Prov. 14:12).  Ver también Isaías 55:6.
b. El dudó de la Palabra de Dios.  Al dudar de la Palabra de Dios, el hombre negó Su Verdad; y negando Su Verdad, el avanzó a pesar de Dios y se convirtió en un criminal.  “Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.”  (I Juan 3:4).
c. El dudó de la Autoridad de Dios.  Y al dudar de la Autoridad de Dios, el hombre negó la Deidad de Dios; y negando Su Deidad, llego a ponerse en contra de Dios.  Y entonces, llegó a ser un enemigo de Dios y un rebelde en el Universo de Dios.  “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.” (Rom. 8:7, 8).
La prueba fue dada  para ver si el hombre permanecería fiel ante Dios.  El falló porque quiso ser un dios.  El diablo mismo falló (Is. 14), porque quiso ser como el Dios Altísimo.  Esto trajo su caída, así que el plantó la semilla de la falsa ambición en Adán y Eva para ver si esto provocaba la caída de ellos, y lo logró.

Alguien puede preguntar, “¿Fue justo esto para con ellos?”  Ellos fueron alertados y ubicados en guardia contra Satanás.  Además había una sola prohibición en el jardín.  Ellos no necesitaban el fruto; ni les faltaba nada.

3. Los efectos del pecado. a. Inmediatamente afectó sobre Eva. (1) Vergüenza.  “Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.”  "Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales." (Gen. 2:25; 3:7). Dios mismo se viste con vestiduras de luz (Sal. 104:2); y cuando El hizo al hombre, lo hizo a Su propia imagen y semejanza. Por eso, algunos creen que el hombre también estaba vestido con ciertas vestiduras de luz.  Cuando el hombre peco, esas vestiduras de luz se perdieron, y se hizo a si mismo delantales de hojas de higuera para reemplazar lo que se había perdido.  Desde entonces, el hombre ha tratado de ponerse lo que ya una vez le fue dado, pero no tiene nada sino trapos sucios.
(2) Miedo.  “Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí.”  (Gen. 3:10).  El hombre todavía trata de esconderse de Dios.
(3) Separación de Dios.  No hay duda de que el hombre perdió su naturaleza perfecta y terminó su comunión con Dios.  No hay tal cosa como la Paternidad universal de Dios y la hermandad de los hombres, del hombre natural, del hombre no salvo.
(4) Expulsión del Jardín.  “Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado.  Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.”  (Gen. 3:23, 24).  El hombre fue expulsado y sacado del jardín.
(5) Perdió su señorío sobre la creación.  En el principio Adán ciertamente fue el soberano de las criaturas terrenales: “Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos;
Todo lo pusiste debajo de sus pies: Ovejas y bueyes, todo ello,
Y asimismo las bestias del campo, Las aves de los cielos y los peces del mar;
Todo cuanto pasa por los senderos del mar.”  (Sal. 8:6-8).  Esto no se aplica al hombre de hoy.  El ha perdido ese señorío.  Cristo lo recuperará para el hombre cuando el retorne (Heb. 2 y Is. 11).
b. Consecuencias sobre la descendencia de Adán. (1) El espíritu en tinieblas.  “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente,
4:18 teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón;”  (Ef. 4:17, 18).  La oscura habitación del entendimiento permanece a oscuras hasta que el Espíritu Santo la ilumina.
(2) Su alma se corrompió.  Hablando de no creyentes, dice, “los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.”  (Ef. 4:19).  Ver también Jeremías 17:9.
(3) El cuerpo quedó sujeto a enfermedades y muerte.  “porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios.” (Rom. 8:21).

4. Los efectos sobre el pecado. a. La expresión inmediata del Juicio de Dios. (1) Sobre la serpiente.  “Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.  Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.”  (Gen. 3:14, 15).  Satanás, en toda su majestad, no es nada, sino que es considerado una serpiente.  Una serpiente que se arrastra sobre el polvo por siempre, esto muestra la condición en la que quedó el diablo.
(2) Sobre la Mujer.  “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti.”  (Gen. 3:16).
(3) Sobre la Creación.  “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida.  Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo.”  (Gen. 3:17, 18).
(4) Sobre el Hombre.  “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.”  (Gen. 3:19).  Ver también Génesis 5:29.
b. La expresión futura del juicio de Dios.  “Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.”  (Ap. 21:8).

5. La provisión para el pecador.  “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Gen. 3:15).  En la hora que el hombre pecó, Dios prometió un Redentor.  La Simiente de la mujer es el Señor Jesucristo.  “Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.”  (Gen. 3:21). Cuando ellos se dieron cuenta de su desnudez, se cubrieron con delantales de hojas de higuera.  Pero Dios los vistió con túnicas de pieles.  A los efectos de de cubrir la desnudez, las hojas de higuera son tan buenas como las pieles de animales; sin embargo entendemos que debía derramarse sangre.   “Porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados.”  Ellos debían ser cubiertos con aquello que fue sacrificado por sus pecados.  Del mismo modo, los pecadores hoy deben ser revestidos con la justicia de Aquel que murió por ellos.

B. Los hijos caídos de Adán.1. Su posición. a. En Adán.  “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.  Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”  (I Cor. 15:21, 22).  Ver también I Corintios 15:45, 47; Romanos 5:12-21.  Solamente hay 2 hombres representativos en el mundo: el primer hombre y el segundo hombre; el primer Adán y el postrer Adán.  Todos los seres humanos nacen en Adán; todos los nacidos de nuevo están en Cristo.
b. En pecados y culpas.  “¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.  Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;” (Rom. 3:9, 10).  Ver también Romanos 3:19.

2. Su estado.  Por su estado, queremos referirnos a su condición espiritual; eso es, la ausencia de justicia en su vida espiritual.
a. Pecaminoso por naturaleza.   He aquí, en maldad he sido formado,
Y en pecado me concibió mi madre.”  (Sal. 51:5).  Ver también Efesios 2:3; Génesis 6:5; Jeremías 17:9; Romanos 8:7; Galatas 5:19-21.
b. Pecaminoso en práctica.  “Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.”  (Tito 3:3).  Ver también Romanos 3:23; Colosenses 1:21; Salmo 14:1-3.
c. Perdidos en pecados.  “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”  (Lucas
19:10).  Ver también Isaías 53:6; II Corintios 4:3, 4.
d. Espiritualmente muertos.  “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados," "aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),” (Ef. 2: 1, 5).   El cuadro de Dios del pecador es el de un hombre muerto.  El pecador esta separado de Dios y no puede moverse en las cosas de Dios. 
e. Bajo la ira de Dios.  “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;” (Rom. 1:18).  Ver también Juan 3:36.
f. Esperando su muerte física.  “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,"  (Heb. 9:27).
g. Rumbo al infierno.  “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego
.” (Ap. 20:15).  Ver también Apocalipsis 21:8.

III. EL HOMBRE EN SU ESTADO DE GRACIA

A. Su Posición 1. En Cristo.  Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.”  (I Cor. 15:22).  Ver también I Corintios 15:21, 45, 47; Romanos 5:12-21.

2. En Perfección.  “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado.”  (Ef. 1:4, 6).  No hay cargos contra el que es Cabeza; y, por tanto, no puede haber cargos contra el Cuerpo.

B. Su Estado. Hablamos de su condición espiritual.  Sus diferencias respecto al hombre aun no creyente.  En la vida del creyente la justicia esta presente, la justicia del Señor Jesucristo.

1. Una nueva criatura.  “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí, todas son hechas nuevas” (II Cor. 5:17).  Ver también II Pedro 1:4; Galatas 6:15; Juan 3:16.  Regeneración es una re-creación.  Solo Dios puede crear; y solo Dios puede re-crear.

2. Salvo.  “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos,” (Il Tim. 1:9).  Ver también Efesios 2:8,9.

3. Muerto al pecado.  “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”   (Rom. 6:11). “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados.”  (I Pedro 2:24).

4. Hijo de Dios.  “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;” (Juan 1:12).  “pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; ” (Gal. 3:26).

5. Bajo el favor de Dios.  “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, ” (Ef. 1:3).  Ver también Romanos 5:2.

6. Esperando a Dios y su Gloria.  “Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.”  (Fil. 3:20,21).

7. Seguros de ir al Cielo.  “Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.”  (II Tim. 4:18).  Ver también I Pedro 1:4.

C. Sus 2 Naturalezas. “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gal. 5:17).   Este texto no podría describir a cualquier persona, sino a un hombre salvo.  El pecador inconverso tiene una sola naturaleza; el hijo de Dios tiene 2 naturalezas.  Cada creyente genuino experimenta la lucha de la cual Pablo habla.  Esta lucha esta ilustrada por la casa de Abraham.  El tenía 2 hijos,  Ismael, el mayor; e Isaac, el menor.  Ismael representa al que ha nacido en la carne, mientras que Isaac al que es nacido del Espíritu.  El problema comenzó cuando Isaac llegó a esa casa.  Y el problema comienza para el hombre cristiano cuando la nueva naturaleza impartida por Cristo llega a su vida.

1. La descripción de la vieja naturaleza. a. Nombres y Características. (1) La Carne.  “Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:6).  Ver también Romanos 7:18, 23; 8:9.  Al hablar de “la carne” no hablamos de "músculos",  los cuales son parte del cuerpo humano, sino más bien de naturaleza carnal, la cual poseemos desde nuestro nacimiento.  No hay tal cosa como un ser en la carne; la carne esta en nosotros.   “Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (Rom. 7:18a).  Ver también Juan 6:63; Romanos 8:8.  No hay tal cosa como una persona nacida con una “chispa divina” en su interior.
(2) El hombre natural.  “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.” (I Cor. 2:14).  Eso es lo que el hombre es por naturaleza, por su nacimiento natural.
(3) El viejo hombre.  “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.” (Rom. 6:6).  Ver también Efesios 4:22; Colosenses 3:9.  Esto es el hombre viejo, lo que éramos: corrupto, lleno de maldad y deseos de lujuria.
(4) El hombre exterior.  “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” (II Cor. 4:16).
(5) El corazón.  “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.  Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.” (Marcos 7:21-23).  Oímos a menudo de un cambio en el corazón del hombre, pero eso es imposible, solo Dios puede darnos un nuevo corazón.
(6) La mente carnal.  “Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;” (Rom. 8:7).
(7) Pecado.  “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Rom. 5:12).  La palabra  “pecado” se refiere a la naturaleza caída del hombre, mientras que “pecados” se refiere a las acciones de dicha naturaleza.
b. El carácter y el fin. (1) Es una naturaleza adánica.  Significa que Adán cayo, y sus descendientes son, por lo tanto, hijos caídos de aquel padre caído.
(2) Es una naturaleza heredada.  Recibimos nuestra naturaleza caída de Adán.
(3) Es una naturaleza malvada.  El capitulo 8 de Romanos expone este concepto.
(4) Es una naturaleza incambiable.  “Lo que es nacido de la carne, carne es” (Juan 3:6a).  Mientras el hombre viva, esa naturaleza caída permanece en él.  Será erradicada solamente al momento de la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de los que estén vivos en Cristo, a la hora de buscar a su iglesia.
(5) Su fin es la muerte.  “Porque la paga del pecado es muerte” (Rom. 6:23a).  Ver también Romanos 8:5-13.

2. La descripción de la nueva naturaleza. a. Sus nombres y características. (1) Espíritu“Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.” (Juan 3:6).
(2) Naturaleza divina. 
Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;” (II Pedro 1:4).  Ver también I Juan 3:9; 5:18, 19.
(3) El nuevo hombre.  “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Ef. 4:24).  Ver también Colosenses 3:10; II Corintios 5:17.
(4) El hombre interior.  “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. ” (II Cor. 4:16).  “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; ” (Rom. 7:22).  Ver también Efesios 3:16.
(5) Mente.  “Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.” (Rom. 7:25).
b. Su carácter y fin. (1) Es la naturaleza de Cristo. (2) Es una naturaleza impartida.(3) Es una naturaleza santa. (4) Es una naturaleza que ya no cambia. (5) Es una naturaleza no penalizada.Versículos 1 y 2 de I Juan 2 hablan de la relación de los santos con el Padre. Aun cuando los santos pequen es un asunto familiar.
(6) Su fin es resurrección y arrebatamiento.  “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad... Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. (I Cor. 15:51-53, 57).

3. El conflicto entre las 2 naturalezas. a. La experiencia del creyente.  Cada hijo de Dios tiene 2 naturalezas; el hombre inconverso tiene una sola.  La vieja naturaleza no puede ser erradicada mientras el creyente viva en su cuerpo terrenal; por lo tanto, enfrentamos la lucha entre la vieja y la nueva naturaleza.  “Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.” (Gal. 5: 17).  Romanos 7:15-25 es otro ejemplo ilustrando esta verdad.  De todos modos, alguien podría declarar que este pasaje muestra un conflicto en la vida de Pablo antes de ser salvo, pero un versículo en este pasaje claramente revela que este conflicto, que se describe tan vividamente, ocurrió después de haber sido salvo: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; ” (Rom. 7:22).  Ningún inconverso puede deleitarse en la ley de Dios.  También, solo el hombre salvo tiene un  hombre interior, el cual es la nueva naturaleza.
b. La responsabilidad del creyente. (1) En relación a su vieja naturaleza. (a) Acepta la apreciación de Dios sobre ella.  “sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.  Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.  Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él; sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él.  Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive.  Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. ” (Rom. 6:6-11).  Esta es una verdad que debe ser destacada: nunca se dice que el viejo hombre deba ser crucificado en el creyente, sino que es crucificado con Cristo.  ¡Es una realidad!  ¡Acéptelo!  Y no es una cuestión de sentimientos, sino de fe.  Toda esta verdad es según el punto de vista de Dios.  Desde el punto de vista del creyente, él sabe que la vieja naturaleza, el viejo hombre, no está muerto; está bien vivo.  La Escritura dice, “consideraos muertos al pecado.”  Si la vieja naturaleza estuviese muerta, el creyente no tendría que considerarse así; pues lo sabría. (b) No hace provisión para la carne.  “sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne" (Rom.13:14).  En otras palabras, no alimentes la carne, más bien prívale de alimento.
(c) Mortifica la carne.  “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; ” (Col. 3:5).  Un término mas fuerte es, “Pon tus miembros en muerte o a morir.”  Las palabras “ya casi muerto” (Heb. 11:12) tienen la misma terminología.
(d) Nunca trata de mejorarla. “ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia. ” (Rom. 6:13).
(e) Se despoja de ella.  “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, ” (Ef. 4:22).  La misma palabra se traduce “echándole fuera” en Hechos 7:58.
(2) En relación a la nueva naturaleza. (a) Se considera vivo para Dios.  “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.” (Rom. 6:11).
(b) Camina en vida nueva.  “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” (Ef. 2:10).  Ver también Romanos 6:14; 7:6.
(c) La alimenta y la nutre.  “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación, ” (I Pedro 2:2).  Alimentamos la nueva naturaleza por la exposición a la Palabra de Dios, y no por la exhortación de hombres.  Sabemos que tenemos 2 naturalezas, y bueno es considerar que el alimento de una será hambre para la otra.  Es el cristiano individualmente quien debe decidir cual hombre o naturaleza va a alimentar.  No puede alimentar ambas al mismo tiempo.
(d) Se viste del nuevo hombre.  “y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. ” (Ef. 4:24).
(e) Depende del poder del Espíritu Santo.  “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. ” (Ef. 4:30).  “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.”  (Ef. 6:10).   “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.” 
(Zacarías 4:6b).

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