*Reflexiones del corazon*

sábado, 1 de octubre de 2011

Cuidado! El Espiritismo Según los Libros y la Experiencias de Algunos

Los textos bíblicos provienen de la versión Reina-Valera Antigua 1909.
Rev. = Apocalipsis
Pitón = Adivino

El Espiritismo Según los Libros y la Experiencias de Algunos

  ******* En la revista "Selecciones" Apareció un artículo titulado: "Una mujer que habló con los muertos". La frecuencia con que las revistas de mayor circulación publican artículos de esta índole; la propaganda que hacen en torno a los mismos; y el auge que está tomando el Espiritismo, es prueba evidente de que al público le interesa el tema de ultratumba.
¿Es verdad que se puede hablar con los muertos?
¿Es verdad que vienen espíritus a los centros espiritistas? Y sí vienen, ¿qué espíritus son?
¿Es verdad que esos espíritus se posesionan de las personas?
¿Es verdad que cuando los médiums caen en trance hablan cosas que están más allá de sus conocimientos?
¿Es verdad que los espíritus que se manifiestan en los centros espiritistas curan a los enfermos?
Si los fenómenos que se atribuye el Espiritismo son ciertos, ¿se deben a Dios o al Diablo?
 
Las respuestas a estas preguntas pueden clasificarse en tres grupos: Primero, los que dicen que el Espiritismo es todo una farsa. Segundo, los que afirman que es una realidad. Y en tercer lugar los que dicen que todo lo que hay de realidad en el Espiritismo, es diabólico.
Durante muchos años hemos prestado especial atención al Espiritismo: Hemos oído y recopilado experiencias; hemos leído libros; y hemos analizado los fenómenos del Espiritismo a la luz de la palabra de Dios, que es la verdad. En este estudio nos proponemos brindar a nuestros oyentes una idea general sobre tan discutido sistema.
En primer lugar consideraremos el Espiritismo en sí; y en segundo lugar a la luz de la palabra de Dios.
I. Los fenómenos del Espiritismo tal como se presentan en los libros y en la experiencia de algunos.
a) Lo primero que debemos saber, al enjuiciar el Espiritismo con imparcialidad, es que hay varias ramas, y varias clases de espiritistas. Existe una clase de Espiritismo de carácter filosófico, practicado por personas de cierta cultura. Existe una segunda clase practicado, generalmente por personas de la clase media. Y existe una tercera clase, en la que hay de todo: Verdaderos espiritistas; espiritistas santeros y brujeros; y espiritistas explotadores.
El periódico "El Mundo" del 4 de Septiembre de 1947, publicó el siguiente caso: Ante un tribunal de Inglaterra comparecieron una señora de apellido Rogers, y un médium espiritista llamado Rollo Ahmed.
La señora Rogers acusó al médium de haberle estafado la cantidad de 600 libras esterlinas por medio del siguiente truco: El médium simuló que caía en trance y seguidamente comenzó a hablar en chino; sus palabras revelaban una angustia tan grande que la señora Rogers, conmovida, preguntó: ¿Quién es ese que habla? "Ese —dijo el médium— es el espíritu del mandarín Tai-Lí". ¿Y por qué está tan angustiado? "Es que necesita dinero", dijo el médium.
Entonces la señora Rogers entregó al espiritista 600 libras esterlinas, para que las hiciese llegar al espíritu de Tai-Lí. Posteriormente, la citada señora recapacitó; y al negarse el médium a devolverle el dinero, lo acusó ante los tribunales. Y el juez condenó al médium diciendo: "Los espíritus no necesitan dinero".
Conocemos a un espiritista —convencido y activo— que hace 30 años que asiste a los centros espiritistas. Este hombre nos dijo, con franqueza, que un 75 por ciento de los médiums engañaban a sus auditorios; Pero añadió: "Existe un 25 por ciento que posee verdaderas facultades de médiumnidad".
Hablando un día con una señora espiritista, de la clase media, nos dijo estas palabras:
"Entre los llamados espiritistas, apenas un diez por ciento, practica el verdadero espiritismo".
b) ¿Cómo deben estar los locales destinados a sesiones espiritistas? El escritor espiritista Febo de Limosín, en su libro titulado "Para hablar con los espíritus", dice: En "la habitación o local es muy conveniente la obscuridad, y en todo caso se prefiere la luz roja".
c) ¿Cómo se manifiestan los espíritus en los centros espiritistas? "De todas las manifestaciones —dice Allan Kardec— las más sencillas, y la más frecuentes, son los ruidos y los golpes". Y Febo de Limosín añade: "Las manifestaciones no se limitan siempre a ruidos y golpes, a veces degeneran en verdadera baraúnda; los muebles y objetos diversos son derribados; proyectiles de todas clases son lanzados desde afuera ; se abren puertas y ventanas por manos invisibles; y estas cosas son tan reales que no se pueden tomar por una ilusión". Pág. 119.
d) ¿Son Buenos, o malos, los espíritus que se manifiestan en los centros espiritistas? El Espiritismo sostiene que las almas, cuando salen del cuerpo, vagan en el espacio, en espera de volver a la tierra a encarnar en otro cuerpo; y dicen que las reencarnaciones se repiten hasta que el espíritu se purifica totalmente.
Febo de Limosín, en su ya citado libro, dice que "las almas separadas de los cuerpos, conservan su mentalidad terrestre...La conciencia instintiva ve delante de sí, como en un mapa, todas las vidas pasadas."(?) Los espiritistas dicen que los espíritus que se manifiestan en sus centros, son espíritus de personas muertas; pero reconocen que muchos de esos espíritus lo que buscan es arruinar a la humanidad. Un escritor espiritista ha escrito lo siguiente: "Una clase de espíritus engaña de propósito; éstos —los que engañan— entremezclándose en vuestro pensamiento general tratan de coincidir con vuestras convicciones, a fin de obtener la ruina suprema sobre vuestro cuerpo y vuestra alma". Y Febo de Limosín, añade: Entre los espíritus "los hay que tratan de sembrar la obsesión, desequilibrar los cerebros, y perturbar la razón de las personas en quienes se posesionan".
e) ¿Es verdad que el espiritismo cura a los enfermos del cuerpo? Hace algunos años se enfermó el hijo de un conocido político, y los especialistas que lo trataron dijeron que el niño no tenía cura. Entonces se presentó un médium espiritista afirmando que é1 se comprometía a curar al enfermo. El padre puso a su hijo en manos del médium, prometiéndole jugosa recompensa si libraba a su hijo de la enfermedad. Pero el resultado fue que el niño murió tal como habían previsto los especialistas.
Nosotros conocimos a espiritistas, convencidos, que se han enfermado y han muerto de la enfermedad, relativamente jóvenes.
El escritor espiritista Febo de Limosín, en su obra citada, dice que una noche en una sesión espiritista se presentó un espíritu, que dijo ser de un tal Dr. Barnett, y dijo que quería darles una receta para curar el cáncer. El médico Dr. Dennis, que estaba presente, tomó nota de la receta que dio el espíritu. Nosotros admitimos la posibilidad de que el espíritu diese tal receta: ahora bien, ¿es verdad que la receta que dio el espíritu, cura el cáncer? Si es verdad, ¿por qué no lo demuestran? Si es verdad que el Espiritismo tiene el secreto de la cura del cáncer ¿por qué no lo dice al mundo para librar a la humanidad de ese azote terrible? Y si la receta en cuestión no cura el cáncer entonces el espíritu dijo mentira. Concretando: ¿Cura el Espiritismo a todos los enfermos que acuden a él? La realidad nos dice que no. Ahora bien, pudiera darse el caso de que un enfermo haya acudido a un centro espiritista, y que se haya puesto bien con el plan que le hayan indicado allí.
Nosotros admitimos que hasta el mismo Satanás puede sanar a un enfermo, si tal cosa conviene a sus intereses; pero en términos generales, los espiritistas se enferman, y se mueren de enfermedades, lo mismo que los que no son espiritistas.
f) No debemos dejarnos impresionar por ciertas manifestaciones. Como ejemplo, mencionaremos el caso siguiente: En el año de 1942, hallándonos, un domingo, en el pueblo de Surgidero de Batabanó con varios hermanos en la fe, se acercó al grupo un hombre y dirigiéndose a un señor, viudo, le dijo; "Perdone la curiosidad, pero quisiera saber si es usted español". Yo nací en Islas Canarias, dijo el interrogado. "¡Hombre, mire qué casualidad mi señora también es Isleña". Después de un rato de conversación, el viudo le fue a explicar a su interlocutor el motivo que le llevaba por aquellos lugares, pero aquel le atajó diciendo: "No me lo explique. Yo soy médium, clarividente de nacimiento, y ya conozco toda su vida: Usted tuvo una esposa que era una santa mujer; virtuosa, noble y trabajadora. Y ahora pretende usted casarse con otra mujer que es en todo la misma semejanza de la difunta; y es más puedo asegurarle que antes de tres meses la mujer que usted pretende será su esposa, porque ya los veo unidos por los lazos del matrimonio". El viudo, al oír estas palabras, lleno de asombro, se llevó las manos a la cabeza y exclamó: ¡qué es esto Dios mío! ¡qué es esto! Nosotros nos interesamos por saber si las predicciones del médium se cumplían, pero no se cumplieron. El espiritista pudo leer el pensamiento del viudo, pero se equivocó cuando dijo lo que iba a suceder en el futuro.
g) ¿Puede creerse la pretensión del Espiritismo en el sentido de que vienen espíritus y hablan por los médiums? Nosotros admitimos que, efectivamente, hay manifestaciones de espíritus; la que no admitimos es que esos espíritus sean almas de personas que han muerto.
Veamos, a continuación, algunas experiencias: Conocimos a un hombre en la República de Costa Rica que nos contó lo siguiente: Su primera esposa —que era miembro de una Iglesia Evangélica— viéndose enferma y dándose cuenta que se iba a morir, le había dicho: Fulano, "yo sé que me voy a morir, y sé que voy al cielo, pero antes quiero pedirte que guíes a nuestros hijos (que eran dos) por el camino del Evangelio, porque yo estoy segura que si ellos viven y mueren en la fe que yo tengo, entonces los volveré a ver en el reino de Dios". El esposo le prometió que haría lo que ella le pedía —aunque en aquella fecha él era indiferente en materia religiosa—. La mujer murió, y el joven viudo quedó anonadado por aquel golpe. Para tratar de aliviar su pena, un amigo le dijo que podía hablar con el espíritu de su esposa, si quería. El hombre no creía tal cosa, pero acompañó al amigo a un centro espiritista; y para su asombro, cuando el médium cayó en trance, el viudo oyó una voz semejante a la de su difunta esposa, que le hizo varias preguntas y le dio algunos consejos.
A los pocos días volvió al mencionado centro y otra vez volvió a escuchar una voz semejante a la de su esposa, pero esta vez la cosa fue más seria: La voz que le hablaba manifestaba un gran disgusto motivado por la conducta de él; y aquella voz le demostró que sabía a que hora salía el de casa, por donde andaba, que hacia, y a que hora regresaba. El hombre salió aquella noche del centro espiritista convencido de que el espíritu de su esposa le seguía los pasos. Pero otro día, en medio de otro dialogo, al espíritu se le ocurrió darle un consejo que entrañaba la negación de aquella fe que su esposa había mantenido hasta la hora de la muerte; al oír aquello, el joven viudo como iluminado por un rayo de luz, se puso en pie y dijo: Tu no eres el espíritu de mi esposa; estoy seguro que ella jamás me aconsejaría eso. Me han estado engañando; y diciendo esto abandonó el centro. Poco después aquel hombre buscó, en el Evangelio, la verdad, y la halló.
Conocemos a una Señora, hoy miembro de la Iglesia Bautista de San Antonio de Río Blanco, quien nos contó como durante largo tiempo so le presentaban tres seres —tres espíritus en figura humana— los cuales pretendían que ella les sirviese de médium. Un día —la menciona-da señora— tenía un hijo con 39 grados de fiebre, y uno de aquellos seres le dijo: "Llena un vaso de agua, ponlo afuera y cierra la puerta; y a los 3 minutos lo recoges y se lo das al muchacho". La señora lo hizo como se lo indicaron y a los pocos minutos el hijo no tenía fiebre. Pero la señora llegó a verse tan agobiada, por la insistencia de aquellos seres, que un día se arrodilló y le pidió a Dios que le indicase, de alguna manera, si ella debía de someterse a las pretensiones de aquellos espíritus; o de lo contrario que le librase de ellos.
A los pocos días llegó a su casa un hombre que le habló del Evangelio de Cristo, ella lo aceptó, y nunca más la volvieron a molestar los seres en cuestión.
Conocemos a un predicador del Evangelio, hoy pastor de una iglesia Bautista en la provincia de Oriente, que fue, por algunos años, director de un centro espiritista en esta ciudad de La Habana.
Sus padres, habiendo conocido el Evangelio, oraban a Dios, y luchaban por sacar a su hijo del Espiritismo; y el hijo luchaba por sacar a sus padres del Evangelio: ¿Qué sucedió para que el director del centro espiritista se convirtiese en predicador del Evangelio?
Nosotros le hemos pedido a él que nos diese por escrito su experiencia. Oigamos pues sus palabras: "Una noche vino un espíritu que se identificó como la hermana Luisa. Aquel ser, que siempre se había manifestado con respeto hacia Dios, vino aquella noche en forma descompuesta hablando palabras blasfemas contra Dios. Yo —como director del centro— le respondí indignado, diciéndole que no le permitía aquellas palabras.
Entonces el espíritu se fue, pero en su lugar vino otro espíritu que decía ser mi protector, y me dijo que me arrepintiese de haber hablado en términos tan duros a la hermana Luisa, porque ella era un ser tan elevado que tenía poder para expresarse como lo había hecho, aún contra Dios. Entonces le dije al espíritu que no creía mas en ellos, y salí del centro, convencido de que Dios me había demostrado, sin lugar a dudes, que el Espiritismo no es obra suya.
h) ¿Cuáles son los frutos del Espiritismo?
El profesor de espiritismo, Febo de Limosín, nos dice, en su ya citada obra—: que a veces las sesiones espiritistas degeneran en tremenda confusión, cuando "manos invisibles derriban muebles, rompen cristales, abren puertas y ventanas, lanzando a través de ellas proyectiles de todas clases".
Y en la página 173 de su obra, añade el escritor espiritista: "El Espiritismo —dice él —está lleno de peligros. La falta de educación en esta ciencia, trae múltiples inconvenientes que acarrean daños sin fin. Las alucinaciones, la falta de salud, la idiotez, y la locura, es la cosecha que recogen muchos espiritistas". Porque muchos de los espíritus lo que "tratan es de desequilibrar los cerebros, y perturbar la razón de aquellos de quienes se posesionan". Estas palabras tienen la virtud de expresar una gran verdad, acerca del Espiritismo, escrita por un profesor en dicha materia.
La cosecha que recogen muchos espiritistas es la locura y la falta de salud. Lo que buscan los espíritus que se manifiestan en los centros espiritistas es hundir a la humanidad, en cuerpo y alma, en las miserias del infierno. Esto lo dicen los mismos escritores espiritistas.
Mi querido lector, ¿por qué acudir a espíritus que engañan, enferman, y trastornan, pudiendo acudir a Cristo, que es la luz verdadera que nos alumbra el camino de la verdad, que nos salva del infierno, que nos da salud, paz, esperanza y consuelo?
¿Por qué no acudir a Cristo que es el camino, la verdad, y la vida?
¿Por qué acudir al Espiritismo, tan lleno de peligros y de sombras, pudiendo en cambio, acudir al Evangelio de Dios, donde todo es luz, verdad, libertad, y Salvación?
 
El Espiritismo a la Luz de las Escrituras
Estimado lector:
En la conferencia anterior hemos presentado una serie de datos acerca del Espiritismo; datos que hemos tornado de libros espiritistas, y de la experiencia de algunas personas.
Hemos dicho que Espiritismo presenta varias ramas, o escuelas, que descienden desde el tipo filosófico de espiritismo, hasta el espiritismo brujero y santero. Y también hemos mencionado el hecho de que los mismos espiritistas reconocen que hay fraudes en el Espiritismo, practicados por algunos que se dicen médiums, sin serlo en realidad. Ahora bien, a la luz de la experiencia, no se puede negar que hay manifestaciones de espíritus en el campo del Espiritismo. La cuestión a dilucidar es esta: ¿Qué espíritus son los que se posesionan de algunas personas, y se manifiestan en los centros espiritistas y aun fuera de ellos? ¿Quién está detrás del Espiritismo, Dios o el Diablo? Esto es lo que nos proponemos aclarar en este estudio; y al hacerlo, no es nuestro propósito ofender a ningún espiritista, sino simplemente, esclarecer la verdad. Y para ello presentaremos a continuación:

II. LOS FENOMENOS DEL ESPIRITISMO A LA LUZ DE LA PALABRA DE DIOS.

Una vez le leímos a una señora, espiritista. un pasaje de la santa Biblia, y ella nos dijo: "Yo no creo nada más que lo que me enseñan los espíritus".
Nosotros damos por sentado que la santa Biblia es la palabra de Dios; y que la palabra de Dios es la verdad. Estamos seguros de ello. Tres mil años de historia prueban que la Biblia ha dicho siempre la verdad. Las profecías cumplidas, y las que se están cumpliendo, demuestran que la Biblia es la verdad. El testimonio viviente de millones de seres humanos, que al aceptar la palabra de Dios se han visto libres del pecado, transformados, moralmente, y llenos de paz y esperanza; ese testimonio prueba que la Biblia es la palabra de Dios.
La Biblia ha resistido los embates de miles de hombres impíos que han arremetido contra ella con furia infernal. La Biblia ha resistido los ataques de los críticos de todos los tiempos, y de todas las ideologías; y ahí está, firme como "Los Andes"; alumbrando la senda de la vida a los que buscan el camino de la salvación; impartiendo consuelo a los afligidos, fortaleza a los débiles, paz a los atormentados, y esperanza a los creyentes. La Biblia es la palabra de Dios, y a la luz de la palabra de Dios vamos a considerar los fenómenos del Espiritismo.
a) Aspecto General:
La palabra "espiritismo" no está en la Biblia; pero la Biblia enjuicia los fenómenos del Espiritismo. En realidad el primer médium que hubo en el mundo fue una serpiente. (Gen. 3:1). El primer espíritu que habló a través de un médium fue Satanás. (2a Cor., 11:3. Rev.; 12:9). Y la primera víctima del sistema espiritista fue Eva. Y el primer milagro, efectuado por el Diablo fue hacer que la serpiente hablase.
En el libro de Deuteronomio, Cap. 18: Versículos 10 y 11 se hallan las siguientes palabras que Dios dirigió a su pueblo Israel: "No sea hallado —entre vosotros—... quien pregunte a pitón". En el libro primero del profeta Samuel, Cap. 28, Ver. 7, leemos que el rey Saúl dijo a sus criados : "Buscadme una mujer que tenga espíritu de pitón".
Y en el libro de Crónicas, Cap. 10, Ver. 13, dice que Saúl murió a causa del pecado que cometió, contra Dios, cuando fue a consultarse con un espíritu pitónico.
Y en el libro de los Hechos cap., 16: v., 16, se menciona el caso de una muchacha que adivinaba por medio de un espíritu pitónico que se había posesionado de ella.
¿Qué es un espíritu pitónico? A la luz de las Sagradas Escrituras, un espíritu pitónico es un espíritu satánico. Y una pitonista es una médium.
La palabra de Dios nos enseña que el Espíritu de Dios obra en el corazón de los verdaderos hijos de Dios. (Romanos 8: 9, 15, y 26).
Y nos enseña también que el espíritu de Satanás obra, en el corazón de todos los que no obedecen a Dios. (Efesios 2:2).
Y el apóstol Pablo, en Efesios 6:11 y 12, nos dice: "Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, potestades, señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires". La palabra de Dios nos advierte que nuestros peores enemigos no son hombres de carne y hueso, sino espíritus malignos —"malicias espirituales"— para resistir a los cuales es preciso echar mano de toda la armadura que Dios nos proporciona. (Efe. 6: 13 al 18.)
Queda demostrada la existencia de espíritus malignos, y que tales espíritus se posesionan de las personas. Por eso el apóstol Juan nos dice: "No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo". (1a de Juan 4:1).
b) Ya hemos dicho que el primer caso de espiritismo tuvo lugar en el Jardín del Edén, cuando Satanás engañó a Eva, tomando como instrumento a una serpiente. Ahora bien, el auge del Espiritismo ha comenzado hace 100 años; y actualmente es considerable el número de personas que se están entregando a las prácticas del sistema espiritista. Quizás haya contribuido a ello, entre otros factores, la publicidad que se les está dando a los fenómenos del espiritismo, por parte de la prensa y la radio. Y mencionamos el auge del Espiritismo porque en esto mismo vemos el cumplimiento de la palabra de Dios. En 1a de Timoteo, Cap. 4: Versículo 1, dice: "El Espíritu —Santo— dice que algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios". Estas palabras quizás les parezcan un poco duras a los espiritistas, pero la cuestión es que los mismos escritores espiritistas reconocen, quo hay espíritus que engañan, a fin de obtener la ruina suprema del ser humano. Y esta afirmación, de los escritores espiritistas, está de acuerdo con la palabra de Dios que dice, que "algunos... escucharán a espíritus de error", y adorarán a los demonios. (Rev., 9:20).
El auge actual del Espiritismo está profetizado en la palabra de Dios.
c) La reencarnación de las almas a la luz de la palabra de Dios. El Espiritismo sostiene que las almas, cuando a la hora de la muerte abandonan los cuerpos, quedan vagando por el espacio sujetas, a lo que los espiritistas llaman, ley de reencarnación. ¿Cuál es el propósito de la reencarnación según el Espiritismo? El propósito es la purificación del alma, mediante el sufrimiento y la experiencia. Según esta teoría, el alma de una persona mala, en la próxima reencarnación, tendrá, que convertirse en esclavo, idiota, tullido, contrahecho o algo por el estilo, a fin de expiar sus culpas de vidas anteriores.
Si la teoría de la reencarnación fuese cierta, y si esta teoría condujese a los seres humanos por la senda de la perfección y la pureza, como afirman los espiritistas, en este caso, ¿no es verdad que la humanidad debiera de ir mejorando a medida que pasan los años? Ahora bien, cuál es la realidad en este aspecto? Pues la realidad es que la humanidad lejos de elevarse en el aspecto moral cada día que pasa se hunde más y más en el fango del pecado, el egoísmo, el odio, el crimen y la ignorancia.
Si la teoría de la reencarnación fuese cierta ¿no es verdad que debiéramos de recordar, por lo menos, algo de lo que fuimos en otras vidas? La realidad es que nadie recuerda nada, sencillamente porque la reencarnación no existe. Y no se puede recordar lo que no se vive.
Si la teoría de la reencarnación fuese cierta ¿cuántas veces tendría que reencarnar el ladrón que murió arrepentido al lado de Cristo en el Calvario? Si Jesucristo hubiera creído en la reencarnación, entonces, cuando el ladrón le dijo: "Acuérdate de mí cuando vinieres en tu reino". Jesús le hubiera contestado: Mira, tú estás muriendo por ladrón, y tendrás que volver a reencarnar hasta que te purifiques. Pero Jesús le dijo al ladrón: "Hoy estarás conmigo en el paraíso", sin ninguna reencarnación.
La Palabra de Dios enseña, que el hombre se purifica por la sangre de Cristo: y se perfecciona por el poder del Espíritu Santo. La teoría de la reencarnación es anticristiana porque menosprecia el poder, la gracia, y la virtud del Espíritu de Dios, para acudir a una naturaleza de espíritus que engañan y trastornan. La teoría de la reencarnación es anticristiana porque desprecia el sacrificio de Cristo, y enseña a la humanidad que tiene que purificarse por medio del sufrimiento propio, a través de sucesivas reencarnaciones.
Algunos escritores espiritistas dicen que Cristo enseñó la teoría de la reencarnación. Para demostrar que Jesucristo no enseñó tal cosa vamos a citar sus palabras tal como se hallan en el Evangelio de Juan, Cap., 5: Versículos 28 y 29, donde dice: "Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán la voz del Hijo de Dios: y los que hicieron bien saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron mal a resurrección de condenación". Como vemos por estas palabras, que acabamos de citar, Cristo enseñó, con toda claridad, la resurrección de los cuerpos de todos los muertos. Ahora bien, la resurrección de los cuerpos, y la reencarnación de las almas —estas dos cosas— entrañan una tremenda contradicción. Porque, si un alma reencarna —supongamos por ejemplo— 500 veces, resultará que el día de la resurrección se levantarían 500 cuerpos, para los cuales solamente habría un alma. Cristo enseñó la resurrección de los cuerpos; pero no enseñó la reencarnación de las almas.
Las almas ni vagan ni reencarnan. En la Epístola a los Hebreos, Cap. 9: V. 27, dice "que está decretado a los hombres que mueran UNA SOLA VEZ, y después de esto el juicio". Y con esto concuerdan las palabras de Eclesiastés 12: 1 al 7, donde dice: "Acuérdate de tu Creador... Antes que se obscurezca el sol... Antes que la cadena de plata se quiebre... Antes que el polvo se tome a la tierra como era, y el espíritu se vuelva a Dios". Lo que dice este lenguaje poético de Ecc., es lo siguiente: Acuérdate de Dios antes que te mueras, porque después será demasiado tarde, por cuanto está decretado que los hombres mueran "una sola vez". En Lucas Cap., 16: Versículo 19 al 31, el Señor Jesucristo nos presenta el caso de dos hombres, pobre el uno, y rico el otro, y nos dice que murió el pobre y su alma fue al Seno de Abraham — a la felicidad; y murió también el rico y su alma fue a un lugar de tormento. Entonces el rico, al verse en aquel lugar, clamó diciendo: "Padre Abraham, ten misericordia de mi. Y Abraham le contestó: No te podemos socorrer, porque entre nosotros y vosotros hay un abismo tan ancho y profundo, que no se puede pasar de aquí ahí, ni de ahí aquí. Entonces el rico, al ver que su mal no tenía remedio pensó en 5 hermanos que le quedaban en el mundo; y suplicó a Abraham que enviase el espíritu de un muerto a casa de sus hermanos para hacerles saber que después de la muerte hay un lugar de tormento para los incrédulos, y un lugar de consuelo para los que obedecen a Dios. Esto es lo que pedía el rico; pero Abraham le contestó que sus 5 hermanos podían conocer la verdad, acerca del futuro, acudiendo a la palabra de Dios. La petición de que fuese enviado un espíritu al mundo, tuvo una respuesta negativa. De las enseñanzas de Cristo, en Lucas 16: 19 al 31, aprendemos
1. Que las almas no reencarnan. El hombre rico, de la historia, había muerto una sola vez y su alma había ido a parar a un lugar del que ya no podía salir.
2. Que después de la muerte no hay más oportunidad de salvación.
Y en 3er lugar, que los espíritus de los muertos no vagan, ni vuelven a este mundo ni es necesario que vuelvan.
Cuando al salmista David se le murió el niño, hijo de Bat-seba, dijo estas palabras: "Yo voy a é1, más é1 no volverá a mí". David sabía que el día que se muriese, su alma iría al mismo lugar a donde había ido el alma de su hijo; pero sabía también que el alma de su hijo no volverá para encontrarse con é1 en este mundo.
Las almas de los que no creen al Evangelio, van a un lugar de tormento, en el que permanecerán hasta el día de la resurrección de sus cuerpos; y las almas de los que mueren en la fe del Señor, van al cielo, y permanecerán allí hasta el día de la resurrección de sus cuerpos. Las almas ni vagan ni reencarnan.
d) Si las almas no vagan, como acabamos de demostrar, entonces …¿qué clase de espíritus son los que se posesionan de algunas personas, y se manifiestan en el campo del Espiritismo? Algunos, poco documentados en la materia, pretenden negar los fenómenos del Espiritismo. Nosotros reconocemos que hay fraude en el Espiritismo, pero no negamos los fenómenos, al contrario, podemos probar la realidad de tales fenómenos, y también la naturaleza de los espíritus que los producen.
1) La palabra de Dios nos enseña —en Efesios 6:12— que hay espíritus de maldad, que vagan en el espacio, que persiguen la ruina del género humano, y que únicamente nos podemos ver libres de ellos por el poder de Dios. En las epístolas de Pedro y Judas, se nos dice que hubo una rebelión de ángeles contra Dios, y que, como resultado de tal rebelión, Dios creó el infierno para el diablo, y sus ángeles. (Mat., 25:41. 2a Pedro 2:4. Judas 6). En el N. T. se mencionan las palabras "demonio" y "demonios" 68 veces. Y las palabras: espíritus de demonios, espíritus inmundos, y espíritus malos, 34 veces. En Mateo 25:41, se da a entender que Satanás es el rey de los ángeles caídos; y en Mateo 9:34, se presenta como el príncipe de los demonios; y leyendo Marcos 7:25 al 29, vemos que un espíritu inmundo y un demonio, es la misma cosa. Ahora bien, el estudio comparado de los pasajes mencionados nos lleva a la siguiente conclusión: los llamados "malos espíritus", "espíritus de demonios" y "espíritus inmundos", todos estos nombres se refirieron a una misma clase, de espíritus: los ángeles caídos, de los cuales Satanás es el rey.
Ya hemos dicho que estos espíritus malignos —ángeles caídos— vagan por el espacio, según Efesios 6:12. Su destino final es el infierno, (Mat., 25:41) pero serán encerrados allí hasta el día de la Segunda Venida de Cristo al mundo. (Rev., 20: 1 al 3.) Hemos establecido la identificación de los espíritus malignos, demostrando —bíblicamente— que son los ángeles caídos.
2) Ahora vamos demostrar que los espíritus malignos se posesionan de los seres humanos, y los atormentan. En Mateo 10: V., 8, dice que cuando el Señor envió a los 12 apóstoles, los ordenó que "echasen fuera demonios". Y en Hechos 5:16, dice que acudían a los apóstoles, multitud de enfermos y atormentados de espíritus inmundos. En Marcos 1:34, dice que Cristo echó fuera de la gente "muchos demonios". Y en Lucas 8:2, habla de algunas mujeres "que habían sido curadas de malos espíritus". Y en Marcos 16:9, dice que Jesús había echado, de María Magdalena, "siete demonios".
Y en Mateo 12:43 al 45, leemos las siguientes palabras pronunciadas por Cristo: "Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Me volveré a mi casa de donde salí: y cuando viene la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces el espíritu va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados moran allí," en el hombre.
En los pasajes citados, y en otros muchos que podríamos citar, la palabra de Dios nos enseña que hay espíritus malignos, y que éstos se posesionan de los seres humanos y los atormentan. Algunos suponen que en la actualidad los demonios no se posesionan de las personas, como en los tiempos de Cristo. Pero nosotros, analizando el estado físico, moral, y espiritual, de la sociedad, a la luz de las Sagradas Escrituras afirmamos que jamás en la historia de la humanidad, los espíritus malignos han desarrollado una actividad más intensa que la que están llevando a cabo en estos tiempos. (Véase Rev., 12: 9 al 12.)
A la actividad de los espíritus malignos se debe el auge del Espiritismo, y la santería.
Los espíritus malignos son los que impulsan a los hombres a sacrificar niños inocentes en actos de brujería. Muchos arrebatos de locura, crímenes espantosos, y actos de suicidio son provocados por los malos espíritus. Y esa terrible tragedia que viven muchos seres humanos, se debe a espíritus, que se estén enseñoreando de ellos; que los mantienen en un constante tormento; que les cierran el entendimiento Para que no vean la verdad del Evangelio, y en cambio les hacen ver visiones, y creer que lo malo es bueno y lo bueno malo.
Habiendo probado que los espíritus malignos se posesionan de los seres humanos, ahora pasaremos a demostrar que los espíritus hablan por medio de las personas en quienes están posesionados. En Lucas 4:33 y 34, dice que "estaba en la Sinagoga un hombre que tenía espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz diciendo:
¿Qué tenemos contigo Jesús Nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco —dijo el espíritu— tu eres el Santo de Dios". En este pasaje vemos que el espíritu inmundo habló por medio del hombre en quien estaba posesionado. Y en Hechos, cap. 19, versículos 11 al 16, se relata un caso muy interesante: dice, que hacía Dios grandes maravillas por medio de Pablo, de tal manera que cuando el apóstol invocaba el nombre de Cristo, sobre los que tenían malos espíritus, estos salían de las personas. Entonces, algunos hechiceros, intentaban imitar al Apóstol, y enfrentándose con un hombre que tenía un espíritu malo, los "exorcistas", le dijeron al espíritu: "Os conjuro por Jesús, el que Pablo predica". Y el espíritu contestó: (V. 15) "A Jesús conozco, y sé quien es Pablo mas vosotros ¿quién sois?" En este pasaje dice que el espíritu habló, por medio del hombre en quien estaba posesionado. (Véase Hechos 16:16 al 18). Hemos demostrado que hay espíritus malignos, y que estos espíritus se posesionan de los seres humanos, y que hablan por medio de ellos.
4) Y a continuación vamos a probar que esos espíritus demoníacos pueden enfermar, y volver loca, a la persona en quien se posesionan. En Marcos 5:1 al 15, y Lucas 8:27 al 39, encontramos la historia impresionante de un hombre, conocido con el nombre de, "el endemoniado gadareno”. Jesús fue a la provincia de los Gadarenos, y al llegar a aquella tierra, le salió al encuentro un hombre, desnudo que vivía en un cementerio. Y dice Marcos, en su Evangelio, que aquel hombre había sido atado muchas veces, con grillos y cadenas: pero las cadenas las había hecho pedazos, y los grillos los había desmenuzado; y nadie le podía domar. Y agitado por el demonio, andaba siempre por los sepulcros y por los montes, dando voces e hiriéndose con piedras. El gadareno era un loco indomable. Pero la causa de su locura no era otra que aquella legión de demonios que se había apoderado de él. Cuando el gadareno se encontró con Jesús, el Señor, ordenó a los espíritus inmundos que saliesen de aquel hombre; y los espíritus tuvieron que salir. Y el gadareno, al verse libre de los demonios, recobró su sano juicio, y el Señor le dijo: Ahora vete a tu casa, y cuenta cuán grandes cocas ha hecho Dios contigo. Y el hombre fue e hizo lo que Jesús le mandó.
En Marcos, cap. 9: versículos 17 al 29, se relata la historia de un padre que fue a donde estaba Jesús y le dijo: Maestro, traigo a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual donde quiera que le toma le derriba; y hecha espumarajos, y cruje los dientes; y como resultado, mi hijo se va secando. Algunos, que no creen que los demonios se posesionan de las personas, dicen que lo que tenía aquel muchacho, es que padecía de ataques epilépticos. Los síntomas físicos eran de ataques epilépticos; ahora bien, ¿cuál era la causa de aquellos ataques? El padre, del joven, los atribuía a un espíritu malo; y el Señor Jesucristo estuvo de acuerdo en que la enfermedad del joven se debía al espíritu. Y la prueba la tenemos en que, efectivamente, el Señor echó un espíritu malo de aquel joven. De esta historia aprendemos que los espíritus enferman a los seres humanos; pero además aprendemos —en el pasaje citado— que entre los espíritus malignos hay unos que son peores que otros. (V., 29).
El escritor espiritista Febo de Limosín, en la Pág. 173 de su libro titulado:. "Para hablar con los espíritus", dice lo siguiente: "El Espiritismo está lleno de peligros... Las alucinaciones, la falta de salud, la idiotez, y la locura, es la cosecha que recogen muchos espiritistas."
Nosotros podríamos citar aquí, —si tuviésemos espacio— muchos ejemplos, arrancados de la vida real, de personas enfermas y atormentados por los espíritus, como el gadareno; y también de personas empujadas al suicidio, por espíritus que se habían posesionado de ellas. Ya hemos visto que según las Sagradas Escrituras, los espíritus malignos, pueden producir la locura, y otras enfermedades, en aquellas personas en quienes se posesionan.
5) Ahora vamos a demostrar que los espíritus malignos, no solamente engañan, sino que, a veces, imparten conocimientos que están más allá del conocimiento normal de las personas en quienes están posesionados. En el libro de "Los Hechos", Cap. 16: versículos 16 al 19, se encuentra uno de los pasajes más importantes de la Biblia, en relación con el tema que venimos considerando. Este pasaje nos habla de una muchacha, esclava, que tenía un espíritu pitónico y que producía mucho dinero a sus amos adivinando. La citada joven comenzó a seguir a Pablo y a sus compañeros, diciendo a voces: "Estos hombres son siervos del Dios Alto, los cuales os anuncian el camino de salvación". Pero un día, Pablo se cansó de oír aquellas voces, y volviéndose atrás dijo al espíritu: "Te mando en el nombre de Jesucristo que salgas de ella". Entonces el espíritu salió de la muchacha, y ésta ya no pudo adivinar más. Es evidente que la joven; mencionada en esta historia, adivinaba bajo la influencia de aquel espíritu diabólico que estaba en ella. Y la prueba de que adivinaba la tenemos en la actitud que asumieron los amos de la esclava cuando vieron que su negocio había sido perjudicado por el Apóstol.
En el artículo de "Selecciones": "Una mujer que habló con los muertos", dice el articulista que una vez, a una señora se le había extraviado una libreta de banco. Entonces fue a preguntarle a la médium, y esta le dijo donde estaba la libreta.
A nosotros no nos sorprende nada de cuanto nos digan de un médium espiritista; pues admitimos que una persona poseída por los espíritus malignos, puede saber dónde se halla un objeto perdido; y también puede saber lo que pasa a miles de kilómetros de distancia. ¿Qué ser humano puede medir la capacidad de conocimiento de un ángel caído? Pues como nosotros no sabemos hasta dónde llegue el conocimiento de esos espíritus tampoco podemos limitar las posibilidades de conocimiento de una persona poseída de demonios. Una persona puede adivinar por medio de un espíritu satánico. Y la palabra de Dios nos advierte, en Deuteronomio, Cap. 13: versículos 1 al 5, que hasta es posible que un falso profeta lance una profecía y que suceda lo que el falso profeta anuncie. De lo que es posible un espíritu, tenemos una muestra en el Cap. 22 del libro 1a de Reyes. Allí se nos dice que un solo espíritu engañó a 400 hombres, que se las daban de profetas del Rey Acab. Véase además: Isa., 44, 25. Jeremías 27:8 y 10. Y Ezequiel, 13:6 y 7.
Habiendo demostrado la existencia de espíritus malignos que vagan por el espacio; y que esos espíritus se posesionan de las personas; y que hablan por medio de ellas; y que, en muchos casos, son la causa de enfermedades, locuras, y suicidios; y que una persona poseída de demonios puede adivinar; habiendo probado estos cinco puntos, a la luz de la palabra de Dios; pasaremos ahora al siguiente e importante aspecto.
e) Satanás, sus ángeles, y sus ministros pueden hacer milagros. En el libro de Job, Cap. 1: versículos 12 al 22, dice que Dios le permitió a Satanás que probase a Job. Y con el permiso de Dios, Satanás obró, uno tras otro, los tres milagros siguientes:
1° El Diablo movió la voluntad de los "Caldeos" y los "Sabeos", para que fuesen a robar los ganados de Job y meter sus criados.
2° El Diablo hizo llover fuego, que quemó las ovejas de Job, y los pastores.
3° El Diablo produjo un viento tan fuerte que derribó —por los cuatro costados a un tiempo— la casa donde estaban los 10 hijos de Job, y los mató a todos.
 
En los Cap. 7 y 8 de Éxodo, dice que cuando Moisés se presentó delante de Faraón, rey de Egipto, obró, entre otros, los siguientes milagros: 1: Convirtió una vara de madera en una Culebra (7:10); 2° Convirtió las aguas de Egipto en sangre (7:20); 3° Hizo que surgiese una plaga de ranas que cubrían la tierra (8:6) y 4° Hizo que el polvo de la tierra se convirtiese en piojos (8:17). Frente a estos hechos, Faraón llamó a sus magos Jannes y Jambres, para que le diesen una explicación de aquellos hechos. Y los magos trataron de neutralizar el efecto de los milagros, obrados por Moisés, diciéndole a Faraón, que ellos podían producir los mismos milagros sin necesidad del poder del Dios, que invocaba Moisés; y en efecto, dice la Escritura, que convirtieron sus varas en culebras (7:12). Que convirtieron el agua en sangre (7:22). Que hicieron surgir una plaga de ranas (8:7). Pero cuando intentaron convertir el polvo en piojos, esto no pudieron hacerlo; y entonces confesaron que los milagros de Moisés, eran efectuados por el poder de Dios (8:19).
Hablando de los milagros de Egipto, dice el doctor Carroll, que allí hubo una lucha entre Dios y el Diablo: Dios obraba por medio de Moisés, y el Diablo obraba por medio de Jannes y Jambres (2a de Tim., 3:8).
En el sermón profético de Mat., 24., versículo 24, el Señor Jesús nos advierte que se levantarán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aún a los escogidos de Dios. Y refiriéndose al Anticristo, dice el Apóstol en 2a de Tesa, 2:9— que hará señales y milagros mentirosos". Y en Apocalipsis Cap., 13: versículos 13 al 15, dice que el Anticristo tendrá un falso profeta; y este falso profeta del Anticristo, engañará, a los moradores de la tierra, por medio de las señales que efectuará. La palabra de Dios nos advierte que, entre otros, el falso profeta hará estos dos milagros: 1° Hará. "descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres". 2° Mandará a la gente que hagan una imagen del Anticristo, y entonces, —para asombro de la humanidad— aquella imagen hablará, como si fuese un ser viviente. ¿Podéis imaginaros la impresión que causará a los hombres, el contemplar una estatua (la imagen del Anticristo) que hablara como si fuese un ser viviente? Con razón dice el Señor, que engañarán, si es posible, aún a los escogidos". El Anticristo va a decirle al mundo que él es Dios, y para que la gente lo crea efectuará los milagros a que nos hemos referido y los hombres van a creer lo que les diga el Anticristo, y creyendo adorar a Dios, van a adorar al mismo engendro de Satanás.
El Diablo, sus Ángeles, y sus ministros, siempre han hecho milagros para engañar a la humanidad; y la palabra de Dios nos indica que a medida que se vaya acercando el fin; los milagros mentirosos de Satanás y sus huestes, irán aumentando en cantidad, y en calidad.
Si a mí me dicen que los espiritistas hacen hablar a un animal; que sanan a un enfermo; que matan por medio de hechicerías, a una persona que no sea convertida; que hacen llover fuego; que hacen hablar a una estatua; que convierten un pedazo de madera en un reptil; y que transforman el agua en sangre; si me dicen que hacen estos y otros milagros, no me sorprenden, porque la palabra de Dios nos advierte que Satanás, y sus ministros, hacen, o pueden hacer, tales cosas, pues en Rev., 16:14, dice que hay espíritus de demonios que "hacen señales" y milagros para engañar a la humanidad. (Véase Hechos, 8:9 y 11).
Hemos demostrado que los fenómenos que se atribuye el Espiritismo, son posibles, a la luz de la palabra de Dios. Y hemos probado, sin lugar a dudas, que tales fenómenos no se deben a los espíritus de personas muertas, sino a los ángeles caídos: llamados también: "espíritus malignos", "espíritus inmundos", y "espíritus de demonios". Y para corroborar lo que dejamos dicho, veamos, a continuación.
f) La actitud de Dios frente a las prácticas del Espiritismo.
En Éxodo 22:18, dice: "A la hechicería no dejarás que viva". En Levítico 19:31, dice así: "No os volváis a los encantadores y adivinos: no los consultéis ensuciándoos con ellos". Y en el Cap., 20. versículo 6, dice: "Y la persona que atendiere a encantadores o adivinos, para prostituirse tras ellos, yo pondré mi rostro —dice el Señor— contra la tal persona". Y en Levítico 20:27, dice que "el hombre o la mujer en quienes hubiere espíritu pitónico o de adivinación, han de ser muertos".
Cuando el rey Saúl obedecía a Dios, y en cumplimiento de estos pasajes que acabamos de leer, dice la Escritura que limpió la tierra de Israel de médiums, hechiceros, y adivinos. 1a Sam., 28:3 y 9). Pero cuando Saúl se apartó de Dios, y se vio en angustia, entonces acudió a una médium. Y en 1a de Crónicas 40:13, dice que Saúl murió —como murió— a causa de su rebelión contra la palabra de Dios; y porque consultó al pitón, o sea, a la médium. Y según Deuteronomio 18:9 al 14, Dios le dijo al pueblo de Israel: "No sea hallado en ti, practicante de adivinaciones ni agorero, ni hechicero no fraguador de encantamientos, ni quien pregunte a espíritu pitónico, (V. M.) ni quien pregunte a los muertos. Porque estas cosas son abominación a Jehová tu Dios". Las palabras de Deut., 18:10 al 14, abarcan todas las prácticas, de todas las ramas del Espiritismo. Y sobre todas esas prácticas dice Dios: "estas cosas me son abominación". (Véase II Rey., 21:6). Esto nos demuestra que el sistema espiritista no es de Dios, porque no pueden ser de Dios aquellas prácticas, que Él condena en su palabra, diciendo que le son repulsivas y abominables.
g) Cuando una persona va a vender, o empeñar, una joya, el joyero, para saber si la prenda es, o no es, lo que le dicen, suele aplicarle un líquido: Si la joya resiste la prueba, es buena; pero si se pone negra, entonces es falsa. En este mundo, lleno de espíritus malignos, que —como algunos espiritistas reconocen— lo que buscan es engañar y confundir a la humanidad, Dios nos ha dado un medio para determinar cuándo una cosa está, o no está, de acuerdo con la voluntad de Dios. En el libro del profeta Isaías, cap. 8: versículos 19 y 20, dice así "Y si os dijeren: preguntad a los espíritus y a los adivinos, que susurran hablando, vosotros responded: ¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Apelara por medio de los vivos a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto es que no les ha amanecido". El Señor nos dice que siempre que nos quieran inducir a que acudamos a los adivinos, médiums, o espíritus; nosotros debemos acudir "A la ley y al testimonio", expresión ésta que quiere decir: A la palabra de Dios ¿Y para qué debemos acudir a la palabra de Dios? En primer lugar, para conocer la verdad, y en segundo lugar, para saber si aquellas prácticas a las que nos inducen, están, o no están, de acuerdo con la voluntad de Dios.
Supongamos, por ejemplo, que una persona me dice a mí que debo acudir a un astrólogo, hechicero, mago, adivino o médium espiritista, con el propósito de resolver mis problemas del pasado, presente, o futuro; o bien para que me oriente en la vida. Si una persona me diese tal consejo, yo tomaría las Sagradas Escrituras y le leería Deut., 18:9 al 14, e Isaías 8:19 y 20, para demostrarle, a mi inductor, que me está aconsejando una cosa que Dios condena y aborrece; y por consiguiente los que se someten a tales prácticas, es “porque no les ha amanecido". (Véase Rev., 21:8).
Una de las cosas que más confunde a los que conocen la palabra de Dios, es el hecho de que el Espiritismo, invoca el nombre de Dios, en sus prácticas. No negamos que la mayoría de los espiritistas invoquen el nombre de Dios, de buena fe. Ahora bien, ¿están los espiritistas dispuestos a obedecer a Dios, a la luz de las Sagradas Escrituras? ¿Están dispuestos a creer que Cristo murió por nuestros pecados? ¿Están dispuestos a creer que la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado? Porque una cosa es invocar el nombre de Dios, y otra cosa es obedecerle en todo. (Juan 7:17 y Mat., 7:21)
Hemos demostrado: primero, que las almas de los muertos, ni vagan, ni reencarnan, ni pueden venir a los centros espiritistas; segundo, que existen espíritus malignos —ángeles caídos— que vagan por el espacio, y que pueden producir, y producen, todos los fenómenos que reclama para sí el Espiritismo, inclusive, sanar enfermos y hacer otros milagros; tercero, que las prácticas del Espiritismo son contrarias a la voluntad de Dios; cuarto, que la palabra de Dios es la regla divina que nos enseña la verdad y nos capacita para discernir entre la verdad y el error, la luz y las tinieblas.
Y finalmente queremos decir que el único que nos puede librar de los demonios, es Jesucristo. Los demonios no pueden molestar, ni hacer daño a los verdaderos hijos de Dios. El que de verdad confía en Dios, no le teme al mal de ojo, ni a la brujería. El hijo de Dios "se guarda a si mismo, y el maligno no le toca". I de Juan 5:18. (Véase Efesios 6:11 al 18).
 Escrito por Domingo Fernández Suarez.

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