Quiero centrarme en qué sucede cuando Dios despierta el espíritu de
alguien. ¿Por qué lo despierta? ¡Porque está dormido! Aunque algunos
tienen el espíritu muy dormido. Tanto es así que la Biblia declara en
algunos pasajes: “y durmió con sus padres” No es que se fue a la cama
con papá y mamá sino que se murió.
*Me llama muchísimo la atención que cuando Dios despierta el espíritu de una persona incrédula, idólatra y malvada, de pronto se vuelve buena. También despertó Dios el espíritu de mucha gente de su pueblo para que le dieran ganas de ir a Jerusalén a edificar la ciudad. La conclusión inmediata que yo saco es que cuando el Señor despierta el espíritu de alguien, esa persona, de pronto, comienza a ver una nueva dimensión que nunca imaginó.
*Me llama muchísimo la atención que cuando Dios despierta el espíritu de una persona incrédula, idólatra y malvada, de pronto se vuelve buena. También despertó Dios el espíritu de mucha gente de su pueblo para que le dieran ganas de ir a Jerusalén a edificar la ciudad. La conclusión inmediata que yo saco es que cuando el Señor despierta el espíritu de alguien, esa persona, de pronto, comienza a ver una nueva dimensión que nunca imaginó.
ESPÍRITU DESPIERTO = NUEVA DIMENSIÓN
Cuando el espíritu del hombre está dormido, éste es gobernado por los
deseos de su alma y sólo cuenta con cinco antenas que son los cinco
sentidos como el olfato, el oído, el tacto, la vista y el gusto.
El alma es afectada a través de esas cinco antenas, entonces tiene
una visión chata y terrenal; además, está condicionada por las
circunstancias que vivimos desde pequeños. Desde que nacemos estamos
rodeados de demonios y aún antes de nacer. El príncipe de este siglo,
señala la palabra de Dios, es satanás, y cuenta con un ejército de
gobernadores, de principados y potestades con quienes opera en el mundo.
Yo me imagino a los demonios programando a Ciro para que haga guerra y
destruya a los que están en su camino. Nosotros, al momento de nacer,
tenemos demonios que están esperando nuestra llegada para marcarnos.
Puede ser que un bebé reciba el rechazo de sus padres antes de nacer, y
esto no es de Dios sino demoníaco. Las personas que sufren rechazo, no
sólo tienen heridas en su corazón sino también graves problemas
sicológicos. Entonces, los demonios tratan de marcarnos y de
programarnos por medio de hechos y de palabras. De esto surge el dicho,
“el que se quema con leche, ve la vaca y llora”. Significa que hoy estoy
afectado y tomo decisiones basado y fundamentado en hechos del pasado,
en cuestiones que me dijeron o hicieron, las que me marcaron y se
grabaron en mí, de tal manera que yo reacciono en base a eso que está
guardado en mi subconsciente. Son cosas que están metidas en el alma, en
la mente, la voluntad y las emociones, y están grabadas en el corazón.
Digamos que hay una ceguera en el alma, porque no ve ni y entiende lo
que hay que ver y entender.
Una chica se enamora de quien cree que es su príncipe azul pero al
tiempo de haberse casado se da cuenta que era morado. Es que el alma
tiene una especie de miopía, no entiende las cosas del espíritu. La
Biblia dice que lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es
nacido del espíritu, espíritu es. Entonces, mientras el espíritu está
dormido, el alma hace planes; juguemos en el bosque mientras el lobo no
está. Al alma le gusta gobernar, se sienta en el trono del hombre y éste
toma decisiones de acuerdo a lo que le parece o siente. Algo diferente
sucede cuando una persona es tocada por Dios y Él despierta su espíritu.
En ese momento se abre una nueva dimensión. Cuando yo estoy bajo los
designios de mi alma, estoy trabajando en determinados proyectos, pero
cuando Dios despierta el espíritu, comienzo a ver otras cosas que no
veía, totalmente distintas al propósito y dirección que tenía mi alma.
¡O gobierna tu alma o tu espíritu! ¡Tu espíritu es de Dios y le
pertenece a Él! ¡Tu espíritu anhela las cosas de Dios! Jesús dijo: “…el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil…”
La carne no entiende ni acepta las cosas del espíritu, por lo tanto,
ésta tiene que ser sometida bajo el poder del Espíritu Santo.
Me llamó mucho la atención lo que dice Esdras, porque Dios no sólo
puede despertar el espíritu de un creyente sino también el de un
incrédulo, idólatra, quien de pronto, declara como Ciro: “Jehová el Dios de los cielos me ha mandado que le edifique casa…” ¡Este hombre vio algo que una persona común no vio!
Me imagino el espanto de los demonios cuando ven que Ciro hace algo
que ellos no habían programado. Digamos que tú estás programado por los
demonios, quienes te inducen a pensar y sentir determinadas cosas, pero
de pronto sales con algo que ellos ni se imaginaban. Resulta que Dios
encendió tu espíritu y tú comienzas a hablar de tal manera que los
demonios se perturban porque no saben de dónde has aprendido eso ya que
ellos habían trabajado toda la vida para que tú seas un “turro”. Ahora,
de pronto, comienzas a amar a Dios, a tu prójimo y haces cosas que los
descolocan.
Habrá habido algún judío que logró establecerse en sesenta años, que
creó una industria para fabricar telas y venderlas en el reino, una
persona subyugada junto a su familia, más o menos estable, pero que no
se imaginaba que Jerusalén y el templo serían reconstruidos. Ellos
estaban muy tranquilos haciendo lo de todos los días, igual que muchos
cristianos que hacen obras buenas. Tú le preguntas a alguien cómo sabe
que es un cristiano y esta persona te responde: “Yo soy una persona
bien, me llevo bien con todo el mundo, hago todo el bien que puedo”.
¡Tiene una vida aburrida! “¿Y qué haces de trascendente?” “Bueno, yo no
le dejo faltar nada a mi familia, estoy criando a mis hijos, amo a mi
esposa”. ¿A eso sólo has venido al mundo? ¿No tendrá Dios algún plan
contigo, algo que te haga vibrar, un fuego que no puedas resistir?
¡Algo! Yo veo lo que está sucediendo con la iglesia Misión Vida y cada
vez me enciendo más. ¡Hay que ver lo que hace Dios cuando enciende un
espíritu!
Tú estás en tu trabajo, llevando adelante tu profesión, tienes tus
planes, tus estudios, te estás preparando porque te han dicho que tienes
que estudiar para ser alguien, pero lo que no sabían es que eras
alguien aún antes de estudiar. Tú tampoco, porque cuando te preguntaban
para qué estudias, respondías: “Para ser alguien”. ¿Es que tú eres algo o
alguien? Entonces, tú estás inmerso en tus planes pero de pronto viene
Dios y despierta tu espíritu y te das cuenta que lo que has estado
haciendo era nada más que para ti, para tu ego, para lo que has pensado y
has querido.
Hablé con una joven que en un tiempo le entregó a Dios su carrera y
sus planes, ¡y el Señor la ha tocado de una manera poderosa! Ella me
dijo: “Pastor, yo estoy hablando con alguien y comienzo a sentir el
dolor que está sintiendo esa persona. Cuando se va, me pongo a orar por
ella”. ¡De pronto comienzas a ver cosas que no veías! Ahora puedes ver
el dolor de la gente. De pronto comienzas a ver que Dios quiere un hogar
de niños en Haití. ¿A quién más se le va a ocurrir? Cuando Dios
despierta el espíritu, las personas comienzan a hacer cosas que nunca
había pensado ni soñado, tal como declara 1ª Corintios 2:9: “9Antes
bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han
subido en corazón de hombre, Son las que Dios ha preparado para los que
le aman”.
¡Gloria a Dios! Notemos aquí que dice, cosas que ojo no vio ni oído
oyó, ni se han manifestado en el corazón de los hombres; todas son
alusiones de cosas que el alma no puede detectar, que vienen de otra
visión, esas son las cosas del espíritu. Así que está la visión de la
psiquis, o sea, cuando los sentidos envían señales al cerebro y éste lo
procesa, esas son cosas del alma. Hay un nivel de entendimiento o
discernimiento, de proyectos y propósitos que es netamente carnal y
humano, pero cuando Dios despierta el espíritu, podemos tener otra
visión que ha de verse con los ojos del espíritu y no con los físicos.
¡Si Dios despierta tu espíritu verás cosas que no se ven con los ojos
físicos!
A su vez, la joven me decía: “Yo no sé qué me pasa. Me estoy
volviendo loca porque por un lado yo tenía ciertos planes y por el otro
Dios me muestra algo totalmente distinto y pareciera que todo se me cae.
Yo no sé por qué me entra una tristeza al ver a la gente mal”. Ella
tiene problemas en la casa, sus padres tienen problemas; antes se
dedicaba a sus proyectos como estudiar pero ahora ve que sus seres
queridos tienen problemas y ora por ellos.
DIOS TE DESPIERTA PARA HACER SUS PLANES
Tengo un sobrino, Natanael, de San Juan, Argentina. Cuando viajé a mi
tierra, me dijo que quería ir a Haití y yo le respondí: “¡Tu familia me
va a matar!” Él solo quería ir a Haití. Le sugerí que orara para ver si
Dios lo confirmaba, como diciéndole: “¡Ya se te va a pasar!” Porque hay
visiones que son de Dios pero en cambio otras son del hombre. Cuando
volví a San Juan en otra oportunidad, mi sobrino me dice: “Tío, ¿se
acuerda que le dije que quería ir a Haití?” Imagínate cómo estaba la
familia viendo que iba a dejar de estudiar, etc. ¡Y los abuelos! ¡Él era
el nieto adorado! ¿Quién era el culpable? ¡El tío que le lavó el
cerebro! Yo hacía lo posible para que no fuera, pero como insistía le
aconsejé que se viniera a Uruguay, a uno de los hogares de Beraca para
ver si se adaptaba, y así lo hizo. Estuvo un tiempo viviendo en uno de
los hogares, pero un día viaja a San Juan y allá se enamora de una
chica, entonces me dije: “Ya está, ya se le pasó lo de Haití. Me dirá
que se quiere casar y volverse a San Juan”, pero pasó un tiempito y me
dice: “Mi novia también quiere ir a Haití”. ¡Qué problema! ¡La novia,
hija única queriéndose casar con mi sobrino para irse a Haití! El asunto
es que se casaron y se vinieron a vivir a uno de los hogares Beraca en
Uruguay donde estuvieron un año, y cada tanto Natanael me decía: “Tío,
¿se acuerda que queremos ir a Haití?” ¡No era que quería ir al paraíso!
Haití no era nada atrayente para que alguien tuviera tantas ansias de
ir. Pero Natanael junto con su esposa por fin se fueron a Haití y
cuando llegaron allá, lloraron de emoción. Se estaba cumpliendo el gran
sueño y no era de ellos sino de Dios.
Me contaron que ingresó al hogar una niña de cinco meses y tenía que
estar a cargo de alguien que la cuidara y durmiera con ella. Entonces se
la dieron a Natanael y a su esposa para que ellos se hicieran cargo. Me
dijeron que mi sobrino le cambia los pañales a la niña y llora de
emoción. Fueron sus palabras al contemplar a la bebé de cinco meses:
“Esta niña no tiene a quién decirle papá ni mamá, ahora yo seré su papá y
mi esposa su mamá”. ¡O él o Dios está mal! De pronto, el Señor valora a
esa niña de cinco meses y tal vez a Él se le ocurrió que todo lo que
quiere para ese matrimonio es que dedique su vida a formarla, entonces,
Dios considera más importante esa tarea que algún otro plan de estudio,
de trabajo, de viaje, etc. Tal vez nosotros no valoramos las cosas como
Dios las valora. Mas cuando Dios despierta el espíritu, de pronto tú
comienzas a valorar lo que nunca te habías imaginado que valorarías.
Allá está Natanael quien dejó atrás su familia, sus estudios y sus
planes, llorando de emoción porque Dios lo está usando para bendecir a
esa niña.
Por pequeña que sea
la tarea que Dios te ha encomendado, si Él despertó tu espíritu, te dará
la gloria y la unción, también te dará el sentirte satisfecho con lo
que estás haciendo. ¡La satisfacción viene de Dios! ¡Dios satisface a
aquel que le sirve!
Uno de nuestros pastores, Martín, se fue a Haití y ha estado
colaborando con muchas cosas en el hogar, entre ellas, una campaña
evangelística que ha tenido lugar en esa nación. Cuando llegó al hogar y
comenzó a subir la montaña, a través de una huella de piedra de un
kilómetro y medio que lleva a un lugar perdido en la montaña, donde no
hay agua ni electricidad, pero donde está la luz de Dios obrando.
Mientras iba caminando, me escribió diciéndome: “Estoy llorando. ¡Admiro
su fe pastor! ¡Cómo Dios lo trajo a este lugar para hacer un hogar de
niños!” Yo le respondí que no fue un proyecto mío sino de Dios. Es que
cuando el Señor despierta tu espíritu, te muestra cosas que ojo no vio,
ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre. Si lo que haces no es
de Dios, nunca te sentirás satisfecho. Pero si lo que haces proviene de
Él, el Señor te llenará de satisfacción.
TEMOR: ARMA DE SATANÁS PARA DETENERNOS
Cuando tú decides hacer algo de Dios, es como escupirle en la cara al
diablo; eso le preocupa porque te ha estado programando para otra cosa.
Quiero decirte que si eres cristiano pero hace años que estás estancado
en el mismo pantano, entonces tu espíritu está dormido. Alguno dice:
“Aquí estoy, llevando la cruz…” Pero un verdadero cristiano lleva la
cruz con gozo y se burla del diablo porque no se hizo su voluntad sino
la de Dios. ¡Satanás te quiere poner cargas para frenarte!
Cuando Nehemías decidió ir a levantar los muros de Jerusalén, fue más
oprimente el miedo que le infundían los vecinos por causa de la obra,
que la tarea misma de edificar el muro. Con Esdras sucedió exactamente
lo mismo, el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo
atemorizó para que no edificara. Es que cuando Dios despierta el
espíritu de alguien, los demonios se desorientan, porque han trabajado
duro toda tu vida para que hagas sus planes, y de pronto ven cómo todos
los designios que tenían contigo se desbaratan. Porque no pasa
desapercibido en el mundo espiritual cuando trabajas para Dios o para
satanás, y si haces la obra Dios recibirás oposición inmediata del
infierno, ya que sentirás opresión y se levantará guerra contra ti.
Aunque hay quienes se acobardan porque le temen a la guerra en lugar
de enfrentar los problemas. Como una mujer que me dijo: “Mi esposo está
endemoniado, y cuando oro se pone peor, entonces he dejado de hacerlo
para que se quede tranquilo”. ¡Qué soldado! ¡Cómo le pone el pecho a las
balas! La Biblia dice que el reino de los cielos no es para cobardes
sino para valientes. ¡Se necesita valentía para ser de Cristo! Y si tú
no eres valiente, entonces no eres de Él. ¡Quien tiene activado su
espíritu, tiene la gloria, el poder, la unción y el fuego de Dios! ¡Nada
ni nadie podrán detener a una persona que está activada por Dios! Pero
el diablo te trae cosas para quitarte la paz, para afligirte y
entristecerte, y lo hace para detenerte, porque cuando tu espíritu está
activado y cumples los propósitos de Dios, sucede que le estás haciendo
la guerra al infierno y destruyendo los planes de satanás.
Leemos en Esdras 4:4: “4Pero el pueblo de la tierra intimidó al pueblo de Judá, y lo atemorizó para que no edificara”.
El temor es una de las armas que el diablo utiliza para que los
cristianos no hagan la obra de Dios. “Tengo miedo de consagrarme”, dice
la gente. ¿Por qué? Porque no quieren fallarle a Dios, o porque temen
que el Señor les quite las cosas que aman. ¡Tienen miedo de Dios! Si
rehúsas consagrarte a Dios porque no quieres fallarle, entonces
conságrate al diablo. Tú no puedes decir que eres cristiano y no te
consagras a Dios.
El rey Ciro había dado la orden para edificar los muros pero al
diablo no le importó nada y usó a los vecinos para frenar la orden del
rey. Éstos comenzaron a planear cómo hacer para detenerlos:“1Oyendo los enemigos de Judá y de Benjamín que los venidos de la cautividad edificaban el templo de Jehová Dios de Israel, 2vinieron
a Zorobabel y a los jefes de casas paternas, y les dijeron:
Edificaremos con vosotros, porque como vosotros buscamos a vuestro Dios,
y a él ofrecemos sacrificios desde los días de Esar-hadón rey de
Asiria, que nos hizo venir aquí” (Esdras 4:1 y 2).
La intención de ellos era dividir y romper, entonces Esdras tuvo que
orar mucho, no por la obra sino por los temores que infundían aquellos
que tenían bronca por la obra que iban a hacer. ¿Qué pasaba en realidad?
El pueblo de Israel tenía una serie de ritos religiosos y consistía en
presentar ofrenda sobre el altar en Jerusalén, degollando animales que
oficiaban de sustitutos del pecador que los presentaba, entonces Dios
recibía ese animal en sustitución del pecador. Pero por mandato de Dios,
había sólo un lugar en el mundo donde el Señor podía recibir esos
sacrificios y era en Jerusalén, en el Monte de Sión. Entonces, cuando el
pueblo fue llevado cautivo, no hubo más sacrificios, así que por
sesenta años, el pueblo de Israel no podía buscar el favor y el perdón
de Dios porque no había altar ni templo. Era un pueblo descarriado y sin
esperanzas. Pero cuando el rey Ciro autoriza reedificar el templo,
ellos van y lo primero que hacen es restaurar el atar, por lo que hay
gran celebración. A partir de ese momento el pueblo comienza nuevamente a
invocar sobre el altar el favor y el perdón de Dios. Pero los enemigos
se opusieron y el diablo estaba como loco porque sabe él que cuando los
pecadores se presentan delante del altar pidiéndole perdón a Dios, los
pecados son limpiados y se renueva la relación con el Señor. Por lo
tanto, edificar el templo y restaurar el altar era guerra contra los
poderes del infierno y era destruir los planes de satanás. Si lees en el
libro de Esdras te darás cuenta que el freno más grande era el temor, y
no lo que había que edificar.
ELISEO TENÍA SU ESPÍRITU DESPIERTO
Leemos en 2ª Reyes 6:15 y 16: “15Y
se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí
el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y
carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? 16El le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”.
El rey de Siria perseguía al rey de Israel y en ese tiempo, Eliseo
era el profeta de Dios. Entonces, él le decía al rey de Israel que no
fuera a tal parte porque allí había un campamento del rey de Siria. Era
una emboscada para tomar cautivo al rey de Israel y como éste había sido
alertado por el profeta, no iba a ese lugar. Muchas veces tramó algo
así el rey de Siria pero todo le salía mal. Hasta que en un momento se
turbó y dijo: “Aquí hay alguien que se pasó al bando de Israel y le está
pasando información acerca de nuestros planes. ¿Quién es? ” Y nadie
levantaba la mano. ¡Era el profeta Eliseo quien le contaba al rey de
Israel lo que tramaba el rey de Siria! Leemos 2ª Reyes 6:12 al 14: “12Entonces
uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo
está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú
hablas en tu cámara más secreta. 13Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. 14Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad”.¿Qué sucedió? “15Y
se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí
el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y
carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?(2ª Reyes 6: 15) Y Eliseo que tenía su espíritu despierto, le respondió: “…No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos” (2ª Reyes 6:16).
¡Quien tiene el espíritu despierto no tiene miedo! “17Y
oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que
vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el
monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego
alrededor de Eliseo” (2ª Reyes 6:17). Lo que vio el criado
cuando sus ojos espirituales fueron abiertos fue un ejército celestial,
entonces se le fue el miedo, porque Eliseo le pidió a Dios que lo
despertara para que pudiera ver. Seguimos leyendo en 2ª Reyes 6:18: “18Y
luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te
ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera,
conforme a la petición de Eliseo”.¡Una vergüenza para el ejército de Siria! Es que Dios defendió a sus siervos y le dio visión espiritual para que no temieran.
Hay muchos no quieren servir a Dios porque temen perder algo que
aman. Yo tengo que ser reiterativo con esto del temor; si dentro de ti
albergas temor, entonces no servirás a Dios. Si te gobierna el temor, tú
no eres valiente. Y te aseguro que cuando Dios despierte tu espíritu tú
dejarás de ser un cobarde. Pero algo sí es seguro, que tú no puedes
jugar al cristianismo y que Dios necesita despertar espíritus dormidos
porque su obra se hace con gente que tenga el espíritu despierto. ¡Dios
despierta a quienes lo aman! Cosa que ojo no vio ni oído oyó, ni han
subido en corazón de hombre son las cosas que Dios ha preparado para los
que le aman. Los proyectos del espíritu y sus propósitos, que no se
perciben con el oído ni con los ojos, ni vienen al corazón, son las
cosas que Dios ha preparado para los que le aman. Entonces, a quien ama a
Dios, Él le despierta el espíritu. Yo te aconsejo: ¡Ama a Dios!
“Señor, te adoramos y te bendecimos. Despierta nuestro espíritu,
Padre, queremos ver esas grandes cosas que tienes y anhelamos hacerlas.
Te glorificamos Señor, te exaltamos. Recibe toda honra y toda gloria. Te
alabamos y bendecimos tu nombre, Señor. ¡Queremos ver! ¡Danos los ojos
de Eliseo y de Ciro el persa! Danos los ojos de aquellos que tú
despertaste para ir a edificar el altar. Danos los ojos de aquellos que
tienen tus grandes visiones, Padre. ¡Activa nuestro espíritu Señor, te
lo pedimos en el nombre de Jesús! ¿Qué será de nosotros si tú no nos
despiertas, Dios? Hoy reconocemos delante de ti que nos hemos esforzado
tanto y hemos hecho tantas cosas que no provenían de ti, y te pedimos
perdón Padre, en el nombre de Jesús, amén”.
Cuando tu espíritu ha sido despierto por Dios, ves lo que realmente
debes ver y hay menos margen de error en todo lo que emprendes, sea
noviazgo, trabajo, etc. Cuando te propones hacer algo y tu espíritu está
despierto, llevas a cabo la obra que Dios planeó y no tus planes. ¿No
estás cansado de hacer tu voluntad? ¿No quieres probar que Dios
despierte tu espíritu y lo vivifique; que lo ponga sobre tu alma y ésta
se tenga que aguantar en el molde porque ahora domina el espíritu? ¿No
quieres probar lo tremendo que es el poder y la victoria de Dios? ¡Hoy
es el día! Este es el día en que debes decirle que estás cansado o
cansada de fracasar, que te dices cristiano pero hace años que estás
estancado o estancada en el mismo charco y no sales. ¡Yo veo cristianos
patinando hace años en el mismo lodo! ¡Sal de ahí!
“Padre, completa tu obra, extiende tu mano. Espíritu Santo,
despierta los espíritus, en el nombre de Jesús y libera de toda
cautividad. Que quien te sirva, lo haga con amor y valentía, Padre”.
¡Recibe hoy el toque de Dios para ser despertado!