Los que han visto el infierno:😡una breve historia de las experiencias cercanas a la muerte
Las personas que han estado cerca de la muerte experimentan el más allá de diversas maneras: a veces como un paraíso magnífico, pero otras como una pesadilla dantesca.
Por lo general, todo comienza con una luz blanca. Dejan sus
cuerpos, se levantan, y ven su cuerpo inerte tumbado en una cama de
hospital o en una camilla de ambulancia. Entonces, tras ser aspirados a
una velocidad vertiginosa en un túnel largo y brillante, llegan a un
lugar magnífico. Bajo una beatitud absoluta, conocen a una persona
luminosa. Dios, Jesucristo, el Padre, el Guía, depende. "Aún no ha
llegado tu hora, tienes una misión en la Tierra" dice la persona
luminosa.
Entonces sienten que su alma flota de
regreso a la Tierra. Salen de esta luminosidad cálida y vigilante para
recuperar la posesión de su cuerpo entumecido: estas personas que han
vivido una "experiencia cercana a la muerte" (ECM) —en otras palabras,
estar clínicamente muerto antes de volver a la vida— nos aseguran que la
vida después de la muerte es real, y que es algo bendito. Todos
vislumbraron el cielo, con algunas excepciones.
Algunos nos aseguran que fueron al lado oscuro del más allá. Al
no ser absorbidos por la nada absoluta, se toparon con la peor escoria
del mundo imaginario satanista: demonios, arpías, y monstruos de todo
tipo. En medio de una llanura vacía y polvorienta, o en las manos de
monstruos cornudos. Dentro de todas las historias sobre las experiencias
cercanas a la muerte, una ha dejado su huella. "La vida después de la
vida", de Raymond Moody, publicado en 1975, es el primer libro que
compiló las historias de las personas cuyos corazones dejaron de latir
durante unos segundos antes de reiniciarse. El patrón clásico de estas
historias es muy similar: salida del cuerpo, un túnel, un ser de luz, un
lugar idílico donde hay una frontera —un arroyo, una barda, un muro—
que simboliza el paso irrevocable al más allá. Pero nunca se cruza.
Sin
embargo, en el libro de Moody, así como en otros libros sobre el tema,
la mayoría de los investigadores apenas y abordan el tema de ECM
"negativas", "revertidas" o "infernales". El primer tipo sigue el patrón
clásico de una experiencia positiva, pero la persona sufre y se niega a
salir del cuerpo. En el segundo tipo, la persona se queda atascada en
el vacío. Está oscuro, hay una calma absoluta, a veces hay formas
geométricas poco claras, y en cada ocasión, la sensación de que todo es
absurdo y nada tiene sentido. En la última, la gente está literalmente
en el infierno. En medio de demonios y llamas, en el corazón del
purgatorio y en habitaciones sórdidas y cerradas.
No existen cifras internacionales ni precisas sobre ECM
negativas. De acuerdo con la Fundación para la Investigación de
Experiencias Cercanas a la Muerte (NDERF, por sus siglas en inglés),
alrededor de 13 millones de estadounidenses habrían vivido una ECM, lo
que representa el 5 por ciento de la población. Dentro de esta cifra,
según la Asociación Internacional para los Estudios de la Cercanía a la
Muerte (IANDS, por sus siglas en inglés), del 1 al 15 por ciento de
estas personas habría vivido una experiencia negativa, revertida, o
infernal.
Evelyne Elsaesser-Valarino, miembro de la
oficina suiza de IANDS y miembro del Instituto de Investigación sobre
Experiencias Extraordinarias (INRESS, por sus siglas en francés), señala
que "los investigadores estiman que entre el 4 y el 5 por ciento de
toda las ECM se sienten de manera negativa. El número real podría ser
mayor, porque no es fácil relatar una experiencia tan dolorosa. Por un
lado, dar un testimonio significa volver a enfrentar el trauma, y por
otra parte, algunas personas piensan que su experiencia negativa se
debió a un mal comportamiento durante su vida".
En la
Biblia —porque cuando se trata de demonios, debemos sumergirnos en el
tema—, Pablo cuenta en su primera epístola a los Corintios:
"Lo
mismo sucede con la resurrección de los muertos. Lo que se siembra es
perecedero; lo que se cosecha es imperecedero. Se siembra en deshonra;
se cosecha en gloria. Se siembra en debilidad; se cosecha en el poder.
Se siembra un cuerpo natural; se cosecha un cuerpo espiritual. Si hay un
cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual. ¡Mirad! Les digo un
misterio. No todos dormiremos, pero todos seremos transformados, en un
momento (...)".
La esencia de la ECM —que es la característica común de todas
las experiencias y lo que las diferencia de las alucinaciones— para los
investigadores y las personas que las experimentan, es el cambio. El
cambio real y radical en su relación con el mundo: el deseo de estar
convencido, a largo plazo, que se tiene una misión que cumplir en la
Tierra. Especialmente para las personas que vivieron experiencias
terribles, porque a menudo están seguras de estar sufriendo el castigo
de una fuerza superior, debido a su comportamiento en la Tierra.
John
W. Price, un pastor estadounidense de Houston, ha estado estudiando la
ECM desde 1969. Como un militar joven en aquella época, conoció a un
soldado que acaba de regresar de Vietnam, que le dijo lo mucho que había
disfrutado "matar a los amarillos". Un día, en un intercambio de
disparos, quedó herido de gravedad. En su delirio —o al experimentar una
ECM, se cuestiona Price— llegó a un lugar infernal, de mala muerte,
donde vio los rostros de niños y mujeres asesinadas. Desde entonces, el
pastor ha interrogado a más de 300 personas, de las cuales alrededor de
21 han vivido experiencias negativas. "Antes era escéptico" sobre el
infierno, aclara. Ahora, está seguro de ello, y está seguro de que
nuestro comportamiento en la Tierra tiene un impacto sobre el lugar al
que iremos después de la muerte.
"Les voy a contar una historia, mi testimonio negativo más
reciente", dice. "Él era un exitoso traficante de drogas aquí en
Houston. Fácilmente podía hacer que los clientes se volvieran adictos a
sus drogas. Arruinó una gran cantidad de vidas. Lo arrestaron y lo
mandaron a prisión, donde logró conseguir un cuchillo. Se hizo el
harakiri. Cuando lo conocí, él estaba traumatizado y me dijo que había
estado en un lugar muy demoníaco. Había una criatura, un monstruo, que
se parecía a un tiranosaurio. Uno abría su estómago y otro lo cosía
posteriormente. Y el ciclo comenzaba de nuevo, lo cual era muy doloroso"
dice el autor de Revealing Heavens: The Christian Case for Near Death Experiences.
Entonces, de repente, las criaturas dieron un paso atrás,
aterradas. Otra criatura apareció y dijo "Porque le hiciste daño a la
gente, te voy a cortar durante toda la eternidad" y luego desapareció.
El traficante pensó que era Dios, pero John W. Price piensa que se
trataba del diablo: "Cuando el hombre empezó a gritar '¡Señor, ayúdame!'
había sido rescatado. Era una trampa del diablo".
Obviamente,
esta historia nos recuerda el mito de Sísifo. El sufrimiento eterno y
repetitivo. Para Evelyne Elsaesser-Valarino, lo interesante en este tipo
de testimonio sobre el infierno es la noción de tiempo: "Contrario a
una ECM positiva donde el tiempo parece inexistente (una gran cantidad
de información llega durante los pocos minutos de un paro cardiaco, por
ejemplo), las experiencias negativas implican un dolor sin fin". Ella
leyó un testimonio similar, que le proporcionó un colega:
"¡Yo bajé! Todo estaba oscuro, había gente gritando, había fuego, querían
beber algo (...) No era un túnel, era más que eso... una túnel enorme,
yo estaba flotando hacia abajo... Vi a mucha gente allí, gritando...
diría... que eran tal vez un millón. Eran miserables y estaban llenos de
odio, y pedían algo de beber. No había agua en absoluto... De repente
lo vi, tenía pequeños cuernos... Inmediatamente lo reconocí... ¡El
mismísimo diablo!"
Con estos testimonios podemos leer la
representación occidental y cristiana. La historia más famosa es la de
Howard Storm, quien tuvo una ECM infernal. Él escribió un libro sobre
esto y dio varias conferencias (disponibles en Youtube).
En resumen, creó su propio negocio. Muchos testimonios también están
disponibles en línea, pero no pueden ser verificados. Aquel de una mujer
llamada "Meg", disponible en el sitio web de la NDERF y registrado por el doctor Jeffrey Long, posee unas imágenes muy detalladas:
"Tengo
un recuerdo preciso del olor. Era horrible y me recordaba a carne
podrida y a cabello quemado. La risa estridente y las burlas dirigidas
en mi contra casi quedaban cubiertas por el sonido de las llamas a mi
alrededor. De repente vi a la gente corriendo y gritando, un grupo de
adolescentes de 12 años estaban gritando, estaban aterrorizados y estos
seres malignos literalmente los estaban haciendo pedazos. Entonces
identifiqué a Gareth (el chico que estaba en el coche conmigo) [cuando
tuvieron el accidente de auto]. Él estaba colgado, con sus manos y pies
clavados, casi como Jesucristo en la cruz (recuerdo haber leído acerca
de eso en clase hace unas cuantas semanas). Las criaturas empezaron a
azotarlo y estaban cantando en un idioma que no podía entender (...)".
Para
Evelyne Elsaesser-Valarino —contrario a lo que cree John W. Price— no
existe ninguna relación entre los aspectos morales en la Tierra y la
experiencia que se vive durante una ECM. La mayoría de los
investigadores concuerdan. Como se puede ver: algunas personas tuvieron
ECM negativas y positivas. "Creo que esto se relaciona más con la manera
en que las personas ven sus vidas. La imagen de uno mismo funciona
bastante", señala la investigadora, quien además explica que una ECM
ocurre siempre en una determinada situación, "la situación del
experimentador, que tiene su propia historia, una visión del mundo, una
manera de creer".
Este es el testimonio de una persona que tuvo tanto la ECM
negativa como la positiva. Una mujer estadounidense de treinta años y
madre de una niña, Fanny (el nombre ha sido cambiado) es cristiana y la
pudimos contactar a través de un grupo católico en Facebook. Su
testimonio tiene que ser manejado con pinzas, pero ella está convencida
de que su contacto con el más allá estaba condicionado por su
comportamiento reciente. Ella contó su primera experiencia de lo que
cree que es el Purgatorio:
"Hombres
y mujeres de todas las edades, pero sin hijos, estaban en cuclillas y
caminaban por el lugar. Algunos murmuraban cosas para sí mismos. La
oscuridad venía de la profundidad e irradiaba el espacio, con un aura
que podía sentir. Las personas literalmente eran tragadas por sí mismas,
estaban tan atrapadas en su propia miseria que no podían iniciar una
conexión con los demás. Podían sentir a los demás, pero estaban
atrapadas en la oscuridad".
A pesar de algunas semejanzas, ninguna ECM es similar. Lo que
parece tener un impacto es la psique de cada persona: su yo profundo, el
vínculo consigo mismo y su "capacidad de desapego", según Patrice Van
Eersel, antiguo periodista de la difunta revista Actuel, jefe de redacción de Clés
y el primer periodista francés en investigar este tema. De 1981 a 1984
se fue a Estados Unidos para conocer a los científicos que trabajaban
con las ECM. En 1986 publicó La Source Noire (La fuente negra), que se convertiría en un best seller. Diez años más tarde, publicó Réapprivoiser la mort (Domina a la muerte otra vez) que habla de las investigaciones sobre los cuidados paliativos y la ECM en Francia.