martes, 30 de agosto de 2011

OJO *SEXUALIDAD

*SEXUALIDAD*
Usted y yo y tantos hermanos en la fe deberíamos ser los más capacitados para hablar de sexo, pues aunque algunos no lo crean, al sexo lo creó…Dios. ¡Y qué buena ocurrencia que tuvo!
Usted sabe que el éxtasis, ese estado tan especial al que acceden algunos místicos, de unión con Dios
y de pérdida de sí mismos, se repite con ciertas diferencias, en la sexualidad.
Y la ternura…, ese es otro componente cálido de la sexualidad, que eleva las relaciones humanas y las acerca, que hace feliz al más triste y que da la energía de un águila al abatido. Ese rasgo también es patrimonio de Dios que nos ama como una madre a su bebé, o de un padre orgulloso de su hijo, o como dos enamorados…
Por eso no es casual que la Biblia haga referencia tan insistentemente al sexo en general, y en alusión a la relación de Dios con el ser humano en particular. Es que de parte de Dios hay tanto amor que las palabras quedan escasas para poder expresarlo.
Hay un libro entero de la Biblia dedicado al amor sexual, donde los esposos no cesan de declararse sus deseos y de manifestar en lenguaje poético cuánto añoran estar juntos.
Por eso le repito, debemos hablar de sexo, pues la sexualidad en el matrimonio es uno de los regalos más hermosos que nos dejó el Creador, y debemos cuidarlo como un tesoro inigualable.
Claro que no soy tan ingenuo como para no darme cuenta que también hay quienes utilizan el sexo equivocadamente, y se hacen daño a sí mismos y a otros, pero ese ya es otro tema.
Recuerde que la sexualidad es una inspiración permanente, y por eso usted debe continuar seduciendo a su esposa cada día. Termino entonces con esta recomendación: esta noche, cuando abandone la oficina de redacción, pase por una florería y sorprenda a su mujer con un lindo ramo de rosas.

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