domingo, 16 de octubre de 2011

OJO! NO SEAS NECIO "LAS RELIGIONES NO SALVAN"


LAS RELIGIONES NO SALVAN
Cómo ser un verdadero cristiano

Si, no creas apreciado lector que digo una herejía. La finalidad de toda religión, ha sido y es el medio que el hombre ha creado para adquirir la salvación de su alma, la vida eterna. Esta idea es tan variable como lo es el corazón humano. Pues cada cual se apartó por su camino; como leemos en el libro del profeta Isaías.
¿Cómo se originó la Religión?
Fue una consecuencia del pecado de la raza humana y una necesidad del alma. Nació en la mente y corazón del hombre al perder la comunión, felicidad y vida eterna que disfrutaba en la presencia de su Creador, en los albores de su existencia en este mundo.
A partir de la caída del hombre, éste procura por todos los medios realizar méritos para aplacar la justa ira de Dios.
La palabra Religión significa religar o volver a unir algo que se ha separado. Esto es lo que intenta hacer el hombre por medio de las religiones por el formadas.
Considerando la Historia, podemos apreciar que las religiones no han conseguido los fines que se propusieron. Su labor en la raza humana es superficial, viéndolas con frecuencia mezcladas en asuntos políticos y materialistas.
Ninguna ha conseguido lo que la palabra Religión significa y lo que debe ser su verdadero cometido; puesto que al final dejan el alma hambrienta, vacía y en la incertidumbre acerca del mas allá. Lo que si han conseguido es fomentar la indiferencia y la incredulidad en la masa.
El mundo está tan harto de filosofías y religiones como falto de fe en Dios; en las Buenas Nuevas, que significa la palabra Evangelio.
Los religiosos judíos contemporáneos de Jesús solamente creían en una religión hereditaria, cargada de ritualismos y mandamientos de hombres. No tenían fe en la Palabra de Dios proclamada por los profetas del Señor. La historia se sigue repitiendo a través de los tiempos.
La parábola del Buen Samaritano, expuesta por Jesús de Nazaret, evidencia la ineficacia de las religiones para liberar al hombre de pecado; para salvarle.
El literato Armando Palacio Valdés, se expresa así: “La mayoría de las gentes aceptan los dogmas y doctrinas de su religión como si fuesen los artículos del reglamento de un casino, sin pensar en ellos nada mas que cuando algún socio pide su lectura en la junta general”.
Si eres religioso, supongo creerás en Dios y en su Hijo Jesucristo. Pero puede ser que esta creencia consista solamente en sostener la opinión de que uno existe y el otro existió y vivió en este mundo hace veinte siglos aproximadamente, al igual que puedas creer que existieron, Platón, Sócrates, Napoleón y otros grandes hombres; como puedas creer en los astronautas y en los que hicieron posible sus viajes; como creas en el Doctor Fleming, el descubridor de la penicilina, o en el Doctor Severo Ochoa. Tal tipo de creencia en Dios y en Jesucristo es la mas generalizada; muy particularmente en nuestra nación.
Lector: ¿Qué clase de fe tienes en Cristo?, ¿Viéndote perdido en tus delitos y pecados, le has aceptado como tu Salvador?, ¿Te has dado cuenta de que Cristo fue muerto a causa de nuestros pecados?.
El apóstol Santiago, dirigiéndose a los religiosos de su tiempo, les dijo: “Tu crees que Dios es uno; bien haces: También los demonios creen y tiemblan” (Santiago 2: 19). Piensa en estas palabras y dale al Señor tu contestación sincera.
¿Qué es fe? Es la que hace efectiva la creencia y la da vida. Es la palanca que levanta montañas y hace realidad práctica la creencia.
Teniendo origen diferente la creencia y la fe, tienen significación distinta. Designan dos aspectos o actos del alma, que a pesar de su conexión íntima y simultaneidad frecuente, afectan a esferas tan diferentes como lo son el corazón y el alma o la inteligencia materialista.
En el sentido cristiano evangélico y en las predicaciones de Jesús, fe implica una relación personal con El. Es un acto de confianza práctica en Dios; en su Justicia, en su Amor y en su Misericordia: Es darse de corazón a la voluntad Divina.
Ser cristiano, no es serlo por herencia o por respeto a los padres o familiares. Tampoco se es cristiano por el simple hecho de pertenecer a cualquier organización de etiqueta cristiana, o por tener títulos bíblicos y evangélicos. Ni se es cristiano por tener una noción intelectual y abstracta de la Religión y del amor de Dios. Ni por realizar sacrificios ni ceremonias religiosas por muy piadosas que sean.

El Señor en su Palabra nos dice: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2: 8-9). Esta fe es activa.
“Hermanos míos ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras?, ¿podrá la fe salvarle? Así la fe si no tiene obras es muerta en si misma” (Santiago 2: 14, 17).

¿Van las obras de los llamados “cristianos” de acuerdo con su fe?.


Ser cristiano es ser de Cristo: Por esta razón sus seguidores fueron llamados “cristianos”. Se les conocía por su buen testimonio, en el hogar y en la sociedad. Su vida estaba en todos los aspectos de acuerdo con su fe.

El Señor dice en su Palabra: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?” (Mateo 7: 16). Ser cristiano, es haber aceptado a Cristo, recibiéndole en lo mas íntimo del ser, como el único y suficiente Salvador personal. Es dejar que su Espíritu obre en nosotros, y así podamos decir como el apóstol Pablo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi” (Gálatas 2: 20).

El Espíritu de Cristo liberta la conciencia humana, y se exterioriza en los hechos de una vida nueva, que son los frutos del verdadero cristiano. En cierta ocasión fue a visitar a Jesús un doctor en la Ley, y le preguntó qué era necesario hacer para conseguir la vida eterna. Contestándole El con las palabras siguientes: “De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. (Juan 3: 3, 8). Sigue leyendo este maravilloso diálogo y podrás apreciar lo que Jesús quería decir a su visitante con tales palabras.

Cristo nos enseña como ha de ser la relación del verdadero cristiano con El, mediante figuras tan sencillas y comprensibles como “Yo soy la Vid y vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en el, éste lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer”. (Juan 15: 5).

¿Crees que todas las personas llamadas cristianos dan el verdadero fruto de la Vid que es Cristo?.

El no vino a crear una nueva religión. 
Vino a comunicar a las personas una nueva vida, mediante el nuevo nacimiento espiritual. Vino a sanar la vida humana corrompida por el pecado, lo que era imposible para el hombre. El no quiere que las personas cambien meramente de religión, ni tampoco es el deseo de los verdaderos cristianos. Lo que Jesús quiere del hombre es que se arrepienta y le reciba como Salvador y Rey de su vida.

Uno de los hechos que demuestran la ineficacia de las religiones es la incertidumbre en que dejan al alma acerca del mas allá. Lo expresan los sufragios, que casi sin excepción se realizan en cada religión en los ritualismos y ceremonias mortuorias.

Nada semejante encontrarás en los cristianos evangélicos cuya fe se fundamente en las Sagradas Escrituras (La Biblia).

Ante lo expuesto, si es que eres religioso, te harás la siguiente pregunta: ¿Resulta que ahora no me sirven los sacrificios, ceremonias y buenas obras que he realizado para la salvación de mi alma? La contestación rotunda y concreta que el Señor te da es: No. Por la razón siguiente: “Y en ningún otro (sino en Cristo) hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos”. (Hechos 4: 12).

En estas frases y en las ya mencionadas de Efesios 2: 8-9, se encuentran los rasgos característicos del Evangelio y con ello, del verdadero cristianismo. Estas son las que le separan y distinguen del resto de las religiones existentes en el mundo.

Examina tu vida a la luz de la de Cristo, y de sus magníficas doctrinas, y no según el oscuro testimonio de muchas personas que dicen ser de El. No olvides que la satisfacción propia, espiritualmente hablando, suele ser el índice mas seguro de la ceguera espiritual.

Rechazar el perdón de Dios, ofrecido a través de la Obra de la Redención realizada por Cristo gratuitamente, es cometer un verdadero suicidio espiritual.

Ten fe en lo que Dios te dice a través de su Palabra (La Biblia), y rechaza todo lo que se la oponga, venga de donde venga. Ella es lámpara a nuestros pies y lumbrera que alumbra nuestro camino. Por ella descubrimos que la paga del pecado es muerte; que no hay justo ni aun uno; que por cuanto todos pecamos, todos estamos destituidos de la gloria de Dios; pero también que el don o regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, quien fue muerto por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.

Deseo que puedas hacer tuyo cuanto expresa el Salmo 96.

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