LAS RELIGIONES NO
SALVAN
Cómo ser un
verdadero cristiano
Si, no creas
apreciado lector que digo una herejía. La finalidad de toda
religión, ha sido y es el medio que el hombre ha creado para
adquirir la salvación de su alma, la vida eterna. Esta idea es
tan variable como lo es el corazón humano. Pues cada cual se
apartó por su camino; como leemos en el libro del profeta
Isaías.
¿Cómo se
originó la Religión?
Fue una
consecuencia del pecado de la raza humana y una necesidad del
alma. Nació en la mente y corazón del hombre al perder la
comunión, felicidad y vida eterna que disfrutaba en la presencia
de su Creador, en los albores de su existencia en este mundo.
A partir de la
caída del hombre, éste procura por todos los medios realizar
méritos para aplacar la justa ira de Dios.
La palabra
Religión significa religar o volver a unir algo que se ha
separado. Esto es lo que intenta hacer el hombre por medio de
las religiones por el formadas.
Considerando la
Historia, podemos apreciar que las religiones no han conseguido
los fines que se propusieron. Su labor en la raza humana es
superficial, viéndolas con frecuencia mezcladas en asuntos
políticos y materialistas.
Ninguna ha
conseguido lo que la palabra Religión significa y lo que debe
ser su verdadero cometido; puesto que al final dejan el alma
hambrienta, vacía y en la incertidumbre acerca del mas allá. Lo
que si han conseguido es fomentar la indiferencia y la
incredulidad en la masa.
El mundo está
tan harto de filosofías y religiones como falto de fe en Dios;
en las Buenas Nuevas, que significa la palabra Evangelio.
Los religiosos
judíos contemporáneos de Jesús solamente creían en una religión
hereditaria, cargada de ritualismos y mandamientos de hombres.
No tenían fe en la Palabra de Dios proclamada por los profetas
del Señor. La historia se sigue repitiendo a través de los
tiempos.
La parábola del
Buen Samaritano, expuesta por Jesús de Nazaret, evidencia la
ineficacia de las religiones para liberar al hombre de pecado;
para salvarle.
El literato
Armando Palacio Valdés, se expresa así: “La mayoría de las
gentes aceptan los dogmas y doctrinas de su religión como si
fuesen los artículos del reglamento de un casino, sin pensar en
ellos nada mas que cuando algún socio pide su lectura en la
junta general”.
Si eres
religioso, supongo creerás en Dios y en su Hijo Jesucristo. Pero
puede ser que esta creencia consista solamente en sostener la
opinión de que uno existe y el otro existió y vivió en este
mundo hace veinte siglos aproximadamente, al igual que puedas
creer que existieron, Platón, Sócrates, Napoleón y otros grandes
hombres; como puedas creer en los astronautas y en los que
hicieron posible sus viajes; como creas en el Doctor Fleming, el
descubridor de la penicilina, o en el Doctor Severo Ochoa. Tal
tipo de creencia en Dios y en Jesucristo es la mas generalizada;
muy particularmente en nuestra nación.
Lector: ¿Qué
clase de fe tienes en Cristo?, ¿Viéndote perdido en tus delitos
y pecados, le has aceptado como tu Salvador?, ¿Te has dado
cuenta de que Cristo fue muerto a causa de nuestros pecados?.
El apóstol
Santiago, dirigiéndose a los religiosos de su tiempo, les dijo:
“Tu crees que Dios es uno; bien haces: También los demonios
creen y tiemblan” (Santiago 2: 19). Piensa en estas palabras y
dale al Señor tu contestación sincera.
¿Qué es fe?
Es la que hace efectiva la creencia y la da vida. Es la palanca
que levanta montañas y hace realidad práctica la creencia.
Teniendo origen
diferente la creencia y la fe, tienen significación distinta.
Designan dos aspectos o actos del alma, que a pesar de su
conexión íntima y simultaneidad frecuente, afectan a esferas tan
diferentes como lo son el corazón y el alma o la inteligencia
materialista.
En el sentido
cristiano evangélico y en las predicaciones de Jesús, fe implica
una relación personal con El. Es un acto de confianza práctica
en Dios; en su Justicia, en su Amor y en su Misericordia: Es
darse de corazón a la voluntad Divina.
Ser cristiano,
no es serlo por herencia o por respeto a los padres o
familiares. Tampoco se es cristiano por el simple hecho de
pertenecer a cualquier organización de etiqueta cristiana, o por
tener títulos bíblicos y evangélicos. Ni se es cristiano por
tener una noción intelectual y abstracta de la Religión y del
amor de Dios. Ni por realizar sacrificios ni ceremonias
religiosas por muy piadosas que sean.
El Señor en su
Palabra nos dice: “Porque por gracia sois salvos, por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,
para que nadie se gloríe” (Efesios 2: 8-9). Esta fe es activa.
“Hermanos míos ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras?, ¿podrá la fe salvarle? Así la fe si no tiene obras es muerta en si misma” (Santiago 2: 14, 17).
“Hermanos míos ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe y no tiene obras?, ¿podrá la fe salvarle? Así la fe si no tiene obras es muerta en si misma” (Santiago 2: 14, 17).
¿Van las obras
de los llamados “cristianos” de acuerdo con su fe?.
Ser cristiano
es ser de Cristo: Por esta razón sus seguidores fueron llamados
“cristianos”. Se les conocía por su buen testimonio, en el hogar
y en la sociedad. Su vida estaba en todos los aspectos de
acuerdo con su fe.
El Señor dice
en su Palabra: “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen
uvas de los espinos o higos de los abrojos?” (Mateo 7: 16). Ser
cristiano, es haber aceptado a Cristo, recibiéndole en lo mas
íntimo del ser, como el único y suficiente Salvador personal. Es
dejar que su Espíritu obre en nosotros, y así podamos decir como
el apóstol Pablo: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mi” (Gálatas
2: 20).
El Espíritu de
Cristo liberta la conciencia humana, y se exterioriza en los
hechos de una vida nueva, que son los frutos del verdadero
cristiano. En cierta ocasión fue a visitar a Jesús un doctor en
la Ley, y le preguntó qué era necesario hacer para conseguir la
vida eterna. Contestándole El con las palabras siguientes: “De
cierto, de cierto te digo que el que no naciere de nuevo, no
puede ver el reino de Dios”. (Juan 3: 3, 8). Sigue leyendo este
maravilloso diálogo y podrás apreciar lo que Jesús quería decir
a su visitante con tales palabras.
Cristo nos
enseña como ha de ser la relación del verdadero cristiano con
El, mediante figuras tan sencillas y comprensibles como “Yo soy
la Vid y vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en
el, éste lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis
hacer”. (Juan 15: 5).
¿Crees que
todas las personas llamadas cristianos dan el verdadero fruto de
la Vid que es Cristo?.
El no vino a
crear una nueva religión.
Vino a comunicar a las personas una nueva vida, mediante el nuevo nacimiento espiritual. Vino a sanar la vida humana corrompida por el pecado, lo que era imposible para el hombre. El no quiere que las personas cambien meramente de religión, ni tampoco es el deseo de los verdaderos cristianos. Lo que Jesús quiere del hombre es que se arrepienta y le reciba como Salvador y Rey de su vida.
Vino a comunicar a las personas una nueva vida, mediante el nuevo nacimiento espiritual. Vino a sanar la vida humana corrompida por el pecado, lo que era imposible para el hombre. El no quiere que las personas cambien meramente de religión, ni tampoco es el deseo de los verdaderos cristianos. Lo que Jesús quiere del hombre es que se arrepienta y le reciba como Salvador y Rey de su vida.
Uno de los
hechos que demuestran la ineficacia de las religiones es la
incertidumbre en que dejan al alma acerca del mas allá. Lo
expresan los sufragios, que casi sin excepción se realizan en
cada religión en los ritualismos y ceremonias mortuorias.
Nada semejante
encontrarás en los cristianos evangélicos cuya fe se fundamente
en las Sagradas Escrituras (La Biblia).
Ante lo
expuesto, si es que eres religioso, te harás la siguiente
pregunta: ¿Resulta que ahora no me sirven los sacrificios,
ceremonias y buenas obras que he realizado para la salvación de
mi alma? La contestación rotunda y concreta que el Señor te da
es: No. Por la razón siguiente: “Y en ningún otro (sino en
Cristo) hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del
cielo dado a los hombres en que podamos ser salvos”. (Hechos 4:
12).
En estas frases
y en las ya mencionadas de Efesios 2: 8-9, se encuentran los
rasgos característicos del Evangelio y con ello, del verdadero
cristianismo. Estas son las que le separan y distinguen del
resto de las religiones existentes en el mundo.
Examina tu vida
a la luz de la de Cristo, y de sus magníficas doctrinas, y no
según el oscuro testimonio de muchas personas que dicen ser de
El. No olvides que la satisfacción propia, espiritualmente
hablando, suele ser el índice mas seguro de la ceguera
espiritual.
Rechazar el
perdón de Dios, ofrecido a través de la Obra de la Redención
realizada por Cristo gratuitamente, es cometer un verdadero
suicidio espiritual.
Ten fe en lo
que Dios te dice a través de su Palabra (La Biblia), y rechaza
todo lo que se la oponga, venga de donde venga. Ella es lámpara
a nuestros pies y lumbrera que alumbra nuestro camino. Por ella
descubrimos que la paga del pecado es muerte; que no hay justo
ni aun uno; que por cuanto todos pecamos, todos estamos
destituidos de la gloria de Dios; pero también que el don o
regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, quien fue muerto
por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Deseo que
puedas hacer tuyo cuanto expresa el Salmo 96.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Eres inteligente lee este blog y aprenderás cosas escondidas que hará que escoja lo BUENO