OJO! DEBE EL CRISTIANO PARTICIPAR EN POLÍTICA: ¿CUAL POLÍTICA?
- l término política procede de la acepción griega POLITIKE, que se definía como el arte de gobernar la polis o ciudad-estado griego. Actualmente el diccionario de la Real Academia de la Lengua define política en tres de sus acepciones: 1.Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados; 2. actividad de los que rigen o aspiran a regir los asuntos públicos; 3. actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo.
¿Qué
quiere decir todo esto? Los cristianos no eran ciertamente gente sometida angustiosa-mente a la autoridad, gente que no supiese de la existencia del
derecho a resistir y del deber de hacerlo en conciencia. Precisamente esta
última verdad indica que reconocieron los límites del Estado y que no se
doblegaron en lo que no les era lícito doblegarse, porque iba contra la voluntad
de Dios. Por eso precisamente resulta tanto más importante el que no intentaran
destruir, sino que contribuyeran a regir este Estado. La antimoral era combatida
con la moral, y el mal con la decidida adhesión al bien, y no de otra manera. La
moral, el cumplimiento del bien, es verdadera oposición, y sólo el bien puede
preparar el impulso hacia lo mejor. No existen dos tipos de moral política: una
moral de la oposición y una moral del poder. Sólo existe una moral: la moral
como tal, la moral de los mandamientos de Dios, que no se pueden dejar en la
cuneta ni siquiera temporalmente, a fin de acelerar un cambio de situación. Sólo
se puede construir construyendo, no destruyendo. Esta es la ética política de la
Biblia, desde Jeremías hasta Pedro y Pablo.
DEBE EL CRISTIANO PARTICIPAR EN POLÍTICA: ¿CUAL POLDespués de revisar las consideraciones bíblico-teológicas e históricas en relación con la participación del creyente en política, la respuesta a la pregunta planteada se hace más compleja. No puede responderse con un simple si o no.
Por un lado, la falta de participación de la iglesia y de los cristianos en la política, obedece a varias razones: En primer lugar una conceptual: La concepción que se tiene acerca de la política. La mayoría de los cristianos manejan el concepto de “política con minúscula” y al considerarla como algo corrupto y corruptor optan por abstenerse de todo tipo de relación con aquello que “huela” a política. Esta posición se ha expresado con frases tales como: “El poder corrompe”, “No es posible ser cristiano y político al mismo tiempo”
En segundo lugar, hay una razón sociológica: La mayoría de los miembros de nuestras iglesias han sido personas de estratos socio-económicos bajos, los cuales han sido históricamente excluidos de las acciones políticas con excepción de la del voto útil a favor de los partidos tradicionales en época de elecciones.
En tercer lugar existe una razón teológica. Tal como anota Deiros: Énfasis teológicos como el dualismo (Espíritu-materia, evangelismo-acción social), el fundamentalismo, escatologías como la dispensacionalista han contribuido a la ausencia de participación del creyente en acciones políticas concretas (Deiros, p. 112)
También puede anotarse una razón misiológica. A la mayoría de los misioneros que llegaron a América Latina sus agencias misioneras les prohibían, por razones obvias, involucrarse en cualquier tipo de intervención en la política doméstica. Su influencia y su ejemplo cundieron en las nuevas congregaciones que se levantaron con la misma mentalidad.
Esta realidad ha venido cambiando, sin embargo, desde el último cuarto del siglo veinte. Evidencia de ese cambio la constituyen experiencias como las de Brasil, Perú, Guatemala, Colombia, que sin ser del todo afortunadas, reflejan una apertura del pueblo evangélico a participar en favor del bien común de su ciudad o nación por medio de organizaciones políticas constituidas para dicho fin.
Ahora, es necesario distinguir entre la participación en política del creyente o un grupo de creyentes en forma individual y una iglesia local o denominación cristiana.
Como anota Eckman no hay mandamientos expresos ni evidencias en la Biblia de la participación en política de una congregación local, (Etica Cristiana, págs 268,69)
Deiros puntualiza por otro lado que ningún partido político puede abrogarse el título de cristiano o evangélico ya que ninguno puede expresar absolutamente los contenidos de la fe. (Deiros, p. 11)
CONCLUSION
A partir de una revisión somera de la Biblia y de la historia se puede concluir que el cristiano en particular y la iglesia en general no pueden dejar de participar en política. La pregunta de rigor sería entonces no si el cristiano debe sino cómo debe participar en política. Como el mismo Deiros anota, si bien el cristiano no está obligado a militar en un partido o causa política (política con minúscula) si tiene la responsabilidad de “hacer política” con mayúscula (Deiros, p.12)
En otras palabras, no se puede ser apolítico. Decidir no participar en política es asumir una posición política. Como Harvey Cox dijera “No decidir es decidir”
Esa participación en la política debe por un lado expresarse en sus responsabilidades para con el estado (Tal y como han sido consideradas) pero también en el caso de creyentes que son ciudadanos de regímenes democráticos: Ejerciendo su derecho al voto, manteniéndose informado de los asuntos sociales, económicos y políticos de su nación, Evaluando al gobierno, sus representantes y políticas a la luz de la Biblia y promoviendo la justicia. (Etica Bíblica, págs 265-268)
Para Ortiz es “éticamente imperativo que nosotros aportemos al país lo que como cristianos debemos aportar” (Ortiz p.17)
La motivación con la cual se quiere participar en política es importante. Si el creyente al igual que los politiqueros tradicionales quiere acceder al poder para servirse a si mismo o exclusivamente a su propia comunidad religiosa, mas bien debe abstenerse de participar.
La motivación del verdadero cristiano debe ser la de procurar el bien común de la ciudad, estado o nación que le ha elegido. (Ortiz, págs 15,16)
Karl Barth, John H. Yoder y otros coinciden en que la mejor manera en que la iglesia puede participar políticamente es siendo iglesia y cumpliendo su misión en el mundo.
Barth afirma“Asi como la justificación divina es el continuo legítimo, asi la iglesia es el continuo político. Y el hecho de que lo sea es su primera y fundamental contribución con el estado. Solo necesita ser iglesia para serlo también de hecho” (Comunidad, p.66)
Por su parte Yoder citando a J.H. Oldham puntualiza: “La iglesia está preocupada por su tarea fundamental de recrear una nueva vida social verdadera, de dos maneras. En primer lugar, su contribución más grande a la renovación de la sociedad es a través del cumplimiento de sus funciones primarias de predicar la palabra y de su vida como comunidad de adoración.” (Yoder, p.115)
- ¿DEBE EL CRISTIANO PARTICIPAR EN POLÍTICA?
- Generalmente, los cristianos de todos los tiempos se han marginado de la política por diversas razones. Los creyentes hispanos no somos una excepción. Muchos ven la política como una actividad perniciosa que gradualmente puede corromper la conciencia del cristiano, que según el Señor Jesús dijo: “están en el mundo… pero no son del mundo” (Jn. 17:11 y 16), y Pablo dice que nuestra ciudadanía está en el reino de los cielos (Fl. 3:20). No somos del mundo porque no practicamos las obras pecaminosas de las tinieblas que Satanás, con engaño, ha sistematizado en el mundo. Pero Dios ama el mundo (al ser humano) y por el mundo murió Cristo para salvación. Además, nuestra misión es ese mundo sin Cristo. Por otra parte, somos ciudadanos del Reino de los cielos pero también de la nación donde nacimos.
- CONCIENCIA CRISTIANA AL VOTAR
- Los partidos políticos son una expresión de la democracia representativa. Se entiende que cada uno cree tener la verdad absoluta y el programa de gobierno que es el más justo y conveniente para la sociedad. En su lucha por el poder mienten, denigran, acusan y dañan reputaciones, etc. El asunto es que ninguno tiene la verdad completa y muchas veces exageran faltando a la sensatez y a la justicia. Los cristianos fieles deben ser muy cuidadosos en vincularse excesivamente a un partido político determinado, para no caer en emocionalismo político radical que debilite su consagración espiritual.
- Es importante evaluar los principios de los partidos políticos y verificar si están en sintonía con los valores bíblicos; tales como la honestidad, justicia, libertad, verdad, respeto a la vida y a la dignidad humana, la defensa y protección de los inocentes, y ayuda a los sectores vulnerables de la sociedad. En cuanto a los candidatos, es bueno evaluar su historial moral. Si ha servido a la comunidad o se ha aprovechado de ella, quienes lo apoyan económicamente, si habla siempre la verdad o solo cuando está en campaña. ¿En qué comprende su programa de gobierno? ¿Es inteligente, educado, humilde y compasivo para servir al pueblo? ¿Tiene un carácter templado y una familia estable? ¿Cuál es su afiliación política? ¿Cuál es su condición espiritual? ¿Tiene temor de Dios? ¿Se preocupa por los problemas de las comunidades? ¿Cuándo sea elegido, cumplirá con las promesas de campaña?
- El cristiano debe emitir su voto por aquel candidato que tenga temor de Dios, y que más se acerque al justo y solemne compromiso de buscar soluciones sabias a los grandes problemas nacionales. Lleno de coraje y de la voluntad política indeclinable, de pasar de las meras palabras a los hechos.
- Siempre se celebrará las elecciones presidenciales. Estamos comprometidos ante Dios, la nación y nuestras conciencias, a usar nuestro derecho al voto sabiamente en beneficio del engrandecimiento de cada familia.
- Que el Señor nos bendiga con paz y comprensión para que el amor, la justicia y el bienestar prevalezcan, a fin que la nación se encamine bajo el eterno señorío de Jesucristo.
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