miércoles, 19 de septiembre de 2012

OJO! ¿Deja el alma de existir después de la muerte?

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¿Deja el alma de existir después de la muerte?

"NO" El alma no deja de existir después de la muerte. La Biblia, claramente nos enseña en el Nuevo Testamento que nuestra alma continúa, después de muertos. Antes de revisar los diferentes versículos que afirman que el alma duerme siempre se refieren a los del Antiguo Testamento y obtienen esa doctrina exclusivamente de ahí, sin considerar el contexto de los otros pasajes en el Nuevo Testamento.
  • Eclesiastés 9:5: “Además, los que viven saben que han de morir, pero los muertos ni saben nada ni ganan nada, porque se les echa al olvido.”
  • Eclesiastés 12:7: “Después de eso el polvo volverá a la tierra, como antes fue, y el espíritu volverá a Dios, que es quien lo dio.”
Los primeros tres versículos de este libro, dicen:
  • Eclesiastés 1:1-3: “Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. 2 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. 3 ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?”
Note, que el Predicador está escribiendo acerca de las cosas, desde una perspectiva humana: “debajo del sol”. Él no está suministrando declaraciones doctrinales acerca de la vida después de la muerte. Desde la perspectiva humana, cuando una persona humana muere no sabe nada acerca del espíritu regresando a Dios quien lo dio. Pero ninguna de estas declaraciones significa que el alma deja de existir. Claro está que los defensores dirán que como “los muertos ni saben nada ni ganan nada…”, esto significa que ellos no existen. Pero una vez más, esto está escrito desde una perspectiva de las personas en la tierra. Además, nosotros no interpretamos el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo, ya que es el Nuevo el que interpreta al Antiguo Testamento. Estas es la razón por la que debemos mirar todo lo que la Palabra de Dios dice.

Mateo 17:1-8

  • "Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; 2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. 3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. 4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. 6 Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. 7 Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. 8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo."

Lo que es importante notar en este pasaje, conocido como la Transfiguración (Mr. 9.2-13; Lc. 9.28-36), es que Moisés y Elías estaban, por así decirlos, vivos, aunque se encontraban muertos en su estado. En otras palabras, no estaban reunidos en sus cuerpos resucitados porque la resurrección general no ha sucedido todavía. De hecho, ni había sucedido la resurrección de Cristo en este pasaje. Por lo tanto, claramente vemos a dos personas que después de su muerte, estaban vivas y hablando pero que no se encontraban en sus cuerpos físicos.

Lucas 16:19-31

  • "Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. 20 Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, 21 y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas. 22 Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. 23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. 25 Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. 26 Además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. 27 Entonces le dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, 28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento. 29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. 30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. 31 Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos."
En esta parábola, vemos al rico y Lázaro que aun después de su muerte ambos estaban conscientes de lo que sucedía en derredor. Obviamente, Jesús, está enseñando que el alma sobrevive después de la muerte. Pero muchos negarán esta enseñanza de Jesús al considerarla como una simple parábola. Claro está, que el problema con esta teoría, es que las parábolas no usan a personas reales con sus nombres propios. Pero en esta enseñanza particular, el Señor usa nombres específicos: El de Lázaro, y aunque no menciona el del rico, vemos que también es un personaje real. Además, si se tratara de una simple parábola, ¿qué está enseñando Jesús? ¿No está ilustrando el estado de consciencia después de la muerte y antes de la resurrección? La respuesta más lógica es que el Señor nos estaba enseñando que hay vida después de la muerte.

2ª Corintios 5:6-8

  • “Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7 (porque por fe andamos, no por vista); 8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”
En el v.8, Pablo nos está diciendo que preferiría “estar” ausente de su cuerpo y presente al Señor. Si la doctrina del alma dormida es verdadera, ¿cómo es posible que, “más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.”?

2ª Corintios 12:1-4

  • “Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y a las revelaciones del Señor. 2 Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. 3 Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), 4 que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.”
Para poder entender adecuadamente esta porción de la Escritura, necesitamos saber lo que el término “tercer cielo” significa. El primer cielo trata con la región atmosférica (Dt 11:17; 28:12; Jue 5:4; Hch 14:17). El segundo cielo trata con la región fuera del espacio (Sal 19:4, 6; Jer 8:2; Is 13:10). El tercer cielo es el lugar donde habita Dios (1 R 8:30; Sal 2:4; Mt 5:16).
Por lo tanto, cuando Pablo dice que él conoce a alguien que “fue arrebatado hasta el tercer cielo [paraíso]”, estaba hablando acerca de haber entrado en el lugar donde Dios habita. Lo que es importante, es que esto ocurrió, y de acuerdo a Pablo no sabe si fue en el cuerpo o fuera del cuerpo. Si el alma dormida es una doctrina verdadera, el Espíritu Santo no hubiera inspirado a Pablo a escribir que estaba ausente en su cuerpo (sin haber estado muerto) y que al mismo tiempo estaba en la presencia de Dios. Por lo tanto, la doctrina del alma dormida está errada.

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