Cristo ama a las personas discapacitadas y dió su vida por ellas, Porque
"lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte" (1
Corintios 1:27).
Hay a lo menos diez 10 ideas que emanan de este texto. Y
todas ellas nos hablan de la condición de menosprecio en que se
encuentran muchas veces aquellos que creen en Cristo o que han abrazado
la fe de un modo más radical. Pero también podríamos, a través de este
texto, ejemplificar la condición de las personas discapacitadas en esta
sociedad.
Es Él quien santifica, no nosotros. Sí amigo discapacitado. Tú que le has culpado de tus males ¿Cómo sabes si esa es la forma de amarte que Él tiene para ti? Tu dolor puede ayudar a muchos, tú puedes ser fuente de mucha bendición para muchas personas, si hoy das el paso. Nadie lo hará por ti. Jesucristo ya hizo lo suyo en la cruz.
Es Él quien santifica, no nosotros. Sí amigo discapacitado. Tú que le has culpado de tus males ¿Cómo sabes si esa es la forma de amarte que Él tiene para ti? Tu dolor puede ayudar a muchos, tú puedes ser fuente de mucha bendición para muchas personas, si hoy das el paso. Nadie lo hará por ti. Jesucristo ya hizo lo suyo en la cruz.
Significa eso que hace acepción de personas?
Primeramente
veamos el significado de la palabra según el diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española:
Acepción:f. Acción de favorecer o inclinarse a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender al mérito o a la razónParcialidad:f. Designio anticipado o prevención en favor o en contra de alguien o algo, que da como resultado la falta de neutralidad o insegura rectitud en el modo de juzgar o de proceder.
La Biblia
nos declara de forma explícita que Dios no hace acepción de personas,
pero también nos da indicación de que sí hace acepción de personas.
Para entender estos conceptos sin que creemos una contradicción
debemos de entender como y cuando Dios hace acepción de personas y
cuando no lo hace. Veamos a
continuación:
Deuteronomio
10
16
Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más
vuestra cerviz. 17 Porque Jehová vuestro Dios es Dios
de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no
hace acepción de personas,(1)
ni toma cohecho; 18 que hace justicia al huérfano y a la
viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.
2
Crónicas 19
6
Y dijo a los jueces: Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en lugar
de hombre, sino en lugar de Jehová, el cual está con vosotros cuando
juzgáis. 7 Sea, pues, con vosotros el temor de Jehová;
mirad lo que hacéis, porque con Jehová nuestro Dios no hay
injusticia, ni acepción de personas, ni admisión de cohecho.
Acepción
es el hacer diferencia entre una persona (o cosa) y otra basado en
preferencia (prejuicio) personal y no en razones o méritos de cada uno
en particular. Por ejemplo,
acciones tales como dar la razón al pobre sobre el rico simplemente
porque es pobre es acepción de personas, escoger al blanco sobre el
negro simplemente porque es blanco es acepción de personas, preferir al
latino sobre el anglo simplemente porque es latino, es acepción de
personas. En este respecto
es claro que Dios no hace acepción de personas sino que trata a todo el
mundo por igual y se nos ordena en al Biblia a no hacer tal diferencia
en nuestro trato con los demás…
Santiago
2
1
Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea
sin acepción de personas.
2 Porque si en vuestra
congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida,
y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3 y miráis
con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú
aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate
aquí bajo mi estrado; 4 ¿no hacéis distinciones entre
vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? 5
Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este
mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido
a los que le aman? 6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre.
¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a
los tribunales? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue
invocado sobre vosotros?
8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo,(1) bien hacéis; 9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como tra nsgresores.
8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo,(1) bien hacéis; 9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como tra nsgresores.
El hacer
nuestra elección o decisión a favor o en contra de alguien basado en
la razón y el mérito que esa persona tenga es, según los principios
humanos (y bíblicos) justo. Dios
utiliza tambien ese principio. Por ejemplo, Dios ha establecido
principios que dicen “el que se humilla será ensalzado”, “lo que
siembras cosechas”, “pagará a cada uno conforme a sus obras”,
etc. Eso es hacer
justicia y Dios ciertamente no falla en ese aspecto.
Ahora, NO ES acepción de personas escoger entre dos personas
igualmente capacitadas, o dos personas igualmente meritorias o dos
personas igualmente indignas o dos personas igualmente inmerecedoras.
Elección Eterna para salvación
Cuando se
trata de la elección del hombre para salvación eterna, Dios pasó por
alto las distinciones de raza, color, inteligencia, condición económica,
tamaño, sexo, nacionalidad, etc. La
elección no fue basada en ninguna de esas cosas y por lo tanto Dios no
ha hecho acepción de personas en cuanto a eso.
La elección eternal ha sido basada mirando a los hombres
igualmente pecadores e igualmente alejados de Dios y con igual condena
al infierno sobre sus cabezas. Dios
no puede ser acusado de actuar injustamente ni de hacer acepción de
personas por haber escogido a algunos para salvación y a otros no, pues
en primer lugar la salvación no es un acto de justicia sino de
misericordia. Estos son dos
atributos de Dios muy distintos. Cuando
Dios escoge a salvar a alguien no es su ‘justicia’ lo que está en
función sino su ‘misericordia’. Frente a elegir entre hombres
igualmente pecadores, igualmente indignos e igualmente merecedores de
muerte y condenación, si Dios escoge salvar (escoger) algunos de ellos
y a otros no, ni el que es salvo (escogido) puede decir que Dios lo
salvo porque él o ella era alguien justo o que hizo lo correcto o tenía
buen corazón, ni el que no es salvo (reprobado) puede de niguna manera
acusar a Dios de ser injusto, pues Dios no ha escogido a los demás
basado en un principio de justicia sino en un principio de misericordia.
Y a eso dice la Escritura…
Romanos
9
14
¿Qué, pues, diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15
Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia,
y me compadeceré del que yo me compadezca.16 Así que no
depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia.
Por eso
decimos y creemos que la Biblia enseña que la elección del hombre es
‘incondicional’. Dios
no ha basado su elección en condiciones recomendables en los seres
humanos lo cual haría la salvación meritoria; pero no es así sino que
la salvación está basada en misericordia inmerecida (gracia).
La condición de fe
Algunos
creen y enseñan que Dios miró hacia el futuro (como si El mismo no
hubiera establecido el futuro) y pre-vió (como si El no lo supiera de
antemano) aquellos que habrían de creer y los escogío así salvarlos
basado en esa condición, "fe".
Pero la Biblia nos enseña que la salvación es “por Gracia”
(Efe. 2:5), lo que significa “don de misericordia inmerecida” Si Dios muestra misericordia a aquellos que lo merecen por
que creen, entonces no es “misericordia inmerecida” (Gracia), sino
“misericordia merecida” y ya no es por Gracia.
No obstante a eso, la Biblia claramente enseña que la fe es
“don de Dios” a sus escogidos (Fil. 1:29; Gal. 5:22, Santiago 2:5) y
que la fe ES ‘consecuencia’ de la elección y NO la elección
‘producto’ de la fe.
Hechos
13:48
48
Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del
Señor, y creyeron todos los que
estaban ordenados para vida eterna.
Ahora, si
fuera cierto que la elección es basada en fé prevista, entonces la
salvación es “del que quiere”, lo cual es contrario a
la declaración bíblica (ver. Rom. 9:16) y harían falta dos métodos
de salvación, uno para los que pueden creer (personas capacitadas y
suficientemente inteligentes como para entender y ejercer fé) y otro método
para los que no pueden creer (personas no capacitadas y no lo
suficientemente inteligentes como para no entender ni ejercer fe).
La Acepción
Al
comienzo dijimos que Dios hace acepción de personas entre entre persona
y persona. Ya hemos visto que en cuanto a la salvación eternal no
existe acepción de personas. Ahora,
la acepción de personas en Dios se encuentra hacia aquellos que El
considera ‘suyos’, los escogidos.
A estos prefiere Dios por encima de los demás que no son sus
escogidos. Por ejemplo, la
Biblia nos dice que en el último tiempo, Dios acortaría aquellos días
por amor a sus escogidos (Mateo 24).
La Biblia dice que Dios entregó a su Hijo por “sus escogidos”
Juan 17
9
Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que me diste;
porque tuyos son, 10 y todo lo mío es tuyo, y lo
tuyo mío; y he sido glorificado en ellos.
Romanos
8
31
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién
contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio
Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos
dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará
a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede
por nosotros.
Los
“nosotros” aquí es una referencia a “los escogidos de Dios” (v.
33). A esos Dios ha
preferido y prefiere. En el
Antiguo Testamento nos habla de la preferencia de Dios por su pueblo
Israel por encima de 'todos' los demás pueblos:
Malaquías
1
2
Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No
era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, 3
y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y
abandoné su heredad para los chacales del desierto.
Amós 3
1
Oíd esta palabra que ha hablado Jehová contra vosotros, hijos de
Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto.
Dice así: 2 A vosotros solamente he conocido de todas
las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas
vuestras maldades.
De la
misma manera que la Biblia nos da mandamiento a no hacer acepción de
personas, tambien nos da mandamiento a hacer ‘preferencia’ en cuanto
a los que son parte de la Iglesia…
Romanos
12
9
El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo
malo, seguid lo bueno. 10 Amaos los unos a los otros con amor
fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en
espíritu, sirviendo al Señor;
Gálatas
6
9
No nos cansemos,
pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y
mayormente a los de la familia de la fe.
Dios, en
su Justicia NO HACE acepción de personas sino que juzga fiel y
justamente la obra de cada uno. Pero
cuando se trata de salvación, Dios salva Misericordiosamente POR SU
GRACIA aquellos a quienes ha escogido “según el puro afecto de
su voluntad” (Efesios 1:6), y nos prefiere, nos defiende, nos
cuida, nos guarda y nos protege por encima de todos los demás.
¡GLORIA A DIOS!
Lea con
detenimiento y profunda meditación el siguiente pasaje:
Romanos 8
28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. 31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? 32 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? 33 ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. 35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? 36 Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
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