*Que crees ¿Cuanto vale?
Hoy
les traigo palabras fuertes, hoy les traigo un mensaje que quizás
no les agrade mucho. Es un mensaje con el propósito de
hacernos reflexionar en nuestra condición espiritual.
Muchos
piensan que están bien con Dios, pero eso no es la realidad.
No es posible seguir pensando que estamos bien, que todo
marchara de maravilla, que todo se resolverá a nuestro favor.
No es posible pensar de esa manera porque cuando mas confiados
estemos en nuestras obras, cuando mas confiados estemos en
nuestra salvación, ahí existe un gran peligro (Filipenses
2:12). Todos aquí tenemos el nombre de que vivimos, es
decir todos aquí somos llamados Cristianos, todos aquí somos
por obra y gracia de Dios llamados hijos de Dios (Juan
1:12-13, Gálatas 3:25-27);
pero existen muchos en el Cuerpo de Cristo que se encuentran
bien lejos de la verdad. Pasemos ahora a la Palabra de
Dios y veamos un ejemplo de tal hombre.
Hechos
8:18-23
- Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de
los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció
dinero, 19 diciendo: Dadme también a mí este
poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos
reciba el Espíritu Santo. 20 Entonces Pedro le
dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don
de Dios se obtiene con dinero. 21 No tienes tú
parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto
delante de Dios. 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu
maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea perdonado el
pensamiento de tu corazón; 23 porque en hiel de
amargura y en prisión de maldad veo que estás.
Como
siempre digo, para tener un mejor entendimiento del mensaje de
Dios para nosotros, nos será necesario repasar un poco de
historia. Cuando los apóstoles estaban abrumados con
las responsabilidades administrativas de la iglesia primitiva,
iglesia que crecía por día grandemente, ellos se reunieron y
eligieron siete hombres que les ayudarían en la misión (Hechos
6:5-6.) Como podemos ver entre uno de ellos
estaba Felipe. Felipe fue uno de los originales diáconos
de la iglesia. Cuando Esteban fue asesinado por la
multitud religiosa, y Saulo comenzó su persecución de los
creyentes, la iglesia sufrió grandemente y comenzó a
dispersarse (Hechos 8:1-3.)
La iglesia comenzó a dispersarse, y aunque esto pueda
aparentar como una cosa mala, la realidad del caso es que todo
lo acontecido estaba bajo el plan de Dios (Romanos
8:28.) El demonio trato de romper la iglesia a
través de la persecución, pero fue esa misma persecución la
cual dio comienzo al ministerio de Felipe (Hechos
8:4-5.) ¿Qué sabemos de Samaria?
La
realidad del caso es que Samaria era una ciudad de fe
comprometida; en esta ciudad existía un templo de Dios, pero
con mucha frecuencia los moradores de esa ciudad admitían ídolos
falsos en el templo. Los judíos ortodoxos no pisaban
esa ciudad ni le dirigían la palabra a nadie de esa ciudad.
Los Samaritanos no eran bien considerados, y hasta el mismo
Jesús le dijo a los doce apóstoles que no tuvieran nada que
ver con ellos (Mateo 10:5-6;)
pero esto fue porque aun no era el tiempo. Pero cuando
llego el tiempo, Felipe obedeció a Dios y llevo Su palabra a
esta ciudad (Hechos 1:8.)
Mientras que los apóstoles continuaban predicando en Jerusalén,
Felipe, bajo el control y unción del espíritu santo se
dirigió a Samaria para con su ministerio glorificar la obra y
el nombre de Dios. Ahora, aquí tenemos a Felipe que
estaba haciendo exactamente lo que se le había dicho que
hiciera, él estaba ministrando y la Palabra del evangelio
estaba siendo aceptada por muchos (Hechos
8:6-8.) Cuando se encuentra con este hombre
llamado Simón, hombre que ejercía el poder de la magia
y gozaba de gran popularidad y prestigio; él tenia a muchos
engañados porque pensaban que actuaba con el poder de Dios (Hechos
8:9-11.) Pero al ver el testimonio y presenciar
las señales que Felipe hacia, Simón vio el verdadero poder
de Dios. Fue esta revelación que lo condujo a que
aceptara al Señor y hasta se bautizo en las aguas (Hechos
8:13.) Esto nos conduce más o menos a este punto
en la historia.
Cuando
leemos lo que aconteció en este instante, la pregunta que
debemos hacernos es ¿había recibido verdaderamente Simón la
salvación? Fíjense bien como él le dijo a los apóstoles
cuando él vio que ellos impartían el poder del Espíritu
Santo a través de la imposición de manos: “Cuando vio
Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles
se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, 19
diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera
a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo.”
¿Qué
podemos deducir es esto? Simple y claramente podemos
deducir que aunque Simón había aceptado al Señor, aunque él
se había bautizado en las aguas, su corazón no estaba
afirmado en Dios, su corazón estaba afirmado en la fama que
Felipe y los apóstoles estaban obteniendo. Hermanos,
esto es algo que encontramos aun en el pueblo de Dios.
Existen muchas personas que profesan abiertamente ser
Cristianos, que se bautizan en las aguas, pero que su corazón
no esta con Dios, su corazón esta en las cosas de este mundo.
Tal como Simón existen muchos en el Cuerpo de Cristo que la
fama o apariencias es más importante que el servir a Dios
genuinamente. Tal como Simón existen muchos que piensan
que pueden comprar el poder de Dios para sus vidas. ¿De
qué les hablo?
Existen
muchos supuestos creyentes, que tal como Simón, practican y
conocen muy bien trucos de magia. Existen muchos que
practican estos trucos a diario, y en ocasiones no se dan
cuenta de lo que están haciendo; estos trucos han pasado a
ser algo normal en sus vidas. Para que puedan entender
bien lo que les digo, examinemos el significado de la palabra
truco según definida en el diccionario de la lengua Española.
La palabra truco es definida como: “habilidad o artificio
para producir determinados efectos en el ilusionismo.”
Creo que ya se están dando cuenta de lo que les digo.
El truco de ilusión más grande que practican los supuestos
creyentes es que en la iglesia se comportan de cierta manera,
pero al salir por las puertas cambian totalmente, y se
revierten al comportamiento aceptado por el mundo.
Muchos piensan que pueden comprar el poder de Dios en sus
vidas porque asisten a la iglesia dos o tres veces por semana,
pero la realidad del caso es que el poder de Dios no puede ser
comprado. Todos esos que piensan que porque asisten a la
iglesia, diezman, ofrendan, ministran, o tienen un cargo
especial otorgado por el pastor han recibido la salvación,
pero que continúan persistiendo en vidas pecaminosas, sepan
bien que tendrán un rudo despertar cuando lleguen a la
presencia de Dios (Mateo 7:21-23.)
Continuando
leemos como Pedro le contesto a este hombre, aquí leemos: “Entonces
Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado
que el don de Dios se obtiene con dinero. 21 No
tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón
no es recto delante de Dios. 22 Arrepiéntete,
pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizá te sea
perdonado el pensamiento de tu corazón; 23 porque
en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.”
Por lo que leemos aquí nos damos cuenta que el corazón de
Simón no estaba en el lugar correcto. Pedro le dijo:
“porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo
que estás.” Desdichadamente así mismo se
encuentra el corazón de muchos, se encuentra en prisiones de
amargura y maldad. Encontramos que muchos creyentes
fijan más su mirada en las cosas del mundo que en Dios;
encontramos que muchos creyentes, tal como Simón no han
tendido un verdadero encuentro con Jesús. Si decimos
que somos Cristianos, si verdaderamente hemos tenido un
encuentro con Cristo, entonces nuestra vida cambian de tal
manera, y tan rápidamente que en muchas ocasiones personas
que nos conocían cuando vivíamos en el mundo no nos
reconocen.
Cuando se habla de un Cristiano que ha tenido un
encuentro con Jesús, cuando se habla de un Cristiano que Dios
le ha revelado Su poder y gloria, se habla de una persona que
fue completamente hecha nueva (2
Corintios 5:17.) Obviamente este no fue el caso
de Simón, ¿por qué? Porque en su corazón aun
abundaba la maldad; un arrepentimiento genuino no había
tomado lugar. El poder de Dios en nuestra vida no puede
ser comprado, el poder de Dios en nuestra vida se manifiesta
cuando existe un arrepentimiento genuino en nuestro corazón (Hechos
3:19.) No lo podemos comprar haciendo buenas
obras; no lo podemos comprar aparentando ser buenos; no lo
podemos comprar haciendo señales; el poder de Dios en nuestra
vida solo se manifiesta cuando le somos fiel y conducimos
vidas de santidad (Hebreos 12:12-14.)
El poder de Dios en nuestra vida no lo compramos, lo
declaramos (Romanos 10:9-11.)
Tenemos
que aprender a caminar con el Espíritu Santo en todo momento,
tenemos que aprender a confiar en Su poder. Una vez que
aprendemos a confiar en Su poder, una vez que aprendemos a
mantenernos en contacto con Él, entonces encontraremos que Él
nos enseñara como hacer las cosas, encontraremos que Él nos
dirigirá en toda situación.
Nosotros
todos podemos tratar de hacer las cosas por nuestras propias
fuerzas, y este mismo fue el caso de Simón cuando él trato
de comprar el poder de Dios. Pero el poder de Dios no puede
ser comprado. El poder de Dios es derramado sobre Su
pueblo a través del Espíritu Santo que ahora mora en el
verdadero creyente (Juan 14:16-17.)
El Espíritu Santo es quien nos guía a como sobrevenir los
impulsos de la carne, quien nos da convicción de nuestros
pecados, quien nos fortalece para derrotar las tentaciones y
vencer en las tribulaciones. No dejemos que la carne domine
nuestra vida. Si dejamos que los impulsos de la carne
dirijan nuestra vida, sepamos que nos estamos engañando
a nosotros mismos (Gálatas 6:7.)
Tenemos que aprender a ser más espirituales, tenemos que
aprender a caminar en el Espíritu Santo que ahora mora en
nosotros. Tenemos que dejarnos ser guiados en toda
situación; tenemos que permitir que el fuego del Espíritu
Santo consuma en nosotros todo eso que no le agrada a Dios (Hebreos
12:29.) Como hijos de Dios que somos, nuestro
Padre espera y demanda que actuemos diferentes al mundo (Colosenses
2:8.) El verdadero Cristiano da testimonio en su
diario vivir de que lo es a través de su comportamiento,
forma de vestir, y de expresarse, porque el Espíritu Santo
que mora en él da convicción de error y pecado guiándolo a
la santidad (1 Corintios 1:2; Romanos
2:11.)
Para
concluir.
Cristo murió en la cruz por nosotros, Él murió en la cruz
para que podamos ser liberados; en Su muerte nosotros
recibimos liberación, sanidad y paz (Mateo
8:17). Él nos dejo el fuego del Espíritu Santo
cual mora en todo creyente para que arrase con todo lo malo
que existe en nosotros. No existe poder ni potestad que
se pueda igualar al poder de nuestro Dios (Colosenses
1:15-17; Efesios 3:8-10).
No existe otro nombre por encima del nombre de nuestro
salvador (Filipenses 2:9-11).
El hombre puede buscar, el hombre puede tratar, pero la
realidad del caso es que mientras más duro busque, menos
vera. La solución es solo una y su nombre es Jesús. Él
es el único camino verdad y vida (Juan
14:6). Él es quien nos ha dado autoridad sobre los
demonios y potestades (Mateo 10:1;
Marcos 6:7; Lucas
9:1-2). Solo en Su nombre podemos vencer los poderes de
las tinieblas (Lucas 10:19-20).
Si
en el día de hoy has encontrado que tal como en el caso de
Simón todavía queda en ti rasgos de inmundicia, que todavía
existe en tu vida abominaciones a Dios, te invito a que
recibas fuego del cielo. Te invito a que rompas pacto
con el demonio y permitas que el fuego del Espíritu Santo
arrase con todo lo que no agrada a Dios. Te invito a que
aceptes a Cristo como tu Rey y Salvador. Cristo es el único
que nos puede liberar, Cristo es el único que nos pueda dar
el descanso que anhelamos. !Solo existe un Dios todo poderoso!
Para vencer solo tenemos que someternos a Dios y solo a Dios,
y al demonio no le quedara mas remedio que huir (Santiago
4:7.) No camines hacia Dios en el día de hoy, ¡CORRE!
© Copyright José R. Hernández
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