viernes, 26 de octubre de 2012

No al temor

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 No al temor
 Aflige a 70 millones de americanos y causa 38 mil muertes cada año.
• Cuesta anualmente a Estados Unidos unos $70 mil millones en productividad.
• Lo sufren los adolescentes. Los estudios muestran que el 64% de ellos lo culpan por el bajo rendimiento escolar.

• Los adultos lo padecen. Los investigadores dicen que los casos más graves se encuentran entre los treinta y los cuarenta años de edad.
• Los adultos mayores se ven afectados por él. Un estudio sugiere que impacta al 50% de la población superior a los sesenta y cinco años.
• El tratamiento incluye desde enjuagues bucales a té de hierbas y medicinas.
Aunque usted no lo crea estamos hablando del insomnio. América no puede dormir. Las causas del insomnio son muchas y variadas. En la mayoría de los insomnios crónicos, se comprueban varias afecciones: ansiedad, miedo y depresión. Y sólo en Estados Unidos hay 19 millones de personas que sufren de depresión. Entre las causas que la provocan se mencionan la pérdida del empleo, muerte de un ser querido, divorcio, entre otras.
Precisamente las familias de Estados Unidos han pasado por todas estas cosas que hemos mencionado en los últimos meses. No hay paz, no sólo porque se ha desarrollado una guerra sino porque no hay tranquilidad interior. Se está viviendo en un constante miedo, temor. Y, aunque según Becker: «El miedo es una señal de supervivencia que suena sólo en presencia del peligro», cuando este miedo objetivo se convierte en irracional puede destruir, anular y hasta inutilizar a una persona e inclusive convertirla en un peligro.
Por miedo, los once abandonaron al Maestro en Getsemaní; por miedo, Pedro lo negó y renegó; por miedo, a la acción hebrea contra la fe, crepitaron insaciables las hogueras de la Inquisición, adjetivada «santa», por miedo fue condenado Galileo Galilei; por miedo…1 han ocurrido tantas cosas. John F. Milbrun escribió: «El miedo es como el fuego: si se controla te puede ayudar; si no se controla, crecerá y te destruirá. Las acciones de los grandes hombres dependen en una gran medida del miedo. Hacemos cosas porque nos agrada hacerlas o porque tenemos miedo de no hacerlas».
Sin embargo, hay que aclarar que el miedo es necesario. Un ser sin temor está desprotegido. Ese miedo es el que se conoce como objetivo; lo que debemos evitar es que se convierta en irracional, pues puede convertirse en un enemigo del servicio al Señor.
En la Biblia encontramos muchos episodios relacionados al miedo o más bien a reacciones para escapar, por miedo. Podemos recordar a Moisés cuando el Señor le pidió que enfrentara al Faraón. O a Jonás cuando le dieron la instrucción de que fuera a Nínive. De esta misma manera podemos perder grandes bendiciones por no atrevernos a obedecer la voluntad de Dios. Luego esa desobediencia se convierte en cargo de conciencia, hace que el sueño nos abandone, y hasta la paz; todo por miedo.
El miedo no se pierde, más bien se controla. La mejor manera de controlarlo es con la ayuda del Señor. «¡No tengan miedo, mi pequeño grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino.»2
«No le tengan miedo a nadie. Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que se mantenga en secreto llegará a conocerse. No tengan miedo de la gente que puede destruir el cuerpo, pero no el alma. Teman a Dios, que sí puede destruir en el infierno el cuerpo y el alma.»3
Miedo debió haber sentido el hombre de México que estuvo secuestrado y sólo lo mantuvo con fe y esperanza lo que leyó en una Porción bíblica que, aunque parezca irónico, el tema era «Cómo enfrentar la muerte».
En esta historia se puede detectar el miedo en diferentes manifestaciones. Por miedo, los secuestradores dominan a sus víctimas y las humillan, pero también por miedo ellos mismos subsisten internamente. Para evitar que deserten de sus grupos también ellos son amedrentados.
Para este hombre de la historia, como para las águilas, hubo Una segunda oportunidad y aquí les contamos el relato.
Para aquellos que por miedo han perdido la paz, también presentamos el artículo: ¿Qué es la paz? ¿Es la ausencia de guerra? ¿O la ausencia de penas y preocupaciones? ¿Cómo lograrla? Es una eterna búsqueda y muchos dirán que con muy pocas esperanzas de conseguirla, si pensamos en la decadencia social por la que atraviesa este mundo. Sin embargo, en Jueces 6 hallamos una declaración irrefutable: «El Señor es paz».
Controlemos el miedo, encontremos la paz del Señor y podremos Levantarnos y resplandecer. No nos convirtamos en una estadística más de los que padecen insomnio porque hemos tenido miedo de aceptar la voluntad del Señor.

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