Aprende! Dios quien pone y quita reyes y gobernantes.
Imploremos por sabiduría y discernimiento para elegir el próximo gobernante de nuestra nación. Todos deseamos salir de los tiempos de oscuridad en los que hemos estado inmersos y caminar hacia tiempos de luz, paz y libertad. Basta de ser indiferentes, ocupémonos con diligencia de asumir con responsabilidad el compromiso de participar activamente en el porvenir de nuestra patria. El apóstol Pablo dejó escrito: «Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad» (1ª Ti. 2:1-3).
Daniel 4:26
Imploremos por sabiduría y discernimiento para elegir el próximo gobernante de nuestra nación. Todos deseamos salir de los tiempos de oscuridad en los que hemos estado inmersos y caminar hacia tiempos de luz, paz y libertad. Basta de ser indiferentes, ocupémonos con diligencia de asumir con responsabilidad el compromiso de participar activamente en el porvenir de nuestra patria. El apóstol Pablo dejó escrito: «Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad» (1ª Ti. 2:1-3).
Daniel 4:26
Deja claro que el cielo gobierna. Los hombres pueden con
arrogancia creer que ellos están en posiciones de poder y gobierno, por sus
méritos y habilidades, pero es Dios quien pone y quita reyes y gobernantes. “El
muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los
sabios, y la ciencia a los entendidos” (Daniel 2:21). Dios es el dueño de la
historia y él hace como soberanamente quiere, según sus propósitos y designios.
Como pueblo de Dios, necesitamos aprender a ver el gobierno de Dios, sobre
el gobierno de los hombres, y aprender a esperar y confiar en él, y no en
hombres que circunstancialmente y temporalmente ocupan posiciones de gobierno.
Los hombres siempre termina defraudando
a los hombres, pero Dios nuca defrauda.
A veces pudiera parecer al ojo humano, que las cosas están fuera de
control, pero Dios nunca pierde el control. Somos limitados para ver el progreso de los propósitos de Dios, y para ver como él
lleva el pulso de la historia hacia el desenlace que ya él ha predeterminado; y
no hay quien se le pueda oponer o torcer sus planes.
Siempre que tengamos la opción de concurrir a un proceso de elección de
gobernantes, recordemos que el cielo gobierna, que es Dios quien quita y pones
reyes y gobernantes. Aprendamos a depender de él. Solo el es digno depositario
de nuestras esperanzas.
A través de la historia, a
muchos personajes Dios les permite una encumbrada posición, algunos reconocen
que no es por merito propio que están en ese lugar, como en el caso de José o
Daniel. Nabucodonosor fue uno de los que no reconocieron la supremacía de Dios
por sobre todas las cosas, aun cuando fue advertido en sueños que depusiera su
actitud (Dn. 4:20-22).
Debido a esta negativa, Dios permite que den la orden para convertirlo en
un ser irracional, con el propósito de humillarlo y reconociera quien era el
que daba o quitaba reinos (Dn. 4:34-37). En ocasiones el cristiano, tiene
actitudes como las de Nabucodonosor, que lo hacen peligrar y caer en el proceso
en el que este cayó.
La altivez de este rey no
permitió ver la gravedad de lo que había en su corazón y la interpretación del
sueño no cambió en nada su forma de vida, Dios le da tiempo de arrepentirse y
cambiar; Él en su misericordia siempre da tiempo para arrepentirnos (Ex. 34:6)
y constantemente advierte cuando obramos mal para corregir nuestro rumbo.
Dios es paciente para con sus hijos, sin embargo llega un momento en el que
debe dar corrección para evitar mayores daños en nuestra vida, Nabucodonosor no
entendió la misericordia de Dios sino pensó que después de un año ya no iba a
suceder nada.
Dice así Daniel 4: "La locura de Nabucodonosor":
1 Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en
toda la tierra: Paz os sea multiplicada.2 Conviene que yo
declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.3 !Cuán
grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino
sempiterno, y su señorío de generación en generación.4 Yo
Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio.5
Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de
mi cabeza me turbaron.6 Por esto mandé que vinieran delante
de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la interpretación
del sueño.7 Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos,
y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación,8
hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre
de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de
él el sueño, diciendo:9 Beltsasar, jefe de los magos, ya que
he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio
se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto, y su
interpretación.10 Estas fueron las visiones de mi cabeza
mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya
altura era grande.11 Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y
su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los
confines de la tierra.12 Su follaje era hermoso y su fruto
abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la
sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo,
y se mantenía de él toda carne.13 Vi en las visiones de mi
cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía
del cielo.14 Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el
árbol, y cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse
las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.15
Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de
bronce entre la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las
bestias sea su parte entre la hierba de la tierra.16 Su corazón
de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete
tiempos.17 La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por
dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el
Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y
constituye sobre él al más bajo de los hombres.18 Yo el rey
Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación
de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su
interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses
santos.19 Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó
atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo:
Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y
dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los
que mal te quieren.20 El árbol que viste, que crecía y se
hacía fuerte, y cuya copa llegaba hasta el cielo, y que se veía desde todos los
confines de la tierra, 21 cuyo follaje era hermoso, y su fruto abundante, y en que
había alimento para todos, debajo del cual moraban las bestias del campo, y en
cuyas ramas anidaban las aves del cielo,22 tú mismo eres, oh
rey, que creciste y te hiciste fuerte, pues creció tu grandeza y ha llegado
hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra.23
Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y
decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la
tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado
con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que
pasen sobre él siete tiempos; 24 esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del
Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey:25 Que te echarán
de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba
del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás
bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene
dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.26
Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo
árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el
cielo gobierna.27 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus
pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con
los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.28
Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor.29 Al cabo de doce
meses, paseando en el palacio real de Babilonia,30 habló el
rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la
fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?31 Aún
estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te
dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti;32 y
de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu
habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre
ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los
hombres, y lo da a quien él quiere. 33 En la misma hora se
cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y
comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo,
hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las
aves.34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis
ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y
glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por
todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra son
considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y
en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué
haces? 6 En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la
majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis
gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y
mayor grandeza me fue añadida.37 Ahora yo Nabucodonosor alabo,
engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son
verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con
soberbia.
Dejad en tierra el tocón con
sus raíces (Dn. 4:15). A pesar del trato, la misericordia de Dios siempre estuvo latente en el
proceso de humillación al que fue sometido este rey; Dios deja abierta la
posibilidad para que recuperara su capacidad mental.
Pasen
sobre él siete tiempos (Dn. 4:16). En el proceso de humillación a que fue sometido
Nabucodonosor en todo tiempo se manifiesta la misericordia de Dios, pues deja
que pasen sobre él siete tiempos hasta que el reconoce quien era el que pone y
quita reyes. Nos muestra un proceso de transformación y perfeccionamiento para
que la persona reconozca su error.
La palabra tiempo, tiene varias acepciones, Nabucodonosor fue trabajado
siete tiempos que simboliza perfección en el espíritu, alma y cuerpo dándole
oportunidad de ser restablecido en su lugar.
El proceso de locura de Nabucodonosor es una lección que nosotros debemos
analizar y escudriñar en nuestro corazón, buscar en él signos de soberbia, de
poder, de orgullo, de simplemente no reconocer que el cielo es el que gobierna.
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