Tú también alguna vez has marcado tu propiedad, o has ayudado a
alguien más a marcar sus pertenencias.
Quizá has decorado tu casa con
adornos de tu país, has pintado el dormitorio de tu hijo con su color
preferido, has pegado una calcomanía en tu carro que muestra alguna de
tus opiniones, o quizás has escrito tu nombre en tu caja de
herramientas.
Aunque no lo hayas notado antes, tu casa, tus posesiones y
aun tu propia apariencia física, están marcados como tuyos.
La
propiedad lleva las marcas de su dueño.
Ahora 'Cristo' el salvador se te revelo en su amor, y te entregaste de corazón a el para amarlo.
Pero tu vida cristiana no terminó allí.
De hecho, el nuevo nacimiento
fue solo el principio.
La salvación determinó el inicio de la labor de
marcar tu vida—tu todo—como el territorio de Cristo.
Gustosamente rendiste tu vida a Cristo y con gozo Cristo te aceptó.
Desde ese día, tu vida ya no le perteneció al pecado, sino a Dios ¡Y
cuanto nos gozamos de pertenecerle a Él!
Porque sabemos que ya no vivimos nosotros, mas Cristo vive en nosotros (Gal 2:20),
y que El nos hizo, y somos Su pueblo (Sal. 100:3). Desde tu
conversión, todo lo que eres, y todo lo que tienes, debe ser marcado
como propiedad de Él. Amen
ResponderEliminarGalatians 2:20
20Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
¿Cuales son, y donde están tus marcas?
ResponderEliminarSi esto es un elemento tan crucial en la vida de un cristiano, es importante que respondas esa pregunta y continúes estableciendo marcas territoriales que identifiquen quién es tu Dueño. ¿Qué has hecho para marcar tu tiempo, mente, apariencia, hogar, trabajo y relaciones como propiedad de Dios? ¿Qué harás?
Ahora, en oración y en Su Espíritu, permite que Dios tome control de tu vida. Que El te marque a ti y todo lo que tienes, como Su propiedad. El ha dicho, “ . . . te puse nombre, mío eres tu” (Is. 43:1). Ahora, deléitate diciéndole a Él, “Yo soy de mi amado y conmigo tiene su contentamiento” (Cant. 7:10).
ResponderEliminarLa Motivación de Dios para Salvar al Hombre
ResponderEliminarDios, en Cristo redimió al hombre para restaurar y profundizar la comunión divina con él. Esta relación incluye una agradable interrelación, un dar y recibir de las partes involucradas. Si realmente tenemos una relación viviente con el Señor, buscaremos ser hallados en él con elementos de carácter que él ha implantado, cuidado y producido en nuestras vidas.