El estar disgustado, inconforme, envidioso, indica que no estamos
satisfechos con lo que Dios nos ha dado.
La Biblia nos dice que estemos
contentos con lo que tenemos, porque Dios nunca nos desamparará ni nos
dejará. (Hebreos 13:5). A fin de combatir esto, necesitamos hacernos más
como Jesús y menos como nosotros mismos.
Podemos hacer esto,
estableciendo una relación personal con Dios. Podemos llegar a conocerlo
a través del estudio de la Biblia, la oración y la asistencia a la
iglesia. Conforme vayamos aprendiendo cómo servir a otros en vez de a
nosotros mismos, nuestros corazones comenzarán a cambiar.
“No os
conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2)
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