¿Cómo es la Vida Después de la Muerte?
1. Jesús indicó que la vida después de la muerte será personal
Nuestras personalidades no serán aniquiladas. No nos fundiremos en el
gran océano impersonal de la conciencia cósmica, como algunos proponen.
Seguiremos existiendo. No nos volveremos ángeles, como sugieren otros.
Los ángeles son "espíritus ministradores" enviados para servir a los
creyentes en Cristo.{4} Son seres espirituales ya creados, distintos de los humanos.{5} En el momento en que Jesús murió en la cruz Él exclamó, "Padre, en tus manos encomiendo tu espíritu" (Lucas 23:46).
Antes de esto, un ladrón que colgaba de una cruz al lado de la Suya
le dijo, "Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino." Jesús le contestó,
"De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas
23:42-43).
Jesús creyó que Su propio espíritu iba a ir con Dios. Él también
creía que el ladrón (aparentemente el alma o el espíritu del ladrón)
estaría con Él en el cielo el mismo día. Claramente, Jesús no estaba
pensando en la muerte como aniquilación sino como separación del cuerpo
físico.
En otra parte, Jesús implicó que nuestras personalidades de alguna
forma permanecen intactas después de la muerte. Una vez dijo, "Vendrán
muchos... y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los
cielos" (Mateo 8:11).
Abraham, Isaac y Jacob - los antepasados de la nación judía - habían
muerto siglos antes. Sin embargo, Jesús, hablando de un hecho futuro,
los mencionó por nombre. Implicó que sus personalidades se mantendrían.
¿Alguna vez se preguntó si usted podrá ver a sus seres queridos que
han partido cuando se muera? Aparentemente, aquellos que participan de
la vida eterna podrán reconocerse unos a otros. El Rey David, quien
reinó sobre la antigua nación de Israel alrededor del año 1000 a.C.,
habló de estar con su hijo muerto otra vez.{6}
Los discípulos de Jesús tuvieron un vistazo de Moisés y Elías, dos
héroes de Israel que habían muerto un tiempo atrás, y los reconocieron.{7}
2. Jesús enseñó que la vida eterna sería relacional
La vida en el cielo estará enfocada en una relación personal con Él y
en relaciones significativas entre nosotros. Estas serán las relaciones
más cálidas y enriquecedoras que podríamos tener jamás.
Antes de morir, Jesús les prometió a Sus discípulos que un día
estarían con Él nuevamente: "Voy... a preparar un lugar para vosotros.
Y... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis" (Juan 14:2-3).
Pablo, un creyente en Jesús del primer siglo, escribió acerca de su "deseo de partir y estar con Cristo" (Filipenses 1:23).
Jesús definió la vida en el cielo cuando dijo, "Esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a
quien has enviado" (Juan 17:3). En otras palabras, la vida eterna
involucrará llegar a conocer mejor a Dios y el sentido de la vida.
3. La vida eterna será agradable
Pablo también escribió, "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó... son las
que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Corintios 2:9).
Juan, el discípulo de Jesús, escribió, "Enjugará Dios toda lágrima de
los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni
clamor, ni dolor" (Apocalipsis 21:4). Otro escritor del Nuevo Testamento
nos alienta a "[poner] los ojos en Jesús... el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz... y se sentó a la diestra del trono de
Dios" (Hebreos 12:2). La vida eterna con Dios será un gozo que desafía
una descripción y excede nuestra imaginación.
4. La vida después de la muerte será eterna
No terminará nunca. ¿Alguna vez miró una película que era tan buena que no quería que terminara jamás?
¿Alguna vez saboreó un postre tan dulce que quería que durara y
durara? ¿Tuvo alguna vez una relación tan gratificante que deseó que
continuara para siempre? La vida eterna será así de buena, ¡y mejor!
Nunca terminará. "Dios nos ha dado vida eterna;" escribió Juan, "y esta
vida está en su Hijo" (1 Juan 5:11).
Jesús enseñó que la vida eterna involucra todo lo positivo y nada de
lo negativo. Dios nos ama y desea lo mejor para nosotros, ahora y por la
eternidad.
Qué triste que algunas personas no aprovechan todo lo que Él ha provisto.
No se detenga
El cardiólogo de Chattanooga, Maurice Rawlings, M.D., cuenta de un
paciente que tuvo un ataque cardíaco en la oficina del Dr. Rawlings. A
lo largo del intento de resucitación, el paciente se desvanecía y volvía
en sí. Cada vez que el doctor interrumpía el masaje cardíaco, el
paciente parecía que se moría de nuevo.
Cuando el hombre recobró el conocimiento gritó, "¡Estoy en el
infierno!" Una mirada de completo terror nublaba su rostro. "¡No se
detenga!" rogó. "¿No entiende? Estoy en el infierno. ¡Cada vez que usted
se detiene me vuelvo al infierno! ¡No me deje volver al infierno!" El
paciente sobrevivió y puso su fe en Cristo para quitar sus pecados y
asegurarse un lugar en el cielo.{8}
El lugar que la Biblia llama infierno, o hades, es el hogar actual de
aquellos que no aceptan el regalo del perdón de Jesús. Es un lugar de
tormento constante y consciente.{9}
El hades no es la morada final de aquellos que mueren sin una relación
personal con Cristo. Juan dice que éstos serán juzgados en el juicio del
"gran trono blanco". Como las obras de ninguna persona son suficientes
como para ganarse la vida eterna, aquellos que no tienen el perdón de
Cristo serán arrojados en el "lago de fuego"{10} Jesús dijo que "el fuego eterno [ha sido] preparado para el diablo y los ángeles" (Mateo 25:41).
No es un tema agradable. Pero recuerde, Dios no quiere que usted
perezca en el infierno. Lo ama a usted y quiere que pase la eternidad
con Él. No sin Él.{11}
Pablo escribió que Dios nuestro Salvador quiere que todos sean salvos
(o sean salvados de las consecuencias del pecado, que es la separación
de Dios). Él quiere que nosotros lo conozcamos porque Él es la verdad.{12}
Dios envió a Jesucristo, Su Hijo, para pagar el castigo de nuestros
pecados (las actitudes y acciones que no alcanzan la perfección de
Dios). Jesús literalmente pasó por el infierno por nosotros. Nosotros
simplemente necesitamos recibir Su regalo gratuito de perdón - nunca lo
podremos ganar - para tener la garantía de la vida eterna. "El que oye
mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a
condenación, mas ha pasado de muerte a vida" (Juan 5:24).
¿Y Qué de Usted?
De acuerdo con las últimas cifras, la tasa de mortalidad en este país
sigue siendo del 100 por ciento. Cada día, en este planeta, mueren unas
140.000 personas.
Lo que a la mayoría de nosotros nos interesa no es "¿Qué le pasa a la
gente cuando se muere?" sino "¿Qué me pasará a mí cuando me muera?"
Algunos tratan de evitar el tema de la muerte o aislarse de la
preocupación a través de la popularidad, las posesiones, las ocupaciones
o el poder. Muchos sienten que cualquier creencia que los haga sentir
cómodos está bien. ¿Encaja usted en alguna de estas descripciones?
Un club nocturno cerca de Cincinnati estaba repleto una noche. De
pronto, un camarero se subió al escenario, interrumpió el programa y
anunció que el edificio se estaba prendiendo fuego. Tal vez porque no
vieron nada de humo, muchos de los asistentes se quedaron sentados. Tal
vez pensaron que era un chiste, parte del espectáculo. Cuando finalmente
vieron el humo, era demasiado tarde. Más de 150 personas murieron
cuando se quemó ese club nocturno.
Cuando piensa en la muerte, ¿está creyendo lo que usted quiere creer o
lo que la evidencia demuestra que es verdadero? Jesús dijo, "Yo soy la
resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá"
(Juan 11:25)
Ponga su fe en Jesucristo como su Salvador y usted, también, vivirá aunque muera.
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