Todos los días se aprende algo nuevo, puede ser por medio de la lectura, de otras personas o por experiencia propia.
Palabras sabias deben ser buscadas por gente sabia.
¿Quiénes pueden entender “las cosas profundas de Dios”?
Nadie
debe pensar que jamás entenderá “las cosas profundas de Dios” solo
porque nunca fue el primero de la clase o no está acostumbrado a
estudiar. Cuando Jesús estuvo en la Tierra, ¿a quiénes reveló Jehová su
propósito? No fue a los sabios e intelectuales, sino a “hombres
iletrados y del vulgo” que con humildad se dejaron enseñar por Jesús.
Eran como niños en comparación con quienes habían recibido una educación superior (Mateo 11:25; Hechos 4:13).
Eran como niños en comparación con quienes habían recibido una educación superior (Mateo 11:25; Hechos 4:13).
Respecto a “las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”, el
apóstol Pablo dijo a sus hermanos cristianos: “Es a nosotros a quienes
Dios las ha revelado mediante su espíritu, porque el espíritu escudriña
todas las cosas, hasta las cosas profundas de Dios” (1 Corintios 2:9, 10).
*Jesús vive en tu corazón por la fe, pero el Espíritu Santo está en tu
vida, incluso antes de que creyeras en Jesús, Él estaba presente. El
Espíritu Santo puede hace cómo y cuándo quiera.
Él puede hurgar dentro del corazón de Dios con total libertad y solo por Él podemos creer en Jesús.
Estar sin Él es como tratar de vivir sin oxígeno sobre esta tierra.
Sin Él, no comprendemos y no entendemos, el ámbito de lo espiritual.
Jesús dijo que nos convenía que Él se fuera, porque al morir y resucitar, ya había concluido su obra sobre esta tierra, y por ello asciende al cielo.
Y esto lo dijo porque el Espíritu Santo sería enviado, no para estar “sobre” nosotros, sino “en” nosotros; es decir, dentro del hombre que recibe la salvación que es por la fe en Jesús.
Jesús le llama Consolador, y para esto viene a nuestras vidas, para guiarnos, ayudarnos y en medio de un problema, animarnos para seguir adelante.
Él puede hurgar dentro del corazón de Dios con total libertad y solo por Él podemos creer en Jesús.
Estar sin Él es como tratar de vivir sin oxígeno sobre esta tierra.
Sin Él, no comprendemos y no entendemos, el ámbito de lo espiritual.
Jesús dijo que nos convenía que Él se fuera, porque al morir y resucitar, ya había concluido su obra sobre esta tierra, y por ello asciende al cielo.
Y esto lo dijo porque el Espíritu Santo sería enviado, no para estar “sobre” nosotros, sino “en” nosotros; es decir, dentro del hombre que recibe la salvación que es por la fe en Jesús.
Jesús le llama Consolador, y para esto viene a nuestras vidas, para guiarnos, ayudarnos y en medio de un problema, animarnos para seguir adelante.
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