El poeta colombiano William Ospina,
quien ha respaldado al oficialismo venezolano desde su comienzo, se
dirigió al presidente Nicolás Maduro a través de una carta pública. A
continuación reproducimos la carta para los lectores de Prodavinci.
El escritor colombiano le pide al presidente de Venezuela no aferrarse
al poder y convocar elecciones para que sea el pueblo el que decida su
futuro.
“Señor presidente:
Hugo Chávez es el hombre más grande y el
político más visionario que ha tenido América Latina en las últimas
décadas. Su causa, la revolución bolivariana, ha demostrado ser con
éxito en el mundo la primera transformación revolucionaria pacífica y
democrática, aunque ha concitado en su contra todo el modelo neoliberal
que hoy no sólo saquea a las sociedades, sino que tiene en peligro de
colapso al planeta entero.
En 18 años, la revolución bolivariana
tiene más logros que mostrar en favor de la gente humilde de Venezuela
que cien años de gobiernos liberales. A la sombra de la revolución
bolivariana ha cambiado el panorama político de América Latina y se ha
dado un nuevo protagonismo de nuestro continente en la historia
contemporánea. El primer paso ha sido audaz y hoy podemos decir con
certeza que se ha cumplido.
Pero las revoluciones tienen sus pausas y
sus reveses. Forma parte natural de su maduración, y Bolívar no habría
sido el fundador glorioso de la República y el Libertador de un
continente si no hubiera tenido que sobreponerse al naufragio de la
primera república en 1812, al colapso de la segunda república en 1814,
al exilio y a los rigores espantosos de la Reconquista. Cuando se lucha
por una causa justa, no hay que temer a la adversidad.
Las conquistas de la revolución
bolivariana son notables, aunque una campaña internacional haya hecho
esfuerzos por borrarlas. Baste decir que hay más estudiantes de
educación superior y más hospitales públicos en Venezuela que en
Colombia y que el gobierno venezolano ha entregado siete veces más
viviendas gratuitas a los pobres, incluidos más de cien mil colombianos.
Los cambios generosos a favor de la gente
humilde son innumerables y una de las ventajas de hacer cambios reales a
favor de la gente es que estos no pueden echarse atrás sin daño. Creo
que hasta este momento, mucho de lo que podía hacerse se ha hecho desde
el Estado. La fase siguiente de la revolución a lo mejor tendría que
hacerse desde la iniciativa social y desde la cultura.
Todo ha sido posible gracias al espíritu
pacífico de la sociedad venezolana y en ella incluyo a una oposición que
ha mostrado una energía notable. Pero una de las constantes de la
democracia consiste en que el poder desgasta y las comunidades terminan
sintiendo que la alternación es necesaria. Yo soy de quienes piensan que
el verdadero poder no está en los instrumentos de mando, sino en la
fuerza creadora de la comunidad. Chávez no habría sido Chávez si sólo
hubiera tenido la presidencia de la república: su poder estaba en su
discurso, en la pasión contagiosa de sus convicciones, y tal vez nunca
fue tan poderoso como cuando perdió el poder por unos días y la fuerza
del pueblo se lo devolvió acrecentado.
'PRESIDENTE MADURO' |
El poder de la revolución bolivariana
emana de la democracia y tiene que rendirle tributo. La mejor prueba de
que la venezolana ha sido una revolución democrática asombrosamente
renovadora, está en que el electorado activo, que antes era de menos del
50 por ciento, gracias a la revolución ahora es de más del 80 por
ciento.
Cuando se ha logrado un milagro semejante
no hay que temer a los azares desfavorables de las elecciones, hay que
afrontar el escrutinio popular aceptando con fortaleza la posibilidad de
un resultado adverso, porque es evidente que la fuerza de este cambio
es tan grande, que el chavismo ya no desaparecerá de la vida venezolana.
Gracias a Chávez y a la revolución que hoy usted dirige, un pueblo ha
despertado, y ahora no volverá a estar ausente de la vida pública,
aunque transitoriamente no esté en el gobierno.
Si la oposición ganara en las elecciones
siguientes, tendría que mantener buena parte de las políticas de la
revolución: en caso contrario el pueblo comprenderá muy pronto sus
verdaderas intenciones y se impondrá más abrumadoramente que antes. Como
pasó con Perón en Argentina, que terminó impregnando la política de
casi todos los partidos, Chávez ya pertenece al alma de la política
venezolana, y para que ello siga cumpliéndose, el chavismo no debe
cometer el error de aferrarse innecesariamente a unos cargos que sólo
valen si son indiscutibles.
Mi propuesta respetuosa, señor
presidente, es que haga usted un gesto de concordia a la convulsionada
comunidad que no pertenece necesariamente al gobierno ni a la oposición,
pero que padece la situación de precariedad y de confusión que nace de
las circunstancias. Mi propuesta es que el gobierno mantenga sus
atributos legales y cumpla su período sin vacilación, pues nadie puede
negar la legitimidad de su elección, pero tome cuatro decisiones que
demostrarán su confianza en la propia causa y su grandeza histórica:
convocar a las elecciones regionales aplazadas, fijar la fecha de las
elecciones presidenciales, conceder una amnistía presidencial a los
prisioneros por causas políticas y revocar la inhabilitación de líderes
de la oposición.
Estoy seguro de que estos cuatro gestos
desactivarán el peligroso caldero de una confrontación civil y le
demostrarán a la oposición y al mundo que el chavismo, nacido de la
democracia y sostenido por el apoyo popular, sólo se propone conservar
el poder mientras el pueblo se lo confirme y está dispuesto sin miedo a
pasar a la oposición si el pueblo se lo ordena.
Durante quince años la oposición,
injustamente, negó la legitimidad de los triunfos electorales del
chavismo y utilizó armas indebidas, como el golpe de Estado, los paros
patronales y el desabastecimiento programado, para derrotar a la
revolución. La derrota del referendo chavista y el triunfo de la
oposición en la Asamblea Nacional le demostraron al mundo que las
elecciones venezolanas son confiables y son democráticas.
Ahora el chavismo puede con fortaleza,
con la fortaleza que da ser fiel a una causa justa, hacer estos gestos
democráticos que le demuestren al mundo que la revolución es capaz de
correr el riesgo de un resultado adverso, porque confía en la justeza de
su causa y porque respeta la democracia que le ha confiado el poder
durante 18 años.
He sido en Colombia un firme defensor de
la generosa revolución bolivariana y lo seguiré siendo. Sé que la visión
de Hugo Chávez no es para una década, es para un siglo. Ahora depende
de usted que esa visión estratégica conjure los peligros de la
violencia. Como lo dije en un documento reciente, estoy seguro de que,
en el marco de la democracia, Chávez volverá, y será millones”.
Reciba mi abrazo cordial.
William Ospina
Bogotá, 26 de abril de 2017
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