1 Corintios 5:5 el
tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el
espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
El apóstol Pablo juzgo por carta, un caso grave que sucedió en la
iglesia de Corinto como lo podemos ver en el versículo 1 cuando dice:
“De cierto se oye que hay entre
vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los
gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre.”
Este era el caso de un joven que estaba manteniendo
relaciones sexuales con la mujer de su padre y esto era tan escandaloso que
requería de la intervención de las autoridades de la iglesia.
El ser entregado a Satanás es un tipo de castigo impuesto a un
miembro de la iglesia, por haber sido hallado culpable del delito del cual fue
acusado, y esto, después de haber pasado por un juicio, como el mismo Señor
Jesús nos enseña a tratar en Mateo 18:15 al 20
“Por tanto,
si tu hermano peca contra ti, vé y repréndele estando tú y él solos; si te
oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o
dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. Si no los
oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por
gentil y publicano. De
cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será
atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el
cielo.
Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra
acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en
los cielos. Porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”
Este proceso judicial eclesiástico, se aplica únicamente a los que
se hacen llamar hermanos y pertenecen a la membrecía de la iglesia, y los que
deciden atarle, o
tenerle por gentil publicano, o entregarlo a Satanás (que es lo mismo), son los ancianos de
la iglesia (dos o tres), avalados por el mismo Señor Jesucristo en medio de
ellos.
Exactamente como lo vemos en los versículos 3 al 5 de este
capítulo 5 de Corintios…
“Ciertamente
yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado
al que tal cosa ha hecho. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos
vosotros y mi espíritu (dos o tres) con el poder de nuestro Señor
Jesucristo (en
medio de ellos) el tal sea entregado a Satanás para
destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor
Jesús.
Y este capítulo cierra con esta frase de Pablo: “Quitad, pues, a ese perverso de entre
vosotros.”
¿Por qué dice para destrucción de la carne?
Dios puede llegar al extremo de quitar la vida del que esta
pecando contra él, a causa de que se hace llamar cristiano, pues el ostentar
este título hace referencia a Cristo mismo, de esta manera cualquiera que
se dice hermano y hace cosas no dignas del evangelio promueve vituperios y
blasfemias contra Cristo mismo, su palabra, Dios y el evangelio.
Podemos ver un ejemplo de esto en 1Timoteo 1:20
Donde dice que Pablo entrego a Himeneo y Alejandro a Satanás,
para que aprendan a no blasfemar.
¿Por qué dice: A fin de que el espíritu sea salvo para el día del
Señor?
Esto lo dice con la esperanza de que aquel que recibe el castigo
sea hijo de Dios.
Aludiendo a lo que dice Hebreos 12 versículos 5 al 7
“Y
habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige,
diciendo: Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando
eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo
el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos;
porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?”
Entonces Pablo tenía la esperanza con este joven, de que al ser
entregado a Satanás le sirviera de escarmiento, y reflexionara acerca de su mal
proceder, exactamente como el hijo prodigo o como Pedro cuando fue zarandeado
por el diablo; y que, aunque perdiera la vida, su espíritu siguiera salvo (si
en verdad lo era) o en base al castigo, alcanzara arrepentimiento
y misericordia para salvación.
Para nuestro gozo, podemos ver el perdón a este joven de parte de
Pablo y los hermanos en:
2 Corintios
2 del 6 al 11
“Le basta a
tal persona esta reprensión hecha por muchos; así que, al contrario, vosotros
más bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada
tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. Porque
también para este fin os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois
obedientes en todo. Y al que vosotros perdonáis, yo también; porque también yo
lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho en
presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros;
pues no ignoramos sus maquinaciones.”
Como podemos ver en esta porción, aquel joven que fue atado, es desatado.
Conclusión
Serafín Romero |
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