domingo, 10 de marzo de 2013

“NOS CONVIENE BENDECIR QUE MALDECIR…BENDIGAMOS PUES”.

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“NOS CONVIENE BENDECIR QUE MALDECIR"
Las voces ,maldito, maldecir, maldición, etc. representan la excelencia y naturaleza de un ser humano cargado interiormente de muchos rencores, del profundo resquemores, de alteraciones conductuales, espirituales y tal vez si no algunas patologías de orden psicológico o psiquiátrico.
Esta aseveración tiene su soporte en las circunstancias que dimanan de las consecuencias que se desatan por el solo hecho de expresar el término maldito.
 Desde ese momento se ponen en movimiento un conjunto de fuerzas relacionadas y vinculadas con el reino del mal, con el maligno y con todas sus manifestaciones que causan desde el principio de la humanidad, todos los daños que ésta ha sufrido, desde sus involuciones hasta las transformaciones sociales, económicas y políticas, que generaron y siguen generando, los grandes conflictos y las grandes guerras que en algunas oportunidades han diezmado grandes ciudades, pueblos y naciones.
Desde su esencia, su naturaleza, la fibra de la cual está hecho, desde su creación, el hombre es bondadoso, es fundamentalmente una criatura creada por Dios para vivir en y hacer el bien
Lo que ocurre es que el libre albedrío que el señor nos concedió a todos los hombres , ha sido utilizado, practicado y ejercido de manera equivocada y motivada por razones muy particulares, de conveniencia personal, así como por la inspiración en el materialismo, que se traduce en ignorar la solidaridad, el amor, la justicia, la verdad y la misericordia con la cual cada uno de nosotros debe asumir el acto de vivir. La elección es libre, es cierto. Pero también es cierto que la elección tiene sus hitos , si es que reconocemos que somos hijos de Dios y que nuestra misión fundamental radica en colaborar en la construcción del reino del amor, del reino de los cielos, de amar al prójimo como a nosotros mismos y a Dios por encima de todas las cosas.
Quien maldice, habla de lo que en su corazón mora y existe. 
No olvidemos la sentencia bíblica: “De la abundancia del corazón habla la boca” y de la misma forma otra sentencia inspirada en la palabra de Dios nos asevera: “El árbol malo no podrá nunca dar frutos buenos, lo mismo que el árbol bueno no podrá dar frutos malos”. 
*Quien maldice es un individuo que lleva en su corazón el fardo del enojo contra la humanidad, el fardo de la envidia, el fardo de la impotencia y de la incapacidad , que no ha superado por su propio desinterés, lleva también en su interioridad , sentimientos tan negativos como el rencor, la ausencia de perdón, la hostilidad, la desaprobación de lo bueno que hay en el otro y una rabia injustificada en contra de Dios, a quien le echa todas las culpas de todos sus fracasos, sin haber visto en principio, que sus elecciones, que sus libre arbitrio, lo ha ejercido de manera equivocada y por ello posee una vida infeliz, sin paz, sin verdadera alegría y con una soledad que lo abate, al punto que lo paraliza y no lo deja percibir de manera objetiva el mundo material y espiritual que lo rodea.
Es más beneficioso, humano, amoroso y cristiano bendecir. 
*Quien bendice desarrolla y motiva la materialización de fuerzas positivas que atraerán para él y su familia, y para el entorno que lo rodea, grandes beneficios, grandes bendiciones espirituales, lo mismo que numerosos frutos materiales, que por la voluntad el amor de Dios se hacen presentes. Porque lo bueno es mejor que lo malo y porque desear y hacer el bien al prójimo es más positivo que desear y hacer el mal. Quien bendice atrae todas las fuerzas del bien, de lo puro, de lo verdadero, de lo justo, de la alegría, de la paz, de las riquezas celestiales y terrenales, y lo que es más importante , la aprobación de nuestro buen Dios, para quien, por toda obra buena que realice alguna de sus criaturas, la multiplica por cien. Dejemos esa triste, censurable y poco prudente, costumbre de maldecir y reemplacémosla por la de bendecir.
*Hazlo y verás> como en un tiempo pero muy breve, tu ambiente, todo lo que te rodea, se orientará a ser compatible contigo, cada día, más y más cada vez. Tus amigos aumentarán. Las relaciones con los demás serán más cordiales. El acercamiento con Dios se producirá con mayor oportunidad y frecuencia. La soledad y los problemas espirituales que posees se resolverán rápidamente. Tus problemas familiares, económicos y de cualquier otro tipo recibirán los arreglos necesarios para que desaparezcan. La paz acompañará tu alma y tu mente, un ambiente de fiesta espiritual invadirá todos los rincones de tu ser, tu vida cambiará definitivamente para el bien y la solidaridad. El mismísimo Dios te cubrirá con su manto ,pues bendiciendo a Dios, a la naturaleza y a los demás, te hará ganar lo más importante para un ser humano: La bendición de Dios y con ella todo lo que significa ganar el reino de los cielos y la vida eterna, compartiendo su presencia con la de los ángeles, de los mártires, de los santos, de los apóstoles y de todos aquellos que se reúnen en el trono, con nuestro padre creador, con Jesús el unigénito, el espíritu santo. 
Adelante amiga amigo lector.
 Comencemos a bendecir…

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