Introducción |
La Oración Intercesora |
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El Poder de la Oración Intercesora |
¿Cómo interceder? |
Tipos de Intercesión? |
Algunas escrituras para interceder |
A. Introducción
Hoy más que nunca en la historia de la humanidad, Dios está buscando hombres y mujeres que estén dispuestos a ponerse en la brecha entre Dios y este mundo para interceder ante Él por un mundo más justo para todos, por una nación con gobernantes de acuerdo al corazón de Dios, por una Iglesia que esté siempre a la ofensiva, por un liderazgo fuerte y unido.
Hoy más que nunca en la historia de la humanidad, Dios está buscando hombres y mujeres que estén dispuestos a ponerse en la brecha entre Dios y este mundo para interceder ante Él por un mundo más justo para todos, por una nación con gobernantes de acuerdo al corazón de Dios, por una Iglesia que esté siempre a la ofensiva, por un liderazgo fuerte y unido.
Con mucha frecuencia confundimos el orar
con el interceder y la mayoría de las veces
nuestra oración es una larga lista de súplicas
y peticiones, repetidas una y otra vez. Los Discípulos,
quienes tampoco sabían orar, le pidieron
a Jesús que les enseñara a orar;
hoy en día, nosotros contamos con la ayuda
del Espíritu Santo, quien quiere enseñarnos
cómo orar. (Jn.
14:26; Ro. 8:26).
Interceder
es tomar el lugar del otro; es ponerse en su lugar
para suplicar o defender su caso motivado solamente
por el amor y la misericordia (Ro.
8:34). Podemos ver, entonces, que interceder
no es pedir a favor nuestro, sino más bien,
a favor de otros.
Es
la persona que dispone su vida para orar por otros,
tomando su lugar. Es aquella persona que siente
carga en su corazón por una situación
ajena. Es alguien que lleva una vida de profunda
comunión con Dios y negación propia,
dispuesto a sentir el sufrimiento de aquel por
quien intercede.
-Un intercesor es la persona que se interpone entre Dios y los que se merecen su justa ira o castigo, poniéndose en la brecha por ellos y clamando a Dios misericordia y perdón. (Ez. 22:30).-Un intercesor es la persona que siempre en guerra porque pelea contra Satanás y esa guerra no la puede pelear con armas carnales, necesita vestirse de toda la armadura de Dios. (Ef. 6:12-18).
En
la Biblia se habla de tres cielos. El primero
es lo que llamamos atmósfera. El segundo
es el espacio en donde están los astros,
y arriba de ese espacio está el tercer
cielo, en donde está el Reino de Dios.
El Apóstol Pablo habla de cómo él
fue arrebatado hasta el tercer cielo. (2
Co. 12:2-5).
Cuando
el hombre desobedeció en el huerto del
Edén, no sólo traicionó la
confianza que había sido depositada en
él, sino que voluntariamente le entregó
el dominio a Satanás. Desde entonces, él
les el dios de este mundo (2
Co. 4:4).
Él
y sus huestes de espíritus malignos viven
en lo que corresponde al mundo: la atmósfera,
el primer cielo o regiones celestes (Ef.
6:12). Él es el príncipe
de la potestad del aire (Ef.
2:2), el gobernador de las tinieblas de
este siglo (Ef. 6:12).
Mientras
Dios tuvo potestad absoluta sobre el hombre, le
concedió todo, sin que éste tuviera
necesidad de pedirle nada. Pero, desde que el
hombre cedió ante Satanás, Dios
no puede darle nada libremente, a menos que el
hombre se lo pida, porque Dios es respetuoso de
la decisión del hombre, de su libre albedrío.
Dios
no puede hacer nada por la humanidad, si no es
a través de la petición de un intercesor.
La voluntad de Dios es que el hombre tenga lo
que le pertenece: salud, prosperidad, paz. Sin
embargo, la batalla de Satanás y sus huestes
por retener lo que aún les pertenece es
continua y, en su afán por evitar que el
hombre reciba las bendiciones de Dios y en vista
de que ellos dominan y operan en las regiones
celestes o primer cielo, atrapan la respuesta
de Dios y la retienen allí, haciéndonos
creer que Dios no contesta y no nos oye.
En
el libro de Daniel está escrito muy claramente
(Dn. 10:10-13, lea
cuidadosamente los vv. 12 y 13). Este pasaje
nos muestra que desde el primer día en
que él oró, su petición fue
oída. Pero, Satanás con sus huestes,
luchando en las regiones celestes que le pertenecen
y que nos rodean, se opuso e impidió durante
veintiún días que esa respuesta
llegara.
Cuando
al orar conforme a la Palabra de Dios, la respuesta
no nos llega inmediatamente, no quiere decir que
Dios no nos oye o no quiere contestarnos. Él
ha enviado su respuesta, pero no nos dirá
nada porque Satanás la tiene obstaculizada,
interceptada en las regiones celestes, en su reino.
¿Cuál
es el poder que tiene la oración de intercesión?
Mover, con nuestra súplica la mano de
Dios y libertar la obra restauradora del Espíritu
Santo.
Dios
puede hacerlo todo. Pero en su amor tan grande
hacia nosotros, Él derrama su gracia
y escoge a hombres y mujeres para que colaboren
con Él en su obra de salvación,
¡estos son los intercesores! ¡Qué
inmenso privilegio!
La
oración del intercesor es igual a la
de Jesús al Padre. Por eso es poderosa
como ninguna otra, porque el intercesor, al
igual que Jesús, pone su vida en la causa
por la que está suplicando.
La
Biblia nos da muchos ejemplos de la oración
intercesora:
1. En el Antiguo Testamento• La intercesión insistente de Abraham a favor de Sodoma pensando en Lot (Gn. 18:23-33)
• La intercesión de Moisés a favor de Israel (Éx. 32:11-14; Nm. 16:20-22)
• La súplica intercesora de Samuel a favor del pueblo (1 S. 7:5, 8-9)
• Daniel, durante el destierro (Dn. 9:1-19)
• Esdras, intercede por restauración (Esd. 9:6-15)
• Nehemías, intercede por la restauración de su pueblo (Neh. 1:5-11).2. En el Nuevo Testamento• A los milagros de Jesús precede la acción intercesora de alguien (Mr. 2:1-12; Lc. 7:1-10; 11:5-8).
• La oración de Jesús en vísperas de ser sacrificado se llama “de intercesión”, pues señala su actitud constante ante su Padre en relación con los suyos (Jn. 17; Lc. 22:32).
• Esteba, al igual que Jesús, intercede por sus enemigos (Hch. 7:60; Lc. 23:34).
• Pablo pide que intercedan por él (Ro. 15:30-32; Ef. 6:18-20).
• Pablo recomienda pedir por (interceder) todos los hombres (1 Ti. 2:1-2).
La
intercesión es el arma más eficaz
que posee todo cristiano. Por esto es importante
tener presente los siguientes pasos:
1. Diferencias entre oración e intercesión
La oración: Es la elevación del alma hacia Dios para adorarle, alabarle, dale gracias, pedirle perdón, favores o presentarle nuestras necesidades. Es el ofrecimiento de las emociones y los deseos del alma hechos a Dios, en el nombre de Jesús. Es la comunicación de nuestro corazón con Dios—es el alimento del alma.La intercesión: Es todo lo anterior, pero en batalla y no pidiendo por nosotros, sino a favor de alguien más (persona, familia, iglesia o nación), sintiendo amor, dolor, compasión y misericordia.2. La forma de interceder es personal
No hay una técnica en especial en la oración, lo que importa es la fe, la obediencia, la entrega y el desinterés personal de cualquier índole. La intercesión debe ser una actitud voluntaria motivada por el amor de Dios. La intercesión no debe hacerse por compromiso, imposición o compensación económica.3. ¿De qué maneras podemos interceder?Con nuestro entendimiento: Orando con nuestras propias palabras (basados en la Palabra de Dios) y en nuestro idioma. Usando nuestra mente, pensando, entendiendo y sabiendo la razón por la que intercedemos.Orando en el Espíritu: Orando en lenguas con la ayuda del Espíritu Santo, no sabiendo nosotros por lo que intercedemos, pero Él sí.(1 Co. 14:2).En muchas ocasiones sentimos la urgencia, la necesidad de orar, de interceder, sin saber lo que sucede o sin conocer la necesidad. No podemos orar con entendimiento porque no sabríamos qué pedir, pero el Espíritu Santo sí lo sabe y entonces, lo único que debemos hacer es dejar fluir esa necesidad de intercesión al orar en el Espíritu, en lenguas extrañas para que el Espíritu Santo interceda por nosotros (Ro. 8:26).4. Se puede interceder en voz alta, en voz baja, como en un murmullo o con el pensamiento
De cualquier forma que se haga, la oración debe dirigirse hacia Dios; sin embargo, cuando se intercede en batalla contra Satanás y sus espíritus malignos, debe hacerse en voz alta y con la autoridad que tenemos en el Nombre de Jesús (Mr. 16:17). Satanás no puede entrar en nuestros pensamientos, pero él y todas sus huestes ¡sí pueden oírnos!5. La intercesión es una oración en batalla
Para salir a batalla hay que vestirse adecuadamente. Antes de empezar, cúbrase con la Sangre de Cristo y tome todos los instrumentos de la armadura de Dios. (Ef. 6:10-18).
1.
Por las naciones
La
palabra “naciones” significa “ethnos” o grupos
étnicos; esto implica que nación
es la gente de un país.
En
el Antiguo Testamento encontramos muchos ejemplos
de cómo el destino de una nación
puede cambiar por medio de la intercesión.
En el Salmo 2:8, el Señor dice “Pídeme,
y te daré por herencia las naciones, y
como posesión tuya los confines de la tierra”.
Cuando intercedemos por las naciones, estamos
rogando a Dios por la conversión de toda
la gente del mundo. (Jn.
10:16).
En
toda sociedad existen siete áreas básicas
que moldean el pensamiento de las personas y que
se reflejan en la vida de una nación. Además,
ejercen una gran influencia en el comportamiento
de los líderes de las naciones y de las
personas que están en eminencia. Al interceder
por las naciones, hay que orar por estas áreas.
Éstas son:
1. El hogar y la familia
2. La Iglesia
3. Los educadores
4. Los medios de comunicación
5. El gobierno
6. Los espectáculos públicos
7. El comercio
En
2 Crónicas 7:14 y Jeremías 29:7
hay promesas para las naciones.
2.
Por las personas que gobiernan
Satanás
ataca a todos los hombres, pero más a los
que están en el poder, en eminencia, en
autoridad. El poder da al hombre que lo ejerce:
potestad, riquezas, posición e impunidad;
situación que lo hace más vulnerable
para caer en las garras del mal.
La
Biblia nos exhorta en 1
Timoteo 2:1-2 a interceder “por reyes y
por todos los que están en eminencia”.
Esto significa: nuestro gobierno, desde el nivel
nacional hasta el nivel local, por el Presidente
y sus Ministros, por los diputados del Congreso,
por los gobernadores departamentales, alcaldes,
jueces, autoridades militares y policiales, etc.
Es un llamado a la intercesión por todos,
sin importar su posición o condición
espiritual.
3.
Por la Iglesia
Al
igual que los gobiernos, la Iglesia y sus líderes
espirituales están expuestos al ataque
constante, inclemente y artero de Satanás.
Al
interceder por la Iglesia, debemos tener presente
los siguientes aspectos:
• La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, en el cual todos los miembros son importantes (1 Co. 12:12-27). Intercedamos por la unidad.
• Jesús no fundó ninguna denominación. Él estableció una doctrina para que fuese una forma de vida diaria, a través de una relación personal con Él, que se basa a su vez en la obediencia a la Palabra de Dios, el temor a Jehova, la vida de oración e intercesión y el amor a nuestros prójimos.
• Intercedamos porque todos los cristianos seamos un solo cuerpo, sin distingos denominacionales.
• Intercedamos porque en las iglesias se predique la Palabra de Dios, sin quitarle ni añadirle nada (2 Ti. 4:1-3; Tit. 2:1).• Intercedamos recordando que el pueblo de Israel continúa siendo el pueblo de Dios y la Iglesia de Jesucristo forma parte de ese pueblo. Oremos por la Paz de Israel y Jerusalem, y por nuestros hermanos judios.
4.
Por los líderes espirituales
Al
igual que el gobierno y demás personas
en eminencia, los líderes espirituales,
apóstoles, profetas, evangelistas, maestros,
pastores, misioneros, etc. están expuestos
a los ataques del enemigo, quien tratará
por todos los medios de hacerlos caer, de forma
que no puedan cumplir con su ministerio. Intercedamos
para que Dios les de la fortaleza, sabiduría
y el entendimiento que necesitan para resistir
y vencer al enemigo.
5.
Por la familia, vecinos, amigos, etc.
Satanás
buscará destruir a la familia (divorcios,
pleitos, contiendas, violencia, mala comunicación,
rebelión, etc.).
6.
Contra los poderes de las tinieblas
Todo
lo bueno en el mundo procede de Dios, pues Dios
todo lo hizo bueno. Pero todo lo malo procede
de Satanás y los demonios. La enfermedad,
pobreza, violencia, hambre, vicios, guerras, pleitos,
etc. es consecuencia de lo que Satanás
y sus huestes de espíritus malignos hacen
en el hombre.
El
ataque por parte del enemigo es a diario y constante,
por lo que nuestra batalla en su contra también
debe ser diaria y constante, intercediendo en
todo lugar, en la iglesia, en la casa, en el trabajo,
en donde quiera que estemos.
El
Señor nos ha dado la autoridad, potestad
y poder sobre toda fuerza del enemigo (Lc.
9:1; 10:19).
La
armadura de Dios
Cuando
un solado sale a la batalla, se viste con un equipo
especial. Igualmente nosotros, cuando vamos a
esta batalla de intercesión tenemos que
vestirnos de toda la armadura espiritual que nos
ha sido dada por Dios (descrita en Efesios 6:10-17).
Además
de esta armadura, tenemos otra igualmente poderosa:
la Sangre de Cristo. Antes de interceder, cubrámonos
con la Sangre de Cristo y vistámonos con
toda la armadura de Dios.
1.
Por las naciones:
• Proverbios 16:10-13; 20:26-28; 21:1; 28:2; 1 Timoteo 2:1-2
2.
Por las personas que nos gobiernan:
• Por personas que sean justas, sabias, con temor de Dios (2 S. 23:3; Pr. 1:6; Sal. 2:10-11)
• Por personas no sujetas a la avaricia e inmoralidad (Pr. 4:27; 1 Ti. 6:9)
• Por personas misericordiosas y veraces (Pr. 3:3-6; 20:28)
• Por personas que sean enemigas del soborno, la corrupción y la lisonja (Éx. 23:8; Dt. 16:19; Pr. 29:4)
• Por jueces justos (Dt. 16:18; Col. 3:12-17)
3.
Por la Iglesia:
•
Proverbios 16:10-13; 20:26-28; 21:1; 28:2; 1
Timoteo 2:1-2
Contra
las fuerzas de las tinieblas:
•
Isaías 54:17; Romanos 6:14; 8:28-39;
2 Corintios 10:4; Colosenses 2:12-15; Santiago
4:7
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