sábado, 2 de noviembre de 2013

Yo no buscaba una experiencia o una evidencia ...



Yo no buscaba una experiencia o una evidencia; buscaba más de Jesús.
 Buscaba al Dador.
 Había tenido una vislumbre de su amor, su poder, su potencia, y quería más de Aquel que había entrevisto.
 Había probado un poco, pero quería más de lo que había probado. Jesús prometió: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed", y el Espíritu Santo vino a mí y calmó esa hambre, ese anhelo, esa sed.
No creo que haya un límite para lo que Jesús puede dar, y cuando usted tenga hambre y sed de su presencia y se entregue a Él y a su voluntad, sus anhelos serán satisfechos y experimentará, como yo, la gloria de la llenura de Dios, la conmoción profunda de su poder y la cercanía de su presencia, que mora en usted. 
 Por Kathryn Kuhlman

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