miércoles, 8 de febrero de 2017

ESTE SECRETO EN LA CONVERSACIÓN

'APRENDE A SER EDUCADO'

    *Seguro que, en más de una ocasión, has echado de menos algún buen consejo sobre el particular, porque ningún intercambio social carece de normas. 
Tus gestos, tu forma de comportarte y, sobre todo, de dirigirte a los demás, dicen de ti mucho más de lo que crees.

 Cuando se trata de conversar, la receta número uno es: naturalidad, respeto e interés, aunque te estés aburriendo. Una chica inteligente sabe también cuándo pedir disculpas, es cuidadosa con sus palabras y, por supuesto, tiene opiniones y las comparte en el momento adecuado. Pero jamás presumirá de haber acudido a exposiciones, visto películas o leído libros que no ha visitado, visto, ni leído. Sabe que parecer inteligente, por el hecho de parecerlo, resulta antiguo e impropio de una mujer inteligente.

Resultado de imagen para CONVERSAR GIF    *Como decía la socialité estadounidense de los años 70, Nan Kempner, "ser invitado a una reunión social, sea del tipo que sea, no es un derecho sino un privilegio, y cuando aceptas una invitación adquieres un compromiso: el de ser agradable y entretenido con tu anfitrión y el resto de sus invitados. Quedarse en un rincón sin decir palabra, o estar con la misma persona durante horas, es algo que sólo podía permitirse alguien como Elizabeth Taylor, célebre por sus fiestas dentro de la fiesta, que convirtió esta falta de tacto en una forma de arte. Pero aquéllo era Hollywood, y ella una gran estrella acostumbrada a ser el centro de todas las miradas".

Foto  Indulgy Vintage  Conversación a la hora del té.

   Al conocer a alguien nuevo, lo primero que debes hacer es sonreír y mostrarte lo más amistoso, auténtico e interesado posible. 
    No olvides que interesado no quiere decir interesante, y que auténtico no significa excesiva familiaridad. 
Haz preguntas. Sigue haciendo preguntas tras las respuestas. Escucha. Y sonríe. Pase lo que pase, este sencillo esquema es la llave que abre todas las puertas. Ayuda a romper el hielo, a que los demás se sientan bien tratados, y a tí te da la oportunidad de mostrarte sin abrir excesivamente la boca.

 En segundo lugar, utiliza lo que Blasberg llama tu voz interior: mantén un tono de voz modulado, ni agudo ni grave, ni demasiado alto ni demasiado bajo. Y, en tercer lugar, recuerda la regla de las tres S, el secreto de una excepcional anfitriona como Marella Agnelli: sogni, salute e soldi (sueños, salud y dinero), o lo que es lo mismo: jamás hables (en una reunión que no sea estrictamente familiar) de tus sueños, de tu salud, ni de tu dinero. Hoy se habla de la regla de las tres C: nada de confidencias, calorías o críticas.

  Las confidencias son el enemigo número uno de la conversación, aparte de un peligro para tu imagen y la de tus conocidos. Su efecto inmediato: la gente huye. A nadie le apetece hablar de muertes, rupturas sentimentales, preferencias sexuales o traumas infantiles. Los pormenores de tu dieta tampoco interesan, como ningún otro incidente o trastorno relacionado con el funcionamiento de tu cuerpo: borra de tu repertorio palabras como muela, estreñimiento o pus...

  Por supuesto nada de finanzas personales, juicios políticos transgresores o defendidos con vehemencia, aunque debes poder emitir una opinión y argumentarla con firmeza llegado el caso. No hay nada más insustancial que una persona incapaz de sostener lo que piensa con naturalidad. Y, por último, pero no menos importante, no se te ocurra criticar: una cosa es el cotilleo divertido y ágil, lo que los ingleses llaman "witty", un arte en sí mismo, y otra la maledicencia. Además de que el mundo es muy pequeño, dará de ti la imagen de una persona amargada, envidiosa y, sobre todo, indiscreta.
¿Puede conseguirse algo peor en menos de diez minutos?

El secreto de Marella Agnelli

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