Dios todo lo hizo de una manera extraordinaria y por eso consideramos que la creación es la gran casa del Señor y que la tierra y sus bienes son un don de Dios. Todo lo que existe tiene su razón de ser y todo esta integrado el uno al otro en una esplendida armonía universal. Si algo ocurre con algún ser de la naturaleza grande o pequeño toda la creación lo siente.
Hoy todavía son pocas las personas que tienen conciencia de la grave crisis ambiental en que vivimos. La gran mayoría todavía no ha sido capaz de escuchar los “gritos de la creación” como el “grito de Dios”, ni de ver los destrozos que hemos cometido contra la naturaleza como las “heridas de nuestro Dios” En este proceso de sensibilización, de reflexión y de “abrir los ojos a la gente”
El colapso de tráfico en las ciudades (¡circulan más de mil millones de automóviles en el mundo!), el cambio en el uso de los suelos y en la crianza de animales para consumo, la revolución educativa que reclama la nueva tecnología y hasta otros modos para vincularnos emocionalmente, demuestran la intensidad del tiempo nuevo. La humanidad vive una metamorfosis que produce tensiones sociales, políticas y económicas y, en medio, asiste a la crisis rampante del resto de las especies. ¿Cuál es el mejor modo para nombrar la complejidad y las dificultades que nos presenta la transición? De eso discuten referentes ambientales de todo el mundo tras analizar hora por hora si la batalla está siendo ganada o si los humanos indefectiblemente se extinguirán por sus prácticas desafortunadas que causarán, a su vez, la desaparición de miles de plantas, animales y variedad de corales.
“No hay libreto seguro” dice Juan Carlos Villalonga con casi 30 años
de militancia ambiental, hoy representante de la eco-política en el
Partido Verde de Argentina. “Estamos intentando que la sociedad perciba
las alternativas y las oportunidades y, al mismo tiempo, los peligros y
los callejones sin salida que aparecen a cada momento…”
Para María Eugenia Testa, Directora Política de Greenpeace Argentina, “involucrarse en esa lucha y correr los límites de lo imaginable es imprescindible. Es el ecologismo quien provocó y confrontó con el poder al cuestionar al desarrollo como premisa de bienestar y objetivo deseado de toda sociedad y, sobre todo, al desarrollo como sinónimo de crecimiento”.
“Claramente no estamos bien, dice a su vez Diego Moreno -Director General de Vida Silvestre Argentina (FVSA)-, pero tampoco es una batalla perdida. Las presiones se incrementaron exponencialmente en las últimas décadas y discutimos todos los días cómo afrontarlas.”
María Eugenia Di Paola, ex Directora Ejecutiva de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), entiende que hay que deshacer la lógica extractivista y de consumo irrefrenable a expensas de la naturaleza y sostenerlo con una visión armónica del desarrollo sustentable y la conservación de especies.
El informe más reciente sobre especies en peligro de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) dice que de las 63.837 especies categorizadas, 19.817 se encuentran en peligro de extinción, las que incluyen el 41% de los anfibios, el 33% de los corales de arrecife, el 25% de los mamíferos, el 13% de las aves y el 30% de las coníferas. El número de especies amenazadas está aumentando en casi todos los grupos taxonómicos. “La llamada Lista Roja de especies amenazadas indica la crisis de la biodiversidad mejor que ninguna otra medida que el mundo haya desarrollado” apunta Campagna. Campagna, quien además es miembro de la organización internacional Wildlife Conservation Society, sostiene en su libro que la mención de las cifras resulta insuficiente para la concientización y que por lo tanto se deben encontrar modos más eficaces de transmitir la crisis de lo que él llama la naturaleza lastimada.
Di Paola señala que necesitamos de más herramientas legales para detener los procesos de degradación, pero que hay avances. Cita el principio precautorio incorporado a las convenciones internacionales y, en la Argentina, a la Ley General del Ambiente, en la cual se ordena intervenir ante un posible daño aunque no haya certeza plena del acto. Según Testa, de Greenpeace, “detrás del concepto de desarrollo sustentable existe una puja de poder y una lucha ideológica. En el marco de esta disputa y en la construcción de sentido de cada una de las partes se irá dando el pasaje de una sociedad a otra”.
Preservar las aves y las montañas, ser custodios de la pureza del agua y el aire, utilizar de un modo sensato los recursos, prolongar la vida útil de todo lo que consumimos, ejercer la paternidad responsable, propiciar el paso de megalópolis a ciudades de escala menor y alentar el transporte colectivo, constituyen postulados esenciales para la permanencia de la especie. Esa “nueva casa” todavía no aparece. “Un viaje ilusorio nos alejó de donde venimos. El retorno de un espejismo requiere dedicación y algo de coraje”, dice Campagna, y llama a la inspiración dado el carácter prodigioso de la meta.
Para María Eugenia Testa, Directora Política de Greenpeace Argentina, “involucrarse en esa lucha y correr los límites de lo imaginable es imprescindible. Es el ecologismo quien provocó y confrontó con el poder al cuestionar al desarrollo como premisa de bienestar y objetivo deseado de toda sociedad y, sobre todo, al desarrollo como sinónimo de crecimiento”.
“Claramente no estamos bien, dice a su vez Diego Moreno -Director General de Vida Silvestre Argentina (FVSA)-, pero tampoco es una batalla perdida. Las presiones se incrementaron exponencialmente en las últimas décadas y discutimos todos los días cómo afrontarlas.”
María Eugenia Di Paola, ex Directora Ejecutiva de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), entiende que hay que deshacer la lógica extractivista y de consumo irrefrenable a expensas de la naturaleza y sostenerlo con una visión armónica del desarrollo sustentable y la conservación de especies.
El informe más reciente sobre especies en peligro de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) dice que de las 63.837 especies categorizadas, 19.817 se encuentran en peligro de extinción, las que incluyen el 41% de los anfibios, el 33% de los corales de arrecife, el 25% de los mamíferos, el 13% de las aves y el 30% de las coníferas. El número de especies amenazadas está aumentando en casi todos los grupos taxonómicos. “La llamada Lista Roja de especies amenazadas indica la crisis de la biodiversidad mejor que ninguna otra medida que el mundo haya desarrollado” apunta Campagna. Campagna, quien además es miembro de la organización internacional Wildlife Conservation Society, sostiene en su libro que la mención de las cifras resulta insuficiente para la concientización y que por lo tanto se deben encontrar modos más eficaces de transmitir la crisis de lo que él llama la naturaleza lastimada.
Di Paola señala que necesitamos de más herramientas legales para detener los procesos de degradación, pero que hay avances. Cita el principio precautorio incorporado a las convenciones internacionales y, en la Argentina, a la Ley General del Ambiente, en la cual se ordena intervenir ante un posible daño aunque no haya certeza plena del acto. Según Testa, de Greenpeace, “detrás del concepto de desarrollo sustentable existe una puja de poder y una lucha ideológica. En el marco de esta disputa y en la construcción de sentido de cada una de las partes se irá dando el pasaje de una sociedad a otra”.
Preservar las aves y las montañas, ser custodios de la pureza del agua y el aire, utilizar de un modo sensato los recursos, prolongar la vida útil de todo lo que consumimos, ejercer la paternidad responsable, propiciar el paso de megalópolis a ciudades de escala menor y alentar el transporte colectivo, constituyen postulados esenciales para la permanencia de la especie. Esa “nueva casa” todavía no aparece. “Un viaje ilusorio nos alejó de donde venimos. El retorno de un espejismo requiere dedicación y algo de coraje”, dice Campagna, y llama a la inspiración dado el carácter prodigioso de la meta.
1 comentario:
Si planteas esta pregunta en la religión, entonces entiendo tu pregunta, para contestarte te abriré un poco los ojos a la ley de Dios, lee con atención y entenderás como es la ley.
Si yo contamino las aguas con una sustancia que yo se que es venenosa, entonces por logicá esta mal pero no es pecado, pero si al contaminar el agua sabiendo que esta mal y algunas personas beben de esa agua y mueren, entonces no solo esta mal si no que he pecado he matado a unas personas y he faltado la ley de Dios por eso el contaminar el planeta en la biblia no esta escrita, pero esta contemplado si quieres preservar la ley de Dios y no caer en pecado debes tener cuidado en tus actos, que no es solo leerla, sino realmente practicarla. Así que contaminar el planeta esta mal y puedes convertirlo en pecado.
Serias libre de culpa si realmente no supieras en tu conciencia que contaminar el planeta no esta mal.
Si contaminaran completamente el planeta a un nivel que el ser humano no sobreviva sabiendo, por lógica esta mal y seria atentar contra la ley de Dios que dice, no mataras.
Por eso no puedes juzgar a nadie, Dios juzgara pues el conoce lo que realmente has hecho con intención o no, y te mostrara donde tu conciencia (espiritu santo) te acuso, pero no quisiste obedecer o hacer lo correcto.
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