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De la Voz del Señor:
“La salvación no es juzgar.”
"A medida que tus ojos se cierran a los pecados de otros,
de la misma manera mis ojos están el doble de cerrados a los tuyos."
El perdón es la clave para el
progreso espiritual. A menos que nosotros perdonamos las injusticias
hechas a nosotros, no recibiremos el perdón de Dios por nuestras
transgresiones. Mire lo que dice la oración del Señor; sólo se
identifica un requisito para nosotros que en ella: perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
Nosotros perdonamos para a ser libres de la enfermedad del
resentimiento, que corroe nuestra paz, nuestro amor y nuestra felicidad.
Perdonamos y no nos vengamos, sabiendo que la venganza está reservada
para Dios: Mía es la venganza. Deut 32:35, Romanos 12:17-19
Jorge Fox ha dicho: "El perdón es más que con la boca."
El desafío para todos nosotros
en esta vida es perdonar y olvidar. Podemos saber que algo está mal,
intentar perdonar en nuestra mente, pero no podemos olvidar; lo cual
nos impide perdonar en nuestros corazones. El síntoma de esta esclavitud
es siempre recordar las circunstancias de las injusticias y
reproducirlas en nuestras mentes, lo cual sólo refuerza nuestro
resentimiento por la injusticia original.
El Señor es nuestro ejemplo. Como
él fue crucificado, oró al Padre para que perdonara a los que le
habían crucificado, porque no sabían lo que estaban haciendo. Él es
el ejemplo supremo. No hay injusticia mayor que el hecho que su propio
pueblo lo haya crucificado, cuando él había sanado a ciudades enteras
de toda enfermedad y discapacidad, había resucitado a los muertos,
devuelto la vista a los ciegos, y no había hablado más que la verdad;
sin embargo cuando estaba sufriendo un dolor inimaginable y estaba
muriendo, oró pidiendo el perdón de ellos. Ahora bien, si alguna vez
hubo una justificación para la ira, tuvo que ser esta terrible
crucifixión del hombre más humilde que caminó sobre la tierra; sin
embargo el Señor no se airó. De modo que, debido a su monumental perdón
hacia los que le asesinaron, sabemos que nunca hay justificación para que nosotros tengamos ira. Él sentía dolor, un dolor casi hasta la muerte, ya que sabía lo que le sucedería. Y su reacción fue de dolor por la colosal injusticia que sufrió, pero no de ira; dolor, no por sí mismo, sino dolor por lo equivocado que estaban sus hijos errantes.
Son muchos los que justifican
su ira diciendo: "el Señor se enojó cuando expulsó a los mercaderes del
templo." Mi respuesta es: "no, no, se enojó como un hombre que se enoja;
él estaba perfectamente bajo control y sabía exactamente lo que
estaba haciendo, pues dijo
que no juzgaba nada a sí mismo, sino sólo al escuchar los juicios del
Padre; además se limitó a decir lo que oyó al Padre decirle que dijera, y
sólo hizo lo que el Padre le mostraba que hiciera". La ira es un juicio que nosotros hacemos, y cuando juzgamos a alguien más con críticas, sufrimos el mismo juicio: No juzguéis, y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados. Lucas 6:37
A menos que seamos perfeccionados, no podemos dejar de enojarnos en algunas circunstancias, pero se nos dice: no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Efe 4:26
Por lo tanto, la solución tiene dos partes:
1) darse cuenta que toda
ira es una ilusión falsa que oculta su propio fracaso en hacer frente
a una injusticia al pasarla por alto, y cuando usted se encuentra
retorciéndose en el recuerdo de una injusticia, recordar que la ira es
falsa y dejar de entretenerla, sin importar que tan lógico
todo parezca. Su mente tratará de convencerle de que esta injusticia es
una excepción y no toda ira es mala; pero que esto sólo su mente carnal (satánica) tratando de justificarse a sí misma.
2) más importante es, que
cuando se encuentre en la turbulencia en recuerdo de la injusticia, ore
fervientemente por la persona que le hizo un mal. Yo oro por ellos para
ayudar a encontrar la verdadera felicidad. (Esto no quiere decir orar
por ellos para ser feliz en el medio de su equivocación, a pesar de las
apariencias, ellos sufren por cada injusticia que tienen que lidiar). Yo
abandono su ruta para tener felicidad con Dios. Solamente quiero que
ellos eventualmente sean felices y por eso oro específicamente.
También oro para que el Señor le ayude a liberarse de la rabia y el
resentimiento.
Hay otra herramienta
poderosa en esa oración. Visualice estar abrazando a esa persona con
afecto. Si tiene problemas haciendo esto, se puede preguntar lo mismo
que yo: ¿Deseo que esta persona sufra el dolor del Infierno, cuando yo
mismo he hecho las mismas cosas o peores por las cuales Dios me ha
perdonado? No, yo perdonaría a cada uno por todo lo malo que me hayan
hecho, para prevenir que sufran en el Infierno. Entones, así es como
encuentro posible el poder visualizarme abrazándolos con amor. Usted no
se puede imaginar el alivio que se siente al estar libre del
resentimiento de esta manera, por eso bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarían misericordia. Mat 5:7
Esta oración y visualización, puede hacerse con la
meditación, cuando los eventos negativos se repitan en la mente. Haga
una pausa para recordar que no hay justificación para
la rabia e inmediatamente comience a orar por aquellos que lo han
herido. Esta es la manera de cómo se puede recibir la ayuda del Señor,
la cual es a menudo necesaria para ayudarnos a quitar el dolor de
nuestro corazón y así poder perdonar.
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros.
Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.
Mat 6:14-15
y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Lucas 11:4.
Pero ahora, dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia y palabras groseras de vuestra boca. Col 3:8
Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos y calumnia, junto con toda maldad. Efe 4:31
Si usted no se enoja con alguien que le está tratando mal,
su paz y amor lo convence de su equivocación pero, si se enoja con
alguien que lo ha herido, todo lo que ellos ven es su equivocación y se
sienten aún más justificados de su injusticia.
El Señor me ha dicho, "vive en la Fortaleza de la fe donde no importa si alguien te da un beso o te pega con un bate de beisbol", sabiendo que todo lo
que me pasa está totalmente bajo su control y dirección. Así es que si
me pegan con un bate de beisbol, Él me esta enseñando la necesidad de
perdonar, de ignorar a pesar del dolor y de lo equivocada que esté la
persona con el bate. Su vida es una carrera de obstáculos, diseñada por
Dios para que usted la recorra lentamente, aprendiendo a perdonar y a
olvidar a pesar del dolor y de la injusticia. Esta vida es un campo de
entrenamiento, para producir a un soldado de amor, cuya arma es la espada del Espíritu, la palabra viviente de Dios.
Cuando se de cuenta de que es Dios quien ha permitido que esa persona
sea maleducada, desagradable, y malintencionada con usted, fácilmente
podrá perdonarlos porque los verá como un obstáculo de un potencial
resentimiento, cuya ofensa debe ser ignorada, (o si no son ignorados,
sirve para producir el dolor del resentimiento) como resultado ser
usados por Dios para ayudarle en su progreso espiritual.
¿Cómo vivo en esa Fortaleza de la fe? La palabra en mi corazón me enseñó "a no esperar nada;"
por lo tanto no me sorprendo ni me desilusiono. No soy perfecto, así es
que a veces debo permanecer callado o introvertido. Otras veces tengo
la capacidad de simplemente entender que lo que me está pasando está
arreglado por el Señor para ayudarme a superar el problema que tengo;
entonces mi fe no puede caer y no reacciono. Tengo que darme cuenta de
que no puedo superar un problema, hasta que esté enfrentado con la
tentación de enojarme y criticar; así puedo ver la injusticia como una
prueba que me ayuda a crecer y es más fácil perdonar a la persona que me
hizo la injusticia.
Otros han escrito que cuando son enfrentados con cualquier
tentación, simplemente huyen del Señor, y dependen de su gracia. Mi
esposa ha aprendido del Señor que sólo debe estar triste cuando ocurre
un ataque, así como el mismo Señor reaccionó a las injusticias que el sufrió.
En mi caso, me tengo que recordar que lo que está pasando es la
voluntad del Señor para ayudarme a crecer – y realmente funciona para
mí. Me puedo relajar e incluso sonreír internamente cuando recuerdo eso.
El perdón es parte de acarrear tu cruz. Perdonar, es olvidar
tu naturaleza humana que quiere atacar; incluso aunque usted no lo haga
pero, de todas maneras quisiera. Negando ese impulso y volviendo a su fe
original, aceptando que todo viene de la mano de Dios, es acarrear la
cruz; diciéndose a sí mismo: La voluntad del Señor sea hecha, lo cual es la oportunidad para mi propio crecimiento al superar esta ofensa, incluso si son los que amamos los que cometen la injusticia, lo cual lo pone triste.
La peor parte de ser atacado por miembros de su familia, es
que ellos lo conocen muy bien y sus ataques tuercen sus inocentes
acciones para que se vean malas; y eso puede ser aterrador. Dese cuenta
que esta es exactamente la manera que el demonio nos condena; el
retuerce nuestras acciones de la peor manera, acusándonos de tener malas
motivaciones, esperando deprimirnos, desalentarnos o hacernos enojar.
Cuando usted ha estado por un tiempo bajo la instrucción de Dios, Él le
dirá: “No dejes que nadie te juzgue”. El es nuestro único juez. Pablo dijo que incluso él no se juzgaba a sí mismo. Recuerde, que la gente solo está tratando de tirar su cadena y
tener la satisfacción de hacerlo enojar o de que se deprima; su mejor
defensa es la de permanecer tranquilo. El Señor nos ha dicho, “abandona la conversación; deja que sus palabras pasen por sobre tu cabeza”.
Después que usted haya dejado de pelear, alguien dejará de atacar.
Otros continuarán; cuando ellos hagan una pausa, váyase calmadamente. Si
usted se enoja, retírese cuanto antes y ore por ellos, para descargar
su rabia. El Señor nos ha dicho, "no se paren en frente de los volcanes”;
los volcanes son las personas en erupción por la rabia—calmadamente
váyase en la primera pausa. ¿Porqué usted tendría que escuchar a la
gente enojada e irracional? Cuando la gente está enojada, las emociones
se están apoderando de ellos; lo que dicen no es lo que dirían si no
estuvieran con rabia. Es la rabia la que habla, no ellos mismos; la
rabia es irracional, así es que no se moleste en considerar que lo que
dicen es verdad. Cuando usted se vaya, usted debería, (solamente si
usted piensa que el tema necesita una resolución) decir: “Cuando se
hayan calmado, estaré disponible para seguir discutiendo de esto, pero
no tiene sentido seguir discutiendo ahora”.
Hay algunas personas que han estado condicionadas por su
educación para pensar que si alguien está enojado con ellos, es por
culpa de ellos. Otros están condicionados para responder peleando.
Ambos, están igualmente equivocados. Deje de discutir, si no funciona,
váyase.
El perdón, la misericordia, y el no juzgar, están todos relacionados. No juzguéis, para que no seáis juzgados. Mat 7:1.
El juzgar y ser juzgado no que Dios lo esté castigando, sino que es
usted castigándose a sí mismo al guardar el resentimiento que es
resultado de su juicio. Usted no puede juzgar
correctamente a alguien porque usted no ha caminado en sus zapatos, pero
Dios sí lo ha hecho desde el momento en que ellos nacieron; él ha sigo
testigo de cada palabra, cada pensamiento, cada acción, cada incidente
en sus vidas. Por lo tanto sólo él puede entender su pasado lo
suficiente para emitir un juicio correcto. Por ejemplo, se hizo un
estudio con las prostitutas de las calles de San Francisco: el noventa y
cinco por ciento de ellas había sido violada por un miembro de su
familia durante su niñez; aún nuestros prójimos, que parecen ser como
nosotros, han tenido experiencias muy diferentes en sus vidas, las
cuales sólo Dios conoce, y por lo tanto sólo Él es capaz de juzgar
correctamente el comportamiento de otros. Si su prójimo le hace algún
daño, perdónelo y tenga compasión por su falta de sabiduría, la cual
usted es suficientemente afortunado de haber recibido.
Recientemente me sentí más que
desilusionado por alguien a quien yo había tratado de ayudar. La
Palabra del Señor en el interior me dijo: "él es de la misma tierra que tú;"
lo cual me hizo considerar que tanto él como yo éramos seres creados, y
que yo realmente no conocía su experiencias pasadas que pudieran
haberlo programado para tener ciertas debilidades. Además, comencé a ver
que no tiene fundamento que un ser creado critique a otro ser creado.
Después oí la voz del Señor decir en el interior: "Tu desafío es considerarte a ti mismo igual a todos los demás."
Pensando acerca de esto, entendí que la única diferencia entre mí y el
resto de las personas era que a mí se me había enseñado sabiduría; y que
a todos los demás se les enseñará la sabiduría también, algunos después
que a otros, pero eventualmente, como dijo Jesús: "Está escrito en los Profetas: Y serán todos enseñados por Dios." Otra
enseñanza relacionada que nosotros recibimos del Señor es que aquellas
personas que todavía están encadenadas por el pecado sólo son
espiritualmente más jóvenes que nosotros; su madurez espiritual todavía
está en el futuro, y la mayoría no madurarán hasta que estén en la
próxima vida, (Vea Hay esperanza para todos para leer más acerca del proceso de aprendizaje de la próxima vida).
Yo concluí que mi desilusión
era realmente una cubierta para la ira que sentía por su fracaso, y yo
no tenía el derecho de concluir que sólo porque yo podía verme a mí
mismo claramente haciendo lo correcto, él todavía no era capaz. Por lo
tanto, me esforcé para ignorar su debilidad y su fracaso, sustituyendo
la compasión por el precio que él continúa pagando; y entonces oí la
Palabra del Señor en el interior decirme: "Ama la misericordia." Como las advertencias acerca de juicio, la ira y el perdón, así también se nos advierte que seamos misericordiosos:
"Porque habrá juicio sin misericordia contra aquel que no hace
misericordia. ¡Pero la misericordia triunfa sobre el juicio!" Santiago
2:13.
De la Voz del Señor: "Nunca critiques a ningún
individuo u organización, no importa cuánto merezcan ser criticados;" y
"sé ciego con respecto a las faltas opresivas de otros." En
particular, sé ciego con respecto a las faltas de tus hermanos
creyentes, las cuales todos tenemos hasta que hayamos sido purificados.
Cuando usted tenga suficiente Espíritu de Dios dentro de
usted, usted puede ser específicamente ordenado con palabras de Dios ha
emitir juicio sobre alguien en particular; pero eso no sería juzgar, eso
sería Dios. Jesús mismo no juzgó: Yo no puedo hacer nada de mí mismo. Juzgo sólo según lo que oigo, Juan 5:30... lo que yo hablo, lo hablo tal y como el Padre me ha hablado. Juan 12:49-50... el
Hijo no puede hacer nada de sí mismo [por su propia voluntad], sino lo
que ve hacer al Padre. Porque todo lo que él hace [el Padre], esto
también lo hace el Hijo de igual manera, Juan 5:19.
¿Tiene usted el problema de no enojarse con las injusticias? Si es así,
espere más injusticia en su camino, porque así es como va a curarse. El
Señor obra en nosotros, un problema a la vez, hasta que nos cura del
dolor del fracaso. E incluso después de que somos "curados", se nos
darán mini recordatorios de vez en cuando para recordarnos de la
recompensa de perdonar o el dolor del resentimiento.