*Reflexiones del corazon*

jueves, 21 de agosto de 2014

¿Qué es el "fin de los siglos"? by John Piper

Vida juntos en el fin de los siglos by John Piper,


ESTE MENSAJE DE jOHN PIPER ES MUY IMPORTANTE ENTENDERLO. 
 POR ESO LO COPIE PARA QUE SE ENTEREN AMADOS LECTORES Y NO ESTAR EN OSCURIDAD.    2da de Juan 1:1-13

*El anciano a la señora escogida y a sus hijos, a quienes amo en verdad, y no sólo yo, sino también todos los que conocen la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros y que estará con nosotros para siempre: Gracia, misericordia y paz serán con nosotros, de Dios Padre y de Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y amor. Mucho me alegré al encontrar algunos de tus hijos andando en la verdad, tal como hemos recibido mandamiento del Padre. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor: que andemos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento tal como lo habéis oído desde el principio, para que andéis en él. Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el engañador y el anticristo. Tened cuidado para que no perdáis lo que hemos logrado, sino que recibáis abundante recompensa. Todo el que se desvía y no permanece en la enseñanza de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la enseñanza tiene tanto al Padre como al Hijo. Si alguno viene a vosotros y no trae esta enseñanza, no le recibáis en casa, ni le saludéis, pues el que le saluda participa en sus malas obras. Aunque tengo muchas cosas que escribiros, no quiero hacerlo con papel y tinta, sino que espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que vuestro gozo sea completo. Te saludan los hijos de tu hermana escogida

Como parte de la serie de mensajes que Jason Meyer está trayendo en estos días, quiero hablarles sobre "La vida juntos en el fin de los siglos". Vea como quiero enfocar el tema. Primero, declaremos la idea central del mensaje y señalaremos brevemente el lugar en 2da de Juan de dónde la obtuve. Luego trataré de explicar por qué elijo hablar sobre este tema. Después regresaré y describiré qué quiero decir con el fin de los siglos. Y a continuación volveré al texto de 2da de Juan y mostraré porque es tan importante un cierto tipo de vida juntos en el fin de los siglos.

Por tanto, primero, vea conmigo 2da de Juan versículos 5-7.

Y ahora te ruego, señora [una posible referencia a la iglesia, o a alguna noble mujer con una iglesia en su casa], no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. Y este es el amor: que andemos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento tal como lo habéis oído desde el principio, para que andéis en él. Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el engañador y el anticristo.

Así que Juan está diciendo, en los versículos 5 y 6, que los cristianos deben amarse unos a otros. La última frase del versículo 5:”que nos amemos unos a otros". La última frase del versículo 6: "que andéis en él", ése es el mandamiento de amarnos unos a otros. Esto es lo que quiero decir cuando hablo de "vida juntos", una vida juntos amándanos unos a otros.

¿Por qué debiéramos amarnos unos a otros?


Entonces, el versículo 7 da una razón por la cuál debiéramos vivir juntos así en amor. "Pues [porque] muchos engañadores han salido al mundo”. Ámense unos a otros porque muchos engañadores han salido al mundo. Estoy estructurando este mensaje partiendo de la relación existente entre los versículos 6 y 7, en la palabra "pues" o "porque". Ámense unos a otros porque muchos engañadores han salido al mundo.

Así que la idea central de este mensaje hoy es: La vida juntos en amor cristiano es una gran protección contra el engaño. O, si pudiera ayudar al énfasis, usted incluso pudiera decir: Lo sentimientos cristianos mutuos, son una protección contra el engaño.

Y lo que me hace elegir el título "Vida juntos en el fin de los siglos" es que este engaño, dice Juan, es el engaño del anticristo. Versículo 7: "Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne”. Ese es el engañador y el anticristo”. Tan pronto como se use la palabra "anticristo", todos estamos pensando en el fin de lo siglos. Y con razón. Porque en 1ra de Juan 2:18, Juan dice: "Hijitos, es la última hora, y así como oísteis que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos; por eso sabemos que es la última hora".

Ahora es el fin


Así que Juan tiene una perspectiva elástica de la última hora. Dice, en 1ra de Juan 2:18: "oísteis que el anticristo viene”. Hay un ser quien viene al final de los tiempos. A ustedes se les ha enseñado ("oísteis"). Él vendrá en la última hora. Pero ahora han surgido muchos anticristos. Así que ustedes saben que esta última hora se ha extendido hacia atrás, hasta ése momento, desde nuestro propio tiempo, desde el futuro hasta el primer siglo.

Él lo explica un poco más en 1ra de Juan 4:3: "todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo [o, literalmente, éste es el anticristo, éste pertenece al anticristo], del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo". Así que viene uno, y él tiene espíritus, o falsos profetas (4:1), que "ya" están en el mundo. Y la palabra "ya", muestra que hay un anticristo que viene, y que esta experiencia actual de falsos profetas y engañadores en 2da de Juan 7, es un anticipo de él. Éste es el "ya" pero "todavía no" del anticristo.

Por tanto, ámense unos a otros. Ámense unos a otros. Ámense unos a otros.

Ésa es la idea central del mensaje, y su fundamento bíblico. Vivamos juntos en amor, porque el amor es una gran protección contra los engaños del espíritu del anticristo, que ya está en el mundo.

Un paisaje de escape


Ahora, ¿por qué he elegido hablar de esto? Porque, mientras entrego mi rol de liderazgo en Bethlehem, a Jason Meyer, el mundo al que él y ustedes se enfrentan es muy diferente al mío de hace casi 33 años atrás. Hubiera sido impensable sugerir que alguien propusiera seriamente definir el matrimonio como la relación entre dos hombres, o dos mujeres; y hubiera sido incluso más impensable que en solo treinta años, Estados Unidos perdiera tan profundamente su alma, de modo que la mayoría de los estadounidenses aprobarían esa definición de matrimonio que ninguna sociedad en el mundo ha aceptado alguna vez. Y hubiera sido impensable que en lugar de rechazar la irrealidad de los llamados matrimonios-de-un-mismo-sexo, la cultura comenzara a criminalizar la nominación de la relación sexual con personas del mismo sexo como pecado, aunque lo es.

Y junto a esta trágica pérdida de nuestra brújula moral, ha llegado la creciente pérdida de libertades y la creciente compulsión del gobierno a conformarse a perspectivas anti-bíblicas. La libertad de expresión está desapareciendo en la medida en que crece el consenso de que nuestra vergüenza es nuestra gloria (Filipenses 3:19), y de que usar el lenguaje bíblico para describir al pecado es algo repudiable y que ya se persigue como ilegal en algunos lugares. La libertad de adoración está desapareciendo mientras las comisiones metropolitanas y los concilios toman la prerrogativa de prohibir espacios y actividades de adoración.

Y junto a la pérdida de libertades para actuar en modos bíblicos, viene la compulsión gubernamental a actuar en modos antibíblicos, financiando el asesinato de los niños sin nacer, apoyando la legitimidad del comportamiento pecaminoso, y la disposición a participar en él (por ejemplo, si usted es capellán militar), y la normalización compulsiva del pecado en instituciones públicas que forzarán a la mayoría de los cristianos bíblicos a salirse de las escuelas públicas.

Ante estos desarrollos dramáticos, me pareció bien dejarles con una guía bíblica sobre cómo debe vivir la iglesia en esta nueva marginalización emergente, y en esta intimidación e incluso criminalización del lenguaje y acción bíblicos.

Así que tenemos otros dos pasos en este mensaje: ¿Qué quiero decir con "fin de los siglos" cuando digo: "Vida juntos en el fin de los siglos"? ¿Y por qué es el amor una protección tan importante contra el engaño anticristiano en estos días?

¿Qué es el "fin de los siglos"?


¿A qué nos referimos cuando hablamos del fin de los siglos? Medite en dos pasajes del libro de Hebreos. Hebreos 1:1-2: "Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo”. Y Hebreos 9:26: Dice: "una sola vez en la consumación de los siglos, [Cristo] se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo". Y medite en 1ra a los Corintios 10:11: "Estas cosas les sucedieron [al pueblo del Antiguo Testamento] como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros [en el primer siglo], para quienes ha llegado el fin de los siglos".

La comprensión del fin de los siglos en el Nuevo Testamento es que ésta época llegó con la encarnación de Jesús como Mesías. Incluso desde que Jesús vino, ya estamos en los "últimos días" (vea Hechos 2:16-17). Y si le parece extraño (dos mil años de los últimos días), no olvide cómo respondió Pedro a esa pregunta en 2da de Pedro 3. Alguien preguntó, burlándose: "¿Dónde está la promesa de su venida?". (2da de Pedro 3:4). Y Pedro respondió: "Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2da de Pedro 3:8). Lo que significa, profundamente, que han transcurrido dos días en los últimos días, desde el ventajoso punto de vista de Dios.

El fin del fin


Así que siempre estamos viviendo en los últimos días. Siempre estamos viviendo en el final de los tiempos. Siempre estamos viviendo en el final de los siglos. Pero el final tendrá un fin. ¿Cómo terminarán estos últimos días? Vaya conmigo a 2da a los Tesalonicenses. Aquí, probablemente, Pablo da la descripción más detallada de su comprensión de cómo terminarán los últimos días. Los tesalonicenses están sufriendo aflicción y Pablo les da esta esperanza (2da a los Tesalonicenses 1:5-10):

[El sufrimiento] es una señal evidente del justo juicio de Dios, para que seáis considerados dignos del reino de Dios, por el cual en verdad estáis sufriendo. Porque después de todo, es justo delante de Dios retribuir con aflicción a los que os afligen, y daros alivio a vosotros que sois afligidos, y también a nosotros, cuando el Señor Jesús sea revelado desde el cielo con sus poderosos ángeles en llama de fuego, dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús. Estos sufrirán el castigo de eterna destrucción, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando El venga para ser glorificado en sus santos en aquel día y para ser admirado entre todos los que han creído; porque nuestro testimonio ha sido creído por vosotros.

Así que estos últimos días terminarán con la llegada de Jesús con poderosos ángeles en fuego ardiente, para dar alivio a Su pueblo perseguido y para dar venganza a quienes no conocen a Dios u obedecen el evangelio. Y en el fin del fin, como siempre, hay un conflicto entre el pueblo de Cristo y los incrédulos y ése conflicto y persecución será finalmente resuelto con la llegada de Cristo para dar descanso a los cristianos oprimidos y para dar venganza eterna a sus opresores. Así es como termina el fin de estos siglos.

Pero entonces, en 2da a los Tesalonicenses 2, él nos da más detalles sobre el fin del fin. Comencemos leyendo el versículo 3:

Que nadie os engañe en ninguna manera [el engaño es el gran peligro de los últimos días], porque [el día de "la venida de nuestro Señor Jesucristo", versículo 1] no vendrá sin que primero venga la apostasía [o rebelión] y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición. . . . Y vosotros sabéis lo que lo detiene por ahora, para ser revelado a su debido tiempo. Porque el misterio de la iniquidad ya está en acción.

Así que, igual que en 1ra de Juan 4:3, Pablo ve a una figura maligna surgiendo al final, cuyo espíritu ya está obrando en estos días. Pablo dice que en el fin vendrá el "hombre de pecado [iniquidad]" (versículo 3), pero (versículo 7): "el misterio de la iniquidad [pecado] ya está en acción". Juan dijo, en 1ra de Juan 4:3: "este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo". Así que tanto Pablo como Juan ven este final con el surgimiento de una figura poderosa, engañosa, anticristiana, y a ése espíritu obrando ya (1ra de Juan 4:3), u obrando ya el misterio (2da a los Tesalonicenses 2:7) de esa figura, hasta los últimos días.

Y el final de esa fuerza anticristiana de iniquidad, será la segunda venida de Cristo. Versículo 8: "Y entonces será revelado ese inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida".

Evitando cuatro errores hasta entonces


No sé cuántos años transcurrirán entre hoy y esos eventos finales. Pero sé suficiente y ustedes saben suficiente para evitar cuatro errores graves.

Error #1 : Los eventos finales están tan lejos en el tiempo que no necesitamos preocuparnos con las advertencias o preparativos.

No sabemos cuánto falta para que ocurran, y el misterio de la iniquidad y los muchos anticristos están diseñados para engañarnos a fin de que no los conozcamos cuando vengan, o reconozcamos a los engañadores que vienen antes de ellos.

Error #2 : Los eventos están tan cercanos en el tiempo que no necesitamos preocuparnos con este mundo o con mañana.

Siempre han estado cerca desde nuestra perspectiva humana, y debieran estarlo. Y nuestro trabajo nunca cambia: Hacer discípulos en las naciones, enseñénles, obedezcan todo lo que Él mandó (Mateo 28:19-20), toda la vida cristiana.

Error #3 : *Habrá tanta iniquidad e incredulidad al final de los tiempos, que la oración o el trabajo para un avivamiento en las iglesias (o un gran despertar en las ciudades o naciones), será inútil. *

No lo sabemos. Nada, en la perspectiva del final en Pablo o Juan, dice que nosotros, o esta iglesia, o esta ciudad, debemos ser parte de la rebelión e iniquidad final. Según sé, Minneapolis pudiera ser unpunto rojo ardiendo con pasión por Jesucristo cuando venga. El fin será descolorido, pero nada dice que cierta familia o iglesia o ciudad serán descoloridas.

Error #4 : *La iniquidad e incredulidad e inmoralidad de los últimos días es una señal del fracaso de la iglesia. *

Ésa no es una declaración bíblica. No estoy diciendo que en un momento determinado la iglesia no pudiera tener más impacto en la cultura si fuera más santa o más llena del poder del Espíritu Santo. Lo que estoy diciendo es que siempre hay otros factores involucrados en la corrupción de la cultura, de modo que nunca es tan simple como decir que el fracaso de la iglesia es la razón por la cual nuestra cultura está corrupta.

Es un error decir, como dicen muchos: "La condición de la sociedad es el reporte de estado de la iglesia". Esto está especialmente errado cuando se dice al final de los tiempos. La apostasía, la rebelión, la iniquidad, la explosión del anticristo en el fin del fin es el plan misterioso de Dios, no el fracaso de la iglesia. Jesús no dirá a Su iglesia sufriente, al rescatarla de sus opresores: "Sabes, si hubieras sido una iglesia fiel, entonces no habría habido hombre de iniquidad ni una gran apostasía". De hecho, solo una iglesia fuerte y pura podría sobrevivir a estos días, no una iglesia endeble.

¿Cómo, entonces, debiéramos vivir?


Lo que nos trae de vuelta a nuestro último paso en este mensaje en 2da de Juan. ¿Cómo debiéramos responder al oscurecimiento de estos días en Norteamérica? Debiera escribirse muchos libros para dar esta respuesta. Y solo tomaré unos pocos minutos para subrayar por qué es que la respuesta de Juan es el amor unos por los otros.

Note la relación entre 2da de Juan 6 y 7. El versículo 6 termina diciendo: "para que andéis en él [en el mandamiento de amarnos unos a otros]". Y el versículo 7 da la razón: "Pues muchos engañadores han salido al mundo”. Entonces, ¿cómo debemos vivir, mientras aumentan los engañadores y abunda el espíritu del anticristo en los Estados Unidos? Debiéramos amarnos uno a otros porque la vida juntos en amor es la mejor protección contra el engaño.

¿Por qué así?

El amor cristiano no es pastoso; es un sentimiento sólido por quienes buscan y comparten la verdad de Cristo. Y por ello, como el amor entre los cristianos está basado en la verdad que comparten, ése amor se convierte entonces en una poderosa protección contra el engaño. Vea los versículos 1-2: "El anciano a la señora escogida y a sus hijos, a quienes amo en verdad, y no sólo yo, sino también todos los que conocen la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros”.

Amor en la verdad de Cristo


La verdad de Cristo, la verdad del evangelio, la verdad de la Palabra de Dios es el aire en el cuál vive y florece nuestro amor ("a quienes amo en verdad", versículo 1). Es el fundamento de granito sobre el cuál descansa nuestro amor (versículo 2: a quienes amo "a causa de la verdad".

Por ejemplo, sé por las palabras, tarjetas, cartas, correos electrónicos, y parece que soy amado por cientos de ustedes a quienes apenas conozco. ¿Qué es eso? Es el tejido de almas establecido con un afecto profundo, sólido, porque cada semana y cada mes y cada año, compartimos verdades preciosas. Si usted ama a Cristo con todo su corazón y ama a Su Palabra con toda su alma, y si yo predico a Cristo y a Su Palabra con fidelidad de corazón y durante años a usted, ¿qué otra cosa podría suceder sino amor? Y así ocurrirá con los que están alrededor de usted y quienes aman la verdad. El amor cristiano no es pastoso; es un afecto sólido por quienes aman y comparten la verdad de Cristo.

Un pueblo que se ama de esta manera, no será fácilmente engañado al final de los siglos.

Una poderosa y alegre comunidad


Una última razón por la cual la vida juntos en amor protege contra el engaño. El engaño funciona porque hace que la vergüenza se vea gloriosa, y lo feo se vea lindo, y lo necio sabio, y los caminos suicidas parezcan caminos de vida, y la tristeza parezca alegría. El engaño ocurre porque pensamos que seremos más felices si nos alejamos de Cristo y aceptamos el pecado (vea 2da a los Tesalonicenses 2:12).

Pero vea el versículo 4: "Mucho me alegré al encontrar algunos de tus hijos andando en la verdad, tal como hemos recibido mandamiento del Padre". Él se regocijó por lo que experimentó en las vidas de otros cristianos. En otras palabras, vivir juntos en amor, incluso rodeados de anticristos, es una modo feliz de vida. Amar y ser amado en la verdad del evangelio es una vida profundamente satisfactoria. Una comunidad tan feliz no puede ser fácilmente engañada por los tenues placeres del pecado.

Por tanto, Bethlehem, estos son días de tinieblas para los Estados Unidos. Por tanto, no deje que el mundo, no deje que el espíritu del anticristo, o el misterio de la iniquidad, le arrebate el amor unos por los otros, o la felicidad de sus vidas juntos. Amén.

lunes, 18 de agosto de 2014

*SI! RICOS PARA CON DIOS by John Piper




Lucas 12:13-21    

Uno de la multitud le dijo: Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo. Pero El le dijo: ¡Hombre! ¿Quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros? Y les dijo: Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes. También les refirió una parábola, diciendo: La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. Y pensaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?” Entonces dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. “Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?” Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.
Jesús y los apóstoles consideraban que el dinero era peligroso y útil. Y nos enseñaron cómo minimizar el daño y maximizar su utilidad. Y éso es lo que espero hacer hoy. Me gustaría evitarles las tragedias que el dinero puede traer, y me gustaría maximizar el gozo de ustedes en la manera en que hacen que el dinero sea útil.

El dinero representa un valor

Permítanme aclarar, ahora, que el dinero en sí es solo piezas de metal y piezas de papel. Y nos preocupa porque en nuestra cultura hemos establecido que esas piezas de metal y papel funcionen como moneda de cambio. Ellas representan un valor. Así que el dinero es importante para nosotros, simplemente porque lo cambiamos por lo que valoramos. Lo que usted hace con su dinero muestra lo que usted valora con su corazón.
Valoramos la vida y el sabor, así que damos dinero por comida. Valoramos la educación, y por eso damos dinero para libros e instrucción. Valoramos el entretenimiento (probablemente demasiado), y por eso damos dinero para Netflix y juegos con pelota y conciertos. Valoramos los ministerios de la iglesia y el avance del evangelio, y por ello damos dinero a la iglesia y a otros ministerios.
Jesús dijo aquí, en Lucas 12:34: "donde esté vuestro tesoro, allí también estará vuestro corazón". El movimiento de nuestro dinero expresa el movimiento de nuestro corazón. Donde vaya nuestro dinero, hacia allá va nuestro corazón. Usted cambia dinero por lo que valora, por lo que atesora.
Así que cuando digo que el dinero es peligroso y útil, lo que quiero decir es que las piezas de metal y papel que usted tiene en su bolsillo, o bolso, tienen la capacidad de mostrar que usted valora las cosas más que a Dios (lo que es peligroso), o que usted valora a Dios más que a las cosas (lo que es útil). El papel es nada, pero su expresión de los tesoros de nuestro corazón lo es todo.

La convicción de este mensaje

La convicción detrás de este mensaje es, por tanto, triple: 1) que donde un pueblo (estoy pensando en ustedes ahora, en esta iglesia) atesora a Dios por encima de todo lo que el dinero puede comprar; y 2) donde un pueblo comprende la enseñanza bíblica de que el movimiento de nuestro dinero expresa el movimiento de nuestro corazón; y 3) donde un pueblo comprende que la iglesia local es esencial para la obra de Dios en el mundo, ese pueblo, esa iglesia, hará lo que sea para la misión de misericordia de Dios y de evangelización, y para edificar el cuerpo de Cristo, y todo eso mientras cada miembro y familia son atendidos.
Así que mi trabajo, cada semana, es señalarles el supremo valor de Dios en Cristo, y revelar cómo el corazón se mueve con su dinero, y enfatizar la belleza de esta iglesia local en nuestras vidas.
Mi enfoque hoy será dar una exposición de este texto, Lucas 12:13-21, y una aplicación más amplia utilizando mi propia experiencia como testimonio de la fidelidad de Dios.

Confrontados con una decisión

Alguien se acercó a Jesús y dijo (versículo 13): "Maestro, dile a mi hermano que divida la herencia conmigo". Ahora, Jesús es confrontado con una decisión, de la misma forma en que los pastores somos confrontados de vez en cuando. ¿Se involucrará en las pequeñeces de la disputa por la herencia? ¿O no? Hace unas pocas semanas solamente, fui arrastrado a una disputa similar. Encontré muy instructiva la perspectiva de Jesús aquí.
Él dijo (versículo 14): "¡Hombre! ¿Quién me ha puesto por juez o árbitro sobre vosotros? En otras palabras, mi llamado es diferente al que me estas pidiendo. Sí tengo algunas cosas importantes que decirte, pero no soy quien deba ser arrastrado por los detalles de esta disputa. Y entonces hace una advertencia sobre cuán peligrosa es esta herencia. Dice (en el versículo 15): "Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes”.
Él ve a un hombre perdiendo su parte en su porción de la herencia. Y ve en él alguna evidencia de que el peligro herencia le está engañando. Es por eso que, en Mateo 13:22, se refiere al "engaño de las riquezas". Esta herencia estaba engañando al hombre. Es por eso que el dinero es tan peligroso. Nos miente. Trata de engañarnos. ¿Qué estaba diciendo?

Cómo engaña el dinero

Estaba diciendo: "Si me pierdes, perderás gran parte de tu vida. Si me pierdes, perderás lo que la vida puede ser para ti. Yo soy tu vida. ¿Te percatas de cuán grande soy? Si me tienes, la vida sera en verdad vida". Eso es lo que la herencia estaba diciendo.
Y Pablo sabía que eso es lo que la riqueza dice, y por esa razón dijo a los ricos en 1ra de Timoteo 6:18-19: "sean ricos en buenas obras. . . prontos a compartir. . . para que puedan echar mano de lo que en verdad es vida”. En otras palabras, no sean engañados por el mensaje del dinero que les arrulla con las palabras: "Yo te doy vida. Tu vida será monótona y aburrida y vacía e insignificante e infeliz sin mí. Yo soy tu vida".
Y a esto dijo Jesús en el versículo 15b: "su vida no consiste en sus bienes". En otras palabras, el mensaje es mentira. No lo escuchen. "Estad atentos y guardaos". Esta mentira despertará la codicia, y la codicia es idolatría (Colosenses 3:5), y por ello el peligro aquí es inmenso. Esta herencia no solo no es su vida. También está a punto de tomar su vida.
Es exactamente lo que Pablo dijo sobre el peligro del dinero en 1ra a Timoteo 6:9: "Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo y en muchos deseos necios y dañosos que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición". ¡Cuidado! ¡Guárdese! Esta herencia está a punto de matarle. Es más o menos lo que dije en la disputa hace unas semanas: El problema aquí no es principalmente si usted obtiene su parte con justicia, sino si el quererla demasiado le destruirá.

Lo que es, realmente, la vida

¡Oh cuán vulnerable es el corazón humano caído, el mío lo es, a sentir que tener muchas cosas es igual a estar verdaderamente vivo! Y Jesús es apremiante y apasionado (versículo 15): Tu vida no consiste en tener muchas cosas. La vida consiste en conocer a Dios. Juan 17:3: "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. La vida no es tener cosas. La vida es conocer a Dios. Ahora Jesús llega a ese punto.
Así que Jesús les dice una parábola. No solo es para el hombre que hizo la pregunta, sino para todos nosotros. Todos estamos escuchándolo. Así lo dice en el versículo 16: "les refirió una parábola, diciendo:

La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. Y pensaba dentro de sí, diciendo: “¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?” Entonces dijo: “Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis bienes. Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?” Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.
No es malo cuando nuestra tierra ha "producido mucho" (versículo 16). No es malo cuando nuestro negocio prospera. No es malo recibir una promoción y con ello un aumento de sueldo. No es malo cuando nuestras inversiones crecen en su valor. Eso no es lo malo en esta parábola. Él no es llamado necio por ser un granjero productivo. Dios conoce que este mundo caído necesita granjeros productivos y hombres de negocios prósperos.

Literalmente: un necio maldito

¿Por qué, entonces, es llamado necio? Esa es la pregunta en esta parábola. Él no solo es llamado necio, sino un necio que pierde su alma. Versículo 20: "Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma”. Él era, literal y trágicamente, un "necio maldito". ¿Por qué?
Así es como yo lo explicaría: Por la forma en que usó el incremento de sus riquezas no daba señal de ser rico para con Dios. Continuaba edificando graneros cada vez más grandes. Ello pudiera ser correcto - si usted está usando el grano para un uso que muestra que Dios es su Tesoro. Pero, ¿qué dice el granjero? Versículo 19: "Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”. El uso que planea para su riqueza dice algo: "Mi tesoro es el descanso, es comer, es beber, y es divertirse". Esa es mi vida. Y las riquezas en mis graneros lo hacen posible.
¿Qué hay de malo en eso? Nada, si no existiera un Dios infinitamente valioso ni resurrección. Es por esto que Pablo dijo, en 1ra a los Corintios 15:32: "Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos”. Pero existe un Dios, y hay una resurrección. Por tanto, lo incorrecto en la forma en que el hombre maneja sus riquezas es que él no las usa de un modo que muestre que atesora a Dios más que a las riquezas.

Ricos para con Dios

Este es el versículo clave y concluyente que muestra con más claridad la idea (versículo 21): "Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios". La frase "rico para con Dios", es inusual. ¿Qué significa ser "rico para con Dios"? El significado es claro partiendo del contraste: es lo opuesto a amontonar tesoros para uno mismo. Ser ricos para con Dios es lo opuesto a tratarse a uno mismo como si hubiera sido creado para las cosas y no para Dios. Ser ricos para con Dios es lo opuesto a actuar como si la vida consistiera en la abundancia de las posesiones y no en la abundancia de conocer a Dios.
Ser rico para con Dios, por tanto, es que el corazón sea atraído a Dios como nuestra riqueza. "Rico para con Dios" significa acercarnos a Dios como nuestra riqueza. "Rico para con Dios" significa tener a Dios como la mayor riqueza, mayor que todo en la Tierra". "Rico para con Dios" significa usar las riquezas terrenales para mostrar cuánto usted valora a Dios. Esto es lo que el próspero granjero no hizo. Y el resultado es que fue un necio y perdió su alma. Es lo que quise expresar cuando dije: Jesús considera peligroso al dinero. Nos seduce lejos del amor de Dios. Nos seduce para no atesorar a Dios.
Nuevamente, el problema no es que los campos del hombre prosperaran. El problema es que Dios dejó de ser su tesoro supremo. Si Dios hubiera sido su tesoro, ¿qué hubiera sido diferente? En lugar de decir: "Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete", él hubiera dicho algo como esto:

Dios, todo esto es tuyo. Tú hiciste que estos campos prosperaran. Muéstrame cómo expresar con mis riquezas que Tú eres mi Tesoro, y que las riquezas no lo son. Ya tengo suficiente. No necesito una malla de protección más grande o mejor. No necesito mejor comida, mejor bebida, y mejores fiestas. Sí, de hecho, necesito divertirme, pero no en fiestas auto-indulgentes con personas ricas y retiradas. Quiero divertirme con personas que hayan sido ayudadas por mi generosidad. Quiero la mayor bendición de dar. Porque tú me has enseñado, Señor, que "más bienaventurado es dar que recibir" (Hechos 20:35).

Aplicaciones arriesgadas

Esa es mi exposición. Ahora, aquí hay alguna aplicación. Y voy a correr el riesgo que corrió muchas veces Pablo en sus cartas y daré mi propio testimonio con relación a mi administración del dinero, o debiera decir, la administración de Noël y mía del dinero, porque lo mío es suyo. Pablo dijo, por ejemplo, a los ancianos en Hechos 20:33-35:

Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado. Vosotros sabéis que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo. En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir.”
Es arriesgado hablar de uno mismo (Mateo 6:2-4), pero escúchenme como pastor de ustedes, como un padre. Estoy testificando, no ordenando. Estoy tratando de inspirarles con la fidelidad de Dios, no estoy forzándoles con demandas. Estoy tomando mi modelo de 2da a los Corintios 9:7: "Que cada uno décomo propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre”. No por obligación. Quiero usted sea una persona radical, generosa ("rico para con Dios"), porque Dios es su Tesoro, no porque él ordenó que usted diezmara. Así que Pablo trató de inspirar a los corintios con el ejemplo de los macedonios en 2da a los Corintios 8:1-7, y con su propio ejemplo en 1ra a los Corintios 9.

Cinco maneras de guardarse y maximizar

Así que aquí hay cinco formas que uso para guardarme contra el peligro y para maximizar la utilidad del dinero. Espero que les inspiren a encontrar su propio modo de hacerlo.
1. Estudio para ver y disfrutar el valor supremo de Jesús por encima de todas las cosas terrenales.
Esto significa que leo mi Biblia diariamente con este propósito, de modo que pueda decir con Pablo en Filipenses 3:8: "yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, y ser hallado en El". Diariamente estoy en una búsqueda para verle de esta forma.
2. Oro para que esto me libere del amor al dinero.
"Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia deshonesta" (Salmo 119:36). "Sácianos por la mañana con tu misericordia, y cantaremos con gozo y nos alegraremos todos nuestros días" (Salmo 90:14). Expón el engaño de las riquezas, oh Señor, revelando tu valor supremo.
3. Confío en las promesas de Dios para satisfacer cada necesidad (para mi familia y para la iglesia)
"Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" (Filipenses 4:19). "Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra" (2da a los Corintios 9:8). "Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". (Mateo 6:33). Mi alma descansa en estas promesas.
4. Aparto electrónica y regularmente nuestra ofrenda a la iglesia, y luego añado ofrendas espontáneas en los servicios de adoración.
Tomo esta iniciativa de la enseñanza de Pablo de que las ofrendas deben ser regulares y libres, disciplinadas y espontáneas. Por ejemplo, en 1ra a los Corintios 16:2 dice: "Que el primer día de la semana, cada uno de vosotros aparte y guarde según haya prosperado, para que cuando yo vaya no se recojan entonces ofrendas”.
Esto nos lleva hacia la sabiduría de una ofrenda planificada, regular, disciplinada. La ofrenda esporádica, sin planificarse, significa que usted no está tratando la ofrenda como una parte integral de su vida de adoración. Así que para asegurar la parte disciplinada de nuestra ofrenda me conecto a Internet y le digo a la página de ofrendas BBC que tome la cantidad de mi cuenta de cheques cada día de pago por cheque.
Y como queremos mostrar con claridad y enseñar a nuestros niños y recordarnos a nosotros mismos que las ofrendas son un aspecto esencial de la adoración de nuestro corazón siempre la tenemos como parte integral de nuestros cultos. Ese es el significado de ese momento en la adoración: "Te atesoramos, oh Dios, en este mismo culto, valorándote por encima del dinero que estamos entregando. Preferimos el gozo que recibimos al ver tu misión avanzar". Eso es lo que decimos con nuestra ofrenda en adoración cada fin de semana.
Cuando nos unimos en Bethlehem, hacemos un pacto junto a 3151 de ustedes para "contribuir alegre y regularmente al apoyo del ministerio y los gastos de la iglesia".
Muchos de ustedes no crecieron en hogares donde tuvieran alguna enseñanza o modelo sobre cómo ofrendar a su iglesia. Por tanto, considérenme su padre en este servicio. Les amo y quiero su gozo más pleno. La principal razón para las asignaciones a los hijos tan pronto como pueden contar es enseñarles que las ofrendas regulares, disciplinadas, proporcionadas, a la iglesia son normales para la cristiandad.
Y si usted pregunta "¿Cuánto?", mi respuesta comienza con el modelo del Antiguo Testamento y edifica sobre él: según Dios le prospere. Me es difícil imaginar a los hijos de Dios, después de las glorias de la cruz, dar menos que los santos del Antiguo Testamento.
5. Finalmente, levanto protecciones contra los graneros más grandes y convierto la prosperidad de mis campos en bendiciones para otros.
Tres modos: Primero, rindo los derechos de autor y todas las ganancias porcentuales de todos mis libros a la Fundación Desiring God que mantiene cerca de diez mil dólares en el banco y da el resto a Desiring God, y a Bethlehem lo demás. No tengo acceso legal a este dinero.
Segundo, rindo todos mis honorarios a Desiring God y a Bethlehem De este modo limito mi entrada a lo que la iglesia me paga.
Y, tercero, cada año Noël y yo, como práctica regular, incrementamos no solo la cantidad que damos a Bethlehem, de nuestro salario, sino su porcentaje. Si usted no pone algo como esto en su lugar, usted, cada vez más, llamara necesidades a las cosas que en parte solo quiere.
La razón para estas tres limitaciones en nuestra entrada nos lleva de vuelta al comienzo del sermón. Jesús y los apóstoles consideraban que el dinero era peligroso y útil. Es peligroso y por tanto le animo a poner límites en la cantidad que guarda para sí mismo, no en cuánto usted hace, sino en cuánto usted retiene. Y es útil, lo que significa que usted recibe un gozo increíble al dar más y más para las causas que ama.

Dios como nuestra riqueza

Y para que no haya malentendido alguno, si usted es un hombre de negocio, y convierte un negocio de $200 000 en un negocio de 200 000 000, no al incrementar su estilo de vida, sino al invertir bienes para la creación de empleos y la expansión de bienes y servicios dignos, usted ha hecho bien esta parte. El problema no es que prosperaran los campos del hombre El problema era: ¿Qué hizo con éso?
Quiera el Señor concedernos todo el gozo- el gozo alegre e inalterado, de encontrar nuestra vida no en los bienes, sino en la abundancia de todo en Dios, y en el cumplimiento de los compromisos de nuestro pacto, y en mostrar al mundo lo que significa tener a Dios como nuestra riqueza. Amén.

domingo, 17 de agosto de 2014

ESPOSO ERES RESPONSABLE DE LA FELICIDAD DE ESPOSA




¿Tiene usted una esposa radiante? El amor abnegado es el que produce esposas radiantes, que florecen en la unidad y la intimidad con sus esposos. He aquí cómo los esposos pueden ayudar a sus esposas a ser mujeres radiantes.

Ame a su esposa como Cristo amó a la Iglesia: Lo que Pablo enseña a los esposos acerca del matrimonio



Como varones pentecostales comprendemos que las mujeres son bastante diferentes de nosotros, pero no creemos que esas diferencias sexuales impidan que ocupen posiciones de liderazgo en la iglesia. Sin embargo, como esposos pentecostales, nuestra particular posición igualitaria raras veces pasa del púlpito al hogar, y se produce un dominio masculino que no tiene nada de particular, impidiendo que nuestras esposas ocupen sus puestos naturales de liderazgo en la casa,  e impidiendo que las amemos como Cristo ama a su desposada.

Este es un grave y costoso error por parte nuestra como esposos. Al fin y al cabo, todas las esposas tienen dones vivificantes que sus esposos sencillamente no tienen; dones que son críticos para que ellos cumplan con su propósito en el matrimonio. Si les permitimos a nuestras esposas la libertad de guiar a través de las percepciones y ventajas de estos dones, estaremos bendiciendo nuestros hogares, y nuestras esposas irradiarán gozo. Si no lo hacemos, opacaremos esa irradiación y nos privaremos a nosotros mismos de las ricas bendiciones que Dios quiere que tengamos como pareja.

Permítame dibujar una imagen más clara de nuestro error como esposos, usando a mi esposa Brenda como ejemplo. Cuando ella era soltera, estaba libre para florecer en Cristo. Cada vez que Dios le tocaba el corazón para que hiciera algo, sencillamente lo hacía. Cuando Dios le pedía que diera dinero para un misionero necesitado, obedecía. Honraba las convicciones que le iba dando el Espíritu, sin interferir. Podía descansar cuando necesitaba hacerlo, y orar cuando lo deseara. Antes de nuestro matrimonio, Brenda ministraba libremente a Dios sin interferencia alguna, usando sus dones para agradarle a Él. Estaba libre para evitar el pecado y para vivir puramente, y cuando yo la conocí, estaba absolutamente radiante en su vida con Cristo.

Sin embargo, yo le robé esa libertad por medio de mi propio liderazgo arrogante y mi dominio masculino. Y eso es lo que hacen muchos esposos; destruí el mismo resplandor que me atrajo a ella en primer lugar. Dicho sencillamente, pequé contra Brenda al hacerles mucho menos espacio a sus dones cristianos en nuestro matrimonio, que cuando era soltera. Peor aún, la obligué a pecar, algo que nadie había podido hacer antes que mi “amor” entrara en su vida. Permítame que le explique.

Brenda tiene el don de discernimiento con las familias, un fuerte don que yo no tengo. Cuando de relaciones familiares se trata, ella distingue las buenas de las malas (el cristianismo se remonta por lo menos a cuatro generaciones en todas las ramas de su árbol genealógico), y lo que veía en las relaciones de mis parientes con mi familia la hacía sentir muy incómoda. Por ejemplo,  cada vez después de visitar a mi padre, inevitablemente yo salía de su casa enojado o deprimido, porque él me rebajaba constantemente en presencia de Brenda. Algunas veces me llevaba un par de semanas lograr que mis emociones se estabilizaran. 

Mi padre estaba causando daño de muchas maneras en mi joven familia. Al cabo de algún tiempo, hasta Brenda comenzó a pasar por la misma montaña rusa de emociones después de nuestras visitas. Estaba asustada.

Me decía: “¡Si me puede arrastrar a mí hacia ese torbellino emocional, lo más probable es que también pase lo mismo con nuestros hijos!”

Lo mismo estaba sucediendo cuando visitábamos a mi madre y mis hermanas. En cada rincón de su espíritu sonaban con toda potencia las alarmas, y con una buena razón.

El fuerte don de discernimiento de Brenda estaba destinado a bendecir y proteger nuestro matrimonio, y ayudarme a mí a ser buen líder como esposo y como padre. Ella sabía que tendría que luchar contra los malos tratos emocionales procedentes de mi padre, y detener el caos emocional que se estaba levantando en el resto de mi familia. En cambio yo había vivido durante tanto tiempo viendo todo aquello, que estaba ciego ante el peligro. Así que fríamente me negaba a aceptar su don y no la dejaba hablar.

“Una familia no tiene por qué ser tan perfecta como la tuya para ser aceptable”, le decía. “Si hubieras crecido en un hogar normal, no serías tan débil a la hora de enfrentar todo esto”.

La regañaba cuando se ponía emocional o deprimida por estas cosas, golpeándole el corazón con palabras hirientes como estas: “Lo que pasa es que eres toda una consentida. Los adultos tienen conflictos, y necesitan ser capaces de enfrentarse a ellos. Lo que te hace falta es crecer”.

En realidad, ni era una consentida, ni tenía nada de débil. Estaba defendiendo las convicciones que tenía en su corazón. Para Brenda, someter a su joven familia a las críticas sin límites de mi padre, y a los discursos emocionales de mi madre y mis hermanas, estaba claro que era pecar, y habría debido ser pecado para mí también. En lugar de dar espacio a su don de discernimiento, yo lo ridiculizaba ciegamente y le exigía en voz alta que hiciera todo lo que yo quisiera que hiciera con respecto a mi familia. En resumen, yo le estaba ordenando que pecara. No es de extrañarse que nuestra unidad y nuestra intimidad murieran, y no es de extrañarse tampoco que su aspecto radiante desapareciera por completo en aquella perturbadora neblina llamada “mi liderazgo”.

El ministerio de Brenda consistía en criar hijos piadosos. Era el llamado de su vida, y a la luz de su don y de su evidente llamado, me habría debido ser fácil para mí el honrar su liderazgo en el hogar, a pesar de mi “teología” sobre el liderazgo del varón. Al fin y al cabo, aquello tenía sentido. Como dije, ella había procedía de una familia que había sido cristiana durante cuatro generaciones. Yo había sido engendrado en una familia que era una sarta de hogares disfuncionales. Ella sabía cuál era el aspecto que tiene un hogar cristiano piadoso. Yo no. Ella tenía un llamado claro y directo de parte de Dios para crear un hogar piadoso. Aunque yo también lo quería, estaba claro que sólo llegaríamos a ese punto si yo la liberaba para que ella nos guiara en ese aspecto. Aun así, dejar que nos guiara en los aspectos de sus dones no era cosa fácil, y a mí no se me hacía natural.

¿Por qué es tan difícil esto para nosotros los varones? No se trata de que la Biblia no esté clara en este punto. Por ejemplo, me ordena amar a Brenda como Cristo amó a la Iglesia. ¿Cómo amó Cristo a la Iglesia? Con una bondad perfecta: “La caña cascada no quebrará, y el pábilo que humea no apagará” (Mateo 12:20). Cristo no pisotea nuestras emociones y nuestros dones. Pero yo sí pisoteaba los de Brenda.

La Biblia nos exhorta diciendo: “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas” (Colosenses 3:19). Este mandamiento no es menos importante para Dios que el de “No matarás”. Sin embargo,  yo siempre encontraba la forma de darle el giro que me convenía a esa frase de las Escrituras.

Las Escrituras también me ordenan amar a Brenda de una manera abnegada; renunciar a mi vida de una manera costosa, para asegurarme de que su corazón y sus dones tienen el espacio suficiente para florecer y prosperar en nuestro matrimonio (véase Efesios 5:25–27).

Un enfoque inspirado en el sacrificio


De manera que la Biblia nos habla claro. Para vivir de acuerdo con mi teología igualitaria en nuestro hogar, y restablecer la brillantez en la vida de Brenda, necesitaba aprender a someterme con facilidad al liderazgo de mi esposa en el campo de sus puntos fuertes, y sacrificar mi propia vida en ocasiones por el bien de sus dones.

Muchos de nosotros necesitamos aprender esto, puesto que las esposas radiantes son escasas. Las estadísticas indican que el ochenta y cuatro por ciento de las mujeres sienten que no tienen intimidad ni unidad en su matrimonio, y una gran mayoría de las mujeres divorciadas dicen que sus años de casadas fueron los años más solitarios de su vida. La brillantez es poco frecuente, y puesto que las proporciones de divorcio son bastante similares dentro y fuera de las iglesias, sabemos que los esposos cristianos no estamos actuando con mayor amor ni espíritu de sacrificio que nuestros homólogos seculares, a pesar de la promesa de Dios.

¿Qué ha sucedido? ¿Será que los  varones somos naturalmente tan fríos de corazón, incluso nosotros, los varones cristianos? No lo creo. Lo que pienso es que los esposos cristianos se han aferrado a otra parte de las Escrituras que se halla solamente dos versículos antes, en Efesios 5:23, 24: “Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”.

Ese pasaje no suena igualitario en absoluto, ¿no es cierto? Parece decir que la esposa está obligada a someterse por completo a un oráculo masculino omnipotente y omnisciente, a quien se le han dado unos derechos irrefutables de liderazgo. ¡No en balde los esposos nos sentimos confundidos en cuanto al matrimonio! En un pasaje parece que se nos dice que tenemos la posición superior en todos nuestros tratos con nuestra esposa, y que nuestros dones y nuestras ideas deben ser los preeminentes, y en el pasaje siguiente se nos dice que entreguemos nuestra vida misma por el bien de sus dones e ideas, para que podamos producir una esposa radiante.

Ese pasaje ha confundido a los esposos cristianos que temen a Dios, y ha hecho que abandonaran su posición igualitaria del día de bodas durante años, y es un error que se puede seguir con facilidad hasta una pobre traducción cultural de la palabra “cabeza” en el día presente. Veámosla.

El dominio del varón en el matrimonio es tan antiguo como el tiempo, y era especialmente evidente a lo largo y ancho de la cultura grecorromana de los tiempos de Pablo. En aquella cultura, las cosas eran bastante directas. De las esposas se esperaba sencillamente que obedecieran a sus esposos, y las parejas seguían unos códigos hogareños definidos y escritos que instruían a los esposos sobre la forma de dominar o gobernar a sus esposas. Todo el mundo hacía las cosas de esa manera.

Dios detestaba aquello, y lo quería cambiar. El principio que presenta el Señor de sumisión mutua, tal como se expresa en Efesios 5:21, era un paradigma asombrosamente nuevo para todo el mundo en el planeta Tierra, y es central en nuestra posición igualitaria como cristianos: “Someteos unos a otros en el temor de Dios”.

Estas palabras llevaban la intención de trastocar el dominio tradicional del varón en nuestros hogares, y devolver a la relación matrimonial a lo que Dios quería que fuera desde el principio. En resumen, Dios estaba desafiando a los esposos a relacionarse con sus esposas desde una posición de amor, como lo hizo su Hijo Jesús con respecto a su desposada (la iglesia), y no a partir de una posición de poder y dominio.

De manera que Pablo no estaba escribiendo para confirmar el statu quo de aquellos días, sino para corregirlo. A pesar de esto, la mayoría de nosotros estamos a kilómetros de distancia de ese mensaje en estos días, a causa de una simple cuestión de traducción entre las dos culturas. Piense en esto. Cuando leemos que “el marido es cabeza de la mujer”, da la impresión de que en realidad, este texto está confirmando el statu quo del dominio del varón en el matrimonio, debido a la forma en que solemos definir la palabra “cabeza”. 

A causa de nuestra manera moderna de comprender la biología, pensamos en la cabeza como el centro desde el cual se gobierna a todo el cuerpo. Al fin y al cabo, allí es donde se toman todas las decisiones humanas. Usamos la palabra en títulos como “cabeza de estado” o “cabecilla del movimiento”, porque estos líderes son los que determinan la visión y movilizan a su pueblo para convertirla en realidad. Son los centros de gobierno de sus organizadores; los que tienen la última palabra en todo. Así, cuando Pablo declara que el esposo debe ser cabeza del hogar, damos por sentado que los esposos con los centros que lo gobiernan todo en sus hogares.
Sin embargo, no era esa en absoluto la forma en que los efesios leyeron las palabras de Pablo. Para ellos, la cabeza no era el centro gobernante. La cabeza era considerada como la fuente de la vida del cuerpo, y la razón era muy sencilla: Si se corta la cabeza, el cuerpo muere. Cuando Pablo escribió que el esposo debía ser la cabeza de la esposa, los efesios comprendieron al instante que Pablo acababa de hacer añicos su statu quo en el matrimonio. El esposo cristiano ya no tiene que gobernar a su esposa desde una posición de dominio, sino que la debe amar como la fuente de la vida de ella, y como un servidor que se sacrifica para asegurarse de que sus dones tengan el espacio necesario para crecer y florecer en su hogar.

El esposo como fuente de vida


Como es obvio, la frase “fuente de vida” lo cambia todo cuando se trata de eliminar la confusión en nuestro papel de liderazgo como esposos. Insertemos la definición griega de la palabra “cabeza” en Efesios 5:23–27 y veamos de nuevo este texto: “Porque el marido es fuente de vida para la mujer, así como Cristo es fuente de vida para la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa…”

Ahora, este pasaje adquiere un tono totalmente distinto, ¿no es cierto? El sentido original de conflicto entre los conceptos de “cabeza” y “sacrificio” desaparece. En este contexto, entregarnos por nuestra esposa es simplemente una extensión natural y necesaria del hecho de que somos su fuente de vida; algo que todo líder que se asemeje a Cristo debe tener en cuenta para darle espacio a su esposa, de manera que crezca y florezca en su relación matrimonial y en su relación con Dios.

Una vez que un esposo se ve a sí mismo como la fuente de vida, y no como el centro de gobierno, todo cambia en su matrimonio. Renunciar a mis propios derechos y posición por el bien de Brenda, tuvo de repente un sentido perfecto para mí como líder. Nuestro matrimonio se levantó a un nuevo nivel, y lo que sentía Brenda por mí floreció. Cuando yo comencé honrar sus pensamientos y sus convicciones, ella sintió la unidad conmigo, y nunca me he sentido más fuerte ni más seguro en mi liderazgo. Estaba claro que yo seguía siendo líder. Sólo que ahora era líder de una manera distinta, y más bíblica. Ahora era capaz de ceder mis derechos de líder por el bien de nuestra relación y por el bien de la obra y los propósitos de Dios en la vida de Brenda.

Entendamos bien las cosas


El sacrificio, en especial en el sentido al que se refería Pablo, en el cual yo debo ceder mis derechos con el fin de honrar las convicciones y los dones de Brenda, ¡se veía mucho más fácil escrito en el papel! Pronto descubrí que abrirle espacio a Brenda para su don de discernimiento familiar significaba mucho más que el hecho de que yo sacrificara algún tiempo para escuchar su opinión sobre un asunto, sin pelear ni regañarla. Una cosa era admitir que el don de discernimiento de Brenda en cuanto a las relaciones era más fuerte que el mío, y otra muy distinta era darle a su don una influencia real en mis decisiones de todos los días. Significaba un sacrificio genuino, y me costó mucho en mis relaciones familiares el permitir que sus percepciones nos guiaran para crear la clase de hogar que ambos queríamos tener para la gloria de Dios.

Pronto descubrí que hay cosas más importantes que ejercer mi autoridad dentro de mi relación matrimonial. O nos sacrificamos por sus dones como hacemos por los nuestros, o no lo hacemos. Si lo hacemos, tendremos una esposa radiante. Si no lo hacemos, su luz se irá apagando. Esto es cierto, tanto en las cosas grandes como en las pequeñas.

Como ejemplo más sencillo, los domingos por la mañana se convertían en todo un desastre de discusiones durante los años en que estábamos criando a nuestros hijos. Para llegar a tiempo a la iglesia, teníamos que salir de la casa a más tardar a las 9:45 a.m. Yo me esforzaba, bañando, alimentando y vistiendo a todo el que me cayera enfrente. Invariablemente los tenía listos en el momento debido. En cambio, Brenda no es una persona mañanera, sobre todo el domingo, que ella consideraba como el único día de la semana para tomarse su tiempo antes de salir de la cama. Por temprano que pusiéramos el despertador, cuando llegaban las 9:45 Brenda todavía le estaba haciendo los crespos con toda calma a nuestra hija Laura. Yo me quedaba de pie en la cocina con los brazos cruzados y golpeando con el pie, mirando mi reloj de vez en cuando y fulminando con mi mirada a Brenda, mientras ella le hacía los crespos y le torcía el cabello a nuestra hija. ¡Estaba furioso!

Sabía que había llegado a una bifurcación en el camino: o podía exigir que se respetara mi autoridad y gritar como un loco, o aprender a hacer yo los crespos. Hallar la paciencia necesaria sería demasiado para mí, incluso con la ayuda de Dios. Así que preferí aprender a hacer los crespos.

Con mis grandes manos y mis torpes nudillos, supe desde el primer día que aquello era demasiado para mí. A Laura le gustaba menos aún aquel nuevo arreglo, puesto que yo le torcía el cabello de maneras poco estéticas y le quemaba las orejas. ¡Ay! Cada vez que yo le daba la vuelta a la esquina con el rizador en la mano, ella gritaba: “¡Yo quiero que lo haga mi mamá! ¿Que quiero que mamá me lo haga!”

Yo me desafié a mí mismo: “Si todas las niñas de catorce años en Estados Unidos se pueden rizar el cabello de manera que se vea muy bien, entonces no hay razón alguna por la cual un varón de treinta años no pueda hacer lo mismo”.

Gracias a Dios, la práctica hace la perfección. En unas pocas semanas, bajo la estrecha supervisión de Brenda, mejoré mis habilidades hasta el punto de que podía satisfacer realmente sus deseos. Supe que por fin había llegado a este punto un día en que nos encontramos con una amiga en el vestíbulo de la iglesia, y ella exclamó: “¡Laura, qué bien se ve tu cabello! Tu mamá debe haber pasado horas contigo esta mañana”.

Lo más importante de todo es que me sacrifiqué por el bien de Brenda y guié desde una posición de amor, en lugar de hacerlo desde una posición de dominio e ira. Los días de iglesia transcurrían ahora sin problemas, y Brenda no llevaba el corazón golpeado cada mañana de domingo cuando nos dirigíamos al culto.

Otro ejemplo más. Brenda tiene un fuerte don de hospitalidad, pero cuando nuestros hijos comenzaron a crecer, eran exigentes, siempre haciendo algo, y constantemente hambrientos. Esto coartaba el estilo de Brenda, ocupando muchas veces el tiempo en que ella se quería preparar para los huéspedes. Cuando finalmente llegaba a la casa, era en el último minuto. Había pisos de alfombra que aspirar y alfombras pequeñas que sacudir; cosas sobre las cuales decía que no podía llegar a ellas a causa de los muchachos. Cuando yo llegaba del trabajo a casa, la encontraba en estado de pánico. Muchas de aquellas tareas hogareñas me caían a mí durante nuestros últimos esfuerzos desesperados por tenerlo todo “como es debido” cuando llegaran los huéspedes.
Así que protesté. “¿Por qué haces todo esto?”, le exigí. “¡Es ridículo! En realidad, a nadie le preocupan tus pequeños detalles, y a nadie le importa si la casa está perfecta. ¡Por el amor de Dios, si son nuestros amigos! Si no pueden soportar un poco de desorden, que vayan a comer a otro lugar. ¡Mejor aún, que encuentren amigos nuevos!”

Después de uno de mis incontables sermoncitos, Brenda me dijo entre lágrimas: “Ya no voy a poder invitar a la gente a venir hasta que los niños crezcan. Si no lo puedo hacer de la manera correcta, entonces no lo quiero hacer”.

Aquello era más loco todavía. Yo no le estaba diciendo que no debiéramos invitar a nuestros amigos. Me encantaba tener compañía. “Brenda, ¿me estás diciendo que nos vas a privar a nosotros o a los muchachos de tener en nuestra casa a nuestros amigos, simplemente porque tú no lo puedes hacer todo a la perfección? ¿No es eso un poco exagerado?”

“Fred, ¿no lo puedes ver?”, me dijo con ojos suplicantes. “Yo no espero que a ti te importe esto tanto como a mí, pero es importante tenerlo todo bien. Invitar a nuestros amigos a la casa es un ministerio para mí”.

¿Ministerio? Era la primera vez que oía esa palabra conectada con una reunión un sábado por la noche para comer costillas y elote a la barbacoa. La palabra me golpeó en medio de los ojos. ¿Que Brenda lo veía todo eso como un ministerio? Por fin empecé a comprenderlo, y cuando lo hice, analicé la manera en que yo había estado tratando la situación. Normalmente, cuando se acercaba el momento en que llegarían nuestros invitados, yo la ayudaba de mala gana con los niños, recogía toda la casa, o barría la parte exterior. Hacía mi mejor esfuerzo, hasta que podía responder al timbre de la puerta para darles la bienvenida a nuestros amigos. Entonces era cuando podía terminar por fin todo el trabajo de preparación.

¿Un ministerio aquí mismo?


Yo me di cuenta de que tenía que ponerme firme… de acuerdo, ¡conmigo mismo! Yo necesitaba abrir espacio al don de hospitalidad de Brenda para que floreciera. Si invitábamos amigos para alguna noche en día de trabajo, yo comenzaba por llegar a del trabajo una hora antes, con el fin de ayudar en lo que había que hacer. En los fines de semana, me aseguraba de estar en casa horas antes de la llegada de nuestros huéspedes. Ayudaba en aquellas tareas domésticas, como pasar la aspiradora y quitar el polvo, dejando libre a Brenda para sus toques especiales. Lavaba las ollas y las sartenes a medida que las recetas iban pasando por sus distintas etapas. Quitaba la nieve de la acera con la pala en el invierno, y barría la entrada en el verano. Encendía un fuego en la chimenea y ponía en orden los cojines del sofá.

¡Vaya sorpresa! Pronto noté que Brenda y yo nos acercábamos más a medida que yo me sacrificaba con amor y permitía que fuera su don el que me dirigiera cuando se trataba de la hospitalidad en nuestro hogar.

No se trata de que ahora yo haya sido bendecido con los mismos dones que Brenda tiene, o que de repente haya sentido la misma urgencia que la impulsa a ella a hacer todas las cosas que hace. No es así. Sólo se trata de que finalmente he reconocido que ella tiene unos ministerios amplios y válidos en nuestro propio hogar, y he comenzado a honrar esos ministerios, y sus dones, a la par que mis propios ministerios y dones.

¿Tiene usted una esposa radiante? El amor abnegado produce esposas radiantes, que prosperan en la unidad y la intimidad con sus esposos. La promesa está clara.

Adaptado de Every Man’s Marriage, por Fred Stoeker.

sábado, 16 de agosto de 2014

CREES QUE PUEDES ORAR AL PADRE...

CREES QUE PUEDES 'ORAR' EL PADRE NUESTRO ...
Es la oración cristiana fundamental. Enseñada por Jesús. 
Uno de sus discípulos le pidió a Jesús que les enseñara a orar y Él lo hizo, enseñándoles la oración del Padrenuestro. (Mt 6, 9-15)




*YO NO PUEDO DECIR 'PADRE', SI NO DEMUESTRO EN MI VIDA DIARIA SER UN HIJO LEAL.
*YO NO PUEDO DECIR 'NUESTRO', SI MI RELIGIÓN  NO DEJA LUGAR PARA OTROS JUNTO CON SUS NECESIDADES.
*YO NO PUEDO DECIR QUE ESTAS EN LOS CIELOS, SI TODOS MIS INTERESES Y PROPÓSITOS SE CENTRAN EN LAS COSAS TERRENALES.
*YO NO PUEDO DECIR SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, SI YO QUE SOY SU HIJO, NO SOY SANTO.
*YO NO PUEDO DECIR VENGA TU REINO, SI NO ESTOY DISPUESTO ABANDONAR MI SOBERANÍA Y A ACEPTAR EL REINO DIVINO EN JUSTICIA.
*YO NO PUEDO DECIR HÁGASE TU VOLUNTAD, SI ESTA NO SE CUMPLE EN MI VIDA, O SI LA ACEPTO A MEDIAS.
*YO NO PUEDO DECIR COMO EN EL CIELO, ASÍ TAMBIÉN EN LA TIERRA, A MENOS QUE YO ESTE COMPLETAMENTE LISTO PARA ENTREGARME A SU SERVICIO AHORA MISMO.
*YO NO PUEDO DECIR EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA, DÁNOSLO HOY, SI NO HAGO UN ESFUERZO HONESTO PARA OBTENERLO, O SI IGNORO LAS NECESIDADES REALES DE MI PRÓJIMO.
*YO NO PUEDO DECIR Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES, SI ABRIGO RESENTIMIENTO CONTRA OTROS.
*YO NO PUEDO DECIR Y NO NOS METAS EN TENTACIÓN, SI ESCOJO, VOLUNTARIAMENTE, ENTRAR O PERMANECER EN UNA SITUACIÓN QUE PUEDA SER TENTADO.
*YO NO PUEDO DECIR MAS LIBRANOS  DEL MAL,  SI NO ESTOY PREPARADO PARA LUCHAR EN EL REINO ESPIRITUAL CON EL ARMA DE LA ORACIÓN.
*YO NO PUEDO DECIR PORQUE TUYO ES EL REINO, SI NO RINDO A MI REY LA DISCIPLINADA OBEDIENCIA DE UN FIEL SIERVO FIEL.
*YO NO PUEDO DECIR EL PODER, SI SIENTO TEMOR DE LO QUE LA GENTE O MIS AMIGOS PUEDAN DECIR O HACER.
*YO NO PUEDO DECIR Y LA GLORIA,  SI PRIMERO BUSCO MI GLORIA.
*YO NO PUEDO DECIR POR TODOS LOS SIGLOS, SI SIENTO DEMASIADA PREOCUPACIÓN POR TODOS LOS TEMAS Y ASUNTOS TEMPORALES.
*YO NO PUEDO DECIR AMEN, A MENOS QUE PUEDA DECIR HONESTAMENTE: CUENTE LO QUE CUESTE,  ESTA SERA SIEMPRE MI ORACIÓN.
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Reflexión:
Parte de vivir y de crecer en la vida, es precisamente en ocasiones "caer" o "errar".
Lo importante no es caer, o cuantas veces caes, lo importante es que te LEVANTES.
En su Palabra DIOS nos dice que ÉL nos sostiene y levanta al caído. Las circunstancias adversas no pueden destruir nuestro camino, ni detenernos y hacer el esfuerzo de subir de nuevo al cielo.
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La Biblia es el libro de la esperanza, el mensaje del evangelio es un mensaje de esperanza, siendo el Señor Jesús resucitado la personificación de nuestra esperanza.
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Sobre mí:Soy una persona SENSIBLE, quiero AMAR... y el deseo de mi corazón es llevarle consuelo, a las personas, [que VALORO muchísimo.

"Jesús"
El nos amó, nos ama y nos amará. Gracias a Él es que podemos llamarnos hijos de Dios, Dios eligiéndolos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, {EF 1,5;} Jesús se ofreció como sacrificio eterno al padre, y ofreció su sangre por nuestros pecados; ya el enemigo ¡no nos puede atar! ¡Somos libre! por la sangre, del cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. !El mundo no te puede atar¡ Sólo tú te puedes atar (limitar). En Él nombre de Jesús te invito a que entregues tu vida a Jesús, para que el Espíritu Santo te toque y te envuelva en el amor del Padre. No digas; nadie me ama o que solo me siento y mucho menos digas; yo no valgo nada. Hermano mío, tú vales la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tú vales la sangre de Cristo. Por lo tanto tú eres importante. Posiblemente te encuentras en la oficina de un doctor o en un hospital enfermo sintiéndote solo, triste, angustiado; posiblemente estás molesto por tanto esperar, tienes la angustia de no saber que tienes y eso te crea una inseguridad emocional, mas sin embargo yo te digo que tu no estás solo. ¡Hay alguien que te ama, y ese alguien, ,tiene nombre de hombre y se llama Jesús! Él sabe por lo que estás pasando y hoy te dice; hijo mío cuando, más sólo te has sentido, es cuando más cerca he estado de ti. Posiblemente te preguntarás. ¿Me amará el Señor? Para poder contestarte esa pregunta solo te invito a que mires a una imagen de Jesús crucificado, mira sus llagas y su sangre derramadas por ti y por mí, mira la corona de espinas. Mira sus rodillas en carne viva y ahora soy yo el que te pregunta ¿crees que Jesús te ama?¡Pues claro que te AMA!





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