Hay tres grupos
distintos en la enumeración bíblica de poderes. Uno que obedece
principalmente a su característica básica: Demonios. Allí encontramos a
los gobernadores de las tinieblas y las huestes espirituales de maldad.
El segundo grupo más bien corresponde a los conceptos de autoridad y
poder, y aglutina a los principados, potestades, autoridades, poderes,
señoríos, dominios y tronos. Y, por ultimo encontramos un tercer
concepto muy especial. Se trata de los “nombres”. Es evidente en la
Biblia que los nombres ocupan un lugar muy importante, porque su
significado provoca un efecto en el mundo espiritual. El ejemplo que nos
ofrece el libro de Génesis cuando Dios cambia el nombre del patriarca
de Abram a Abraham es sumamente ilustrado. Lo que no había pasado en
veinticuatro años desde que la promesa había sido dada por Dios, vino a
suceder en tan solo un año después del cambio del nombre.
En el Antiguo Testamento, los nombres de los hijos y aún de los lugares
no se escogían al azar, o por moda, sino más bien por su significado,
que habría de afectar la vida del que lo llevara. Aun en el día de hoy,
es asombroso descubrir que a menudo las características de una persona
corresponden al significado de su nombre.
PODERES MALIGNOS
• Principados. Son espíritus territoriales encargados de gobernar sobre
naciones. Su labor consiste en afectar masivamente al mayor numero de
gente. Operan en desgracias nacionales como terremotos, ciclones,
suicidios masivos, intoxicaciones masivas, epidemias. Etc. Como ejemplo
tenemos el Príncipe de Persia y el Príncipe de Grecia contra los cuales
tiene que pelear el príncipe Miguel tras el ayuno del profeta Daniel (
Daniel 10:13).
• Potestades o poderes de las tinieblas. Sus espíritus comisionados,
fuerza de maldad o brazos de poder satánicos a través de los cuales
Satanás estimula, manipula, seduce y controla para desatar sobre ciertos
sectores de la población un tipo específico de pecado. Aquí encontramos
potestades de idolatría, de prostitución, de pobreza. Ahora bien, aquí
hay que entender que no todos los pecados están gobernados por una
potestad diferente conforme a su nombre, sino que se agrupan bajo el
dominio de una potestad u hombre fuerte que es quien las controla. Por
ejemplo: no hay una potestad de brujería, otra de hechicería y otra de
adivinación; sino que la brujería es el poder demoniaco a través del
cual Satanás controla, domina y manipula la voluntad del hombre. La
potestad de brujería va a movilizar entonces los espíritus bajo su mando
para controlar las vidas, moverá por ejemplos espíritus de hechicería,
de mediumidad.
• Gobernadores de las tinieblas de este siglo. Esta categoría se encarga
de los gobernantes y personas de influencia sobre la tierra, políticos,
ministros y lideres religiosos, por eso es importante que se ore como
le decía el apóstol Pablo a Timoteo, por los gobernadores y por todos
los que están en eminencia.
Cuando pensamos en autoridades y estructuras de gobierno, tendemos a
enfocar únicamente los niveles superiores. Pero, las estructuras de
autoridad son mucho más extensas y estratificadas, tocando cada faceta
de nuestra vida, Hay estructuras de autoridad a través de las que se
gobierna todo, desde las cortes supremas hasta la persona que emite la
patente de su perro. Además de autoridad para escuelas, negocios,
iglesias, sindicatos, asociaciones, jardinerías, equipos deportivos y
hasta familias. .Huestes espirituales de maldad. Son legiones demoníacas asignadas por
las potestades, que provocan a un pecado, se mueven en personas como
brujas, narcotraficantes, Etc. que influencian y esclavizan a otros.
• TRONOS. Implican un Reino, que se ha manifestado de generación en
generación y están sobre una o varias naciones. Cuando hablamos en lo
natural del trono de Inglaterra, por ejemplo, podemos visualizarlo como
un imperio conquistador dominante sobre todas las naciones que
constituían sus colonias. En lo espiritual sucede lo mismo. Son reinos
que gobiernan varios países. A Nabucodonosor, rey de Babilonia, Daniel
le llama “rey de reyes”. La palabra, lo confirma diciendo: “Tu oh rey,
eres rey de reyes, porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder,
fuerza y majestad”, (Daniel 2:37).
En la Escritura bíblicas, analizamos que Dios llama tanto a Satanás como
a algunos demonios de alto nivel con nombre de reyes. Esto lo vemos en
el libro de Isaías donde a Lucifer se le llama” rey de Tiro”; y en el de
Daniel donde el Ángel Miguel pelea contra el príncipe de Persia.
• LOS DOMINIOS. Es como su nombre lo indica, es un poder, y como tal
puede tener diversos alcances. espíritus vinculadores que tienen dominio
en muchos reinos. Estos son los que están sobre las organizaciones
mundiales como la ONU, la Comunidad Europea, la OPEP. Etc. O espíritus
que dominan la sociedad en todo el mundo a través de religiones,
filosofías como la Nueva Era, el humanismo, etc. También, sectas y
sociedades secretas como la masonería, el nazismo y el neonazismos y
otras.
• Espíritus malignos. Son espíritus que habitan en personas o lugares,
como: casas y cementerios; Son también los que se impregnan en ídolos u
objetos profanos.
Estos espíritus oscuros del mal no están interesados en las zonas
geográficas, ni en el comunismo, sino en el individuo. Por lo tanto,
ejercen su influencia sobre la conducta humana; Son fuerzas que atacan
al individuo. Los espíritus tentadores fomentan el pecado y, si salen
airosos llevan a las personas a yugos de esclavitud y maldiciones.
Hay ángeles guardianes asignados para cada persona. Es posible también
que haya demonios asignados a cada uno de nosotros. Esto no debería
alarmarnos, porque somos protegidos por el poder de Dios si hemos
aceptado y obedecido a Jesús como Salvador.
Los espíritus malignos procuran ejercer su influencia sobre nuestra
conducta. Somos tentados para hacer el mal por la presión del enemigo
sobre nuestros pensamientos, actitudes, apetitos y voluntad. Pero note
que es una influencia y no una causa. Flip Wilson tenia una rutina
popular en la década de los sesenta llamada: ¡“El diablo me obligo
hacerlo”! Esto pudiera ser buena comedia, pero no es verdad. La gente
afirma ser impotente, pero no lo es. Por ejemplo, un cleptómano no roba
cuando sabe que lo están vigilando.
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