Cuando un hombre y una mujer se casan, deben comprender
que el amor es la base para estar juntos toda la vida y para disfrutar el
uno del otro. Es también la base para poder salir triunfante en las
situaciones difíciles. Pero quisiera que todos los matrimonios le pidieran a
Dios, que en el nombre de Jesucristo sea bendecido su matrimonio, para que
Él sea la Roca donde edificar esta vida en unión.
Cada uno tiene virtudes y defectos, que se irán
descubriendo a lo largo de la vida. Facetas que ni siquiera uno conoce de sí
mismo, porque nunca se ha enfrentado a situaciones determinadas antes en su
vida. Pero como es una lastima y muy doloroso ver como se divorcian las
personas, y cuanto sufren ellos y sus hijos, debo recomendar, como yo ya he
experimentado, que se acojan a la fe en Cristo, que Él tiene el poder para
librarnos en el día malo y darnos triunfo; por ejemplo, cuando se cruza otra
persona y llama la atención del otro, esa mujer o ese hombre. Debemos
comprender que el impulso al que está nuestra carne sometido es al de la
procreación, y que es normal que nos atraiga el sexo opuesto, pero no es
fácil rechazar esta tentación, por tratarse de una necesidad de nuestros
cuerpos. Ante situaciones de mayor dificultad como impedimento por
enfermedad o minusvalía, también deben orar fuertemente para no abandonar
por amor a su pareja. Dios da fuerzas, pero no se entristezcan ante las
dificultades sino confíen en Dios, Él les dará la fuerza que nosotros no
tenemos. La lucha del diablo es a muerte, así que tomen toda la armadura de
Dios. Efesios 6:10.
Si el hombre necesita una mujer y viceversa, ¿Cómo es
que algunas religiones proponen el celibato si los Patriarcas eran
polígamos? Cada uno tenga su propia esposa en santidad, dice San Pablo.
He aquí algunos apoyos desde la Biblia, de la actitud en
el matrimonio que cree en Dios y ama a su pareja:
No cometerás adulterio. 7º mandamiento. Éxodo 20 y
Deuteronomio 5.
Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, y
se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24
Honroso sea en todos el matrimonio.
Hebreos 13:4
Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima
sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido
está en ella confiado, no carecerá de ganancias. Proverbio 31:10
Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer,
y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían
inmundos, mientras que ahora son santos. 1ª Corintios 7:14
Las casadas estén sujetas a sus maridos, como al Señor;
porque el marido es la cabeza de la mujer, así como Cristo es la cabeza de
la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador. Así que, como
la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus
maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó por ella, para santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento que es por la palabra, a fin de presentársela a si mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino
que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus
mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se
ama. Porque nadie aborreció a su propia carne, sino que la sustenta y la
cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo
y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se
unirá a su mujer y serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo
digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de
vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su
marido. Efesios 5:21,33.
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