LA OBRA DE DIOS EN NUESTRO CUERPO ... |
El cuerpo que el creyente tiene ahora es llamado un cuerpo animal y su cuerpo futuro y
resucitado un cuerpo espiritual, 1 Corintios 15
.44.
La obra de Dios en nuestro cuerpo ...
La obra de Dios en nuestro cuerpo ...
Cita Bíblica:“Despés lo Espiritual”
- 1 Corintios 15.46 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual
Es decir, el cuerpo actual está adaptado a
las condiciones de este mundo, a nacer, crecer, reproducirse y realizar las actividades típicas
de la vida aquí, y está sujeto al deterioro y la muerte. - 1 Corintios 15.46 46 Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual
El cuerpo espiritual, en contraste, será
adaptado a las
condiciones del mundo por venir, al cielo.
Ese cuerpo responderá
perfectamente a ese medio ambiente y a las actividades de nuestros espíritus a lo largo de
todas las edades infinitas de la eternidad.
La necesidad de un cambio
Debe quedar evidente a toda
mente seria que el vasto cambio en las condiciones de la vida
futura requieren un cambio radical en el cuerpo. En palabras inspiradas se dice en 1 Co
-
5
5
rintios 15.50 que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción la
incorrupción.
Nuestros cuerpos naturales no se adaptarían a las moradas celestiales.
Hablando de una
manera práctica, si fuéramos arrebatados al cielo en nuestra condición presente, moriríamos
congelados antes de dejar esta atmósfera, o bien por falta de oxígeno.
Puede haber también
muchas otras condiciones a las cuales se adaptarán nuestros cuerpos espirituales pero que no
podrían ser toleradas por estos cuerpos naturales o animales. Podemos confiar en que nuestro
Creador, quien ha hecho que cada una de sus innumerables criaturas sea idónea para su
respectivo medio, diseñará nuestros cuerpos perfecta y hermosamente para su morada eterna.
Los hombres mortales se han caído como muertos ante la gloria de las visiones celestiales,
pero en nuestros cuerpos glorificados contemplaremos estas glorias con rostro descubierto.
Allá en la gloria estaremos en casa.
El valor del cuerpo
Nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor
Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante
al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas
las cosas, Filipenses 3.20,21.
El cuerpo que tenemos es de nuestra humillación por cuanto está sujeto a la muerte. Es un cuerpo mortal en contraste con el cuerpo espiritual que nunca conocerá la defunción. Nuestro Señor tomó el cuerpo de humillación que le fue preparado, y sufrió la muerte a favor nuestro. Su cuerpo natural era de gran valor, como es el del creyente. Jehová enterró a Moisés en el valle en la tierra de Moab, según cuenta Deuteronomio 34; no su espíritu sino su cuerpo. El arcángel Miguel contendió con el diablo por ese cuerpo, Judas 9, manifestando que era de valor tanto a los poderes angelicales como infernales. Amamos y sustentamos nuestro cuerpo actual, y no queremos dejarlo, pero ¡cuán precioso, entonces, será el cuerpo glorificado con el cual seremos revestidos!
El cuerpo que tenemos es de nuestra humillación por cuanto está sujeto a la muerte. Es un cuerpo mortal en contraste con el cuerpo espiritual que nunca conocerá la defunción. Nuestro Señor tomó el cuerpo de humillación que le fue preparado, y sufrió la muerte a favor nuestro. Su cuerpo natural era de gran valor, como es el del creyente. Jehová enterró a Moisés en el valle en la tierra de Moab, según cuenta Deuteronomio 34; no su espíritu sino su cuerpo. El arcángel Miguel contendió con el diablo por ese cuerpo, Judas 9, manifestando que era de valor tanto a los poderes angelicales como infernales. Amamos y sustentamos nuestro cuerpo actual, y no queremos dejarlo, pero ¡cuán precioso, entonces, será el cuerpo glorificado con el cual seremos revestidos!
El cuerpo natural es
como una tienda que se envejece y algún día tiene que ser desmantelada, pero el cuerpo
espiritual es un edificio de Dios, eternal en los cielos. A veces gemimos en este cuerpo,
como dice el apóstol, y así con más razón deseamos ser revestidos de aquella nuestra
habitación celestial, 2 Corintios 5.1,2.
De la corrupción y servidumbre
a la inmortalidad y libertad.
No importa cuán hermoso y precioso sea el cuerpo humano, tiene dentro de sí el principio de
la muerte y decadencia. El pecado ha hecho su obra nefasta, y el dictamen divino es que el
cuerpo de uno está sembrado en corrupc
ión pero resucitará en incorrupción, 1 Corintios
15.42.
La muerte y la descomposición son un prospecto tenebroso para el hombre natural;
son la
terrible amenaza y pena por su primer pecado. Ahora que Cristo ha muerto y resucitado, la
vida y la inmortalidad han salido a la luz por el evangelio, 2 Timoteo 1.10.
El cuerpo
espiritual será de una naturaleza tal que será imposible llevarlo a la esfera de la corrupción.
¡Cuán digno es del Dios incorruptible
—
como es llamado en Romanos 1
—
conducir sus
hijos a la conformidad con su propia naturaleza gloriosa!
Otro contraste bíblico entre el cuerpo natural y el espiritual está expresado en las palabras
del capítulo 8 de Romanos: La creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción,
a la libertad gloriosa
de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y
a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros
mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de
nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
¡Preciosa es esta promesa!
La esclavitud presente a las limitaciones de un cuerpo natural será canjeada por una libertad gloriosa, y el gemido del día de hoy, producto del dolor, será cambiado por el regocijo y libertad del cuerpo redimido.
Nuestro corazón se alegra ante esta esperanza mientras aguardamos pacientemente el momento conocido sólo al Padre.
Las glorias de la obra divina Hay una hermosura o gloria peculiar en cada obra de Dios. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, 1 Corintios 15.40.
La esclavitud presente a las limitaciones de un cuerpo natural será canjeada por una libertad gloriosa, y el gemido del día de hoy, producto del dolor, será cambiado por el regocijo y libertad del cuerpo redimido.
Nuestro corazón se alegra ante esta esperanza mientras aguardamos pacientemente el momento conocido sólo al Padre.
Las glorias de la obra divina Hay una hermosura o gloria peculiar en cada obra de Dios. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, 1 Corintios 15.40.
Pero no sólo los orbes
celestiales tienen su dignidad; el cuerpo humano tiene también su hermosura natural y su
esplendor una vez resucitado.
La debilidad y la corrupción de 1 Corintios 15 se refieren a la muerte y descomposición del cuerpo, y no a la salud y fuerza que Dios lo ha dado.
La debilidad y la corrupción de 1 Corintios 15 se refieren a la muerte y descomposición del cuerpo, y no a la salud y fuerza que Dios lo ha dado.
Algunos científicos que han dedicado sus vidas a la investigación del cuerpo humano
reconocen que hay muchas maravillas en
el mismo que no se pueden explicar.
Saben mucho de cómo funciona pero poco de por qué es así, confirmando lo que David exclamó en el Salmo 139: Maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
¿Qué diremos, entonces, del cuerpo espiritual? Sabemos que Dios no retrocede en sus obras; en lo que Él hace, lo postrero es mejor.
Sabemos también que seremos semejantes a Cristo: Somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos como Él es, 1 Juan 3.2.
Saben mucho de cómo funciona pero poco de por qué es así, confirmando lo que David exclamó en el Salmo 139: Maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien.
¿Qué diremos, entonces, del cuerpo espiritual? Sabemos que Dios no retrocede en sus obras; en lo que Él hace, lo postrero es mejor.
Sabemos también que seremos semejantes a Cristo: Somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser, pero sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le veremos como Él es, 1 Juan 3.2.
Cuando Jesús
resucitó de entre los muertos Él entró en un salón cerrado para manifestarse a
sus discípulos. En otras ocasiones conversó con uno y otro, y desapareció. Finalmente,
ascendió a las nubes del cielo mientras algunos de los suyos contemplaban la escena.
Amados, en vista de los misterios que todavía no nos han sido revelados, ¡nos
corresponde
regocijarnos en lo que sí ha sido revelado!
Sabemos que seremos semejantes a Él.
Es natural que la mente pregunte cómo se realizará la gran transformación a este
sorprendente cuerpo espiritual.
Es muy clara la respuesta dada en 1 Corintios 6.14:
Dios, que
levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder. Filipenses 3:21 abunda un
poquito más:
... transformará el cuerpo de la humillación nuestra ... por el poder con el cual
puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Todavía pregunta la incredulidad: ¿Cómo resucitarán los muertos? Pablo responde con la
ilustración del grano que es sembrado en la tierra para luego brotar como un objeto de vida y
hermosura.
Somos testigos de los misterios de la vida pero los entendemos sólo por fe, como
entendemos también haber sido constituido el universo por la palabra de Dios.
Este gran milagro de la transformación del cuerpo se realizará en la venida del Señor al aire
para llevar a los suyos, 1 Tesalonicenses 4.15 al 17. Dios ha hecho saber su propósito al
decir hacia el final de 1 Corintios 15: Todos seremos transformados, en un momento, en
un
abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta.
Por mi parte, me regocijo en las declaraciones positivas y dogmáticas de la inspiración: Se
siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual.
Cual el terrenal, tales también los
terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
Y es en este contexto que el
apóstol hace la afirmación que hemos usado como tema de esta serie de artículos:
Lo
espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
Fragmento de
A.S. Loizeaux
De la revista
Help and Food
1 comentario:
1 Coríntios
Capítulo 15.
Capítulo Completo Anotar
46. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual.
47. El primer hombre, es de la tierra, terreno: el segundo hombre que es el Señor, es del cielo.
48. Cual el terreno, tales también los terrenos; y cual el celestial, tales también los celestiales.
49. Y como trajimos la imagen del terreno, traeremos también la imagen del celestial.
50. Esto empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.
51. He aquí, os digo un misterio: Todos ciertamente no dormiremos, mas todos seremos transformados.
52. En un momento, en un abrir de ojo, á la final trompeta; porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados.
53. Porque es menester que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.
54. Y cuando esto corruptible fuere vestido de incorrupción, y esto mortal fuere vestido de inmortalidad, entonces se efectuará la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte con victoria.
55. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿dónde, oh sepulcro, tu victoria?
56. Ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y la potencia del pecado, la ley.
57. Mas á Dios gracias, que nos da la victoria por el Señor nuestro Jesucristo.
58. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es vano.
Publicar un comentario