Es un hecho incontrovertible que cuando el hombre quebrantó la ley del
Creador en el huerto del Edén, no empezó en seguida a cumplir con la
sentencia que merecía el haber pecado con la manifestación inmediata de
su ira. Dios podía haber privado a las criaturas caídas de toda
bendición, consuelo y placer. En lugar de hacerlo así, introdujo un
régimen mixto en el que había misericordia y juicio. Si analizamos la
historia humana, vemos como estos dos elementos están siempre presentes,
pero como dice Santiago, "la misericordia triunfa sobre el juicio"
(Stg. 2:13). A pesar de todos los males que acompañan nuestro estado de
seres caídos, la balanza del bien prevalece grandemente.
A lo largo de
nuestra vida abundan más los días buenos que aquellos en que estamos
afligidos. En la creación hay mucha más felicidad que desdicha.
Incluso
para nuestras penas hay considerable alivio, habiéndonos dotado el
Señor de una mente cuya flexibilidad le permite adaptarse a las
circunstancias y sacar el mejor provecho posible.
Veo la bondad de Dios para con nosotros todos los días.
Asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales
con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes
riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Efesios 2,6-7.
Muchas personas quieren experimentar la bondad de Dios en sus vidas. Dios es bueno, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos
(Mateo 5,45). El amor de Dios es Universal. Abarca a todas las
personas.
Sin embargo, no todas las personas sienten el amor, o han
experimentado la bondad de Dios.
Pareciera que Dios hace diferencia
entre las personas, sin embargo, Él no la hace.
La razón se encuentra
dentro de las mismas personas.
Podemos preguntar: «¿Dónde se encuentran las riquezas de su bondad almacenada?»
Podemos preguntar: «¿Dónde se encuentran las riquezas de su bondad almacenada?»
Leamos en el versículo 10 del mismo capítulo: Porque
somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
¡La bondad de Dios va acompañada de fe!
El secreto es llegar a Cristo, y ser creado un nuevo hombre en Él.
Allí, en Jesucristo, Dios ha almacenado su bondad como un precioso
tesoro en las buenas obras de la vida, las cuales ha preparado de
antemano para mí. Esto significa que al caminar en las obras que Dios ha
preparado, sirviéndole en fidelidad y amor sincero, experimento
entonces las riquezas de la bondad en mi vida. Puedo experimentar lo que
David dice en el salmo 23, 6: Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.
Aferrarse a la bondad de Dios
Una persona es imagen de Dios, de la manera que la persona percibe a
Dios, por lo tanto – se puede describir como el reflejo de sí mismo.
Con
el misericordioso te mostrarás misericordioso, y recto para con el
hombre íntegro. Limpio te mostrarás para con el limpio, y severo serás
para con el perverso. Salmo 18,25-26.
Si uno es obstinado y
avaro, con muy poco para dar a su prójimo, entonces experimenta a Dios
como obstinado y severo.
Si quieres experimentar a Dios como, tolerante,
generoso y amable, entonces tienes que poner en práctica estas virtudes
en los demás.
*Hay suficiente fuerza en el evangelio que Jesús, el hijo
de Dios, trajo para transformar a una persona de ser malo por naturaleza
a ser misericordioso, puro y verdadero.
Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. 1 Pedro 3,10-12. …pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad... Romanos11, 22.
Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal. 1 Pedro 3,10-12. …pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad... Romanos11, 22.
Aferrarse en fidelidad a las leyes y obras de Dios para el bien de nuestras vidas, es aferrarse a su bondad.
La bondad de Dios como mi fuerza impulsora
Dios no obliga a nadie en contra de su voluntad. ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
Romanos 2,4.
Dios en su gran misericordia y benignidad con nosotros,
los seres humanos, nos conduce y llama a su camino – para que Él según
sus propias leyes derrame las riquezas de su bondad sobre nosotros.
¿Quieres ser parte de uno de ellos?*Su bondad permanece para siempre y esto debería animarnos.
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