Nuestra
respuesta es que las buenas obras provienen de una conversión real,
producida por el Espíritu de Dios.
Hasta el momento de nuestra
conversión, no hay ni la más mínima sombra de bondad en nosotros.
A los
ojos del mundo podremos tener buena reputación y ser respetables, pero a
los ojos de Dios no somos nada de eso.
Si pudiéramos ver en nuestros
corazones como miramos a veces los rostros de otras personas, veríamos
muchas cosas allí que ahuyentarían de nuestras almas la simple
suposición de buenas obras, antes de que nuestro corazón sea cambiado.
Cuántas cosas no hay en el mundo que ponemos sobre nuestras mesas y que
incluso comemos, que si fueran puestas al microscopio, tendríamos miedo
de tocarlas, pues veríamos toda clase de criaturas repulsivas que trepan
y se arrastran sobre ellas, ¡cosas inconcebibles!
Y lo mismo sucede con
la naturaleza humana.
Una vez que el corazón humano es colocado bajo el
microscopio de la Escritura, y lo vemos con un ojo espiritual, lo vemos
tan depravado e inmundo, que quedamos muy convencidos que mientras no
tengamos un nuevo corazón y un espíritu recto, sería tan imposible
encontrar buenas obras en el hombre inconverso e injusto, como ver fuego
ardiendo en medio del océano. Las dos cosas serían igualmente
incongruentes.
E
Nuestras buenas obras, si es que las tenemos, brotan de una conversión real.
E
Nuestras buenas obras, si es que las tenemos, brotan de una conversión real.
VIENE DEL ESPÍRITU SANTO.
Si creen en el Señor Jesús, Él les lavará de todos sus pecados, les dará un nuevo corazón, y de aquí en adelante la vida de ustedes será santa, su conducta será consistente, Él les guardará hasta el fin, y con toda certeza serán salvos. ¡Que Dios bendiga este testimonio para cualquiera que esté viviendo en pecado, para que pueda ser rescatado de él; por Cristo nuestro Señor! Amén.
Si creen en el Señor Jesús, Él les lavará de todos sus pecados, les dará un nuevo corazón, y de aquí en adelante la vida de ustedes será santa, su conducta será consistente, Él les guardará hasta el fin, y con toda certeza serán salvos. ¡Que Dios bendiga este testimonio para cualquiera que esté viviendo en pecado, para que pueda ser rescatado de él; por Cristo nuestro Señor! Amén.
AMOR MAS AMOR MAS AMOR
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