ALERTA! *APREMIANTE Y NECESARIO UN CAMBIO EN LA TIERRA
El colapso de tráfico en las ciudades
(¡circulan más de mil millones de automóviles en el mundo!), el cambio
en el uso de los suelos y en la crianza de animales para consumo, la
revolución educativa que reclama la nueva tecnología y hasta otros modos
para vincularnos emocionalmente, demuestran la intensidad del tiempo
nuevo. La humanidad vive una metamorfosis que produce tensiones
sociales, políticas y económicas y, en medio, asiste a la crisis
rampante del resto de las especies. ¿Cuál es el mejor modo para nombrar
la complejidad y las dificultades que nos presenta la transición? De eso
discuten referentes ambientales de todo el mundo tras analizar hora por
hora si la batalla está siendo ganada o si los humanos
indefectiblemente se extinguirán por sus prácticas desafortunadas que
causarán, a su vez, la desaparición de miles de plantas, animales y
variedad de corales.
“No hay libreto seguro” dice Juan Carlos Villalonga con casi 30 años
de militancia ambiental, hoy representante de la eco-política en el
Partido Verde de Argentina. “Estamos intentando que la sociedad perciba
las alternativas y las oportunidades y, al mismo tiempo, los peligros y
los callejones sin salida que aparecen a cada momento…”
Para María Eugenia Testa, Directora Política de Greenpeace Argentina,
“involucrarse en esa lucha y correr los límites de lo imaginable es
imprescindible. Es el ecologismo quien provocó y confrontó con el poder
al cuestionar al desarrollo como premisa de bienestar y objetivo deseado
de toda sociedad y, sobre todo, al desarrollo como sinónimo de
crecimiento”.
“Claramente no estamos bien, dice a su vez Diego Moreno -Director
General de Vida Silvestre Argentina (FVSA)-, pero tampoco es una batalla
perdida. Las presiones se incrementaron exponencialmente en las últimas
décadas y discutimos todos los días cómo afrontarlas.”
María Eugenia Di Paola, ex Directora Ejecutiva de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), entiende que hay que deshacer la lógica extractivista y de consumo irrefrenable a expensas de la naturaleza y sostenerlo con una visión armónica del desarrollo sustentable y la conservación de especies.
El informe más reciente sobre especies en peligro de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) dice que de las 63.837 especies categorizadas, 19.817 se encuentran en peligro de extinción, las que incluyen el 41% de los anfibios, el 33% de los corales de arrecife, el 25% de los mamíferos, el 13% de las aves y el 30% de las coníferas. El número de especies amenazadas está aumentando en casi todos los grupos taxonómicos. “La llamada Lista Roja de especies amenazadas indica la crisis de la biodiversidad mejor que ninguna otra medida que el mundo haya desarrollado” apunta Campagna. Campagna, quien además es miembro de la organización internacional Wildlife Conservation Society, sostiene en su libro que la mención de las cifras resulta insuficiente para la concientización y que por lo tanto se deben encontrar modos más eficaces de transmitir la crisis de lo que él llama la naturaleza lastimada.
Di Paola señala que necesitamos de más herramientas legales para detener los procesos de degradación, pero que hay avances. Cita el principio precautorio incorporado a las convenciones internacionales y, en la Argentina, a la Ley General del Ambiente, en la cual se ordena intervenir ante un posible daño aunque no haya certeza plena del acto. Según Testa, de Greenpeace, “detrás del concepto de desarrollo sustentable existe una puja de poder y una lucha ideológica. En el marco de esta disputa y en la construcción de sentido de cada una de las partes se irá dando el pasaje de una sociedad a otra”.
Preservar las aves y las montañas, ser custodios de la pureza del agua y el aire, utilizar de un modo sensato los recursos, prolongar la vida útil de todo lo que consumimos, ejercer la paternidad responsable, propiciar el paso de megalópolis a ciudades de escala menor y alentar el transporte colectivo, constituyen postulados esenciales para la permanencia de la especie. Esa “nueva casa” todavía no aparece. “Un viaje ilusorio nos alejó de donde venimos. El retorno de un espejismo requiere dedicación y algo de coraje”, dice Campagna, y llama a la inspiración dado el carácter prodigioso de la meta.
María Eugenia Di Paola, ex Directora Ejecutiva de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), entiende que hay que deshacer la lógica extractivista y de consumo irrefrenable a expensas de la naturaleza y sostenerlo con una visión armónica del desarrollo sustentable y la conservación de especies.
El informe más reciente sobre especies en peligro de la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) dice que de las 63.837 especies categorizadas, 19.817 se encuentran en peligro de extinción, las que incluyen el 41% de los anfibios, el 33% de los corales de arrecife, el 25% de los mamíferos, el 13% de las aves y el 30% de las coníferas. El número de especies amenazadas está aumentando en casi todos los grupos taxonómicos. “La llamada Lista Roja de especies amenazadas indica la crisis de la biodiversidad mejor que ninguna otra medida que el mundo haya desarrollado” apunta Campagna. Campagna, quien además es miembro de la organización internacional Wildlife Conservation Society, sostiene en su libro que la mención de las cifras resulta insuficiente para la concientización y que por lo tanto se deben encontrar modos más eficaces de transmitir la crisis de lo que él llama la naturaleza lastimada.
Di Paola señala que necesitamos de más herramientas legales para detener los procesos de degradación, pero que hay avances. Cita el principio precautorio incorporado a las convenciones internacionales y, en la Argentina, a la Ley General del Ambiente, en la cual se ordena intervenir ante un posible daño aunque no haya certeza plena del acto. Según Testa, de Greenpeace, “detrás del concepto de desarrollo sustentable existe una puja de poder y una lucha ideológica. En el marco de esta disputa y en la construcción de sentido de cada una de las partes se irá dando el pasaje de una sociedad a otra”.
Preservar las aves y las montañas, ser custodios de la pureza del agua y el aire, utilizar de un modo sensato los recursos, prolongar la vida útil de todo lo que consumimos, ejercer la paternidad responsable, propiciar el paso de megalópolis a ciudades de escala menor y alentar el transporte colectivo, constituyen postulados esenciales para la permanencia de la especie. Esa “nueva casa” todavía no aparece. “Un viaje ilusorio nos alejó de donde venimos. El retorno de un espejismo requiere dedicación y algo de coraje”, dice Campagna, y llama a la inspiración dado el carácter prodigioso de la meta.