Es precisamente a causa de esta clara enseñanza del
monoteísmo que la doctrina de la Trinidad resulta tan problemática.
Cuando llegamos al Nuevo Testamento, encontramos que la iglesia sostiene
la noción del monoteísmo, pero también declara que Dios el Padre es
divino, Dios el Hijo es divino, y Dios el Espíritu Santo es divino.
Debemos entender que las distinciones en la Deidad no refieren a su esencia; no refieren a una fragmentación o segmentación del ser mismo de Dios.
¿De qué manera, entonces, podemos sostener la doctrina del monoteísmo del Antiguo Testamento a la luz de la clara afirmación del Nuevo Testamento sobre el carácter trino del Dios bíblico? Agustín escribió una vez, “El Nuevo [Testamento] está escondido en el Antiguo [Testamento]; el Antiguo está revelado en el Nuevo”.
`Para comprender cómo es que la doctrina de la Trinidad llegó a ser un artículo de tal importancia para la fe Cristiana, es necesario observar que hubo un desarrollo en la comprensión de la iglesia de la naturaleza de Dios basada en la Escritura.
Cuando observamos las Escrituras, vemos lo que en teología se denomina “revelación progresiva”.
`Se trata de la idea de que, a medida que pasa el tiempo, Dios va desplegando algo más de su plan de redención. Él va descubriendo algo más de sí mismo por medio de la revelación. El hecho de que exista esta revelación progresiva no significa que lo que Dios revela en el Antiguo Testamento luego lo contradiga en el Nuevo Testamento.
La revelación progresiva no es una enmienda, en la que un descubrimiento más reciente rectifique una revelación previa errónea. Más bien la nueva revelación se asienta sobre aquella que se ha entregado en el pasado, ampliando lo que Dios ya ha dado a conocer.
Por lo tanto, no encontramos una enseñanza manifiesta de la naturaleza trina de Dios en la primera página de la Escritura. Hay indicios de ella muy al comienzo del Antiguo Testamento, pero no contamos con una información cabal acerca del carácter trinitario de Dios en el Antiguo Testamento.
Tal información llega más adelante, en el Nuevo Testamento, de manera que tenemos que rastrear el desarrollo de esta doctrina a lo largo de toda la historia de la redención para ver lo que la Biblia dice realmente acerca de estos asuntos.