*Aplica-lo! El Poder De La Palabra Hablada**
Introducción:
Durante las últimas semanas nos hemos concentrado en el poder de la Palabra hablada de Dios. Hemos empleado algún tiempo hablando sobre cuán importante es que confesemos la Palabra de Dios, hoy, me gustaría continuar hablando sobre de la importancia de confesar la Palabra de Dios, a medida que hablamos del poder que tiene declarar la Palabra de Dios.
La bendición de ser parte de una iglesia pentecostal con una palabra de fe
Me animo mucho cuando pienso sobre nuestro tipo particular de iglesia porque una de nuestras tendencias doctrinales claves es la importancia de nuestra confesión. Creemos que Dios nos ha dado la Palabra escrita de Dios para hacer lo imposible aquí en esta tierra. También creemos que una parte clave de ello es confesar la Palabra de Dios. Cuando confesamos la Palabra de Dios, creemos que Dios opera milagros a nuestro favor, trayendo las cosas que no están en el ámbito visual, a un lugar donde podemos verlas y tocarlas.
Nuestras palabras son como:
- Una brocha en las manos de un pintor: ellas traen a la realidad visible, el cuadro que tenemos dentro de nosotros.
- Una herramienta en las manos de un mecánico: son herramientas específicas para arreglar cosas específicas.
- El blanco que enfoca nuestra visión en las cosas de Dios.
Como creyentes no podemos jamás, subestimar el poder de nuestras palabras. Ellas tienen la habilidad de traer a la realidad las cosas de Dios, o la habilidad de impedir lo que Dios desea hacer en nuestras vidas. Es por esa razón y muchas más, que el cristiano lleno del espíritu debe llenar su boca con la Palabra de Dios.
Llenando nuestro espíritu con la Palabra de Dios
Es muy importante que tengamos bastante de la Palabra de Dios para llenar nuestros espíritus. Me gusta ver nuestro espíritu nacido de nuevo, como un contenedor. Este contenedor reside dentro de nosotros. Lo que tenga adentro este contenedor, depende de lo que constantemente escuchamos y meditamos.
Mateo 12:35 “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”
Si permitimos que la televisión secular continúe llenando nuestros oídos, el resultado es que esas influencias llenarán nuestro espíritu. Además, cualquier cosa que está en nuestro espíritu es lo que saldrá cuando haya fuerte presión en nuestras vidas. Lo último que necesitamos que salga de nuestro espíritu, es la televisión, o las últimas crisis políticas. Lo que necesitamos que salga es la Palabra escrita de Dios. El desafío para el creyente es llenar su espíritu con suficiente Palabra de Dios, de modo que cuando la presión llegue, él responda con la Palabra de Dios.
El proceso de llenar nuestro espíritu con la Palabra de Dios
Así como todo lo que hemos aprendido sobre de la vida de fe, existe un proceso para llenar nuestro espíritu con la Palabra de Dios. El proceso es más comúnmente conocido como meditación de las Escrituras.
Proverbios 4:20-23 “Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; guárdalas en medio de tu corazón; Porque son vida a los que las hallan, y medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”.
En este pasaje vemos la importancia de colocar la Palabra escrita de Dios en nuestros espíritus a través de la meditación. Una mejor traducción de la palabra “corazón” en la Biblia, seria “espíritu”. Así que pensemos en este pasaje como si estuviera escrito “guarda tu espíritu porque de él fluye la vida”. En otras palabras debemos protegernos de las cosas que entran a nuestros espíritus (quitando las cosas malas y aplicando las cosas buenas) de modo que nuestra vida sea bíblicamente correcta. El proceso de meditación es plantar la Palabra de Dios en ti, a través de un proceso de atención. Es entrenar tu mente para dar preferencia a la Palabra de Dios. Esto llega al pensar y memorizar las Escrituras.
El proceso de cargar nuestra pistola
Una de mis formas favoritas de ver el proceso de meditación, es lo que a mí me gusta llamar como “Cargar tu pistola”. Si tenemos una pistola, una de las cosas que necesitamos para que funcione, es balas. Si el revólver no tuviera balas, entonces no sería útil. Cuando pienso en la vida de confesión del creyente, pienso que necesariamente debe tener algo que confesar, si no hay nada que confesar, entonces no hay nada que poner en nuestros espíritus, si no hay nada que poner en nuestros espíritus, no hay nada que sacar cuando vengan tiempos de presión. Cuando no tenemos Escrituras que estemos depositando en nuestro interior de manera regular, nos estamos dirigiendo al fracaso.
Escrituras para depositar en tu espíritu
Para ayudarte a entender mejor este proceso, he indicado algunas Escrituras que puedes poner en tu espíritu. Las Escrituras están basadas en un estudio de “todas las cosas” que la Biblia nos muestra que tenemos en Cristo. Mi sugerencia es que estudies estas Escrituras y que comiences a confesarlas regularmente, hasta que sean depositadas en tu espíritu. De esa manera, cuando los problemas surjan, puedes responder automáticamente con la Palabra de Dios.
- Soy próspero y tengo buena salud porque esa es la provisión de Dios para mí.
3 Juan “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.
- La unción de Dios reside en mí y Él me enseña todas las cosas.
1 Juan 2:27 “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”.
- Tengo todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad.
2 Pedro 1:3-4 “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”.
- Todas las cosas están bajo mis pies porque estoy en la familia de Dios.
Efesios 1:22-23 “y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”.
- Soy heredero de todas las cosas porque estoy en Cristo Jesús.
Hebreos 1:1-3 “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”.
- Yo puedo cumplir el ministerio que Dios me ha dado y soportar todas las cosas por medio de Cristo.
2 Timoteo 4:5 “Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio”.
- Dios me ha dado entendimiento de todas las cosas.
2 Timoteo 2:7 “Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo”.
- He recibido todas las cosas en abundancia para disfrutar.
1 Timoteo 6:17 “A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos”.
- Todas las cosas son provechosas para mí porque camino en piedad.
1 Timoteo 4:8 “Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera”.
- Doy gracias a Dios por todo, porque El me ha capacitado para hacerlo.
Efesios 5:20 “Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
- Dios está obrando todas las cosas para el cumplimiento de Su voluntad en mi vida.
Efesios 1:11 “En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad”.
- Dios ha suplido todas mis necesidades de modo que tengo todo lo suficiente.
2 Corintios 9:8 “Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”.
- Todas las cosas que pertenecen a la vida cristiana victoriosa, son mías.
1 Corintios 3:21-22 “Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir, todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios”.
- Todas las cosas obran para mi bien.
Romanos 8:28 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”.
- El Espíritu Santo me enseña todas las cosas.
Juan 14:25-27 “Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”.
- Todas las cosas son posibles para mí porque yo creo.
Marcos 9:23 “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible”.
Conclusión: Toma esta lista de confesiones y comienza a confesarlas en tu vida de manera continua. Cuando hagas eso, llenarás tu espíritu con la Palabra de Dios para cuando la necesites en el futuro.