¿QUE ESTA PERMITIDO EN LA RELACIÓN MATRIMONIAL?
Padre Jordi Rivero
Para
entender lo que está permitido en las relaciones conyugales es necesario
primero apreciar que estas relaciones se ubican dentro de un gran y
amoroso plan de Dios. El plan de Dios sigue vigente aunque pocos lo
obedezcan. Es posible vivirlo porque Dios da la gracia. Al entender y
respetar el valor cristiano de la sexualidad, el matrimonio es capaz de
expresar un amor auténtico que les llevará a la deseada felicidad.
Las relaciones conyugales tienen dos fines: El amor unitivo del matrimonio y la procreación de los hijos (apertura a la vida).
Amor unitivo
El amor requiere del matrimonio fidelidad y permanencia.
Las relaciones sexuales constituyen un lenguaje con
el que la pareja se dice mutuamente: "yo te amo incondicionalmente,
fielmente, para siempre y con todo mi ser. Estoy comprometido/a a formar
contigo una familia". En ese contexto, es normal
y bueno que dentro de la relación conyugal hayan muestras del amor que
los une y les hace felices de estar juntos. Estas muestras de amor son
muy diversas e íntimas, son un don de Dios y del cónyuge.
Pero
lamentablemente nuestra cultura le da mas valor al placer sexual que a
los compromisos del amor conyugal. Esto provoca que muchos se crean
fantasías y obsesiones sexuales y buscan a su conyugue para
satisfacerlas. Entonces falta la honestidad y la pureza de intención. Ya
no es en verdad una expresión de amor sino que se utiliza al cónyuge
grosera y egoístamente. En vez de relacionarse como esposos que se aman, se busca al otro como objeto de placer.
Entonces, si no se produce el placer anticipado se aumenta la
explotación... se utilizan videos, libros eróticos, artefactos...
También hay quienes recurren a fantasías en las que se quiere incluir a
otras personas en la intimidad matrimonial. Sea en la forma que sea,
aunque de pensamiento, si es consentido, constituye una forma de
adulterio que es un grave pecado contra Dios y contra el amor conyugal
cristiano. Nadie tiene derecho de imponer semejantes aberraciones a su
cónyuge. Son denigrantes e indignas de personas que se aman. Estos
comportamientos no se deben jamás aceptar. Si se permite una vez o en
alguna forma, se abre el camino para que se arraigue el vicio y después
será mas difícil detenerlo. Para evitar estas cosas es necesario
continuamente cultivar y proteger la visión cristiana del matrimonio y
evitar las tentaciones que el ambiente presenta.
Debo
de aclarar que no es el placer lo que es malo sino el anteponerlo al
amor. Como la carne tiende fuertemente a irse tras el placer, esta
tendencia solo se vence cuando se entrena el corazón, renunciando las
impurezas y dedicándose al servicio generoso. De lo contrario, los
apetitos carnales van tomando fuerza y se imponen. La capacidad de amar
se va reduciendo proporcionalmente.
A quien me diga que se siente dominado por el placer le recomiendo que busque
un encuentro con 'Cristo' ya que solo El puede sanarle. Hace falta la
conversión del corazón. Que haga un retiro espiritual. Si esta casado
necesita además redescubrir el amor hacia su esposa. Un amor que se
exprese en todo momento, no solo cuando se la desea.
El amor se fundamenta en Cristo. Hay que olvidarse de si mismo para
darse y servir. El Señor se encargará de llenarlos a los dos de
felicidad en esa entrega.
Procreación de los hijos