| Introducción | 
 
                            | La 
                              Oración Intercesora | 
 
                            | 
 ¿Qué 
                                  es interceder?  | 
 
                            | 
 ¿Qué 
                                  es un intercesor?  | 
 
                            | 
 ¿Por 
                                  qué razón hay que interceder? 
                                   | 
 
                            | El 
                              Poder de la Oración 
                              Intercesora | 
 
                            | ¿Cómo 
                              interceder? | 
 
                            | Tipos 
                              de Intercesión? | 
 
                            | Algunas 
                              escrituras para interceder  | 
 La Intercesión: Arma Poderosa 
                               
A. Introducción
                                Hoy más que nunca en la historia de la 
                                humanidad, Dios está buscando hombres y 
                                mujeres que estén dispuestos a ponerse 
                                en la brecha entre Dios y este mundo para interceder 
                                ante Él por un mundo más justo para 
                                todos, por una nación con gobernantes de 
                                acuerdo al corazón de Dios, por una Iglesia 
                                que esté siempre a la ofensiva, por un 
                                liderazgo fuerte y unido. 
B. 
                                La oración intercesora  
Con mucha frecuencia confundimos el orar 
                                con el interceder y la mayoría de las veces 
                                nuestra oración es una larga lista de súplicas 
                                y peticiones, repetidas una y otra vez. Los Discípulos, 
                                quienes tampoco sabían orar, le pidieron 
                                a Jesús que les enseñara a orar; 
                                hoy en día, nosotros contamos con la ayuda 
                                del Espíritu Santo, quien quiere enseñarnos 
                                cómo orar. (Jn. 
                                14:26; Ro. 8:26). 
Interceder 
                                es tomar el lugar del otro; es ponerse en su lugar 
                                para suplicar o defender su caso motivado solamente 
                                por el amor y la misericordia (Ro. 
                                8:34). Podemos ver, entonces, que interceder 
                                no es pedir a favor nuestro, sino más bien, 
                                a favor de otros. 
2. 
                                ¿Quién es un intercesor? 
                                 
Es 
                                la persona que dispone su vida para orar por otros, 
                                tomando su lugar. Es aquella persona que siente 
                                carga en su corazón por una situación 
                                ajena. Es alguien que lleva una vida de profunda 
                                comunión con Dios y negación propia, 
                                dispuesto a sentir el sufrimiento de aquel por 
                                quien intercede.
-Un 
                                  intercesor es la persona que se interpone 
                                  entre Dios y los que se merecen su justa ira 
                                  o castigo, poniéndose en la brecha por 
                                  ellos y clamando a Dios misericordia y perdón. 
                                  (Ez. 22:30).
-Un 
                                  intercesor es la persona que siempre 
                                  en guerra porque pelea contra Satanás 
                                  y esa guerra no la puede pelear con armas carnales, 
                                  necesita vestirse de toda la armadura de Dios. 
                                  (Ef. 6:12-18). 
                                
3. 
                                ¿Por qué razón hay que interceder? 
                                 
En 
                                la Biblia se habla de tres cielos. El primero 
                                es lo que llamamos atmósfera. El segundo 
                                es el espacio en donde están los astros, 
                                y arriba de ese espacio está el tercer 
                                cielo, en donde está el Reino de Dios. 
                                El Apóstol Pablo habla de cómo él 
                                fue arrebatado hasta el tercer cielo. (2 
                                Co. 12:2-5).
Cuando 
                                el hombre desobedeció en el huerto del 
                                Edén, no sólo traicionó la 
                                confianza que había sido depositada en 
                                él, sino que voluntariamente le entregó 
                                el dominio a Satanás. Desde entonces, él 
                                les el dios de este mundo (2 
                                Co. 4:4).
Él 
                                y sus huestes de espíritus malignos viven 
                                en lo que corresponde al mundo: la atmósfera, 
                                el primer cielo o regiones celestes (Ef. 
                                6:12). Él es el príncipe 
                                de la potestad del aire (Ef. 
                                2:2), el gobernador de las tinieblas de 
                                este siglo (Ef. 6:12). 
                              
Mientras 
                                Dios tuvo potestad absoluta sobre el hombre, le 
                                concedió todo, sin que éste tuviera 
                                necesidad de pedirle nada. Pero, desde que el 
                                hombre cedió ante Satanás, Dios 
                                no puede darle nada libremente, a menos que el 
                                hombre se lo pida, porque Dios es respetuoso de 
                                la decisión del hombre, de su libre albedrío. 
                              
Dios 
                                no puede hacer nada por la humanidad, si no es 
                                a través de la petición de un intercesor. 
                                La voluntad de Dios es que el hombre tenga lo 
                                que le pertenece: salud, prosperidad, paz. Sin 
                                embargo, la batalla de Satanás y sus huestes 
                                por retener lo que aún les pertenece es 
                                continua y, en su afán por evitar que el 
                                hombre reciba las bendiciones de Dios y en vista 
                                de que ellos dominan y operan en las regiones 
                                celestes o primer cielo, atrapan la respuesta 
                                de Dios y la retienen allí, haciéndonos 
                                creer que Dios no contesta y no nos oye.
En 
                                el libro de Daniel está escrito muy claramente 
                                (Dn. 10:10-13, lea 
                                cuidadosamente los vv. 12 y 13). Este pasaje 
                                nos muestra que desde el primer día en 
                                que él oró, su petición fue 
                                oída. Pero, Satanás con sus huestes, 
                                luchando en las regiones celestes que le pertenecen 
                                y que nos rodean, se opuso e impidió durante 
                                veintiún días que esa respuesta 
                                llegara. 
Cuando 
                                al orar conforme a la Palabra de Dios, la respuesta 
                                no nos llega inmediatamente, no quiere decir que 
                                Dios no nos oye o no quiere contestarnos. Él 
                                ha enviado su respuesta, pero no nos dirá 
                                nada porque Satanás la tiene obstaculizada, 
                                interceptada en las regiones celestes, en su reino. 
                              
C. El Poder 
                                de la Oración Intercesora 
¿Cuál 
                                  es el poder que tiene la oración de intercesión? 
                                  Mover, con nuestra súplica la mano de 
                                  Dios y libertar la obra restauradora del Espíritu 
                                  Santo. 
Dios 
                                  puede hacerlo todo. Pero en su amor tan grande 
                                  hacia nosotros, Él derrama su gracia 
                                  y escoge a hombres y mujeres para que colaboren 
                                  con Él en su obra de salvación, 
                                  ¡estos son los intercesores! ¡Qué 
                                  inmenso privilegio! 
La 
                                  oración del intercesor es igual a la 
                                  de Jesús al Padre. Por eso es poderosa 
                                  como ninguna otra, porque el intercesor, al 
                                  igual que Jesús, pone su vida en la causa 
                                  por la que está suplicando.
La 
                                  Biblia nos da muchos ejemplos de la oración 
                                  intercesora: 
 
1. 
                                    En el Antiguo Testamento 
 
• 
                                    La intercesión insistente de Abraham 
                                    a favor de Sodoma pensando en Lot (Gn. 
                                    18:23-33) 
                                    • La intercesión de Moisés a 
                                    favor de Israel (Éx. 
                                    32:11-14; Nm. 16:20-22) 
                                    • La súplica intercesora de Samuel 
                                    a favor del pueblo (1 
                                    S. 7:5, 8-9) 
                                    • Daniel, durante el destierro (Dn. 
                                    9:1-19) 
                                    • Esdras, intercede por restauración 
                                    (Esd. 9:6-15) 
                                    
                                    • Nehemías, intercede por la restauración 
                                    de su pueblo (Neh. 
                                    1:5-11). 
 
2. 
                                    En el Nuevo Testamento 
 
• 
                                  A los milagros de Jesús precede la acción 
                                  intercesora de alguien (Mr. 
                                  2:1-12; Lc. 7:1-10; 11:5-8). 
                                  • La oración de Jesús en vísperas 
                                  de ser sacrificado se llama “de intercesión”, 
                                  pues señala su actitud constante ante 
                                  su Padre en relación con los suyos (Jn. 
                                  17; Lc. 22:32). 
                                  • Esteba, al igual que Jesús, intercede 
                                  por sus enemigos (Hch. 
                                  7:60; Lc. 23:34). 
                                  • Pablo pide que intercedan por él (Ro. 
                                  15:30-32; Ef. 6:18-20). 
                                  • Pablo recomienda pedir por (interceder) todos 
                                  los hombres (1 
                                  Ti. 2:1-2). 
La 
                                intercesión es el arma más eficaz 
                                que posee todo cristiano. Por esto es importante 
                                tener presente los siguientes pasos: 
1. 
                                  Diferencias entre oración e intercesión 
                                  
                                  
                                  La oración: 
                                  Es la elevación del alma hacia Dios para 
                                  adorarle, alabarle, dale gracias, pedirle perdón, 
                                  favores o presentarle nuestras necesidades. 
                                  Es el ofrecimiento de las emociones y los deseos 
                                  del alma hechos a Dios, en el nombre de Jesús. 
                                  Es la comunicación de nuestro corazón 
                                  con Dios—es el alimento del alma. 
La 
                                  intercesión: 
                                  Es todo lo anterior, pero en batalla y no pidiendo 
                                  por nosotros, sino a favor de alguien más 
                                  (persona, familia, iglesia o nación), 
                                  sintiendo amor, dolor, compasión y misericordia.
2. 
                                  La forma de interceder es personal 
                                  
                                  No hay una técnica en especial en la 
                                  oración, lo que importa es la fe, la 
                                  obediencia, la entrega y el desinterés 
                                  personal de cualquier índole. La intercesión 
                                  debe ser una actitud voluntaria motivada por 
                                  el amor de Dios. La intercesión no debe 
                                  hacerse por compromiso, imposición o 
                                  compensación económica.
3. 
                                  ¿De qué maneras podemos interceder?
Con 
                                  nuestro entendimiento: Orando con 
                                  nuestras propias palabras (basados en la Palabra 
                                  de Dios) y en nuestro idioma. Usando nuestra 
                                  mente, pensando, entendiendo y sabiendo la razón 
                                  por la que intercedemos. 
Orando 
                                  en el Espíritu: Orando en 
                                  lenguas con la ayuda del Espíritu Santo, 
                                  no sabiendo nosotros por lo que intercedemos, 
                                  pero Él sí. 
(1 
                                  Co. 14:2). 
En 
                                  muchas ocasiones sentimos la urgencia, la necesidad 
                                  de orar, de interceder, sin saber lo que sucede 
                                  o sin conocer la necesidad. No podemos orar 
                                  con entendimiento porque no sabríamos 
                                  qué pedir, pero el Espíritu Santo 
                                  sí lo sabe y entonces, lo único 
                                  que debemos hacer es dejar fluir esa necesidad 
                                  de intercesión al orar en el Espíritu, 
                                  en lenguas extrañas para que el Espíritu 
                                  Santo interceda por nosotros (Ro. 
                                  8:26). 
4. 
                                  Se puede interceder en voz alta, en voz baja, 
                                  como en un murmullo o con el pensamiento 
                                  
                                  
                                  De cualquier forma que se haga, la oración 
                                  debe dirigirse hacia Dios; sin embargo, cuando 
                                  se intercede en batalla contra Satanás 
                                  y sus espíritus malignos, debe hacerse 
                                  en voz alta y con la autoridad que tenemos en 
                                  el Nombre de Jesús (Mr. 
                                  16:17). Satanás no puede entrar 
                                  en nuestros pensamientos, pero él y todas 
                                  sus huestes ¡sí pueden oírnos! 
                                
5. 
                                  La intercesión es una oración 
                                  en batalla 
                                  Para salir a batalla hay que vestirse adecuadamente. 
                                  Antes de empezar, cúbrase con la Sangre 
                                  de Cristo y tome todos los instrumentos de la 
                                  armadura de Dios. (Ef. 
                                  6:10-18). 
1. 
                                Por las naciones 
La 
                                palabra “naciones” significa “ethnos” o grupos 
                                étnicos; esto implica que nación 
                                es la gente de un país. 
En 
                                el Antiguo Testamento encontramos muchos ejemplos 
                                de cómo el destino de una nación 
                                puede cambiar por medio de la intercesión. 
                                En el Salmo 2:8, el Señor dice “Pídeme, 
                                y te daré por herencia las naciones, y 
                                como posesión tuya los confines de la tierra”. 
                                Cuando intercedemos por las naciones, estamos 
                                rogando a Dios por la conversión de toda 
                                la gente del mundo. (Jn. 
                                10:16). 
En 
                                toda sociedad existen siete áreas básicas 
                                que moldean el pensamiento de las personas y que 
                                se reflejan en la vida de una nación. Además, 
                                ejercen una gran influencia en el comportamiento 
                                de los líderes de las naciones y de las 
                                personas que están en eminencia. Al interceder 
                                por las naciones, hay que orar por estas áreas. 
                                Éstas son: 
1. 
                                  El hogar y la familia 
                                  2. La Iglesia 
                                  3. Los educadores 
                                  4. Los medios de comunicación 
                                  5. El gobierno 
                                  6. Los espectáculos públicos 
                                  7. El comercio 
En 
                                2 Crónicas 7:14 y Jeremías 29:7 
                                hay promesas para las naciones. 
2. 
                                Por las personas que gobiernan
Satanás 
                                ataca a todos los hombres, pero más a los 
                                que están en el poder, en eminencia, en 
                                autoridad. El poder da al hombre que lo ejerce: 
                                potestad, riquezas, posición e impunidad; 
                                situación que lo hace más vulnerable 
                                para caer en las garras del mal.
La 
                                Biblia nos exhorta en 1 
                                Timoteo 2:1-2 a interceder “por reyes y 
                                por todos los que están en eminencia”. 
                                Esto significa: nuestro gobierno, desde el nivel 
                                nacional hasta el nivel local, por el Presidente 
                                y sus Ministros, por los diputados del Congreso, 
                                por los gobernadores departamentales, alcaldes, 
                                jueces, autoridades militares y policiales, etc. 
                                Es un llamado a la intercesión por todos, 
                                sin importar su posición o condición 
                                espiritual. 
3. 
                                Por la Iglesia 
Al 
                                igual que los gobiernos, la Iglesia y sus líderes 
                                espirituales están expuestos al ataque 
                                constante, inclemente y artero de Satanás.
Al 
                                interceder por la Iglesia, debemos tener presente 
                                los siguientes aspectos:
• 
                                  La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, en el cual 
                                  todos los miembros son importantes (1 
                                  Co. 12:12-27). Intercedamos por la unidad. 
                                  
                                  • Jesús no fundó ninguna denominación. 
                                  Él estableció una doctrina para 
                                  que fuese una forma de vida diaria, a través 
                                  de una relación personal con Él, 
                                  que se basa a su vez en la obediencia a la Palabra 
                                  de Dios, el temor a Jehova, la vida de oración 
                                  e intercesión y el amor a nuestros prójimos. 
                                  
                                  • Intercedamos porque todos los cristianos seamos 
                                  un solo cuerpo, sin distingos denominacionales. 
                                  
                                  • Intercedamos porque en las iglesias se predique 
                                  la Palabra de Dios, sin quitarle ni añadirle 
                                  nada (2 Ti. 4:1-3; 
                                  Tit. 2:1).
• 
                                  Intercedamos recordando que el pueblo de Israel 
                                  continúa siendo el pueblo de Dios y la 
                                  Iglesia de Jesucristo forma parte de ese pueblo. 
                                  Oremos por la Paz de Israel y Jerusalem, y por 
                                  nuestros hermanos judios. 
                                
4. 
                                Por los líderes espirituales 
Al 
                                igual que el gobierno y demás personas 
                                en eminencia, los líderes espirituales, 
                                apóstoles, profetas, evangelistas, maestros, 
                                pastores, misioneros, etc. están expuestos 
                                a los ataques del enemigo, quien tratará 
                                por todos los medios de hacerlos caer, de forma 
                                que no puedan cumplir con su ministerio. Intercedamos 
                                para que Dios les de la fortaleza, sabiduría 
                                y el entendimiento que necesitan para resistir 
                                y vencer al enemigo. 
5. 
                                Por la familia, vecinos, amigos, etc. 
Satanás 
                                buscará destruir a la familia (divorcios, 
                                pleitos, contiendas, violencia, mala comunicación, 
                                rebelión, etc.). 
6. 
                                Contra los poderes de las tinieblas 
Todo 
                                lo bueno en el mundo procede de Dios, pues Dios 
                                todo lo hizo bueno. Pero todo lo malo procede 
                                de Satanás y los demonios. La enfermedad, 
                                pobreza, violencia, hambre, vicios, guerras, pleitos, 
                                etc. es consecuencia de lo que Satanás 
                                y sus huestes de espíritus malignos hacen 
                                en el hombre. 
El 
                                ataque por parte del enemigo es a diario y constante, 
                                por lo que nuestra batalla en su contra también 
                                debe ser diaria y constante, intercediendo en 
                                todo lugar, en la iglesia, en la casa, en el trabajo, 
                                en donde quiera que estemos.
El 
                                Señor nos ha dado la autoridad, potestad 
                                y poder sobre toda fuerza del enemigo (Lc. 
                                9:1; 10:19).
La 
                                armadura de Dios 
Cuando 
                                un solado sale a la batalla, se viste con un equipo 
                                especial. Igualmente nosotros, cuando vamos a 
                                esta batalla de intercesión tenemos que 
                                vestirnos de toda la armadura espiritual que nos 
                                ha sido dada por Dios (descrita en Efesios 6:10-17). 
                              
Además 
                                de esta armadura, tenemos otra igualmente poderosa: 
                                la Sangre de Cristo. Antes de interceder, cubrámonos 
                                con la Sangre de Cristo y vistámonos con 
                                toda la armadura de Dios. 
F. 
                                Algunas Escrituras para interceder 
                                 
1. 
                                Por las naciones:
• 
                                  Proverbios 16:10-13; 20:26-28; 21:1; 28:2; 1 
                                  Timoteo 2:1-2 
2. 
                                Por las personas que nos gobiernan:
• 
                                  Por personas que sean justas, sabias, con temor 
                                  de Dios (2 S. 23:3; Pr. 1:6; Sal. 2:10-11) 
                                  • Por personas no sujetas a la avaricia e inmoralidad 
                                  (Pr. 4:27; 1 Ti. 6:9) 
                                  • Por personas misericordiosas y veraces (Pr. 
                                  3:3-6; 20:28) 
                                  • Por personas que sean enemigas del soborno, 
                                  la corrupción y la lisonja (Éx. 
                                  23:8; Dt. 16:19; Pr. 29:4) 
                                  • Por jueces justos (Dt. 16:18; Col. 3:12-17) 
                                
3. 
                                Por la Iglesia:
• 
                                  Proverbios 16:10-13; 20:26-28; 21:1; 28:2; 1 
                                  Timoteo 2:1-2 
Contra 
                                  las fuerzas de las tinieblas: 
• 
                                  Isaías 54:17; Romanos 6:14; 8:28-39; 
                                  2 Corintios 10:4; Colosenses 2:12-15; Santiago 
                                  4:7