La Existencia del Hombre Espiritual.
La segunda clasificación de los creyentes en este pasaje
es la del hombre espiritual.
Un creyente es hombre espiritual cuando pasa la prueba referida y demuestra que tiene capacidad para recibir y conocer la revelación divina. El hombre espiritual lo discierne todo.
Un creyente es hombre espiritual cuando pasa la prueba referida y demuestra que tiene capacidad para recibir y conocer la revelación divina. El hombre espiritual lo discierne todo.
El orden progresivo del contexto entero es muy evidente:
Primero: la revelación divina, ha sido dada. Dicha revelación concierne a las cosas Que ojo no vio, ni oído oyó, y que jamás entraron en pensamiento humano. Estas cosas, dice la Biblia y yo lo creo, son reveladas por el Espíritu.
Segundo: la revelación es de Las cosas profundas de Dios, que ningún hombre puede conocer por sí mismo. No obstante, el Espíritu las conoce.
Tercero: los creyentes han recibido al Espíritu quien conoce todas estas cosas, para que ellos también puedan conocer Las cosas profundas de Dios.
Cuarto: la sabiduría divina está escondida en las mismas
palabras del Libro de Dios; pero el contenido espiritual de estas
palabras se entiende solamente a medida que uno sea capaz para explicar
las cosas espirituales con la interpretación, el idioma y los códigos
utilizados en el ámbito espiritual, esto es: con las espirituales. He
podido ser testigo de la tremenda y triste intención de intentar
explicar las cosas del Espíritu merced a los conocimientos
intelectuales. No hay nada más deplorable que alguien predicado sobre el
Espíritu Santo sin la unción del Espíritu Santo.
Quinto: El “hombre natural” no puede recibir las cosas del
Espíritu de Dios, porque le son insensatez, ni las puede comprender,
porque se disciernen únicamente por el Espíritu, y él no ha recibido al
Espíritu que es de Dios. Aunque parezca terrible (Y lo es) hay personas
que concurren a un templo, a una congregación, y están en estas
condiciones. Y lo peor del caso, es que no son siempre gente que no se
involucra en ninguna actividad. En muchos casos se trata de gente con
cargos, funciones y ministerios de importancia.
Sexto: El cristiano carnal es nacido de nuevo y el
Espíritu reside en él; pero su carnalidad impide la plenitud del
ministerio del Espíritu. En el despertamiento que se vivió en Argentina
en 1992, muchos pastores fueron tocados por la maravillosa unción del
Espíritu y en sus congregaciones ocurrían cosas tremendas e
inexplicables aún para muchos de ellos mismos. Se apropiaron
inmediatamente de ese poder, pero no entendieron que debían caminar
exclusivamente en y por el Espíritu. Ministraban con poder, señales y
maravillas, pero seguían conduciendo la iglesia en función de la
politiquería religiosa tradicional. Al poco tiempo la unción los
abandonó, pero ellos no lo aceptaron y hoy, en muchos sitios, se siguen
intentando esas señales y maravillas a partir de los esfuerzos carnales.
Esto, desde ya, es altamente peligroso. Lo sobrenatural no es solamente
patrimonio de Dios.
Séptimo: El hombre espiritual discierne todas las cosas.
No hay ninguna limitación para él en lo que toca a las cosas de Dios.
Puede recibir libremente la revelación divina y se gloría en ella.
También, puede entrar, como cualquier otro, en las materias que son
comunes a la sabiduría humana. Discierne todas las cosas; sin embargo, él mismo no es discernido ni entendido por nadie. ¿Cómo pudiera ser de otro modo siendo que él tiene La mente de Cristo?
Hay dos grandes cambios espirituales que los seres humanos
pueden experimentar: el cambio del “hombre natural” al hombre salvo, y
el cambio del “hombre carnal” al hombre espiritual. Aquel se efectúa por
el poder divino cuando hay fe verdadera en Cristo; éste se realiza
cuando hay un ajuste verdadero al Espíritu. Experimentalmente puede ser
que la persona que se salva por medio de la fe en Cristo se entregue al
mismo tiempo sin reserva a Dios, y empiece de una vez una vida de
rendimiento completo.
Indudablemente eso sucede con mucha frecuencia. De esta
manera sucedió en la experiencia de Saulo de Tarso que podemos ver en
Hechos 9:4-6. Así que hubo reconocido a Jesús como su Señor y Salvador,
dijo también: Señor: ¿Qué quieres que yo haga? No hay evidencia
alguna de que jamás se hubiese cambiado de esta actitud de rendimiento a
Cristo. No obstante, debemos recordar que muchos cristianos son
carnales, a los cuales la Palabra de Dios enseña claramente cuáles son
los pasos que tiene que dar para que lleguen a ser espirituales.
Entonces se hace posible el cambio del estado carnal al estado
espiritual.
El hombre espiritual es el ideal divino en la vida y en el
ministerio, en el poder con Dios y con los hombres, en comunión
ininterrumpida y en bendición. Tendremos que seguir en ayuno y oración
en búsqueda de las realidades juntamente con las condiciones reveladas
por medio de las cuales dicho ideal pueda ser realizado.