*Reflexiones del corazon*

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jueves, 25 de mayo de 2023

APRENDE 'LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA.


LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN LA IGLESIA. 'PARTE I

Lo primero que debemos entender como creyentes, es que el Espíritu Santo es el don de Dios para la Iglesia, no para el mundo. Jesús dijo en Juan 14:17: “El Espíritu de verdad, el cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.”

Juan 3:16 dice que Cristo es el don de Dios para el mundo. De la misma forma que recibimos a Cristo como don de Dios mientras estuvimos en el mundo para salvación, debemos recibir al Espíritu Santo como don de Dios ahora que somos creyentes, ya que hemos creído.

La experiencia que el creyente ha tenido con la persona del Espíritu Santo es muy superficial, aislada a la verdad de Dios. Debemos sacar al Espíritu del mundo de la Teología, que deje de ser abstracto para nosotros y que pase a ser una verdad en nuestras vidas. Uno de los pecados más graves que ha venido cometiendo el creyente en contra de la persona del Espíritu, es ignorarlo como persona y no tomar en cuenta sus funciones.

Por esta causa, la Iglesia vive como los huérfanos en relación al Espíritu Santo. Él fue el agente enviado del Padre para asistirnos en todas las áreas de la vida. Él nos muestra la verdad, nos enseña, corrige, guía, nos recuerda las cosas, nos capacita con poder, hace de nosotros su morada, Él es el testigo interno, nos conduce a la comunión, aboga por nosotros, nos da iluminación de los misterios del Padre y del Hijo, nos asiste en la obra de evangelización, en el convencimiento del pecado. 

El no tomar al Espíritu Santo en cuenta, es vivir desprovisto de todas estas cosas, sin recursos y sin posibilidades de éxito en lo que emprendamos.

El no tomar en cuenta al Espíritu Santo, es una de las formas de apagar al Espíritu (1ª Tesalonicenses 5:19) y de contristarlo (Efesios 4:30).

La formas de estar llenos del Espíritu, es dejar que Él sea operativo en nuestras vidas, dejando que Él ocupe el lugar que le corresponde. Jesús tipificó el Espíritu Santo como ríos por dos causas: 

a) La primera, usa el plural, indicando que son muchas las operaciones que el Espíritu viene a hacer en nuestras vidas.

b) La segunda es que el río nunca se estanca, él siempre está fluyendo. 
El Espíritu Santo no vino para estancarse en tu vida, Él vino a fluir. En Juan 7:38 Jesús dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.”

Para que tengamos una idea de lo significativo que es el Espíritu Santo en la vida de un creyente, voy a hacer un recuento para analizar los riesgos que Jesús tuvo al decir estas palabras en la fiesta de los tabernáculos.

La fiesta de los tabernáculos era anual, en dicha fiesta, según Levíticos 23:34.43, Números 29:12.38 y Deuteronomio 16:13.15, toda la familia judía debía abandonar sus casas para habitar en tiendas como recordatorio de haber habitado en tiendas durante la peregrinación en el desierto.

A esta fiesta, después del cautiverio, se le añadió un ceremonial que consistía en una procesión que partía desde el templo hasta al estanque de Siloé, tomar agua del estanque en una vasija de oro que era llevada de regreso al templo en manos del gran Sumo Sacerdote. El agua era derramada en el altar mezclado con vino, sobre el sacrificio preparado. Esta agua era derramada como símbolo de agradecimiento por el agua que brotó de la roca y fue bebida por todo el pueblo. Éxodo 17:6.

En dicha ceremonia, se convocaba a todos los hombres de Israel y había una atención única sobre el Sumo Sacerdote. Jesús, en una forma desapercibida interrumpió la ceremonia lo cual era un delito, y al hacerlo era reo de muerte; y para agravar esta situación lo hizo durante el último día de la fiesta.

Lo que no entendía el pueblo es, que quien interrumpió la ceremonia tenía toda la autoridad para hacerlo, porque Él es la roca de donde brotó el agua en el desierto y todos bebieron de ella (1ª Corintios 10:4) La misma roca se hizo presente en la ceremonia e hizo una invitación a beber agua de la fuente, en contraste con la pequeña cantidad de agua que derramaba el Sumo Sacerdote y que de paso venía de un estanque.

La roca que es Cristo, en su cumplimiento a lo dicho por Isaías 12:3, no solo hace una invitación a beber, sino que te ofrece la fuente del agua que fluirá como ríos para satisfacción propia y para ser satisfacción para otros.

Jesús dijo: “… si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dicen las Escrituras, de su interior correrán ríos de agua viva.”

Juan da testimonio diciendo: “Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyeran en Él”.

Era tanta la urgencia del Mesías de anunciar el advenimiento del Espíritu, que tomó todos los riesgos al esperar el último día de la fiesta, el de mayor consagración, el día de la entrega, donde había mayor concurrencia. 

Ese día Jesús proclamó la profecía dicha por el profeta Isaías cuando dijo: “Sacaréis con gozo agua de las fuentes de la salvación” Isaías 12:3.

Hace de la iglesia su morada.

Lo primero que hay que tomar en cuenta, es que el Espíritu Santo nunca pudo hacer morada como habitación en las personas del Antiguo Testamento, Él sólo venía hacía la obra y luego se ausentaba, y esto lo hacía sólo en cuatro tipos de personas, para una tarea específica, para el respaldo del llamado que tenían, que son: Reyes, Profetas, Jueces y Sacerdotes. Sobre estos el Espíritu Santo sólo posaba, no moraba.

Juan 1:32-33, corrobora lo antes mencionado: “También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre Él”
“Y no le conocía, pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanezca sobre Él...”

El término “Permanecer” refiriéndose al Espíritu Santo en la vida de Jesús, nos da indicios que sobre la primera persona en la que el Espíritu Santo vino a hacer su morada fue Jesús, luego vino a hacerlo en la Iglesia. 

Tome en cuenta esta verdad que a continuación voy a describir:

>Dios Padre se denomina “Dios por nosotros”
>Dios Hijo se denomina “Dios con nosotros” Emmanuel
>Dios Espíritu Santo se denomina “Dios en nosotros”, cuando hace su morada.

Jesús dijo: “El Espíritu Santo que mora con vosotros, y estará en vosotros.”

Para que el Espíritu Santo viniese a morar en nosotros como cuerpo, primero tuvo que darse la justicia y la vida de Dios, es decir, primero tuvimos que ser justificados y vivificados, porque en la naturaleza de pecado y de muerte, Él no puede morar permanentemente en nosotros. Estábamos en total contraste con su naturaleza. 

Todo esto es corroborado por Ezequiel cuando dice: “Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias, y de todos vuestros ídolos los limpiaré; os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros, y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne, y pondré dentro de vosotros mi Espíritu…” Ezequiel 36:25.27.

Para mayor comprensión de la habitación del Espíritu Santo en el creyente, debemos hacer un análisis etimológico de dos términos y conocer sus propiedades y sus valores. Estos términos son: “Morada” y “Templo”.

Morada: El verbo morar en griego es “Oikeo”, derivado de “Oikos”, que indica una casa o habitación. El término “Oikeo” que Pablo utilizó para referirse al Espíritu Santo como morador, tiene que ver no solamente con el que habita, sino con el dueño o propietario de la morada. Esto hace entender desde el punto de vista etimológico, que el Espíritu Santo no sólo vino a morar en el hombre sino que es Dueño y Señor de su morada. De no ser así, el Espíritu Santo sería un arrimado o un inquilino.

Según el testimonio de los que escribieron las Escrituras, el Espíritu Santo no es un simple morador como arrendador, no es un invasor, no está arrimado. Es el dueño de la Iglesia, que es su cuerpo, y tiene todo el derecho sobre ella.

“¿No sabéis que soy templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” 1ª Corintios 3:16.

“En quien vosotros también sois, juntamente edificados, para morada de Dios en el Espíritu. “Efesios 2:22.

“¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que Él ha hecho morar en nosotros, nos anhela celosamente?” Santiago 4:5.

Según estos pasajes, debemos entender y aceptar, que el creyente no tiene ningún derecho como morada del Espíritu para tomar decisiones con su vida sin consultar con la persona del Espíritu que es el Dueño de la morada.

En Apocalipsis se registra uno de los más grandes fenómenos que se pueden dar en contra de la comunión que debe haber entre Dios y la Iglesia. 

El pasaje dice: “… Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. “Apocalipsis 3:20.

No es posible entender cómo es que Cristo, siendo el dueño, Señor, y cabeza de la Iglesia está del lado fuera tocando para que lo dejen entrar. Esto se da también con el Espíritu Santo y la Iglesia; que habitando Él en nosotros y siendo Dueño y Señor de la morada, no tenga libertad en ella. El trato que la Iglesia le ha dado al Espíritu Santo como el morador es semejante al que se le da a un arrimado. Un arrimado, al pasar el tiempo estorba, cansa, obstina, roba la privacidad; y por esta causa se busca la forma de salir de él. Quizás en una forma declarada y directa no sintamos ni hagamos esto en contra del Espíritu Santo, pero nuestros hechos lo afirman, al tener poca intimidad y comunión con el Espíritu Santo, que se refleja en el hecho de tomar decisiones y hacer con nuestro cuerpo lo que queramos sin consultar con Él, siendo Él el Dueño y Señor nuestro, al tomarnos como morada. 

Nunca olvidemos esta verdad, nadie puede venir a hacer con nuestra casa lo que le venga en gana, de igual manera, nadie puede tomar decisiones en nuestra vida y con nuestro cuerpo sino aquél que es el propietario de la morada. Esto es el Espíritu Santo. 

1ª Corintios 6:19.20 dice: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros; el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestro, porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestros cuerpos y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.”

Templo: En griego aparecen dos términos para hacer referencia a esta palabra, pasemos a definirlos:

Hieron: Se usa para hacer referencia al edificio con sus recintos y sus utensilios. Hechos 19:27. 1ª Corintios 9:13.

Naos: Este es el término que se utilizó en el Antiguo Testamento para hacer referencia al lugar Santísimo llamado El Santuario, lugar donde se encontraba el Arca del Pacto (Levítico 16:15.16). En este lugar sólo podía entrar el Sumo Sacerdote una vez al año. Esto nos muestra lo serio del asunto en cuanto a este lugar como morada de Dios. No todo el mundo podía entrar.

Pablo no sólo afirma que nosotros, como sacerdotes, tenemos acceso al lugar Santísimo, sino que somos la morada, el santuario, el templo y la casa de Dios. 1ª Corintios 3:16. 2ª Corintios 6:16. Efesios 2:21.22. Santiago 4:5.

Esta verdad parece que muchos no le han dado importancia, al vivir en una forma desenfrenada, cayendo en libertinaje, profanando el santuario de Dios. 

En el antiguo testamento tenemos un ejemplo claro y la tomo como verdad paralela, en relación a la profanación, sacrilegio y abominación cometidos en el templo de Dios. Se trata del sacerdote Elí y sus hijos quienes tenían sus relaciones sexuales en el mismos altar del sacrificio e irrespetando y teniendo en poco la santidad de Dios. Por tal acción fue rechazado el sacerdocio de Elí y se procedió a la muerte de sus hijos. (1ª Samuel 2:22.35). Que me dice a mí que Dios va hacer tolerante ante tanto pecado cometido con premeditación y alevosía, donde préstamos y cedemos nuestro cuerpo que es templo del Espíritu Santo para tal acción, cometiendo sacrilegios, entrando en profanación, y detracción; cosa que es abominación ante el Espíritu Eterno. 

Pablo es claro en el asunto, exhortando a los creyentes que viven en este estado de pecado, con el fin de que se condujeran en santidad. 1ª Corintios 6:12.20.

“Todas las cosas me son lícitas (me son permitidas), mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo... ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; más el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1ª Corintios 6:12.20.

No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?, porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Por lo cual salid de en medio de ellos y apartaos, y no toquéis lo inmundo y Yo os recibiré...” 2ª Corintios 6:14.18.

En conclusión: La exhortación de Pablo radica en hacerle crear conciencia al creyente el peligro de tomar el cuerpo y prestarlo para la fornicación, uniéndola a una ramera, cumpliendo así el principio presentado en el Génesis el cual establece que ambos serán una carne, esto cercena por completo la vida de comunión y de intimidad con Cristo siendo Él la cabeza del cuerpo. Y por otro lado seria caer en acto de profanación, detracción, y sacrilegio; que es abominación ante Dios, que siendo nuestro cuerpo morada y santuario de Dios en el Espíritu le estemos contaminando con dichas acciones tan bajas, y que a su vez degradan la vida del hombre en todos sus aspectos. Salomón dijo en sus escritos. “…El que comete adulterio es falto de entendimiento; corrompe su alma el que tal hace Heridas, vergüenza y destrucción hallará,…” Proverbios 6:32.33. 

El cometer acto de detracción, profanación, y sacrilegio trae como resultado un apagar y contristar al Espíritu Santo.

El Apóstol Pablo hace una serie de advertencia en sus escritos a cerca del asunto. Verifiquemos estas verdades.

“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” Efesios 4:29.32.

“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu…1Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” 1ª Tesalonicenses 5:16.22.

“Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día; deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo; trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también. Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. 7Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” 2ª Timoteo 1:3.7.

“…Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz. El fuego arderá continuamente en el altar; no se apagará…” Levítico 6:12.13.

Apagar: Según el pensamiento del Apóstol Pablo, el apagar al Espíritu es el acto de dificultar sus operaciones en un acto evidente, en el testimonio oral en las reuniones eclesiales de los creyentes.

Contristar: Causar dolor, 
Según estos dos conceptos en lo general: el apagar y contristar es el acto de dejar inoperante al Espíritu en la vida del creyente.

Esto está en contraste con las características del Espíritu como ríos según lo dicho por Jesús. Jesús tipifico el espíritu como ríos por dos cosas.

>Ríos en el plural: porque son muchas las cosas que el Espíritu Santo viene hacer y a desarrollar en la vida del creyente.

>Rió Como manantial. Porque el rió nunca se estanca el siempre está fluyendo. 
Hay tres actos que el creyente comete en contra del Espíritu Santo que lo lleve a estar inoperante que son:

Profanación: Uso irrespetuoso en forma deliberante y premeditada en acto de alevosía en estado de conciencia, de cosas, objetos, incluso, personas, a las cuales se considera sagradas. Es también el darle mal uso a los bienes recibidos de Dios en actos viles y vergonzosos. 

Sacrilegio: Es el acto de no sentir respeto por lo sagrado. De no tener sentido de responsabilidad, de honra por aquello que está destinado y apartado para el uso santo.

Detracción: Consiste básicamente en el descuento que efectúa el comprador o usuario de un bien que tiene a la venta.

En el sentido teológico detracción es el acto de restar el sentido de santidad a lo que por natural es santo, teniendo en lo interno poco respeto por las cosas sagradas. Es cuando se entra en un estado de mente donde lo inmoral me parase común y normal, donde lo normal y lo hermoso es deformado hasta ser depravado, anormal y feo. 

¿Cómo evitar entrar en estos actos vergonzosos que restan a nuestra vida espiritual? Teniendo dominio propio.

El término “Dominio propio” viene del Griego “Enkrateia” tiene que ver con la fuerza de voluntad.

El tener “Dominio propio” se conoce como el poder controlador de la voluntad bajo las operaciones del Espíritu Santo. Hechos. 24:25.

El “Dominio Propio”: Está en someterse a la voluntad de Dios a favor de sus demandas que están reveladas en su palabra 2ª Pedro 1: 3.9.

El “Dominio Propio”: Tiene que ver con el sometimiento del carácter y de los deseos carnales. Es el nivel de disciplina que tiene la persona evitando que la vida se desmorone; tiene que ver con uno que se retiene por dentro, (Tito.1:8) es tener cuidado de uno mismo 1ª Timoteo 4:16.

El “Dominio Propio”: Es La fuerza de la voluntad que un ser tiene para tomar decisiones sabias y dar pasos firmes y concretos. Nunca olvides, que
somos nosotros los llamados a renunciar a los deseos carnales, Dios no lo va hacer por nosotros. Nunca le pidas a Dios que te quite lo que tú tienes que dejar, ten Dominio propio sobre ti mismo, y serás un triunfador en la vida.

¿Qué es lo que le da sentido interno para tener dominio propio? El sentido de conveniencia. Pablo en sus cartas presenta el sentido de conveniencia, a lo cual es útil para la vida del creyente.

“Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, más yo no me dejaré dominar de ninguna.” 1ª Corintios 6:12.

“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” 1ª Corintio 10:23. 

Pablo En Romanos presenta el sentido de conveniencia en contraste a lo que conviene.

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” Romanos 1:28.32.

David el rey tuvo sentido de conveniencia. Por la experiencia que tubo David en el pecado que cometió con betabel, el rey desarrollo un sentido de conveniencia, hasta el punto que ministro a un alma que está viva y latente con un espíritu muerto porque David no había sido redimido.

“Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus Iniquidades, El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te Corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila” Salmo 103:1.5.

Bajo un sentido de conveniencia Pablo le insta a Timoteo que se ejercitara en la piedad.

“Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad;” 1ª Timoteo 4:6.7. 

El término ejercítate es un verbo derivado del terminan en griego “Gimnasio”

Etimológicamente el texto en el griego le da un sentido más amplio, por lo cual pablo lo que le dijo a Timoteo fue: “Entrena tu alma en forma integral con vista a la piedad, para que puedas tener sentido de conveniencia y puedas discernir entre el bien y el mal”

Engruesa y fortalece los músculos de la santidad, para que ante las tentaciones del mal y las ofertas engañosas de la vida, puedas ser resistente, teniendo sentido de conveniencia, desarrollando el dominio propio pasando a ser cabal en el reino y Dios pueda llevar a cabo en ti su propósito. 

Nota: A continuación les dejo un mensaje que es muy reciente que trata de la Persona del Espíritu Santo en la vida del creyente. Bendiciones, bendiciones, beeendiciones.

sábado, 3 de agosto de 2013

REFLEXIONES ESCRITAS POR LIGIA GONZALEZ


REFLEXIONES POR LIGIA GONZÁLEZ

jueves, 10 de noviembre de 2011

Quieres PODER! Aprende "El Poder del Espíritu Santo"


"El Poder del Espíritu Santo" -- Romanos 15:13





Sermones
El PODER es una prerrogativa exclusiva y especial de Dios y sólo de Dios. "Dos veces he oído esto: que de Dios es el poder." Dios es Dios, y el poder le pertenece. Aunque delegue una porción de él a Sus criaturas, sigue siendo Su poder. El sol, aunque sea "como un esposo que sale de su tálamo, que se alegra como gigante para correr el camino," no tiene el poder para ejecutar sus movimientos sino de la manera como lo dirija Dios. Las estrellas, aunque viajan en sus órbitas y nada las puede detener, no tienen ni poder ni fuerza propios, excepto aquel que Dios les otorga diariamente. El alto arcángel que está junto a Su trono y que brilla más que un cometa resplandeciente, -aunque sea uno de aquellos que destacan en fuerza y que escucha la voz de los mandamientos de Dios- no tiene sino el poder que su Creador le da.

En cuanto a Leviatán, que de tal manera hace hervir como una olla el mar profundo, que parece que el abismo es cano; y en cuanto a Behemot, que se bebe de un trago el Jordán y se jacta de poder chupar ríos enteros: todas esas criaturas majestuosas que se encuentran sobre la tierra, le deben su fortaleza a Él, que formó sus huesos de acero, y sus miembros como barras de hierro.

Y cuando pensamos en el hombre, y evaluamos si tiene fuerza o poder, todo lo que posee resulta ser tan poco e insignificante que apenas si podemos llamarlo poder. Sí, cuando está en la cumbre, cuando empuña su cetro, cuando está al mando de sus ejércitos, cuando gobierna naciones, el poder que tiene todavía le pertenece a Dios. Y esto es verdad: "Dos veces he oído esto: que de Dios es el poder."

Esta prerrogativa exclusiva de Dios se encuentra en cada una de las tres Personas de la gloriosa Trinidad. El Padre tiene poder, pues por Su palabra fueron hechos los cielos y todo lo que contienen. Por Su fuerza todas las cosas se mantienen y por Él cumplen con su destino. El Hijo tiene poder pues, como Su Padre, Él es el Creador de todas las cosas, y "sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho." Y "en él todas las cosas subsisten." Y el Espíritu Santo tiene poder.


Hoy voy a hablar acerca del poder del Espíritu Santo. Espero que puedan experimentar en sus propios corazones una ejemplificación práctica de ese atributo, cuando sientan que la influencia del Espíritu Santo está siendo derramada en mí para comunicar a sus almas las palabras del Dios viviente. Y espero que esa influencia les sea otorgada también a ustedes y que sientan sus efectos en sus propios espíritus.

Consideraremos el poder del Espíritu santo de tres maneras en este día. Primero, las manifestaciones externas y visibles de ese poder. Segundo, sus manifestaciones internas y espirituales. Y tercero, las obras futuras y esperadas, derivadas de ese poder. Confío que de esta manera el poder del Espíritu se hará presente claramente en sus almas.

I. Primero, entonces, debemos ver el poder del Espíritu en SUS MANIFESTACIONES EXTERNAS Y VISIBLES. El poder del Espíritu no ha estado inactivo, ha estado trabajando. Mucho ha sido hecho ya por el Espíritu de Dios; más de lo que pudiera haber sido logrado por ningún ser excepto el Infinito, Eterno, Todopoderoso Jehová, de quien el Espíritu Santo es una Persona. Hay cuatro clases de obras que son los signos externos y manifiestos del poder del Espíritu: las obras de creación, las obras de resurrección, las obras de testimonio y las obras de gracia. De cada una de estas obras hablaré brevemente.

1. Primero, el Espíritu ha manifestado la omnipotencia de Su poder en las obras de creación. Aunque no se menciona frecuentemente en la Escritura, la creación es atribuida algunas veces al Espíritu Santo, así como también al Padre y al Hijo. Se nos dice que la creación de los cielos es la obra del Espíritu de Dios. Esto lo verán de inmediato en las sagradas Escrituras, en Job 26:13: "Su espíritu adornó los cielos; Su mano creó la serpiente tortuosa." Se dice que todas las estrellas del cielo fueron colocadas en lo alto por el Espíritu y una constelación particular llamada la "serpiente tortuosa" es señalada especialmente como el trabajo de Sus manos.

Él desata las ligaduras de Orión; Él ata con cadenas las dulces influencias de las Pléyades y guía a la Osa Mayor junto con sus hijos. Él hizo todas esas estrellas que brillan en el cielo. Los cielos fueron adornados por Sus manos y Él formó a la serpiente tortuosa con Su poder. Y así también muestra Su poder en esos actos continuos de creación que todavía se realizan en el mundo, como crear al ser humano y a los animales, su nacimiento y su generación. Estos actos también se le atribuyen al Espíritu Santo.

Si ven el Salmo 104, en los versículos 29 y 30, leerán, "Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados; y renuevas la faz de la tierra."

Así ven ustedes que la creación de todo hombre es la obra del Espíritu, y la creación de toda vida y de toda carne también. La existencia de este mundo se debe atribuir al poder del Espíritu, así como también el primer adorno de los cielos o la forma de la serpiente tortuosa. Y si ven en el primer capítulo del Génesis, allí notarán particularmente explicada esa peculiar obra de poder que fue llevada a cabo por el Espíritu Santo en el universo. Ustedes descubrirán entonces cuál fue Su trabajo especial. En el versículo segundo del primer capítulo de Génesis, leemos; "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas."

No sabemos cuán remoto pueda ser el período de la creación de nuestra tierra: ciertamente muchos millones de años antes del tiempo de Adán. Nuestro planeta ha pasado por varias etapas de existencia y diferentes clases de criaturas han vivido en su superficie, todas ellas creadas por Dios. Pero antes de que llegara la era en la que el ser humano sería su habitante principal y monarca, el Creador entregó el mundo a la confusión. Permitió que los fuegos internos estallaran desde las profundidades y fundió toda la materia sólida de manera que toda clase de sustancias estaban mezcladas en una vasta masa de desorden. La única descripción que se podría dar al mundo de entonces es que era una caótica masa de materia.

Cómo debió ser, no podrían ustedes adivinarlo o definirlo. La tierra estaba enteramente desordenada y vacía. Las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Llegó el Espíritu y extendiendo sus anchas alas, ordenó a las tinieblas que se dispersaran y cuando voló Él sobre la tierra, todas las diferentes porciones de materia se colocaron en sus lugares y ya no fue "desordenada y vacía". Se volvió redonda como sus planetas hermanos y se puso en movimiento, cantando elevadas alabanzas a Dios, no de manera discordante como lo había hecho antes, sino como una grandiosa nota en la vasta escala de la creación.

Milton describe muy bellamente este trabajo del Espíritu que establece el orden donde hay confusión, cuando el Rey de la Gloria, en su poderosa Palabra y Espíritu, vino para crear nuevos mundos:
"Sobre el piso celestial se detuvieron, y desde la orilla
Contemplaron el vasto inmensurable abismo
Tempestuoso como un mar, sombrío, desolado, salvaje,
Conmocionado hasta el fondo por vientos furiosos,
Y por olas hinchadas como montañas, al asalto
De las alturas del cielo para mezclar el polo con lo profundo.
'Silencio, ustedes, olas perturbadas, y tú, abismo, paz,'
Dijo la Palabra que todo crea. Pongan fin a sus discordias."

Entonces sobre las aguas calmadas
El Espíritu de Dios Extendió sus alas creadoras
E infundió virtud vital y calor vital
A través de toda la masa fluid
a."

Esto, vean ustedes, es el poder del Espíritu. Si hubiéramos visto esa tierra en toda su confusión, habríamos dicho: "¿Quién puede hacer un mundo de todo esto?" La respuesta habría sido: "El poder del Espíritu lo puede hacer. Con sólo extender sus alas como de paloma, Él puede hacer que todas las cosas se junten. Por ello habrá orden en donde no había nada sino confusión." Y este no es todo el poder del Espíritu. Hemos visto algunas de Sus obras en la creación. Pero hubo una instancia de creación en particular en la que el Espíritu Santo estuvo más especialmente ocupado, a saber, la formación del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo.

Aunque nuestro Señor Jesucristo nació de una mujer y fue hecho a semejanza de la carne pecadora, el poder que lo engendró estuvo enteramente en Dios el Espíritu Santo, como lo expresan las Escrituras, "El poder del Altísimo te cubrirá con su sombra." Él fue concebido por el Espíritu Santo, como dice el Credo de los Apóstoles. "Por lo cual también el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios."

La estructura corporal del Señor Jesucristo fue una obra maestra realizada por el Espíritu Santo. Supongo que Su cuerpo debe haber sobrepasado a todos los demás en belleza. Que debe haber sido como el del primer hombre, justo el modelo de lo que será el cuerpo en el Cielo, en donde resplandecerá en toda su gloria. Esa estructura, en toda su belleza y perfección, fue modelada por el Espíritu. En Su libro estaban diseñados todos sus miembros cuando todavía no habían sido creados. Él Lo modeló y Lo formó. Aquí pues, tenemos otro ejemplo de la energía creativa del Espíritu.

2. Una segunda manifestación del poder del Espíritu Santo se encuentra en la resurrección del Señor Jesucristo. Si alguna vez han estudiado este tema, pueden haberse sentido desconcertados al descubrir que, algunas veces, la resurrección de Cristo es atribuida a Él mismo. Por Su propio poder y Divinidad resucitó. Él no podía haber sido detenido por los lazos de la muerte, sino que como entregó voluntariamente Su vida, tenía el poder de retomarla. En otra parte de la Escritura encontramos que la resurrección es atribuida a Dios el Padre: "Le levantó de los muertos." "Exaltado por la diestra de Dios." Y así otros muchos pasajes similares.

Pero, también se dice en la Escritura que Jesucristo fue levantado de entre los muertos por el Espíritu Santo. Ahora bien, todas esas cosas son ciertas. Él resucitó por el Padre, porque el Padre dijo: "suelten al prisionero, déjenlo ir. La justicia ha sido satisfecha. Mi Ley ya no requiere más satisfacción, la venganza ha recibido lo que le correspondía, déjenlo ir." Aquí dio Él un mensaje oficial que liberó a Jesús de la tumba. Fue levantado por Su propia majestad y poder, porque Él tenía el derecho de salir y así lo sintió Él mismo y por ello "rompió las ataduras de la muerte, Él ya no podía ser retenido por ellas." Pero fue levantado por el Espíritu en cuanto a esa energía que recibió Su cuerpo mortal, por la cual se levantó de nuevo después de haber permanecido en su tumba por tres días y noches.

Si quieren pruebas de esto deben abrir otra vez su Biblia en: 1 Pedro 3:18, "Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu." Y se puede encontrar otra prueba en Romanos, 8:11 (me gusta citar los textos porque creo que es una gran falla de los cristianos no escudriñar las Escrituras lo suficiente, y yo haré que lo hagan cuando estén aquí, si es que no lo hacen en otros lugares), "Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros."

Entonces la resurrección de Cristo fue efectuada por la agencia del Espíritu, y aquí tenemos una noble ilustración de Su omnipotencia. Si hubieran podido entrar, como lo hicieron los ángeles, en la tumba de Jesús y ver su cuerpo durmiente, lo habrían encontrado frío como cualquier otro cadáver. Si hubieran levantado Su mano, se habría desplomado a un lado. Si hubieran podido mirar sus ojos, los habrían visto vidriosos. Y allí se ve la lanzada mortal que debió acabar con su vida. Vean Sus manos, no fluye la sangre, están frías e inmóviles.

¿Puede vivir ese cuerpo? ¿Puede levantarse? Sí. ¡Y puede ser un ejemplo del poder del Espíritu! Porque cuando el poder del Espíritu llegó a Él, al igual que cuando cayó sobre los huesos secos del valle, "Se levantó en la majestad de Su divinidad, brillante y resplandeciente, que asombró a los vigilantes de manera que huyeron. Sí, se levantó para no morir más, sino para vivir para siempre, Rey de reyes y Príncipe de los reyes de la tierra."

3. La tercera de las obras del Espíritu Santo que han demostrado Su poder de manera maravillosa, son las obras de testimonio. Con ello quiero decir las obras que atestiguan. Cuando Jesucristo fue bautizado en el río Jordán, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma y lo proclamó el Hijo Amado de Dios. Eso es lo que yo llamo una obra de testimonio. Y cuando después levantó al muerto, cuando sanó al leproso, cuando les habló a las enfermedades y éstas huyeron rápidamente, cuando salieron precipitadamente por millares los demonios de los que estaban poseídos, todo eso se hizo por el poder del Espíritu. El Espíritu habitaba en Jesús sin medida y por ese poder se obraron todos esos milagros. Estas fueron obras de testimonio.

Y cuando Jesús se fue, recordarán ese magistral testimonio del Espíritu, que regresó como un poderoso viento estruendoso entre los Apóstoles congregados y se les aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos y fueron todos llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según como el Espíritu les daba que hablasen. Y cómo también ellos hicieron milagros; cómo predicaban; cómo Pedro resucitó a Dorcas; cómo Pablo sopló la vida en Eutico; cómo se hicieron grandes milagros por los apóstoles así como los había hecho su Señor, de manera que se vieron grandes "señales y prodigios, llevados a cabo por el poder del Espíritu de Dios, y muchos creyeron."

Después de eso ¿quién dudará del poder del Espíritu Santo? ¡Ah!, esos miembros de la secta de Socinio que niegan la existencia del Espíritu Santo y Su absoluta personalidad, ¿qué van hacer cuando los atrapemos mostrándoles las obras de creación, de resurrección y de testimonio? Ellos están contradiciendo a la Escritura. Pero observen: es una piedra sobre la que si algún hombre cae, saldrá lastimado; pero si cae sobre él como lo hará si se resiste, lo triturará hasta convertirlo en polvo. El Espíritu Santo tiene un poder omnipotente. Sí, tiene el poder de Dios porque Él es Dios.

4. Además, si queremos otro signo externo y visible del poder del Espíritu, podemos mirar a las obras de gracia. Vean una ciudad donde un adivino tiene el poder que él mismo ha proclamado como una gran persona. Un cierto Felipe entra y predica la Palabra de Dios y en seguida Simón el Mago pierde su poder y él mismo busca para sí el poder del Espíritu, imaginando que puede comprarse con dinero.

Vean, en tiempos modernos, un país en donde los habitantes viven en miserables tiendas hechas de paja, y se alimentan de reptiles y de otras criaturas semejantes; obsérvenlos cómo se inclinan ante sus ídolos y cómo adoran a sus falsos dioses y cómo están tan hundidos en la superstición y tan degradados, que se llegó a debatir si tenían alma o no.

Vean a un Robert Moffat, (misionero en Sudáfrica por más de 50 años) que va con la Palabra de Dios en su mano (que él mismo tradujo al lenguaje de los bechuanas), óiganlo predicar con la capacidad de expresión que le da el Espíritu, acompañando esa Palabra con poder. Ellos arrojan a un lado sus ídolos, y odian y aborrecen sus costumbres anteriores; construyen casas en donde habitan; se visten y ahora tienen una mente recta. Rompen el arco y parten la lanza en pedazos; la gente incivilizada se torna civilizada; el salvaje se vuelve educado; el que no sabía nada comienza a leer las Escrituras. De esta manera por boca de aquellos que fueron salvajes, Dios atestigua el poder de Su poderoso Espíritu.

Visiten una casa en esta ciudad -y los podríamos llevar a muchas de esas casas- donde el padre es un borracho, un hombre que vive en una condición desesperada; véanlo en su locura, y preferirían encontrarse con un tigre sin cadenas que con un hombre así. Da la impresión de que él podría partir a un hombre en pedazos si este llegara a ofenderlo. Observen a su esposa. Ella también tiene su voluntad, y cuando él la maltrata, ella le opone resistencia; se han visto muchas peleas en esa casa, y a menudo el ruido que generan molesta a todo el vecindario. En cuanto a los pobres niños, véanlos en sus harapos y desnudez, pobres pequeños ignorantes. ¿Ignorantes dije? Están siendo instruidos y muy bien instruidos en la escuela del demonio y están creciendo para ser herederos de la condenación. Pero alguien a quien Dios ha bendecido por su Espíritu es guiado a esa casa.

Tal vez sólo se trate de un humilde misionero de la ciudad, pero le habla a aquel hombre así: "oh" -le dice- "ven y escucha la voz de Dios." Y la Palabra, que es poderosa y eficaz, corta el corazón del pecador ya sea por medio de su propio mensaje o por la predicación del ministro. Las lágrimas corren por sus mejillas como nunca las habían visto antes. Tiembla y se estremece; el hombre fuerte se inclina; el hombre poderoso tiembla y esas rodillas que nunca temblaron, comienzan a tambalearse. Ese corazón que nunca se acobardó, ahora empieza a temblar ante el poder del Espíritu.

Se sienta en una humilde banca junto al penitente, y observa cómo sus rodillas se doblan mientras sus labios pronuncian la oración de un niño, pero aunque es la oración de un niño, es la oración de un hijo de Dios. Su carácter le cambia. ¡Observen el cambio en su casa! Su mujer se vuelve una señora decente, esos niños son el crédito de la casa y, a su debido tiempo, crecen como ramas de olivo alrededor de su mesa, adornando su casa como piedras preciosas. Si pasaran por ese hogar, no escucharían ruidos ni peleas, sino cánticos de Sion.

Véanlo, no más orgías de borracho; ha vaciado su última copa y ahora, renunciando a lo anterior, viene a Dios y es Su siervo. Ahora ya no escucharán a la media noche el grito de las bacanales, pero si se oyera un ruido, sería el sonido de un solemne himno de alabanza a Dios. Y, entonces, ¿acaso no existe algo así como el poder del Espíritu? ¡Sí! Y estos seres deben haberlo experimentado y visto.

Conozco un pueblo que solía ser el más profano de Inglaterra, un pueblo inundado de borrachos y de libertinos de la peor clase, donde era casi imposible que un viajero honesto se detuviera en una posada sin ser molestado por las blasfemias, un lugar notorio por sus incendiarios y por sus ladrones. Un hombre, el jefe de todos, escuchó la voz de Dios. El corazón de ese hombre fue quebrantado. Todos sus pandilleros vinieron también para escuchar la predicación del Evangelio, y se sentaron y parecían reverenciar al predicador como si fuera un dios y no un hombre. Estos hombres fueron cambiados y reformados; y todo aquel que conoce ese lugar afirma que un cambio así no hubiera podido ocurrir nunca, sino sólo mediante el poder del Espíritu Santo.

Dejen que se predique el Evangelio y que sea derramado el Espíritu y verán que tiene un poder tal como para cambiar la conciencia, para mejorar la conducta, para levantar al degradado, para castigar y reprimir la maldad de la raza, y ustedes deben gloriarse en eso. Digo: nada hay como el poder del Espíritu. Tan solo déjenlo entrar y seguramente todo puede lograrse.

II. Ahora, el segundo punto: EL PODER INTERIOR Y ESPIRITUAL DEL ESPÍRITU SANTO. Lo que ya he mencionado, puede ser visto. De lo que estoy a punto de hablar debe ser sentido y ningún hombre entenderá verdaderamente lo que digo a menos que lo sienta. Lo visible, aun el infiel debe confesarlo; lo visible, el más grande blasfemo no puede negarlo, habla la verdad; pero de este poder interior alguien se reirá con entusiasmo y otro dirá que no es sino la invención de nuestras fantasías febriles. Sin embargo, tenemos una palabra de testimonio más segura que todo lo que ellos puedan decir. Tenemos un testigo en nuestro interior. Sabemos que es la verdad y no tenemos miedo de hablar del poder interno espiritual del Espíritu Santo. Observemos dos o tres cosas en las que el poder interior y espiritual del Espíritu Santo se puede ver muy grandemente y alabarlo.

1. Primero, el Espíritu Santo tiene poder sobre los corazones de los hombres. Ahora bien, los corazones de los hombres son difíciles de impresionar. Si quieres interesarlos en cualquier objeto mundano, lo puedes lograr. Una palabra engañosa puede ganar el corazón de un hombre; un poco de oro puede ganar el corazón de un hombre; un poco de fama y un poco del clamor del aplauso pueden ganar el corazón de un hombre. Pero no hay ningún ministro que respire que pueda ganar el corazón de un hombre por sí mismo. Puede ganar sus oídos y hacer que lo escuchen; puede ganar sus ojos y hacer que se fijen en él; puede ganar la atención, pero el corazón es muy resbaloso. Sí, el corazón es un pez que no se deja atrapar por los pescadores del Evangelio. Pueden algunas veces sacarlo casi fuera del agua pero, viscoso como una anguila, se resbala entre sus dedos, y, después de todo, no lo capturan. Muchos hombres se han imaginado que han capturado el corazón, pero luego se han desengañado. Se necesita de un hábil cazador para atrapar al ciervo en las montañas. Es demasiado rápido para que el pie humano pueda acercársele. Sólo el Espíritu tiene el poder sobre el corazón del hombre. ¿Alguna vez han probado ustedes su poder en algún corazón? Si alguien pensara que un ministro puede convertir el alma, me gustaría que lo intentara.

Déjenlo que vaya y sea un maestro de la escuela dominical. Dará su clase, tendrá los mejores libros que puedan obtenerse, tendrá las mejores reglas, instalará sus murallas alrededor de su Sebastopol espiritual. Tomará al mejor muchacho de su clase y mucho me equivoco si ese muchacho no estuviere cansado en una semana. Déjenlo que pase cuatro o cinco domingos intentándolo, pero luego dirá "Este muchacho es incorregible." Déjenlo intentar con otro. Y tendrá que intentar con otro y otro y otro, antes de que pueda ser capaz de convertir a uno. Pronto se dará cuenta que: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos." ¿Puede convertir un ministro? ¿Puede tocar el corazón? David dijo, "Se engrosó el corazón de ellos como sebo." Sí, eso es completamente cierto y no podemos atravesar tanta grasa. Nuestra espada no puede llegar al corazón porque está recubierto de tal cantidad de grasa que es más duro que una rueda de molino. Más de una buena espada vieja de Jerusalén ha perdido su filo contra un corazón duro. Una pieza del verdadero acero que Dios ha puesto en las manos de sus siervos ha perdido su filo al ser apuntada contra el corazón de un pecador. Nosotros no podemos llegar al alma; pero el Espíritu Santo sí puede. "Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí." Él puede dar un sentido del perdón comprado con la sangre que puede disolver a un corazón de piedra. Él puede:

Hablar con esa voz que despierta a los muertos,
Y que ordena levantarse al pecador,
Y que hace que la conciencia culpable tema
La muerte que nunca muere.

Él puede hacer que se oigan los truenos del Sinaí; sí, y Él puede hacer que los dulces susurros del Calvario entren en el alma. Él tiene poder sobre el corazón del hombre. Y la prueba gloriosa de la omnipotencia del Espíritu es que Él tiene dominio sobre el corazón.

2. Pero hay una cosa más terca que el corazón: es la voluntad. "Mi Señor Obstinado," como Bunyan llama a la voluntad en su libro La Guerra Santa, es un individuo que no puede ser fácilmente doblegado. La voluntad, especialmente en algunos hombres, es una facultad muy terca, y en cuanto a todos los hombres, si la voluntad es movida a oponerse, no hay nada que se pueda hacer con ellos. Alguien cree en el libre albedrío; muchos sueñan con el libre albedrío. ¡El Libre Albedrío! ¿Dónde se podrá encontrar? Una vez hubo libre albedrío en el Paraíso, y un terrible caos fue generado allí por el libre albedrío, porque echó a perder todo el Paraíso y arrojó a Adán fuera del huerto. Una vez hubo libre albedrío en el cielo, pero arrojó fuera al glorioso arcángel, y una tercera parte de las estrellas del cielo cayó en el abismo.

Yo no quiero tener nada que ver con el libre albedrío, pero trataré de ver si tengo libre albedrío dentro de mí. Y encuentro que lo tengo. Verdadero libre albedrío para el mal, pero muy pobre albedrío para lo que es bueno. Suficiente libre albedrío cuando peco, pero cuando quiero hacer el bien, el mal está presente en mí y cómo hacer lo que quisiera, no lo puedo descubrir. Sin embargo algunos presumen de libre albedrío. Me pregunto si aquellos que creen en él tienen algún poder mayor sobre las voluntades de las personas del que yo tengo. Yo sé que yo no tengo ninguno.

Encuentro que el viejo proverbio es muy cierto: "Un hombre puede llevar un caballo al agua, pero cien hombres no pueden hacer que beba." Encuentro que yo puedo llevar a todos ustedes al agua y a muchos más de los que pueden caber en esta capilla. Pero yo no los puedo hacer beber y no creo que ni cien ministros puedan hacerlos beber a ustedes.

He leído a Rowland Hill, Whitfield y a otros muchos, para ver qué hicieron ellos. Pero no puedo descubrir un plan para cambiar las voluntades de ustedes. No puedo persuadirlos. Y ustedes no cederán de ninguna manera. No creo que ningún hombre tenga poder sobre la voluntad de su compañero, pero el Espíritu de Dios sí lo tiene. "Los haré dispuestos en el día de mi poder." Hace que el pecador que no tiene voluntad quiera de tal manera, que vaya impetuosamente tras el Evangelio. El que era obstinado, ahora se apresura hacia la Cruz. El que se reía de Jesús, ahora se aferra a Su misericordia. Y el que no quería creer ahora es llevado a creer por el Espíritu Santo, no sólo con gusto, sino ansiosamente. Es feliz, está contento de hacerlo, se regocija con el sonido del nombre de Jesús y se deleita en correr por el camino de los mandamientos de Dios. El Espíritu Santo tiene poder sobre la voluntad.

3. Y, sin embargo, creo que hay algo que es peor que la voluntad. Podrán imaginar a qué me refiero. La voluntad es algo más difícil de doblegar que el corazón. Pero hay una cosa que sobrepasa a la voluntad en su maldad y es la imaginación.

Espero que mi voluntad esté dirigida por la Gracia Divina. Pero me temo que en ocasiones mi imaginación no lo está. Aquellos que tienen mucha imaginación saben cuán difícil es de controlar. No la pueden refrenar. Romperá las riendas. Nunca serán capaces de dominarla. La imaginación a veces volará hacia Dios con tal poder que las alas del águila no pueden igualarla. A veces tiene tal poder que casi puede ver al Rey en su belleza y la tierra distante. En lo que a mí respecta, mi imaginación me lleva a veces sobre las puertas de hierro, a través de ese infinito desconocido hasta las propias puertas de perlas y me permite descubrir al bendito Glorificado.

Pero si es potente en un sentido también lo es en el otro. Pues también mi imaginación me ha hecho descender a los más viles escondrijos y cloacas de la tierra. Me ha traído pensamientos tan horribles, que a pesar de no poder evitarlos, he estado completamente aterrorizado por ellos. Estos pensamientos vendrán y cuando me siento en mi marco más santo, más devoto hacia Dios y más fervoroso en mi oración, a menudo sucede que es el preciso momento que estalla la plaga en su peor forma. Pero me gozo y pienso una cosa, que puedo clamar cuando esta imaginación viene a mí.

Yo sé que se dice en el Libro de Levítico que cuando se cometía un acto de maldad, si la muchacha clamaba contra él, entonces salvaba su vida. Así sucede con el cristiano; si clama hay esperanza. ¿Pueden encadenar a la imaginación? No, pero el poder del Espíritu Santo sí puede hacerlo. Lo hará y ciertamente termina haciéndolo. Lo hace aún aquí en la tierra.

III. Pero la última cosa es: EL FUTURO Y LOS EFECTOS DESEADOS, porque, después de todo, aunque el Espíritu Santo ha hecho tanto, no puede decir todavía: "Consumado es." Jesucristo pudo exclamar en lo que concierne a Su propia labor, "Consumado es"; pero el Espíritu Santo no puede decir eso, pues tiene todavía más que hacer. Y hasta la consumación de todas las cosas, cuando el propio Hijo llegue a ser sujeto al Padre, el Espíritu Santo no dirá: "consumado es." ¿Qué es lo que tiene que hacer el Espíritu Santo?

1. Primero, tiene que perfeccionarnos en la santidad. Hay dos clases de perfección que un cristiano necesita: una es la perfección de la justificación en la persona de Jesús. Y la otra es la perfección de la santificación obrada en él por el Espíritu Santo.

Por el momento, la corrupción todavía descansa en los pechos de los regenerados. Actualmente el corazón es parcialmente impuro. Todavía tenemos lujurias e imaginaciones malvadas. Pero, oh, mi alma se regocija al saber que viene el día cuando Dios terminará el trabajo que ha iniciado y presentará mi alma, no solamente perfecta en Cristo, sino, perfecta en el Espíritu, sin mancha o defecto, o nada parecido.

¿Y es verdad que este pobre corazón depravado, llegará a ser tan santo como el de Dios? Y este pobre espíritu que a menudo exclama: "¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de pecado y de muerte?"; este mismo pobre espíritu, ¿será libre del pecado y de la muerte? ¿Y ya no oiré cosas malas que perturben mis oídos ni tendré pensamientos impuros que perturben mi paz? ¡Oh, feliz hora! ¡Que se apresure! Justo antes de que yo muera, se habrá terminado la santificación, pero hasta ese momento no puedo tener la perfección en mí mismo. Pero en aquel instante cuando parta mi espíritu tendrá su último bautismo en el fuego del Espíritu Santo. Será puesto en el crisol para su última prueba en el horno.

Y entonces, libre de toda escoria y fino como una barra de oro puro, será presentado a los pies de Dios sin el mínimo grado de escoria o mezcla. ¡Oh, gloriosa hora! ¡Oh, momento bendito! Pienso que deseo morir aunque no hubiera un cielo, si tan solo pudiera tener esa última purificación y salir de la corriente del río Jordán totalmente limpio después de ser lavado. ¡Oh ser lavado, y quedar blanco, limpio, puro perfecto! Ni un ángel será más puro de lo que yo seré. ¡Sí! ¡Ni Dios mismo será más santo! Seré capaz de decir en un sentido doble, "¡Gran Dios, soy limpio, por medio de la sangre de Jesús soy limpio, y a través de la obra del Espíritu, también soy limpio!" ¿No debemos ensalzar el poder del Espíritu Santo que nos hace aptos para estar ante nuestro Padre en el cielo?

2. Otra gran obra del Espíritu Santo que no está cumplida todavía es la de traer la gloria del último día. En unos cuantos años, no sé cuando, no sé cómo, el Espíritu Santo será derramado en una forma muy diferente que en el presente.

Hay diversidad de operaciones. Y durante los últimos años ha ocurrido que las operaciones diversificadas han consistido en muy poco derramamiento del Espíritu. Los ministros siguen una rutina monótona, continuamente predicando, predicando, predicando y poco bien se ha hecho. Tengo la esperanza de que tal vez una nueva era haya amanecido sobre nosotros y que habrá un mayor derramamiento del Espíritu Santo ahora.

¡Porque llega la hora y puede ser justo ahora, cuando el Espíritu Santo será derramado otra vez de una manera tan maravillosa, que muchos correrán de un lado a otro y se incrementará el conocimiento! ¡El conocimiento del Señor cubrirá la tierra así como las aguas cubren la superficie de los grandes abismos!

Vendrá Su reino y Su voluntad será hecha en la tierra como lo es en el cielo. No estaremos esforzándonos para siempre como Faraón sin las ruedas de su carruaje. Mi corazón se alegra y mis ojos brillan con el pensamiento de que muy probablemente viviré para ver cómo se vierte así el Espíritu cuando, "los hijos y las hijas de Dios otra vez profetizarán y los jóvenes verán visiones y los ancianos soñarán sueños."

Tal vez no habrá dones milagrosos porque no serán requeridos. Pero sin embargo habrá tal cantidad milagrosa de santidad, tal extraordinario fervor de oración, tal real comunión con Dios y tanta religión vital y tanta difusión de las doctrinas de la cruz, que todo mundo verá que verdaderamente el Espíritu es derramado como agua y como las lluvias que descienden de arriba. Oremos por eso, laboremos continuamente por eso y busquémoslo de Dios.

3. Otra obra adicional del Espíritu que manifestará de manera especial Su poder, será la resurrección general. Tenemos razón para creer por la Escritura que la resurrección de los muertos, aunque será efectuada por la voz de Dios y de Su Palabra (el Hijo), también será efectuada por el Espíritu. Ese mismo poder que levantó a Jesucristo de entre los muertos, también vivificará los cuerpos mortales. El poder de la resurrección es tal vez una de las mejores pruebas de las obras del Espíritu. ¡Ah, mis amigos, si pudiéramos desprender el manto de esta tierra por un momento, si el verde césped pudiera cortarse y pudiéramos ver dos metros abajo en sus profundidades, qué mundo se revelaría! ¿Qué veríamos? Huesos, esqueletos, podredumbre, gusanos, corrupción Y ustedes dirían, ¿Vivirán estos huesos secos? ¿Se pueden levantar? "¡Sí, en un momento! En un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta, los muertos serán resucitados." Él habla, ¡están vivos! ¡Véanlos dispersos, pero el hueso se junta con su hueso! ¡Véanlos desnudos, pero la carne los recubre nuevamente! Véanlos aún sin vida. "¡Ven de los cuatro vientos, oh, aliento y sopla sobre estos muertos!" Cuando el viento del Espíritu Santo viene, ellos vivirán y estarán de pie como un gran ejército.

De esta forma he intentado hablarles del poder del Espíritu y confío que se los he podido mostrar. Ahora debemos dedicar un momento o dos para una conclusión práctica:

¡Cristiano, el Espíritu es muy poderoso! ¿Qué concluyes de ese hecho? ¡Pues que tú nunca debes desconfiar del poder de Dios para llevarte al cielo! ¡Oh, qué dulce verso es ése que impresionó mi alma el día de ayer!

"Su probado brazo todopoderoso
Está levantado para tu defensa.
¿Dónde está el poder que pueda
Alcanzarte en tu refugio
O que pueda arrancarte de allí?

El poder del Espíritu Santo es tu baluarte y toda Su omnipotencia te defiende. ¿Pueden conquistar tus enemigos a la omnipotencia? Entonces pueden conquistarte. ¿Pueden luchar con la Deidad y arrojarla al suelo? Entonces ellos pueden conquistarte. Pero eso no sucederá, porque el poder del Espíritu es nuestro poder, el poder del Espíritu es nuestra fortaleza.

Y además, cristianos, si éste es el poder del Espíritu ¿por qué habrían de dudar de Su poder? Ahí está tu hijo, ahí está tu esposa por la que has suplicado con tanta frecuencia: no dudes del poder del Espíritu. "Aunque tardare, espéralo; porque sin duda vendrá, no tardará." Ahí está tu esposo, oh santa mujer; tú has luchado por su alma y aunque es un infeliz tan endurecido y desesperado que te trata mal, hay poder en el Espíritu.

Oh ustedes que han salido de iglesias desoladas, con muy escasas hojas en el árbol, no duden que el poder del Espíritu los levante. Porque será "lugar donde descansen asnos monteses, y ganados hagan majada." Abierto, pero deshabitado hasta que el Espíritu se derrame desde arriba. Y entonces el suelo árido será convertido en un estanque y la sedienta tierra tendrá fuentes de agua. Entonces en las habitaciones de los dragones, en donde cada uno de ellos yace, habrá pasto con carrizos y juncos.

Y ustedes, ¡oh miembros de este templo!, que recuerdan lo que Dios ha hecho especialmente para ustedes, no desconfíen nunca del poder del Espíritu. Ustedes han visto el desierto florecer como el Carmelo. Ustedes han visto el desierto florecer como una rosa. Confíen en Él para el futuro. Salgan pues y laboren con esta convicción: el poder del Espíritu Santo es capaz de todo. Vayan a su escuela dominical, vayan a distribuir sus folletos, vayan a su empresa misionera, vayan a predicar en sus habitaciones con la convicción de que el poder del Espíritu es nuestra gran ayuda.

Y ahora, por último, a ustedes pecadores, ¿qué más tenemos que decirles acerca de este poder del Espíritu? Estoy convencido de que hay esperanza para algunos de ustedes. Yo no puedo salvarlos, yo no puedo conmoverlos; a veces puedo hacer que lloren, pero luego se secan sus ojos y todo termina, pero yo sé que mi Señor sí puede. Ese es mi consuelo.

Tú, que eres el primero de los pecadores, hay esperanza para ti; este poder te puede salvar como a cualquiera. Es capaz de romper tu corazón aunque sea de hierro, puede hacer que de tus ojos broten las lágrimas aunque hayan sido como rocas anteriormente. Su poder es capaz hoy, si Él lo quisiera, de cambiar tu corazón, de modificar la corriente de todas tus ideas, de hacerte de inmediato un hijo de Dios, de justificarte en Cristo.

Hay poder suficiente en el Espíritu Santo. Él puede traer a los pecadores a Jesús. Él es capaz de hacerte querer en el día de Su poder ¿Quieres esta mañana? ¿Ha ido Él tan lejos como para hacer que desees Su nombre, para hacer que desees a Jesús? 

 
Entonces, ¡oh pecador!, mientras Él te atrae di: "atráeme, soy infeliz sin Ti." Síguelo, síguelo y a medida que Él te conduzca, pisa sobre Sus huellas y regocíjate de que Él haya iniciado una buena obra en ti, porque hay una evidencia de que Él continuará haciéndolo hasta el final. Y ¡oh, tú que estás abatido!, pon tu confianza en el poder del Espíritu, descansa en la sangre de Jesús y tu alma es salva, no solamente ahora, sino a través de toda la eternidad. Que Dios los bendiga a ustedes, amados lectores. Amén.

por Charles Haddon Spurgeon

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Sobre mi Ligia Margarita González de Hernandez

Sobre mí:Soy una persona SENSIBLE, quiero AMAR... y el deseo de mi corazón es llevarle consuelo, a las personas, [que VALORO muchísimo.

"Jesús"
El nos amó, nos ama y nos amará. Gracias a Él es que podemos llamarnos hijos de Dios, Dios eligiéndolos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, {EF 1,5;} Jesús se ofreció como sacrificio eterno al padre, y ofreció su sangre por nuestros pecados; ya el enemigo ¡no nos puede atar! ¡Somos libre! por la sangre, del cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. !El mundo no te puede atar¡ Sólo tú te puedes atar (limitar). En Él nombre de Jesús te invito a que entregues tu vida a Jesús, para que el Espíritu Santo te toque y te envuelva en el amor del Padre. No digas; nadie me ama o que solo me siento y mucho menos digas; yo no valgo nada. Hermano mío, tú vales la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tú vales la sangre de Cristo. Por lo tanto tú eres importante. Posiblemente te encuentras en la oficina de un doctor o en un hospital enfermo sintiéndote solo, triste, angustiado; posiblemente estás molesto por tanto esperar, tienes la angustia de no saber que tienes y eso te crea una inseguridad emocional, mas sin embargo yo te digo que tu no estás solo. ¡Hay alguien que te ama, y ese alguien, ,tiene nombre de hombre y se llama Jesús! Él sabe por lo que estás pasando y hoy te dice; hijo mío cuando, más sólo te has sentido, es cuando más cerca he estado de ti. Posiblemente te preguntarás. ¿Me amará el Señor? Para poder contestarte esa pregunta solo te invito a que mires a una imagen de Jesús crucificado, mira sus llagas y su sangre derramadas por ti y por mí, mira la corona de espinas. Mira sus rodillas en carne viva y ahora soy yo el que te pregunta ¿crees que Jesús te ama?¡Pues claro que te AMA!





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