*Reflexiones del corazon*

miércoles, 6 de junio de 2012

Esto es verdad! "NO AL PROBLEMA"



"No al problema"
 No le digas a Dios que tienes un gran problema, dile a tu problema que tienes un gran Dios y recuerda Él te dice: NO TEMAS.
Que hoy solo lo bueno, sea lo que salga de tu boca.
Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no estribes en tu propia prudencia.
Proverbios 3:5
Ya no recuerdes lo que DIOS olvidó
ya no te acuses por algo que pasó
nunca digas que nada cambiará
porque lo que envíes siempre a ti volverá.
Es como un eco que responde
es como un eco que responde
de seguro si te acusas
también te acusará
de ti depende la felicidad.
El presente es el momento
de olvidarse del sufrimiento
DIOS ha prometido un día mejor.
El presente es el momento
de cambiar en gozo el lamento
de alzar tu rostro en busca de algo mejor.
Levántate – alégrate
hoy se abre el cielo a tu favor
levántate – alégrate
recibe fuerzas, llénate de valor.
Levántate – alégrate
hoy se abre el cielo a tu favor
levántate – alégrate.
No le digas a DIOS que tienes un gran problema
dile a tu problema que tienes un gran DIOS
recuerda la palabra que te dice
 
"NO TEMAS"
que solo sea bueno lo que diga tu voz
Es como un eco que responde
es como un eco que responde
de seguro si te acusas
también te acusará
de ti depende la felicidad.
El presente es el momento
de olvidarse del sufrimiento
DIOS ha prometido un día mejor.
El presente es el momento
de cambiar en gozo el lamento
de alzar tu rostro en busca de algo mejor.
Levanta tu rostro al cielo
y recibe consuelo, llénate de su amor
levanta tu rostro al cielo
y aunque pases por fuego
no sentirás dolor.
No exaltes al problema
sino a tu "DIOS"
grita la victoria
usa tu voz
proclama el nombre del
DIOS de la biblia
Su amor es la barrera
que protege a tu familia
pa bendecirte
nunca resesa
siempre tiene un plato sobre tu mesa
el será tu paz en la tormenta
si lo llamas por ti se despierta
no te rindas yo vine animarte
en el nombre de "JESÚS"
sé que puedes levantarte…
levántate – alégrate
hoy se abre el cielo a tu favor
levántate – alégrate
recibe fuerzas llénate de valor
levántate – alégrate
hoy se abre el cielo a tu favor
"levántate – alégrate"

lunes, 4 de junio de 2012

Esto es verdad! A Pesar De Los Ataques, El Me Prosperará



 *Esto es verdad! 
*A Pesar De Los Ataques, El Me Prosperará*
Hay una gran cantidad de cosas que nos afectan más de lo que pensamos; y lo que pensamos que hemos establecido claramente como la causa de algo, con frecuencia resulta no tener la culpa. Por ejemplo, el virus que sospechamos que ocasionó la irritación de nuestra garganta, en realidad era una bacteria.
De manera similar ¿quién sabe si un dolor de cabeza se deba a la falta de sueño o de cafeína, al estrés, a una reacción alérgica o a la gripa? Las migrañas son el enigma de todo el mundo. Los líderes empresariales o los del mundo del entretenimiento pueden atribuir su éxito a ciertos factores, en retrospectiva, pero hasta ellos saben que en realidad no saben cómo lo hicieron.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. — 3 Juan 2 .
Simplemente hay demasiados elementos y variables flotando por todo el mundo. Por ejemplo, cada vez, que te subes a la báscula y deseas pesar menos, estás en medio de una mezcla de varias fuerzas convergentes que tuvieron su parte para llevarte al punto en el que ahora estás: el tentador pastel de queso de anoche y la evidente falta de fuerza de voluntad, el horario tan apretado que ha hecho del ejercicio regular algo casi imposible, la simple herencia, el aumento de los años y un metabolismo que se va haciendo lento y por supuesto, la gravedad.
En tales momentos es muy consolador recordar que en realidad tú no pesas nada. En realidad no tienes una pesadez o peso intrínseco, aun cuando tienes masa. Es sólo que la gravedad te tiene agarrado y no te dejará ir.
En la luna la gravedad no es mucho problema. Tus casi ciento sesenta y cinco libras aquí en la tierra, allá serían sólo veintiocho libras, y entre aquí y allá, tu peso desparecería todo junto. La falta de peso no se debe a un cambio de tu composición fundamental; es ocasionada por la pérdida de la gravedad, no por la pérdida del apetito.
La gravedad es un ejemplo excelente de los muchos poderes invisibles que afectan nuestras vidas diarias. Aunque es la villana principal detrás de la desagradable caída cuando no viste el peldaño de las escaleras, es en gran parte una de las “creencias” que hay en el mundo, la cual difícilmente pensarías en incluir en la explicación dada a un amigo sobre el moretón de tu brazo. Todo lo que piensas en decir es: “No estaba prestando atención en dónde pisaba.”
Hay mucho que está sucediendo en la vida. Y no todo sucede a nuestro modo. A causa de tu deseo sincero de caminar “como es digno del Señor” en todas las áreas de tu vida, quieres abarcar todo lo que Él quiere para ti. Querrás prosperar espiritualmente como respuesta amorosa y agradecida a Él.
Sin embargo, habrá tiempos en los que te quedarás perplejo y te preguntarás por qué no progresas como quisieras en tu diario caminar. Te encontrarás a ti mismo obstaculizado y empantanado como si estuvieras arrastrando una bola de hierro con una cadena. Te preguntarás por qué el obedecerlo, de repente se siente como ir
nadando contra la corriente de un río caudaloso. Incluso cuestionarás tu propia sinceridad y fe cuando parezcas incapaz de dejar de hacer eso que sabes que está mal.
LaBiblia nos habla de que en el mundo hay una dinámica y varias fuerzas específicas que están totalmente contra nosotros y son diametralmente opuestas a los propósitos de Dios en nuestras vidas. No es que queramos darles atención excesiva o que enfoquemos nuestra atención exclusivamente en ellas y luego reaccionemos con miedo ante su existencia. Puesto que “no nos ha dado Dios espíritu de cobardía” (2 Timoteo 1:7), y debido a Su grandeza y poder, no tenemos necesidad de “amedrentarnos por nuestros adversarios” o de retroceder ante ningún tipo de antagonista espiritual. Sabemos  que aun cuando las fuerzas de maldad algunas veces parecen más poderosas que el Señor, Él siempre es mayor en poder, majestad y dominio.
Hoy estoy seguro que a pesar de los ataques del enemigo, Dios me prosperará.
Señor, Gracias por sostenerme en medio de las luchas diarias y en Jesucristo soy más que vencedor. En el Nombre De Jesús. Amén.

jueves, 31 de mayo de 2012

OJO! 1. El yugo desigual matrimonial



 **El yugo desigual matrimonial**
1. El yugo desigual matrimonial
Consideremos, primeramente, el yugo doméstico o conyugal. ¿Qué pluma sería capaz de describir las angustias del alma, la miseria moral, así como las perniciosas consecuencias para la vida espiritual y el testimonio, que surgen del matrimonio de un creyente con una persona inconversa? Creo que nada podría ser más deplorable que la condición de alguien que descubre, cuando ya es demasiado tarde, que se ha unido de por vida a una persona con la cual no puede tener un solo pensamiento o sentimiento en común. Uno desea servir a Cristo; el otro, puede servir únicamente al diablo. Uno suspira tras las cosas de Dios; el otro no aspira sino a las cosas de este mundo. Uno procura mortificar con vehemencia la carne con todos sus afectos y deseos; el otro, no busca más que contribuir a sus deseos y satisfacerla.

Se puede trazar un paralelo con una oveja y un chivo amarrados el uno al otro. La oveja deseará comer los verdes pastos de la pradera, mientras que, el chivo, suspirará por las zarzas que crecen a lo largo de las zanjas. La triste consecuencia de ello es que ambos padecerán de hambre. Uno no quiere comer el pasto de la pradera; el otro, no puede alimentarse de zarzas, y así, ni uno ni otro obtiene lo que requiere su naturaleza, a menos que el chivo, merced a su mayor fuerza, logre arrastrar a su compañero —que lleva el yugo con él, aunque desigual— hasta las zarzas, para mantenerlo allí hasta que desfallezca y muera.

La enseñanza moral de esto es bastante simple; y además es algo que, por desgracia, ocurre demasiado a menudo. El chivo, por lo general, logra alcanzar su objetivo. El cónyuge mundano casi siempre termina saliéndose con la suya. Se verá casi sin excepción que, en el caso de un yugo desigual matrimonial, el pobre creyente es el que sufre, tal como lo evidencian los frutos amargos de una mala conciencia, un corazón abatido, un espíritu umbroso y una mente deprimida. Seguramente se paga un precio demasiado elevado a cambio de la satisfacción de algún afecto natural o de la adquisición, tal vez, de alguna miserable ventaja mundana. Un matrimonio de este tipo es, de hecho, la estocada mortal contra el cristianismo práctico y contra el progreso de la vida espiritual. Es moralmente imposible ser un discípulo de Cristo sin cadenas, teniendo el cuello bajo el yugo matrimonial con un incrédulo. Tampoco un corredor en los Juegos Olímpicos —o en los juegos ístmicos— habría esperado obtener la corona de la victoria atando a su cuerpo una carga pesada o un cuerpo muerto. Basta, seguramente, con tener el propio cuerpo que cargar, sin agregarle otro más. No ha habido jamás un verdadero cristiano que no se viera sumamente ocupado en combatir, con todos sus esfuerzos, los males de su propio corazón, sin pensar en cargar con los males de dos. Sin duda, el hombre que, con insensatez y en abierta desobediencia, se casa con una mujer inconversa, o la mujer que se casa con un hombre inconverso, está cargando con toda la gama de males que reúnen dos corazones; y ¿quién es suficiente para estas cosas? Un creyente puede contar, en forma absoluta, con la gracia de Cristo para lograr subyugar su propia naturaleza perversa; pero no puede ciertamente contar, de la misma manera, con esta gracia en lo que se refiere a la perversa naturaleza de su cónyuge incrédulo. Si él se puso bajo este yugo en ignorancia, el Señor vendrá en su ayuda, sobre la base de una plena confesión, y llevará su alma a una completa restauración; pero, en lo que respecta a su condición de discípulo, no la recuperará jamás. Pablo podía decir: “Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado.” Y dijo esto en inmediata relación con la lucha por obtener el premio: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como quien golpea el aire” (1.ª Corintios 9:24-27). No se trata aquí de una cuestión de vida o de salvación, sino simplemente de una cuestión de carrera en el estadio; de correr de tal manera que obtengamos el premio, no la vida, sino una corona incorruptible. El hecho de ser llamados a correr da por supuesto que tenemos la vida, pues nadie instaría a correr en el estadio a hombres muertos. Es evidente que yo debo tener la vida antes de comenzar a correr y, por consiguiente, no la podré perder, aunque no vaya a ganar la corona prometida; pues no es la vida lo que se propone como el premio a obtener. No somos llamados a correr a fin de obtener la vida, pues ella no proviene de aquel que corre, sino de Dios por la fe en Jesucristo, quien, por su muerte, obtuvo la vida para nosotros, y nos la comunica por el poder del Espíritu Santo. Ahora bien, esta vida, al ser la vida de un Cristo resucitado, es eterna; pues él es el Hijo eterno, como él mismo lo dice al dirigirse al Padre en Juan 17: “Le has dado potestad sobre toda carne, para que dé vida eterna a todos los que le diste" (v. 2). Esta vida es dada por gracia, sin ninguna condición. Él no nos da la vida, como pecadores, para llamarnos luego a correr a fin de obtenerla, como santos, con la oscura posibilidad de perder esta preciosa gracia al tropezar en nuestra carrera. Ello sería correr “como a la ventura”, tal como muchos, lamentablemente, tratan de hacerlo, quienes profesan estar en la carrera, sin saber, no obstante, si tienen o no la vida. Tales personas corren para obtener la vida y no una corona; pero Dios no ofrece la vida al fin del estadio, como premio al vencedor; él la da en el punto de partida, como la fuerza por la cual corremos. La capacidad de correr y el objeto tras el cual corremos son dos cosas muy diferentes; sin embargo, ellas son continuamente confundidas por aquellos que ignoran el glorioso Evangelio de la gracia de Dios, en el cual Cristo es manifestado como la vida y la justicia de todos cuantos creen en su nombre; y eso, además, como el gratuito don de Dios y no como la recompensa por haber corrido bien.

Ahora bien, consideramos las terribles y perniciosas consecuencias de un yugo desigual matrimonial principalmente por su influencia sobre nuestra marcha como discípulos. Digo principalmente porque ello afecta profundamente todo nuestro ser moral y todas nuestras experiencias. Dudo mucho si alguien es capaz de propinar un golpe más destructivo a su prosperidad en la vida divina que al contraer un yugo desigual. En realidad, el solo hecho de haberlo contraído demuestra que el declinamiento de la vida espiritual ya ha comenzado con los más alarmantes síntomas; mas en cuanto a su condición de discípulo y a su testimonio, pueden ser considerados como una lámpara casi extinta, y si ella ocasionalmente diera una luz tenue y vacilante, ello sólo pondría de manifiesto su miserable posición de espantosas sombras, y las aterradoras consecuencias de haberse unido en yugo desigual con un incrédulo.

Hasta aquí he hablado del yugo desigual en relación con la influencia que ejerce sobre la vida, el carácter, el testimonio y la condición de discípulo del hijo de Dios. Ahora quisiera decir unas palabras respecto a su efecto moral tal como se manifiesta en el círculo doméstico. Aquí también las consecuencias son verdaderamente desastrosas. No podría ser de otra manera. Dos personas se han unido para vivir en la más estrecha e íntima relación, con gustos, hábitos, sentimientos, deseos, tendencias y aspiraciones diametralmente opuestos. No tienen nada en común, de modo que todo movimiento que haga cualquiera de ellos, de seguro molestará al otro. El incrédulo, en realidad, no puede andar con el creyente, y si, gracias a una extrema amabilidad o a una profunda hipocresía, hubiere una apariencia de armonía —de que todo está bien—, ¿qué valor tendría a los ojos del Señor, quien juzga, no las apariencias externas, sino el verdadero estado del corazón en relación con Él? Poco y nada, por cierto; y diría que todo ese esfuezo es más que inútil. Luego, insisto, si el creyente desgraciadamente tuviera que ponerse de acuerdo, en alguna medida, con su compañero de yugo, sólo podría hacerlo a expensas de su condición de discípulo, lo que traerá como consecuencia una conciencia que lo condena delante del Señor; y esto todavía dará lugar a un espíritu abrumado y, casi con seguridad, a un temperamento agrio que se manifestarán en el círculo familiar, de modo que la gracia del Evangelio no puede ser puesta en evidencia, y el incrédulo no es atraído ni ganado. El yugo desigual parece, pues, desde todo punto de vista, algo muy triste. Deshonra a Dios; atenta contra el bienestar espiritual; tiende a destruir la condición de discípulo y el testimonio, y es completamente contrario a la paz y a la bendición domésticas. Produce alejamiento, enfriamiento y desavenencias. Con todo, si no se dieran estas cosas, al menos seguramente haría que el creyente perdiera su carácter de discípulo y su buena conciencia, pudiendo hallarse tentado a sacrificar ambas cosas sobre el altar de la paz doméstica. Así pues, sea cual fuere el punto de vista, el yugo desigual no puede conducir sino a las consecuencias más deplorables.

En cuanto a sus efectos sobre los niños, es igualmente triste. Los niños se inclinan naturalmente a seguir el ejemplo de su padre o madre inconverso. “La mitad de sus hijos hablaban la lengua de Asdod, porque no sabían hablar judaico, sino que hablaban conforme a la lengua de cada pueblo” (Nehemías 13:24). No puede haber ninguna unión de corazones en la educación de los niños; ninguna armonía, ninguna confianza mutua en su trato. Uno desea criarlos en disciplina y amonestación del Señor; el otro, según los principios del mundo, de la carne y del diablo; y como las simpatías de los niños, a medida que crecen, son propensas a ponerse de este último lado, no es difícil prever en qué terminará todo esto. En resumidas cuentas, arar bajo un “yugo desigual” o sembrar el campo “con mezcla de semillas” es un esfuerzo vano, inconveniente y antiescriturario, que sólo puede producir sufrimientos y confusión[1].

Antes de terminar esta parte de nuestro tema, quisiera hacer una observación sobre las razones que generalmente animan a los cristianos a ponerse bajo el yugo del matrimonio moralmente desigual. Lamentablemente, todos sabemos cuán fácilmente el pobre corazón se convence a sí mismo de que es correcta una determinada decisión que desea tomar, y cómo el diablo nos provee de argumentos plausibles para persuadirnos de que ello está bien; argumentos que el triste estado moral de nuestra alma nos hace considerar como claros, satisfactorios y concluyentes. El hecho mismo de haberle dado lugar a tales pensamientos demuestra que somos incapaces de sopesar —con una mente lúcida y con una conciencia espiritualmente justa— las graves consecuencias de tal decisión. Si nuestro ojo fuese sencillo (es decir, si fuésemos gobernados por un solo objeto: la gloria y el honor del Señor Jesucristo), nunca contemplaríamos la idea de poner nuestro cuello bajo un yugo desigual; y, en consecuencia, no tendríamos dificultades ni estaríamos perplejos respecto de este tema. Un corredor que tiene los ojos puestos en la corona no se afligiría por ninguna duda en cuanto a si debiera detenerse para atarse un peso de un quintal al cuello. Jamás se le cruzaría por la cabeza un pensamiento semejante; y no sólo eso, sino que un corredor escrupuloso posee una clara y casi intuitiva percepción de todo aquello que pudiera significar un obstáculo para su carrera. Naturalmente que, cualquier cosa de este tipo que él lograra percibir, la rechazaría con la mayor firmeza[2].

Ahora bien, si ocurriera lo mismo con los cristianos en lo que respecta al matrimonio antiescriturario, se ahorrarían un mundo de sufrimientos y perplejidades; pero no es así. El corazón procura escapar de la comunión con el Señor y es moralmente incompetente para discernir las cosas que difieren; y, mientras persiste en esa condición, el diablo gana terreno con facilidad y en seguida logra tener éxito en sus perniciosos esfuerzos para inducir al creyente a unirse en yugo con “Belial”, con la “injusticia”, con las “tinieblas”, con un “incrédulo”. Cuando el alma goza de plena comunión con Dios, es absolutamente sumisa a su Palabra; ve las cosas tal como Dios las ve, y las llama de la misma manera que Él las llama y no como el diablo o su propio corazón carnal quisiera llamarlas. De esta manera, el creyente escapa al lazo y a la influencia de un engaño del cual casi siempre es víctima en esta cuestión: una falsa profesión de religión de parte de la persona con quien desea contraer matrimonio. Esto es algo que ocurre muy a menudo. Es fácil simular inclinación por las cosas de Dios, y el corazón es bastante vil y pérfido para hacer una profesión de religión a fin de lograr su objetivo; y no sólo eso, sino que el diablo, quien “se disfraza como ángel de luz”, provocará esta falsa profesión a fin de encadenar lo más eficazmente posible los pies y el corazón de un hijo de Dios. De este modo logra hacer que los cristianos, en estos asuntos, se contenten o parezcan contentarse con una prueba de conversión que, en otras circunstancias, habrían considerado totalmente dudosa e insuficiente. Pero, lamentablemente, la experiencia no tarda en abrir los ojos a la realidad de las cosas. Pronto se descubre que la profesión no era más que una vana apariencia, y que el corazón está enteramente en el mundo y es del mundo. ¡Terrible descubrimiento! ¿Quién podría expresar las amargas consecuencias de tal descubrimiento, las angustias del corazón, los reproches y los remordimientos de la conciencia, la vergüenza y la confusión, la pérdida del poder, la paz, la bendición y el gozo espirituales, y el sacrificio de una vida útil? ¿Quién podría describir todas estas cosas? El hombre, vuelto en sí de su sueño ilusorio, abre sus ojos ante la espantosa realidad de que se ha unido de por vida bajo el mismo yugo con “Belial”. Sí, así es como lo llama el Espíritu. Esto no es una consecuencia o una deducción a la que se llega tras un proceso de razonamiento, sino una simple y positiva declaración de la Santa Escritura, a los efectos de confrontar a todo aquel que se ha puesto bajo un yugo conyugal bíblicamente desigual, cualesquiera sean los motivos, las razones o las falsas apariencias que lo hayan seducido.

¡Oh, mi querido lector cristiano, si está en peligro de colocarse bajo un yugo semejante, permítame suplicarle con insistencia, afecto y seriedad que se detenga primero y sopese este asunto en la balanza del santuario, antes de dar un solo paso adelante en ese fatal camino! Puede estar seguro de que no bien dé este paso, su corazón estallará en lamentos desesperados y su vida se verá llena de amargos e innumerables pesares. ¡Que nada en el mundo lo induzca a unirse en yugo desigual con un incrédulo! ¿Tiene comprometidos sus afectos? Recuerde entonces que ésos no pueden ser los afectos del nuevo hombre en Ud. Tales sentimientos —esté seguro de ello— provienen de la vieja naturaleza carnal, a la que somos llamados a mortificar y a desechar. Debemos, pues, clamar a Dios a fin de que nos dé el poder espiritual necesario para remontarnos por encima de la influencia de tales afectos; incluso para sacrificarlos por Él. Pregunto también: ¿Están comprometidos sus intereses? Recuerde, pues, que sólo se trata de sus intereses; y si ellos son favorecidos, los intereses de Cristo resultan sacrificados al unirse Ud. en yugo desigual con “Belial”. Además, aquí se trata tan sólo de sus intereses temporales y no de los que son eternos. De hecho que los intereses del creyente y los de Cristo deberían ser idénticos; y es evidente que los intereses de Cristo, su honor, su verdad, su gloria, son inevitablemente sacrificados cuando uno de sus miembros se asocia con “Belial”. ¿Qué son unos pocos cientos o unos pocos miles para un heredero del cielo? Dios puede darle mucho más que esto. ¿Sacrificaríamos la verdad de Dios, así como nuestra propia paz, prosperidad y felicidad espirituales por una suma vil e insignificante de bienes materiales, todo lo cual habrá de perecer por el uso? ¡Oh, no! ¡Dios no lo permita! Huyamos de esto, como lo hace una ave al ver y percibir la trampa. Echemos mano de un discipulado firme, auténtico y sincero; tomemos el cuchillo y sacrifiquemos en el altar de Dios todos nuestros afectos e intereses personales. Entonces, aun si no oyésemos ninguna voz de los cielos que aprobara nuestra acción, con todo tendríamos el invalorable testimonio de una conciencia aprobadora y de un Espíritu no contristado: una rica recompensa, seguramente, para el sacrificio más costoso que pudiéramos hacer. Quiera el Espíritu de Dios darnos el poder necesario para resistir las tentaciones de Satanás.

Apenas es necesario observar aquí que, en los casos en que la conversión tiene lugar después del matrimonio, la cuestión cambia notablemente de color. Entonces no habrá desgarramientos de conciencia, por ejemplo, y todo se verá modificado en una cantidad de detalles. Sin duda, todavía habrá dificultades, pruebas y aflicciones; la única y gran diferencia es que uno puede llevar con mucha más felicidad su prueba y su aflicción a la presencia del Señor cuando no ha caído de forma voluntaria y deliberada en ellas; y —bendito sea Dios— sabemos cuánto está Él dispuesto a perdonar, restablecer y purificar de toda injusticia al alma que confiesa plenamente sus errores y fracasos. Esto puede consolar el corazón de aquel que ha sido llevado a los pies del Señor después del matrimonio. Además, el Espíritu de Dios le ha dado directivas especiales y preciosas consolaciones en el siguiente pasaje: “Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos... Porque ¿qué sabes tú, oh mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer?” (1.ª Corintios 7:12-16).

Lee! Aprender a comunicarse




                      *Aprender a comunicarse*

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. "¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra
Majestad", dijo el sabio. "¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!", gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: "¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes". Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: "Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado."

Aprende! ¿Sabes cómo Cazan al Mono en África?


¿Sabes cómo Cazan al Mono en África?

¿Sabes cómo cazan al mono en África? 
Tienen una manera muy ingeniosa.
Atan bien fuerte al árbol una bolsa de piel con arroz, la comida favorita del mono.
En la bolsa hay un agujero de tamaño tal que por allí pueda pasar justamente la mano del mono, pero una vez lleno el puño de arroz, no pueda sacarla de nuevo..
¡Pobre mono! va al árbol, mete la mano en la bolsa y la llena con la exquisita comida.
Sí, pero… no puede sacar el puño a menos. En ese momento sale del escondrijo el cazador; el pobre mono grita, salta, se debate… en vano.
El cazador lo apresa. Y sin embargo, el tonto mono no hubiera tenido más que abrir la mano y soltar el botín, y estaba a salvo.
¡Ah, sí! Pero prefiere el cautiverio, prefiere la muerte, antes que desprenderse del botín.
Cuidado, hijo, que no te aprisione también a ti el amor ávido de las cosas materiales y te arrastren a sus cárceles las negras pasiones.
Mateo 6:33 "Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas"

miércoles, 23 de mayo de 2012

Aprende! Detrás de cada cosa Poesía




Aprende! Detrás de cada cosa Poesía
Detrás de cada cosa hay algo para aprender,
Detrás de cada noche hay un nuevo amanecer,
Detrás de cada mañana un nuevo desafío por ver,
Detrás de cada amigo un nuevo amigo por conocer,
Detrás de cada rayo hay un trueno para escuchar,
Detrás de cada enfermo una ocasión para consolar,
Detrás de cada niño hay una puerta para amar,
Detrás de cada flor un momento para alabar,
Detrás del calvario mismo una mano para perdonar,
Detrás de una tumba vacía un salvador por contemplar,
Detrás de cada hermano una ocasión para dar,
Detrás de cada humano un terreno para cultivar,
Yo solo se que cada cosa esconde algo por ver,
Yo se que aun tus ojos tienen algo que esconder,
Pero el espíritu nunca dejara hoy de beber el agua tan
cristalina que siempre quiere correr,
Déjame entender lo que mis ojos no ven,
Déjame saborear mas allá del mal lo que es el bien,
Déjame encontrar la paz en la turbación,
Y nunca, nunca sacrificar la belleza, por la perdida de la visión.

Aplicalo y te ira bien! Reflexiones – Durmiendo durante la tormenta


Reflexiones – Durmiendo durante la tormenta

Un joven aplicó para un empleo de obrero en una granja. Cuando el granjero le preguntó sobre sus calificaciones, él dijo:
 "Puedo dormir cuando el viento sopla" 
Esto sorprendió al granjero. Pero como le cayó bien el joven, lo empleó.
Unos pocos días más tarde, el granjero y su esposa fueron despertados en la noche por una violenta tormenta. Rápidamente comenzaron a revisar las cosas para ver si todo estaba seguro. Hallaron que las ventanas de la granja habían sido aseguradas. Un buen suministro de leña había sido colocado junto a la chimenea.
El joven dormía profundamente.
El granjero y su esposa inspeccionaron entonces su propiedad. Hallaron que todas las herramientas habían sido colocadas en el depósito, libre del efecto de los elementos.
El tractor había sido movido al garaje. El granero estaba adecuadamente bajo llave. Aun los animales estaban calmados. Todo estaba bien.
El granjero comprendió entonces el significado de las palabras del joven: "Puedo dormir cuando el viento sopla". Porque el obrero hizo su trabajo leal y fielmente cuando los cielos estaban claros, estaba preparado para la tormenta cuando esta vino. Así que cuando el viento sopló, él no tuvo temor. Pudo dormir en paz.
Cuando caminos en la diligencia, la productividad y la responsabilidad, entonces podemos descansar sabiendo que justo hemos hecho lo que teníamos que haber hecho. Estás siendo responsable donde vive, trabajas o ministras? Entonces..duerme en paz.
Esdras subió de Babilonia. Era escriba diligente en la ley de Moisés, que el Dios de Israel había dado; y le concedió el rey todo lo que pidió, porque la mano de el Señor su Dios estaba sobre Esdras. Esd 7:6
El perezoso no atrapa presa, no atrapa presa. (no pone a asar lo que ha cazado. Texto de difícil traducción.) pero el diligente ya posee una gran riqueza. Prov 12:27

El perezoso ambiciona, y nada consigue; el diligente ve cumplidos sus deseos. Prov 13:4

Yo estoy contigo

promesa-miedo19dA veces te sientes como un niño asustado. Dios, como tu padre que te ama y cuida, tiene un mensaje directo para ti hoy:
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Yo tu Dios estaré contigo dondequiera que vayas.
Josué 1:9

El Proverbio Del León

art-lion19dEl León, fuerte entre todos los animales, Que no vuelve atrás por nada; Prov.30:30.
(De hermoso andar) Este animal sirve como símbolo en muchos pasajes de la Biblia, pero aquí lo vemos siendo exaltado por tres de sus cualidades. Hermoso andar, fuerte entre todos los animales, y no vuelve atrás por nada. ¡Impresionante¡ ¿verdad?

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AMOR

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Reflexión:
Parte de vivir y de crecer en la vida, es precisamente en ocasiones "caer" o "errar".
Lo importante no es caer, o cuantas veces caes, lo importante es que te LEVANTES.
En su Palabra DIOS nos dice que ÉL nos sostiene y levanta al caído. Las circunstancias adversas no pueden destruir nuestro camino, ni detenernos y hacer el esfuerzo de subir de nuevo al cielo.
TulipanPon tu mirada en JESÚS Flor
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Mi Residencia es San Antonio de Los Altos cerquita de Carrizal "Venezuela"

'QUE HERMOSO Y MARAVILLOSO ES TENER ESPERANZA'
Esperanza es la virtud que alienta nuestra vida de creyentes en Cristo y nos brinda la energía moral para transitar el largo camino que se inicia con nuestro encuentro con el Señor.
La esperanza es un don de Dios que él en su gracia pone en nosotros desde que creímos. Es el resultado de ejercitar la fe en el cumplimiento de las promesas del Señor.
La Biblia es el libro de la esperanza, el mensaje del evangelio es un mensaje de esperanza, siendo el Señor Jesús resucitado la personificación de nuestra esperanza.
Dios te bendiga, mas todavía.

Le pedí a Dios agua; Él me dio un océano.
Le pedí a Dios una flor; Él me dio un jardín.
Le pedí a Dios un árbol; Él me dio un bosque.
Le pedí a Dios un amigo; Él me dejó conocerle
'Jesús'

Paisajes de Venezuela compiten entre las Siete Maravillas Naturales del Mundo
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Sobre mi Ligia Margarita González de Hernandez

Sobre mí:Soy una persona SENSIBLE, quiero AMAR... y el deseo de mi corazón es llevarle consuelo, a las personas, [que VALORO muchísimo.

"Jesús"
El nos amó, nos ama y nos amará. Gracias a Él es que podemos llamarnos hijos de Dios, Dios eligiéndolos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, {EF 1,5;} Jesús se ofreció como sacrificio eterno al padre, y ofreció su sangre por nuestros pecados; ya el enemigo ¡no nos puede atar! ¡Somos libre! por la sangre, del cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. !El mundo no te puede atar¡ Sólo tú te puedes atar (limitar). En Él nombre de Jesús te invito a que entregues tu vida a Jesús, para que el Espíritu Santo te toque y te envuelva en el amor del Padre. No digas; nadie me ama o que solo me siento y mucho menos digas; yo no valgo nada. Hermano mío, tú vales la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tú vales la sangre de Cristo. Por lo tanto tú eres importante. Posiblemente te encuentras en la oficina de un doctor o en un hospital enfermo sintiéndote solo, triste, angustiado; posiblemente estás molesto por tanto esperar, tienes la angustia de no saber que tienes y eso te crea una inseguridad emocional, mas sin embargo yo te digo que tu no estás solo. ¡Hay alguien que te ama, y ese alguien, ,tiene nombre de hombre y se llama Jesús! Él sabe por lo que estás pasando y hoy te dice; hijo mío cuando, más sólo te has sentido, es cuando más cerca he estado de ti. Posiblemente te preguntarás. ¿Me amará el Señor? Para poder contestarte esa pregunta solo te invito a que mires a una imagen de Jesús crucificado, mira sus llagas y su sangre derramadas por ti y por mí, mira la corona de espinas. Mira sus rodillas en carne viva y ahora soy yo el que te pregunta ¿crees que Jesús te ama?¡Pues claro que te AMA!





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