Me sorprende la cantidad de personas
(que se dicen cristianos) que se mueven en sus “dones espirituales”, que
“profeticen”, y algunos hasta tienen puestos de liderazgo en sus
congregaciones, pero que todavía están involucrados en el ocultismo y la hechicería.
El espíritu de la profecía y el espíritu de la adivinación son completamente opuestos el uno del otro.
Mateo 6:24 dice – «Ninguno puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.»
El contexto de este versículo se habla del amor hacia las riquezas. Sin embargo, aquí se establece un principio bíblico que
se aplica igualmente a cualquiera cosa. Podemos decir con el mismo
respaldo bíblico, No podéis servir a Dios y practicar el ocultismo. No podemos operar en el espíritu de adivinación y el espíritu de adivinación. Tenemos que escoger a quien vamos a servir.
Si uno sigue en sus prácticas de
ocultismo, entonces aunque profetice en el nombre de Jesús, lo que dice
vendrá de una fuente contaminada y demoníaca.
Los que insisten en seguir en sus hechicerías, la adivinación, los horóscopos, el curanderismo, la idolatría, etc., están en rebelión en contra de Dios y eso siempre resulta en maldición. 1ª Sam 15:23 declara «Porque como pecado de adivinación es la rebelión».
Hay algunos que practican el ocultismo “en el nombre de Jesús.” Invocan el nombre de Jesús al prender sus velas y cuando usan sus amuletos. Pero solo están engañándose a si mismo porque Jesucristo no tiene NADA que ver con las obras del ocultismo.
Algunos me dirían, “Escuchó lo que estás diciendo, pero yo tengo resultados. Yo sano a los enfermos y yo echo fuera demonios.” A
los demonios no les importan lo que haces usando el nombre de Jesús si
sigues en el pecado, y te apoyarán al grado que necesitan para
mantenerte ciego espiritualmente. Pero lo que Dios llama el pecado no podrá esconderse detrás el nombre de Jesús en el día de juicio.
Mateo 7:21-23 es un pasaje que me llena del temor de Dios…
«21 No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán
en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu
nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.»
Balaam era un profeta que siguió usando la adivinación cuando le convenía. Aunque
pudo oír la voz de Dios para dar una profecía acertada de vez en
cuando, el Nuevo Testamento en 2ª de Pedro 2 lo clasifica como profeta
falso.
El patrón bíblico es que cuando uno viene a creer en Cristo, se tiene que eliminar toda práctica y asociación con el ocultismo,
la brujería, la hechicería, etc. Tenemos que dejar atrás también todo
vínculo con la idolatría. Veamos lo que aconteció en la ciudad de
Éfeso…
«Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. 19Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. 20 Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.» Hechos 19:18-20
Lo mismo se aplica a toda la idolatría. No se puede orar un día a Dios, y el siguiente día orar a uno de los santos y pensar que a Dios no le importa. No
se puede orar al Señor Jesús que venció la muerte y luego acudir al
demonio llamado «la santísima muerte» ¡y pensar que no Le importa a
Dios! Dios lo llama fornicación espiritual.
Es como si un hombre dijera a su
esposa, ”No sé porqué te ofendes, ¡cada vez que me acuesto con una
prostituta menciono tu nombre!” Cada vez que un cristiano lee su horóscopo, que acude a un adivino o a un curandero está rompiendo su pacto sagrado con Dios y contaminándose espiritualmente. No
es una maravilla, entonces, que hay tantos abusos dentro del movimiento
profético… Pero la verdad es que esos abusos no son producto del
espíritu de la profecía sino del espíritu de la adivinación o de nuestra
carnalidad. La palabra de Dios siempre ministra vida (Juan 6:63).
Oseas 4:12 habla de la idolatría de Israel y su fornicación espiritual. Dice: «Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le responde; porque espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar.»
Tenemos que escoger si vamos a confiar en el Todopoderoso Dios que nos ama o en las obras del ocultismo: el
uso de velas, amuletos de buena suerte, encantaciones, etc. Para
decirlo bien claro, tenemos que escoger entre Dios y el diablo.
Ningún cristiano será efectivo
en la guerra espiritual para derribar fortalezas en su vida, ciudad o
nación si está ligado con el mismo diablo por medio del ocultismo. No
son juegos. No es diversión. Los horóscopos, la astrología, los
amuletos de buena suerte, los videojuegos o películas de vampiros y
brujas rompen pacto con Dios y contaminan a tu alma. Al involucrase en estas cosas te robe de la unción del Espíritu Santo y provoca una división entre tú y Dios por haber roto tu pacto con Él. Yo no soy un legalista, pero el diablo seguramente lo es.
2ª Corintios 6:14-18 dice: «14 No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque
vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y
andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 18 Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso.»
Oseas 6:1-2 nos exhorta: «Venid y volvamos a Jehová;
porque él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. 2 Nos dará vida
después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos
delante de él.»
Josué 24:15b dice: «…escogeos hoy a quién sirváis;
si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron
al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra
habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.
Por el Profeta Cliff Bell
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