"Me gusto esta reflexión de un editor y con el premiso de el se las voy a mostrar::
"Edgar Martínez (Webmaster)
¿Cuál es el sentido de la vida?
Quizás tú sientes que el dinero, el poder, o encontrar a tu pareja puede ser el sentido de tu vida.
O quizás buscas el sentido de tu vida en las opiniones y en la búsqueda de aprobación de tus amigos, tus padres, etc., pero siempre acabas sintiéndote igual: con una sensación interior de desesperanza y vacío.
Pero lo más interesante, es que el sentido de tu vida lo sientes, por primera vez, cuando sufres un gran estremecimiento emocional o está en peligro tu vida.
O quizás buscas el sentido de tu vida en las opiniones y en la búsqueda de aprobación de tus amigos, tus padres, etc., pero siempre acabas sintiéndote igual: con una sensación interior de desesperanza y vacío.
Pero lo más interesante, es que el sentido de tu vida lo sientes, por primera vez, cuando sufres un gran estremecimiento emocional o está en peligro tu vida.
Es, en esos momentos, cuando todo aparece tan claro como
si, después de una tarde con neblina, esta se disipara y apareciera
el sol, reluciente, ante tus sorprendidos ojos.
¿Haz hecho alguna vez el experimento de visualizarte
en tu propio funeral? ¿De imaginarte el recuerdo que deseas dejar
en tus amigos y tu familia?
Si no lo has hecho… imagínate por un instante,
que hay una tumba, que estás asistiendo a un funeral… y que
abres la tapa, para ver a la persona que está dentro… ¡y
para tu sorpresa… ¡eres tú mismo!
Es tu propio funeral.
¿Por qué deseas que te recuerden las personas
que están asistiendo a tu funeral?... piensa por un instante…
Ahora, ¿Qué te hubiera gustado haber logrado?
¿Haber experimentado?... piensa por unos instantes…
Para mi, resultó curioso que en lo que yo imaginé
más en este ejercicio, es en el amor… en los detalles aparentemente
“tontos” de la vida: en mi pequeña sobrinita, pícara
y encantadora… en los hermosos momentos que pasé con mis
parejas… y en los instantes en que serví a alguien y lo ayudé…
me resultó asombroso darme cuenta que no me pasó por ningún
instante el concepto monetario… ni pensé en carros, casas,
propiedades… nada de eso.
¿Te pasaron cosas parecidas a ti cuando hiciste
el ejercicio, de pura casualidad?
Recuerdo que en el libro bíblico de Proverbios,
dice una cita más o menos así: “He visto que no hay
nada mejor para el hombre terrestre que se regocije por el duro fruto
de su trabajo, es el don de Dios”.
¿Qué es lo que te regocija a ti? Pueden
ser pequeñas cosas, desde caminar en un atardecer de lluvia, en
un bosque, escuchando el suave trino de los pájaros y peculiar
sonido de los grillos al anochecer.
Llenarse los pulmones hondamente con el frescor y el aroma
a árbol mojado y hierba…
En lo personal, pocas cosas me dan tanto deleite como
despertarme temprano, caminar, y oler el delicioso aroma a fresco…
escuchar aún los cantos de los pájaros, y las calles todavía
pacíficas y tranquilas, antes del duro y nervioso ajetreo diario.
Y contemplar la luna en la noche, en la calle, ya casi
sin gente.
Quizás disfrutar de la compañía de
una amiga, llenarme de su sonrisa y del brillo de su mirada… de
tener entre mis brazos a mi pequeña sobrina… ¡en fin!
Con sabiduría, Dios dijo que en verdad no podríamos
entrar al reino de los cielos hasta que volviéramos a ser niños,
y con profunda admiración, ahora que convivo a diario con mi sobrinos
de 8 y 3 años, puedo comprender en toda su majestuosidad lo que
significa esto.
Admiro de ellos su alegría eterna, de la felicidad
que les trae que les obsequie una simple goma de mascar, que los cargue…
admiro la seguridad en sí mismos, instintiva y natural que tienen.
Su terquedad para conseguir lo que quieren, a pesar de
los intentos manipuladores de los adultos para dominarlos con un “ya
no te voy a querer”, “eres malo”, “mira como te
ve la gente”, “ pareces niña”, “si te comportas
te compro esto”… me pregunto cuantos de nosotros nos quedamos
inconscientemente con esas manipulaciones desde niños.
Los niños no entienden el concepto del rencor.
Puedes insultarlos y pelear con ellos, pero al rato están como
si nada. Y no fingen.
Es que así es la naturaleza de un niño.
Y tienen una capacidad inagotable para jugar y hacer cosas…
¡y ser felices!
Reflexioné, que toda mi lucha interior… ¡está
enfocada a volver a ser niño!
¡Tener la alegría y espontaneidad de un niño!
¡Aprender a perdonar y olvidar como un niño!
¡Tener la terquedad para conseguir lo que quiero,
como un niño!
Y por fin entendí aquella frase de Picasso: “A
los 10 años ya pintaba como uno de los grandes del Renacimiento…
¡pero tarde otros 50 para volver a pintar como un niño!”.
Entonces, ¿Cual es el sentido de la vida? Para
mí, es vivir permanentemente en el presente, disfrutando de todo,
obedeciendo a los impulsos de mi corazón… y haciendo lo que
me hace más feliz, en cada momento.
Ya sea en mi trabajo, en el amor… ¡todo lo
que esté haciendo en todo momento y a cualquier hora! Así
sea mientras viajo en metro.
Sabes? Quizás hoy yo debería estar muerto.
Si.
Hace 3 días caminaba por la esquina de mi casa,
distraído, pensando en un display que acababa de ver anunciando
libros con descuento –mi golosina favorita- cuando caminé
como un autómata hacia el otro lado de la calle…
Sin fijarme en que la luz del semáforo estaba en
siga, y una auto corría a toda velocidad, para poder evitar la
luz roja del semáforo…
Como en sueños, recuerdo la voz de un hombre que
se encontraba en la esquina con su pareja, diciéndome...
¡Cuidado!
Esa voz me despertó abruptamente de mis divagaciones,
me detuve, y cuando reaccioné, me encontraba a mitad de la calle,
justo en el momento en que el auto pasó a milímetros adelante
de mí… no se detuvo.
Solo escuché el zoooom y vi apenas una imagen difusa
del coche de lo rápido que pasaba, al más puro estilo de
la película “Matrix” ¡en serio!
Si yo hubiera seguido caminando, seguramente me hubiera
alcanzado… y a la velocidad que iba, seguramente estaría,
o muerto, o paralítico, o en estado de coma, o todo en vendas al
estilo “momia de Guanajuato”.
Ya ni siquiera hubiera podido escribir esta actualización
del sitio, hoy Domingo 24 de agosto.
Ya después de la experiencia me pregunté
¿Cuántas cosas inconclusas hubiera dejado de mi vida sin
hacer? ¿Cuántas personas que quiero y amo nunca se los expresé?
¿Cuántas personas que me aman, o amaron nunca me lo dijeron
y yo jamás lo sabría?
La verdad, yo me considero muerto, estoy viviendo extra…
fue providencial que la voz de ese hombre me despertara de mi “sueño”.
Me salvó la vida.
Y como estoy viviendo tiempo “extra”, aún
tengo menos miedo a intentar cosas que antes.
Y más disposición para amar y ser feliz.
Tengo muchos sueños por cumplir y espero que tú también
los tengas.
Me despido.
¡Suerte!
Edgar Martínez (Webmaster)