“Ojo
por ojo y diente por diente”
Mt 5, 38-48
1.
OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE
Ustedes han oído que se dijo…. Pero
yo les digo… Jesús, nos reafirma su autoridad divina, por sobre la ley, por
sobre los profetas, por encima de los legisladores, es una afirmación clara
de su divinidad.
Ojo por ojo y diente por diente. La
llamada ley del talión toma su nombre de su incorporación a la ley romana Las
frases con que aparece citada eran las primeras con las que aparece formulada
en la Ley (Ex
21:24.25v; Dt 19:18.21v). Era la ley vigente en el Oriente bíblico. Esta
legislación, tan chocante con la mentalidad que hoy tenemos, nacía
precisamente de un espíritu de justicia y moderación. Si la injusticia
privada fácilmente degenera en reyerta y ésta en abuso, ley del talión tendía
a prevenir y evitar éstas trifulcas. Era la justicia tasada materialmente:
Ojo por ojo, pero no más que el equivalente material de la ofensa hecha.
Aunque también se admitía en la antigüedad la sustitución de esta tasación
material por una equivalencia en especie o dinero (Ex 21:26-35). Sin embargo,
no es seguro si en la época de Jesús regía la sustitución pecuniaria o
equivalente de la ley del talión, En la literatura rabínica hay indicios de
estar vigente estrictamente esta ley, al menos en casos concretos. El historiador
Judío Flavio Josefo dice que era practicada si el agredido no aceptaba la
compensación económica. Y este principio es el que Jesús toma en su primitiva
formulación para preceptuar a sus discípulos un amplio espíritu de justicia,
y aún más, desbordada por la caridad.
2.
JESÚS NO EXPONE LA ABOLICIÓN DE LA JUSTICIA PÚBLICA
Pero es bueno aclarar que esta
justicia que va a exponer Jesús, no es la abolición de la justicia pública,
la que es necesaria para la existencia misma de la sociedad. Recordemos que
el mismo Jesús dijo: Dad al César. Ni tampoco trata de que sus discípulos
renuncien a sus derechos ante la justicia pública, pues se haría la vida
humana imposible en multitud de casos. El mismo hará ver esto con su ejemplo
en san Juan 18:22.23. Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio
a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote?
Jesús le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he
hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?
3.
EL ESPÍRITU GENEROSO DE CARIDAD QUE
HAN DE TENER LOS DISCÍPULOS
Lo que Jesús enseña, en una forma
oriental, concreta, extremista y paradójica, es cuál ha de ser el espíritu
generoso de caridad que han de tener sus discípulos en la práctica misma de
sus derechos de justicia. Por eso, al ojo por ojo, dirá como temática
paradójica de este espíritu de caridad, dice Jesús: Pero yo les digo que no
hagan frente al que les hace mal, es decir, no resistáis al mal, por el
contexto, al hombre malo, al que le hace mal. Y Jesús ilustra aún este
principio con cuatro casos, que harán ver con grafismo su pensamiento. Al
final de ellos se sintetizará su intento.
4.
SI ALGUIEN TE DA UNA BOFETADA EN LA MEJILLA DERECHA,
PRESÉNTALE TAMBIÉN LA OTRA
Jesús nos dice en el primer caso; Si
alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
La paradoja es clara. El citar concretamente una mejilla es debido a que el
detalle agrada al pueblo y fija la atención. El que sea la derecha no tiene
ningún valor especial, aunque algunos lo pensaron basándose en sutilezas.
Lucas, 6; 9 en el lugar paralelo, dice: Al que te hiera en una mejilla,
ofrécele la otra. Es una expresión tomada del lenguaje popular. En la
literatura rabínica se lee: Cuando alguno te abofetee en la mejilla
izquierda, preséntale aún la derecha. Es matiz característico de san Mateo.
5.
AL QUE QUIERE HACERTE UN JUICIO PARA
QUITARTE LA TÚNICA,
DÉJALE TAMBIÉN EL MANTO
Jesús nos dice en segundo caso; Al
que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el
manto; La túnica y el manto eran las dos piezas usuales del vestido palestino
de la época. La escena parecería evocar un caso de reclamación ante un
tribunal. Ante este pleito, Jesús diría, paradójicamente, que le diese
también el manto, sobre el que no había cuestión. La Ley exigía que el que tomase
en prenda el manto del prójimo se lo devolviese antes de la puesta del sol,
pues tan necesario le era (Ex 22:25.26).
6.
SI TE EXIGE QUE LO ACOMPAÑES UN KILÓMETRO,
CAMINA DOS CON ÉL
Jesús nos dice en tercer caso: si te
exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Esta sentencia es
propia del evangelio de san Mateo. Esta exigencia, equivale a la palabra
requisar, que es de origen persa. Los oficiales y servidores del rey, para
poder cumplir mejor su oficio de mensajeros, estaban autorizados a requisar a
personas o medios de transporte que encontrasen a mano. Los romanos tomaron
de los persas la misma palabra y la institución. Naturalmente, este derecho
se prestaba en la práctica a toda clase de abusos. En labios de Jesús tiene
la palabra mayor amplitud, pues se refiere al espíritu que ha de informar la
conducta de sus discípulos. El mismo término cualquiera que te requise acusa
el propósito genérico de la lección de Jesús en la vida cotidiana, si te
exige que lo acompañes un kilómetro, Jesús propone responderle con dos.
7.
DA AL QUE TE PIDE, Y NO LE VUELVAS LA ESPALDA AL QUE QUIERE
PEDIRTE ALGO PRESTADO.
En el cuarto caso, Jesús dice; Da al
que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Este cuarto ejemplo con el que Jesús expone su doctrina parecería tratarse,
en la primera parte, del ejercicio de la limosna, y en la segunda, de dar
facilidades materiales en la vida del prójimo. Pero ateniéndose al tono
general de este contexto, en el que se acusan exigencia o insolencia por
abuso — la bofetada, el despojo del manto, la requisa —, probablemente este
último punto ha de ser situado en el plano de lo exigente. Puede ser el caso
de una petición de préstamo en condiciones de exigencia o insolencia. A esto
lleva la sentencia paralela de Lucas: Da a todo el que te pida y no reclames
a quien toma lo tuyo (Lc 6:30). Según el Antiguo
Testamento, el préstamo al pobre debía ser hecho sin beneficios. Expresión
aún con más amplificación.
8.
EL CRISTIANO DEBE TENER UNA ACENTUADA
CARIDAD
La doctrina de Jesús, que se
desprende de estos casos concretos en que la expone, es que el cristiano debe
tener su caridad al prójimo tan acentuada, que en los casos mismos de ofensa
o abuso, como en la bofetada, o en los que tiene la justicia a su favor, la
túnica, requisa, préstamo, debe tener su disposición de ánimo en tal estado
que, por su parte, esté dispuesto al perdón y a la generosidad con su adversario.
Por lo que no quiere decir, en verdad, que ponga la otra mejilla para recibir
otra bofetada, lo que era provocar al enemigo a una nueva injuria, y
análogamente hay que decir lo mismo de los otros casos, pues sería provocador
de nuevas injurias el que así hiciese.
Es, por el contrario, con esa forma
un tanto paradójica de hablar, un modo de exponer la actitud de caridad y
perdón que se ha de tener con el adversario; no sólo perdonar a la primera
injuria, sino estar preparado a perdonar nuevas ofensas, ofreciéndole así,
con la otra mejilla, toda la generosidad de su perdón. Cuando a Jesús, en el
sanedrín, un soldado le dio una bofetada, Jesús no le ofreció la otra
mejilla, sino que le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal.
Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas? Acaso esté también en
la perspectiva de san Mateo la persecución por Jesús
9.
JESÚS PREFIERE LA MISERICORDIA
Las leyes, favorecían más a la Justicia que la
misericordia, Jesús prefiere la misericordia, El ennoblece los sentimientos
profundos, los corazones sinceros y compasivos, ante la práctica del rigor de
la ley, la ley del Talión responde al espíritu de la justicia, pero no al del
Evangelio, que es el espíritu de caridad. Dice el Señor; Da al que te pide, y
no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Es decir seamos
benevolentes, piadosos, clementes, compasivos, tengamos caridad por nuestros
hermanos, no le neguemos lo que necesiten, tengamos disposición de ayudar y
no de volver las espaldas. Jesús, nos vuelve a pedir, que amemos al prójimos,
como a nosotros mismos.
10.
AMARÁS A TU PRÓJIMO Y ODIARÁS A TU
ENEMIGO
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes
han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Nuevamente
Jesús cita lo que oyeron en las lecturas y explicaciones sinagogales.
La primera parte de esta sentencia se encuentra formulada así en la Ley, -No te Vengarás ni
Guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, Amarás a tu Prójimo como
a ti mismo - (Lev 19:18).
En la Ley se preceptúa el amor al prójimo; pero éste
prójimo es sólo el judío. En algunos pasajes se recomienda y manda amar
también al peregrino pero el contexto hace ver que no es el transeúnte, sino
el advenedizo establecido habitualmente entre el pueblo judío e incorporado a
él. - Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo
oprimiréis- (Lev 19:34),
11.
JESÚS DA SU ENSEÑANZA PROPIA, “AMEN A
SUS ENEMIGOS, RUEGUEN POR SUS PERSEGUIDORES”
Así es como del precepto positivo de
amor al prójimo, pero solo entre los judíos, sumado al silencio del amor
universal al prójimo, y que la ley respaldaba el exterminio de ciertas gentes
que no eran judías, se vino a concluir dentro del pueblo la ilógica, pero
práctica para ellos, la no obligación de amar a los no eran judíos.
Este era el ambiente que existía en
tiempo de Jesús, con una interpretación muchas veces exagerada de la Ley, sin embargo Jesús da su
enseñanza propia; Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus
perseguidores, es decir el amor al prójimo llega hasta amar a nuestros
enemigos, que, en contraposición al judío de aquel tiempo, son todos los no
judíos, todos los hombres. Y al mismo tiempo se extiende a perdonar las
ofensas personales con verdadera amplitud, pues manda; rueguen por sus
perseguidores, en otras palabras a orar por los mismos que los persiguen.
12.
ASÍ SERÁN HIJOS DEL PADRE QUE ESTÁ EN
EL CIELO
Nunca el judaísmo llegó a esta moral.
EL motivo que Jesús cita para exigir este amor al enemigo es doble: así serán
hijos del Padre que está en el cielo. La bondad es esencial a Dios y se
desborda, benéfica y protectora sobre todos los hombres, buenos y malos -
porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre
justos e injustos - .No priva a éstos ni del beneficio del sol ni de la
lluvia, destacado este último por su valor incalculable en la seca tierra
oriental.
Por eso, cuando los seres humanos, en
lugar de odiar a sus enemigos, los aman por caridad, imitan y participan de
esta bondad indistinta y universal de Dios. Y esta imitación y participación
establece en ellos una nueva y especial relación con El. Lo que se expresa en
semita por el concepto de filiación: hijos de Dios, como se es, hijo de la
luz. Así son los hombres, hijos de vuestro Padre, que está en los cielos.
13.
SI USTEDES AMAN SOLAMENTE A QUIENES
LOS AMAN, ¿QUÉ RECOMPENSA MERECEN?
Dice Jesús: Si ustedes aman solamente
a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? El amor natural es practicado
espontáneamente por todos. Pero aquí se destacará la necesidad de una
conducta nueva de amor, que llega a los publícanos y gentiles, a quienes los
judíos abominaban. ¿No hacen lo mismo los publicanos? y si saludan solamente
a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
El amor aquí a los hermanos se debe de referir a los miembros de la comunidad
eclesial a la que pertenecen. El motivo es este amor a Dios, a quien hay que
imitar en la anchura del mismo.
14.
POR LO TANTO, SEAN PERFECTOS COMO ES
PERFECTO EL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO
Jesús, luego añade la siguiente
sentencia; Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en
el cielo. La perfección que se pide aquí es la benevolencia y el amor a los
enemigos, pero por sobre todo, la misericordia.
Esta es la gran lección que hoy nos
enseña Jesús, eso debe ser parte del cristiano, en su obrar, ha de imitar, en
el modo de conducirse, al Padre celestial, norma cristiana de toda
perfección. Ser grandes de corazón, supone el amor por los que consideramos
enemigos, manifestación clara de que somos hijos de Dios y por esa forma de
ser, reconocerán en nosotros la filiación divina. Dios es todo
bondad y ama a todos los hombres, al imitar en eso al Padre, participamos
todos de su bondad infinita.
El Señor les
Bendiga
Pedro Sergio Antonio Donoso
Brant ocds