La Palabra en Isaías 55:1 nos habla de bienes que podemos comprar sin dinero. El Señor nos dice a través de Su profeta que por la fe debemos aprender a comprar lo necesario y lo superfluo, sin utilizar dinero.A través de la Palabra, también descubrimos que Dios compra, aunque lo hace sin dinero. Somos del Señor porque Él nos compró por precio al salvarnos, pagando un valor muy alto1, por eso debemos dedicarnos a honrarle y agradarle. Además, no debemos hacernos esclavos de nadie porque pagó muy cara nuestra libertad2. Él nos rescató con la preciosa sangre de Jesucristo, no con algo corruptible como el oro o la plata3. Rescatar o redimir significa “comprar de regreso”, como es el caso de quien ha llevado algo de valor a una casa de empeño para que le presten dinero y luego regresa para rescatarlo, es decir, va a recuperarlo, a redimirlo.
Cuando Adán pecó, dejamos de pertenecer a Dios, por eso, Jesús se hizo hombre para redimirnos y devolvernos al Padre a quien pertenecemos. Él, siendo dueño de todo, pudo dar oro, plata y perlas preciosas para recuperarnos. A pesar de ello, nos valora tanto que superó cualquier cosa material y entregó la sangre del Cordero para redimirnos. Así que ¡no tienes derecho a decir que no vales nada! Vales todo, ¡vales la vida del Hijo de Dios! Deja de menospreciarte ya que eres Su hijo, heredero de Su gloria. Cuando interiorizas esa verdad en tu mente y corazón, comienzas a verte como merecedor de grandes bendiciones y una vida abundante. Pensar que no mereces bendición material es no tener fe en el Señor quien nos compró con lo más valioso que existe. Cuando te des cuenta del inmenso valor que tienes, tu vida será restaurada.
Satanás también sabe que hay una promesa de comprar sin dinero porque en Apocalipsis 13:16 dice que a todos les intentará poner una marca en la mano o en la frente para que puedan comprar o vender. Quien no tenga marcado el 666 no podrá sobrevivir.
Hay que aprender la economía de Dios para evitar aprender la economía del diablo. Al no aprender que Jesús compró sin dinero, corremos el riesgo de dejarnos marcar por el anticristo quien al final de los tiempos, intentará afectar el sistema económico para que la forma de intercambio no sea el dinero sino una marca. Quienes han confiado en Dios toda su vida y no tienen problema en aprender la perspectiva económica que Él nos plantea, estarán confiados ahora y al final de los tiempos porque recibirán provisión para su vida diaria, mientras otros se dejarán marcar por la bestia. Debemos comprender que el problema en tiempos apocalípticos, no sólo será espiritual sino también económico.
Aprende a confiar en Dios por tu situación económica, de la misma forma que lo haces por tu salud. Si estás convencido de que el Señor puede sanarte, también debes confiar en ver milagros en la economía. Debes comprender que Dios compró tu vida sin dinero porque la pagó con Su preciosa sangre. Si entregó a Su Hijo amado, es capaz de darnos todo lo que necesitamos para vivir.
Juan 6:5-14 nos relata el milagro de la multiplicación de los panes y los peces donde vemos que el verbo “comprar” es muy importante. Lo primero que Jesús hace es preguntar de dónde sacarían dinero para comprar el pan que podría alimentar a la gente. Se especula que había alrededor de 20 mil personas, incluyendo mujeres y niños. Ante esta situación, Andrés presentó a un niño que tenía provisión, pero eran solamente cinco panes y dos peces que no serían suficientes. La única solución era confiar en el Señor y Su poder sobrenatural. Solamente el Padre quien tiene una panadería capaz de producir maná durante cuarenta años para alimentar a al pueblo de Israel en el desierto, podía hacer el milagro. Entonces, Jesús presentó delante del Padre lo que le dio el niño. Le dio las gracias por lo que recibirían, para luego entregarlo a los discípulos, quienes lo repartieron. Toda la multitud se sació y sobraron doce cestas de comida.
La panadería del cielo funcionó cuando Jesús enseñaba Su Palabra a miles, así que mientras escuches y pongas en práctica Su Palabra, mientras la hagas parte de tu vida, nada te faltará. El Señor no necesita oro ni planta para redimirte, Su sangre es más valiosa para comprar tu salvación y todo cuanto necesites. Confía en Él y en la economía que intenta enseñarte. En Mateo 16 Jesús les dice a Sus discípulos que se cuiden de la levadura de los fariseos, es decir que no fueran duros de corazón ya que fueron testigos de la milagrosa provisión que Él ofrece cuando se entrega algo para compartir. Sus discípulos fueron probados en este milagro. Mientras ellos veían el dinero que tenían o la poca provisión que el niño ofrecía, el Señor quería enseñarles a obtener del Padre sin comprar con dinero, sino usando la fe. Además, veamos que Jesús no guardó ni tiró las doce cestas que sobraron. Seguramente ¡se lo dio al niño que entregó cuanto tenía! Y como no podía cagarlo, les pidió a los discípulos que lo ayudaran. No tengas miedo de dar porque quien da, siempre tendrá más aún.
Ablanda tu corazón, cree y confía en la maravillosa economía del Señor que se basa en la generosidad. Dale gracias por todas Sus bendiciones y por comprarte sin dinero. Entrégale tu vida que adquirió con lo más valioso que existe, la sangre de Su Hijo Jesucristo.
Cuando Adán pecó, dejamos de pertenecer a Dios, por eso, Jesús se hizo hombre para redimirnos y devolvernos al Padre a quien pertenecemos. Él, siendo dueño de todo, pudo dar oro, plata y perlas preciosas para recuperarnos. A pesar de ello, nos valora tanto que superó cualquier cosa material y entregó la sangre del Cordero para redimirnos. Así que ¡no tienes derecho a decir que no vales nada! Vales todo, ¡vales la vida del Hijo de Dios! Deja de menospreciarte ya que eres Su hijo, heredero de Su gloria. Cuando interiorizas esa verdad en tu mente y corazón, comienzas a verte como merecedor de grandes bendiciones y una vida abundante. Pensar que no mereces bendición material es no tener fe en el Señor quien nos compró con lo más valioso que existe. Cuando te des cuenta del inmenso valor que tienes, tu vida será restaurada.
Satanás también sabe que hay una promesa de comprar sin dinero porque en Apocalipsis 13:16 dice que a todos les intentará poner una marca en la mano o en la frente para que puedan comprar o vender. Quien no tenga marcado el 666 no podrá sobrevivir.
Hay que aprender la economía de Dios para evitar aprender la economía del diablo. Al no aprender que Jesús compró sin dinero, corremos el riesgo de dejarnos marcar por el anticristo quien al final de los tiempos, intentará afectar el sistema económico para que la forma de intercambio no sea el dinero sino una marca. Quienes han confiado en Dios toda su vida y no tienen problema en aprender la perspectiva económica que Él nos plantea, estarán confiados ahora y al final de los tiempos porque recibirán provisión para su vida diaria, mientras otros se dejarán marcar por la bestia. Debemos comprender que el problema en tiempos apocalípticos, no sólo será espiritual sino también económico.
Aprende a confiar en Dios por tu situación económica, de la misma forma que lo haces por tu salud. Si estás convencido de que el Señor puede sanarte, también debes confiar en ver milagros en la economía. Debes comprender que Dios compró tu vida sin dinero porque la pagó con Su preciosa sangre. Si entregó a Su Hijo amado, es capaz de darnos todo lo que necesitamos para vivir.
Juan 6:5-14 nos relata el milagro de la multiplicación de los panes y los peces donde vemos que el verbo “comprar” es muy importante. Lo primero que Jesús hace es preguntar de dónde sacarían dinero para comprar el pan que podría alimentar a la gente. Se especula que había alrededor de 20 mil personas, incluyendo mujeres y niños. Ante esta situación, Andrés presentó a un niño que tenía provisión, pero eran solamente cinco panes y dos peces que no serían suficientes. La única solución era confiar en el Señor y Su poder sobrenatural. Solamente el Padre quien tiene una panadería capaz de producir maná durante cuarenta años para alimentar a al pueblo de Israel en el desierto, podía hacer el milagro. Entonces, Jesús presentó delante del Padre lo que le dio el niño. Le dio las gracias por lo que recibirían, para luego entregarlo a los discípulos, quienes lo repartieron. Toda la multitud se sació y sobraron doce cestas de comida.
La panadería del cielo funcionó cuando Jesús enseñaba Su Palabra a miles, así que mientras escuches y pongas en práctica Su Palabra, mientras la hagas parte de tu vida, nada te faltará. El Señor no necesita oro ni planta para redimirte, Su sangre es más valiosa para comprar tu salvación y todo cuanto necesites. Confía en Él y en la economía que intenta enseñarte. En Mateo 16 Jesús les dice a Sus discípulos que se cuiden de la levadura de los fariseos, es decir que no fueran duros de corazón ya que fueron testigos de la milagrosa provisión que Él ofrece cuando se entrega algo para compartir. Sus discípulos fueron probados en este milagro. Mientras ellos veían el dinero que tenían o la poca provisión que el niño ofrecía, el Señor quería enseñarles a obtener del Padre sin comprar con dinero, sino usando la fe. Además, veamos que Jesús no guardó ni tiró las doce cestas que sobraron. Seguramente ¡se lo dio al niño que entregó cuanto tenía! Y como no podía cagarlo, les pidió a los discípulos que lo ayudaran. No tengas miedo de dar porque quien da, siempre tendrá más aún.
Ablanda tu corazón, cree y confía en la maravillosa economía del Señor que se basa en la generosidad. Dale gracias por todas Sus bendiciones y por comprarte sin dinero. Entrégale tu vida que adquirió con lo más valioso que existe, la sangre de Su Hijo Jesucristo.