Carta de Dios a Maduro – Laureano Márquez
Por: Laureano Márquez
Mi muy querido y predilecto hijo pródigo:
S abes que por ser Dios me encuentro en
todas partes. Me calé completico tu discurso de memoria y cuenta,
cumpliendo con mi deber ineludible de ser omnisciente. En un determinado
punto -frente a las adversidades que se le avecinan al país por la
crisis de los precios del petróleo- te oí decir, haciendo uso de tu
libre albedrío: “Dios proveerá”.
Muchos ríos les hice, para que nunca les
faltara el agua. Es más, puse dos bien caudalosos uno al lado del otro,
para que usaran uno para producir electricidad y el otro -navegable-
para que saquen los productos de exportación mineral, que además los
coloque al ladito del río para que no hagan mucho esfuerzo en sacarlos.
Les di playas maravillosas para que
lleven turistas: Margarita, Los Roques, Morrocoy y la Gran Sabana con su
Salto Ángel para que se sintieran maravillados y orgullosos de lo que
son. En el subsuelo les puse las reservas petroleras más grandes del
planeta. Tienen también oro, aluminio, bauxita, diamantes y tantas cosas
más. Hijito bello: les mandé mensajes, les mandé personas, les envié
inspiración: Bello, Bolívar, Vargas, Miranda, Gallegos, Reverón, Picón
Salas, el Maestro Abreu, Zapata, Andrés Eloy, Soublette, Convit, Cabré,
Davalillo, Lauro, Simón Díaz, Dudamel… (La lista es larga y mis
caracteres no son eternos) y hasta Uslar con un mensaje: transformen el
petróleo en otras formas de riqueza, siémbrenlo.
TESORO HERMOSO DE MI CORAZÓN
Como si lo anterior fuese poco, les
acabo de enviar 15 años de la bonanza petrolera más grande que ha
conocido la historia de la humanidad. Multiplica, bebé: dos millones y
medio de barriles diarios X 100 X 30 X 12 X 15.
El resultado es el dinero que les envié, para que convirtieran a Venezuela en un Paraíso Terrenal de abundancia y progreso.
Les di todo, Nicolás del alma mía,
hijito tierno de mi corazón: ¿Cómo te atreves a decirme que “Dios
proveerá”? Mira, si en algún proyecto tenía yo esperanzas era en
Venezuela. Les va a costar mucho que yo entienda cómo convirtieron una
de mis mejores obras en esta ruina.
Lo siento, hijo, tengo que decirte que tu petición a las finanzas celestiales también ha fracasado.
Mira, te doy un consejo, así de panita:
sienta en una mesa a Pedro Palma, Asdrúbal Oliveros, José Guerra,
Orlando Ochoa y a Luis Vicente León al que tanto mientas y diles que te
den una lista de 10 acciones urgentes para salvar al país de la debacle
que le sobreviene y párales bola, que te lo digo Yo, que ya veo lo que
viene y no por ser Dios, sino por puro sentido común.
A pesar de todo, te amo.
DIOS