¿Qué significa realmente estar sano?
La OMS considera que “la salud” es un estado de total bienestar físico, mental y social. ¿Te consideras estar sano? correcto robusto, lozano, fuerte, inmune, incólume, fresco benéfico, saludable, salubre, sanitario, salutífero
Muchas veces una palabra puede definirse de distintas maneras, como sucede con el término salud.
Según el diccionario, consiste en el ejercicio normal de todas las
funciones, pero para mucha gente significa sencillamente no estar
enfermo.
La Organización Mundial de la Salud considera que la salud es un
estado de total bienestar físico, mental y social y no tan sólo el no
tener achaques o enfermedades. Otra manera de enfocar esta cuestión es
definir la salud en relación con valores que se puedan medir; así, se
determina que una persona está sana si su temperatura, su presión
arterial, su nivel de glucosa en la sangre y otros valores son normales.
El problema en este caso es que entre los individuos hay un amplio
margen de variabilidad biológica; lo que en unos es normal, no tiene que
serlo necesariamente en otros.
Para muchos teóricos de la medicina, el concepto de salud es algo
relativo; significa una cosa tratándose de un bibliotecario que trabaja
en un lugar tranquilo sin tener que hacer esfuerzos físicos, y otra
distinta en el caso de un albañil que trabaja en una ruidosa
construcción. En otras palabras, para considerarnos sanos no tenemos
necesidad de medirnos con patrones absolutos, basta con que podamos
cumplir las demandas de nuestro estilo de vida.
¿Qué pasa cuando los mecanismos de control interno fallan?
Generalmente los procesos de regulación interna del organismo, u
homeostáticos, fallan cuando estamos enfermos. Algunas veces los
síntomas de ese desarreglo son tan aparatosos (fiebre alta, vómitos,
pérdida del conocimiento) que no cabe duda que el organismo está
reaccionando violentamente ante una emergencia. En otras ocasiones la
alteración no es tan obvia, y para saber de qué se trata el médico tiene
que mandar a hacer una serie de análisis que le indiquen si hay alguna
desviación de las cifras normales. Una cantidad muy alta de azúcar en la
orina, por ejemplo, puede significar que el cuerpo ha perdido la
capacidad de regular la glucosa sanguínea, como ocurre cuando se padece
diabetes.
Algunos mecanismos de control corporal funcionan mal en el recién
nacido porque acaba de abandonar un medio ambiente tan constante que
casi no requería una regulación interna. El bebé desarrolla pronto esos
mecanismos, pero mientras tanto el descenso de la temperatura ambiente,
por ejemplo, puede afectar mucho la suya. El frío también es un peligro
para los ancianos porque el envejecimiento trae consigo una deficiencia
de los mecanismos homeostáticos.
¿Qué es la hipocondría?
Los estudiantes de medicina suelen sufrir al principio de su carrera
ataques temporales de hipocondría, es decir, una excesiva preocupación
por su salud estando perfectamente sanos. Al estudiar alguna enfermedad
terrible, les da miedo la posibilidad de tenerla y comienzan a
imaginarse síntomas que no presentan. A mucha gente le pasa lo mismo
cuando se entera de los detalles de alguna enfermedad que le impresiona.
Pero los casos auténticos de hipocondría, definida como una
preocupación morbosa por las funciones corporales y las enfermedades que
llega a producir dolencias físicas, suponen una reacción neurótica,
reflejo de algún problema emocional oculto. Cuando la preocupación de
una persona por su salud empieza a excluir otros intereses, es
conveniente que busque la ayuda profesional de un psicólogo.
Pero hay que distinguir entre la hipocondría y el interés normal por
la salud propia; es natural, y muy recomendable, que uno consulte al
médico cuando siente algún síntoma anormal. A los que no son
hipocondríacos les tranquiliza que el examen médico no revele ninguna
enfermedad; para ellos es un alivio saber que no les pasa nada malo. Los
hipocondríacos, en cambio, no suelen aceptarlo; suponen que el médico
no ha sabido interpretar los síntomas de alguna grave enfermedad o que
los está engañando para evitarles el choque que les produciría saber la
verdad. Algunas veces los hipocondríacos aceptan temporalmente lo que el
médico les dice, pero más tarde reaparece en ellos la convicción de que
están enfermos, porque vuelven a imaginarse que tienen ya sea los
síntomas de la primera enfermedad o los de otra nueva.