La disfunción eréctil o impotencia erigendi
Casi una de cada dos consultas (48%) sobre sexualidad que se le hace al
médico de familia es sobre un problema de disfunción eréctil, seguida de
otras alteraciones como la eyaculación precoz (28%), falta de deseo
sexual (8%), anorgasmia femenina (7%) y vaginismo (1,6%), según datos
del Instituto de Sexología y Psicología. Pese la frecuencia de estos
problemas, la esfera sexual continúa siendo un aspecto íntimo que tanto a
médicos como pacientes les cuesta plantear en la consulta. “Un abordaje
integral de la salud de los pacientes no puede pasar por alto un
aspecto fundamental de la salud las personas, como son las posibles
alteraciones sexuales.
(con frecuencia aún llamada en español incorrectamente impotencia, que técnicamente ya no es el término aceptado por muchos especialistas en sexología) es la incapacidad repetida de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual satisfactoria.
Contexto
La palabra impotencia también puede usarse para describir otros problemas que interfieren con la relación sexual y con la reproducción, tales como la falta de deseo sexual (véase libido) y los problemas con la eyaculación o con el orgasmo. El uso del término disfunción eréctil deja en claro que esos otros problemas no están implicados.
La disfunción eréctil (o DE) puede ser una incapacidad total para
lograr una erección, una capacidad inconsistente para hacerlo, o una
tendencia a tener solamente erecciones breves. Estas variaciones hacen
difícil definir la DE y calcular su incidencia.
Los cálculos varían desde 20 hasta 30 millones de casos, según la
definición usada. De acuerdo con la encuesta de Atención Médica
Ambulatoria Nacional (NAMCS, siglas en inglés), por cada 1.000 hombres en EE.UU., se hicieron 7,7 visitas al consultorio médico por DE en 1985. En 1999,
la frecuencia casi se había triplicado a 22,3. El aumento se produjo de
modo gradual, presuntamente a medida que se pusieron a disposición más
ampliamente tratamientos tales como los dispositivos de vacío y los
medicamentos inyectables y comenzó a aceptarse la discusión de la
disfunción eréctil. Es posible que el avance más publicitado fuera la
introducción del medicamento oral citrato de sildenafil (Viagra) en marzo de 1998.
Los datos de NAMCS sobre medicamentos nuevos muestran un cálculo de 2.6
millones de menciones de Viagra en visitas al consultorio médico en 1999, y un tercio de esas menciones tuvieron lugar durante visitas para un diagnóstico no relacionado con DE.
Causas de la disfunción sexual
Aprende * La impotencia sexual en el hombre"
En los hombres mayores, la DE generalmente tiene una causa física,
como una enfermedad, una lesión o efectos secundarios de medicamentos.
Cualquier trastorno que cause una lesión en los nervios o que deteriore
el flujo de sangre al pene puede causar DE. La incidencia aumenta con la
edad: alrededor del 5 por ciento de los hombres de 40 años de edad y
entre el 15 y el 25 por ciento de los hombres de 65 años de edad
experimentan DE. Pero la disfunción eréctil no es necesariamente una
parte inevitable del proceso de envejecimiento.
Debido a que una erección requiere una secuencia precisa de eventos,
la DE puede presentarse cuando cualquiera de tales eventos se
interrumpe. La secuencia completa incluye los impulsos de los nervios en
el cerebro, en la columna vertebral y en el área alrededor del pene,
así como las respuestas de los músculos, los tejidos fibrosos, las venas y las arterias en y cerca de los cuerpos cavernosos del pene.
La causa más común de DE es el daño a los nervios, a las arterias, a
los músculos lisos y a los tejidos fibrosos, a menudo como resultado de
una enfermedad. Enfermedades tales como la diabetes, afecciones del riñón, alcoholismo crónico, esclerosis múltiple, arteriosclerosis, psoriasis, enfermedad vascular
y enfermedad neurológica son responsables de alrededor del 70 por
ciento de los casos de DE. Entre el 35 y el 50 por ciento de los varones
con diabetes padecen DE.
También una cirugía (especialmente la cirugía radical de próstata debido a cáncer) puede lesionar nervios y arterias cerca del pene, y causar DE. Una lesión en el pene, en la columna vertebral, en la próstata, en la vejiga y en la pelvis
puede llevar a DE, y producir lesión en los nervios, en los músculos
lisos, en las arterias y en los tejidos fibrosos de los cuerpos
cavernosos.
Además, muchos medicamentos comunes -medicamentos para la presión arterial, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, supresores del apetito y cimetidina (un medicamento para la úlcera)- pueden causar DE como efecto secundario.
Los expertos piensan que factores psicológicos, tales como el estrés, la ansiedad, la culpa, la depresión,
una baja autoestima y el miedo a no desempeñarse en el coito como se
espera causan del 10 al 20 por ciento de los casos de DE. Los hombres
con una causa física de DE a menudo experimentan el mismo tipo de
reacciones psicológicas (estrés, ansiedad, culpa, depresión).
Otras causas posibles son el tabaquismo, que afecta el flujo sanguíneo en las venas y en las arterias, y anormalidades en las hormonas, como por ejemplo una cantidad insuficiente de testosterona. El incremento de prolactina que pueden producir algunos fármacos (los ansiolíticos, antipsicóticos (risperidona, olanzapina, haloperidol) puede provocar también disfunción eréctil. Las causas hormonales suelen afectar asimismo la libido.
Tratamiento de la DE
La DE es tratable a cualquier edad, y el conocimiento de este hecho
ha ido creciendo. Más hombres han buscado ayuda y regresado a la
actividad sexual normal debido a tratamientos mejorados y exitosos de la
DE. Tradicionalmente los urólogos,
quienes se especializan en problemas de las vías urinarias, han tratado
la DE; sin embargo, los urólogos sólo son responsables del 25 por
ciento de las menciones de sildenafil en 1999.
En general, los especialistas en medicina familiar (médicos de cabecera especializados) son, junto a los urólogos, los cardiólogos y los psiquiatras,
los mejor formados para la valoración, manejo y tratamiento de la
disfunción eréctil. Las principales ventajas que aportan frente a los
demás especialistas son la visión integral del paciente, la proximidad,
la accesibilidad y la capacidad para la entrevista clínica.
El término impotencia y la disfunción eréctil (DE)
El término impotencia posee una raíz latina (impotens, no poder). Es la incapacidad del varón para obtener o mantener una erección
suficiente y realizar un coito satisfactorio. La DE es una situación
muy frecuente; se ha calculado que afecta en mayor o menor grado a la
mitad de los hombres entre los 40 y los 70 años. Pero no es un tema que
se trate abiertamente, pues forma parte de la vida íntima de los
individuos y de las parejas. Mitos y expectativas culturales de la
sexualidad masculina han impedido a muchos varones buscar ayuda para un
trastorno que puede beneficiarse, en la mayoría de los casos, de un
tratamiento relativamente sencillo.
Aunque puede decirse con seguridad que todo hombre experimenta de vez en cuando dificultades para mantener la erección, la disfunción eréctil se define como la incapacidad para mantener una erección suficiente para el coito al menos en el 25 por ciento de los intentos.
[Impotencia sexual y disfunción eréctil
Impotencia sexual es el nombre con el que se sigue conociendo a
la disfunción eréctil. Ya no se considera el nombre técnicamente
correcto, sin embargo. Es la incapacidad constante de mantener la
erección suficiente para el coito. Los hombres tensos, con ansiedad y
sobreocupados en ocasiones no pueden lograr esa concentración necesaria,
lo que genera dificultad para obtener y sostener la erección del pene.
Existen otras causas, como los problemas vasculares. También sigue
usándose el término latino impotencia erigendi, es decir, la incapacidad para la erección del pene.
Otros usos médicos del término impotencia
El término impotencia se aplica también, médicamente, en los siguientes casos:
- Impotencia coeundi: Imposibilidad para el coito.
- Impotencia generandi: Incapacidad de procrear, aunque la penetración sea posible. Es sinónimo de esterilidad.
- Impotencia psíquica: Para los casos en los que la disfunción eréctil se debe a factores emocionales y no orgánicos, antes se clasificaba con este término.
Causas de la disfunción eréctil
Pueden aparecer combinadas:
- Orgánicas: son las de origen anatómico, genitourinario, urológico (lesiones congénitas del pene), endocrino (diabetes), infeccioso, neurológico (lesiones cerebrales, lesiones medulares), vascular (arteriosclerosis) o farmacológicas (por el consumo de sustancias adictivas: alcoholismo, tabaquismo, algunos medicamentos, sustancias adictivas ilegales) (constituyen el 15 por ciento de los casos).
- Traumáticas: una fractura de la pelvis, por ejemplo.
- Psicológicas: debido a factores afectivos, de desarrollo, interpersonales, de conocimientos, ansiedad, miedo al fracaso, sentimientos de culpa, infidelidad, eyaculación precoz previa, inseguridad, etc.
La DE se puede presentar por alteración de uno o varios de los tres
mecanismos responsables de la erección: bloqueo de las arterias;
incapacidad de los vasos sanguíneos dentro del pene para almacenar la
sangre, o daño en los nervios del pene o del área pelviana. También
pueden ser responsables de una DE otras disfunciones fisiológicas, como
bajos niveles de hormona masculina (testosterona).
Las situaciones que más frecuentemente producen DE son: enfermedades
que afectan a los vasos sanguíneos y restringen el flujo sanguíneo hacia
el pene, como la diabetes, la hipertensión (tensión arterial alta), el
exceso de colesterol o las enfermedades cardíacas. Situaciones que
interrumpen la conexión entre el sistema nervioso y el pene, como la
cirugía de próstata o lesiones traumáticas en la zona. Muchos
medicamentos (algunos de ellos empleados para tratar la hipertensión y
las depresiones) causan DE entre los efectos secundarios no deseados.
Depresión nerviosa.
Factores de riesgo
Los hábitos de riesgo que pueden conducir a que se desarrolle DE son:
el consumo de sustancias adictivas legales (tabaquismo, el consumo
excesivo de alcohol) o ilegales, el estrés. Un indicador de la DE
física, en contraposición con la psicológica, es la incapacidad de
experimentar o mantener una erección al despertarse por la mañana. La DE
que persista por más de tres meses y que no sea debida a un suceso
estresante evidente, al consumo de sustancias adictivas, al consumo de
alcohol o a afecciones médicas transitorias que causan DE señala la
necesidad de recibir atención médica por parte de un urólogo.
La DE y el envejecimiento
Existen muchos malentendidos en este tema. Como resultado del proceso
de envejecimiento, suele haber un periodo refractario mayor —tiempo
necesario para una nueva erección después de un orgasmo. La edad también
parece afectar el tiempo necesario para excitarse y para la erección y
la eyaculación. Todos estos se consideran cambios no patológicos. Sin
embargo, la sexualidad no tiene fecha de caducidad. Si la DE se da más
en personas mayores, es sólo porque es más probable que sufran
enfermedades asociadas a la DE y que usen más medicamentos que alteren
la función eréctil.
¿Cómo ocurre una erección normal?
Cuando no hay estimulación sexual, el flujo de sangre dentro del pene
es muy bajo, lo que lo mantiene en estado flácido o no erecto. Cuando
se recibe estimulación sexual (a través de cualquiera de los órganos de
los sentidos o de la imaginación), las arterias del pene se relajan y se
dilatan, y el flujo sanguíneo hacia el pene aumenta mucho. A medida que
el pene se expande, las venas del pene —que tendrían que devolver la
sangre del pene hacia la circulación de retorno— se comprimen, y la
sangre no puede salir. Con un aumento en el flujo sanguíneo que entra y
una reducción en el flujo que sale, el pene se vuelve cada vez más grande y se pone cada vez más duro.
¿Cuál es la metodología de estudio en la disfunción eréctil?
Al ser causada por diversas enfermedades, se impone un estudio
multidisciplinario integrado en un mismo equipo de trabajo. Se realiza
una exhaustiva historia clínica del caso, se realizan estudios
bioquímicos y hormonales, un perfil psicológico, pruebas vasculares y
estudios radiológicos. Todo esto, sumado a un examen físico
uroandrológico, cardiocirculatorio y neurológico, conduce al diagnóstico