*Reflexiones del corazon*

martes, 7 de agosto de 2012

Tonto tu! LA FÁBULA DEL “TONTO”



LA FÁBULA DEL “TONTO”

*Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el “tontito” del pueblo, un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas. Diariamente algunos hombres llamaban al “tontito” al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 400 reales y otra de menor tamaño, pero de 2000 reales. Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: – Lo sé, no soy tan “tontito”… ella vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones: La primera: Quien parece “tontito”, no siempre lo es. La segunda: ¿Quiénes son los verdaderos “tontitos” de la historia? La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos. Pero la conclusión más interesante es: Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
 “El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser “tontito” delante de un “tontito” que aparenta ser inteligente"

LA FÁBULA DEL “TONTO”

Que opinas! La Otra Mujer



http://mujervirtuosa.wordpress.com

Reflexión *La Otra Mujer!

Después de 24 años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa del amor. Desde hace poco decidí salir con otra mujer. En realidad había sido idea de mi esposa. 
-Tú sabes que la amas- me dijo un día, tomándome por sorpresa. La vida es  demasiado corta debes dedicar tiempo. 
-Pero yo te amo a ti- protesté. 
-Lo sé. Pero también la amas a ella.   
La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente. Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.
-¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó. 
Mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
-Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo -le respondí- Los dos solos. 
Reflexionó sobre ello un momento.
-Me agradaría muchísimo.-dijo.
Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita… y ¡por Dios cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su último aniversario de boda. Su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel.
-Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas. Me comentó mientras subía a mi auto-. No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada.
Fuimos a un restaurante no muy elegante pero sí acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera “La primera dama”.  Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaban en los labios. 
-Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño – me dijo.
-Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor -respondí.
Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine.
-Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar – dijo mi madre cuando la llevé a casa.
Asentí.
-¿Cómo estuvo tu cita? – quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche. 
-Muy agradable… mucho más de lo que imaginé… – Contesté.
Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada.
Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo, y una nota que decía:
-”La cena la pagué por anticipado, estaba casi segura, de que no podría estar allí, pero igual pagué 2 platos uno para ti y el otro para tu esposa, jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. Te amo”. En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: “TE AMO” y de  darle a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que Dios y tu familia, dales tiempo, porque ellos no  pueden esperar.
"“Honra a tu Padre y a tu Madre""
 – LA BIBLIA (San Mateo Capitulo 19 verso 19)  

*REFLEXION CORAZON*: *POESIA* "Esclavitud" Escrita por Ligia G *Esta mujer representa las cadenas del pecado de la humanidad " Aparece 'JESUS' para amarla y libertarla Autor: Ligia Gonzalez

*REFLEXIÓN CORAZÓN*: *POESÍA* "Esclavitud" Escrita por Ligia G *Esta mujer representa las cadenas del pecado de la humanidad " Aparece 'JESÚS' para amarla y libertarla Autor: Ligia González

lunes, 6 de agosto de 2012

Aprende! Tarjeta de crédito



*Tarjeta de crédito*
No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación”.

Filipenses 4.11

La mayoría de los errores económicos tienen su origen en la falta de contentamiento, es decir, en querer vivir en un nivel de vida sin que tengamos la capacidad para hacerlo verdaderamente.
El contentamiento no es conformismo, sino que es estar contento con lo que tenemos ahora, disfrutando de eso, y declarando un mayor crecimiento para el futuro.
En este tiempo esa falta de contentamiento en lo material se trata de suplir mediante la utilización negligente de la tarjeta de crédito, pasando de ser un instrumento de pago a convertirse en un medio de vida.
Necesitamos recordar que la tarjeta de crédito no aumenta el ingreso, y lo que se gasta se paga, no es gratis, muchas personas por poder pagar con tarjeta terminan gastando de más, a pesar de que a fin de mes no van a cobrar de más por haberla utilizado.
Se pueden aprovechar ofertas y descuentos, siempre y cuando uno disponga del dinero para cancelar las compras, es decir, hay que utilizar la tarjeta de crédito como si fuera de débito, esto es, cuando se dispone del dinero, y no como la mayoría de las personas que la utilizan cuando no tienen dinero.
La clave para la utilización sana de una tarjeta de crédito es pagar el resumen de la misma con el dinero del mes en que se generó el gasto.
Es decir, si en abril gasto $100 con mi tarjeta de crédito, debo apartar ese dinero del que tengo para vivir en abril. Así, cuando a fin de mes llegue el resumen, estará el dinero para cubrir dicho gasto, y no como hace la mayoría, que cuando cobra su sueldo en mayo tiene que utilizar el dinero para pagar lo que consumió en abril.
Si esta persona, por alguna razón, no cobrara su sueldo en mayo, tendría que tener problemas para vivir en mayo, no para pagar lo que consumió en abril, porque en abril cobró. Esto indica que está sobregirado un mes en sus consumos.
Cuando uno paga el mínimo, o ya ni siquiera lo cubre, debe resolver el tema de inmediato, ya que las deudas de tarjeta capitalizan intereses sobre intereses y se convierten en una deuda cada vez mayor y difícil de pagar.
Para cancelarla hacerlo primeramente de forma genuina, por ejemplo, vendiendo un auto, y cancelando el total. Si no tenéis qué vender, obtener un “préstamo de salida” y cancelada en su totalidad, pero no cometas el error de, mientras estás pagando dicho crédito, volver a generar deuda con la tarjeta como lo hiciste con anterioridad.
Yo bendigo tu vida con sabiduría en la utilización de la tarjeta de crédito, para que esta siempre esté a tu servicio, y vos nunca estés al servicio de ella.

sábado, 4 de agosto de 2012

jueves, 2 de agosto de 2012

Que crees? *Carta a un ateo sobre el origen de Dios



Carta a un ateo sobre el origen de Dios


Estimado amigo:
*Tu eres de los que no creen en Dios porque dices que en la vida todo tiene un origen y no estás conforme con las explicaciones que te han dado sobre el origen de Dios. Cuando te han dicho que Dios salió de la nada, te has echado a reír y has contestado que de la nada, nada puede salir.

Verás. Intentemos razonar un poco tú y yo. Es posible que la palabra “nada”, como nosotros la entendemos, no sea la más apropiada para indicar el origen de Dios. Antes de la “nada” ya existía una Causa que luego dio luz a todas las demás formas de vida. La “nada”, entendida en forma de “vacio”, no dio origen a la Causa. Tampoco la Causa “creó” el “vacío”, sino que existía en él hasta que se decidió a que dejara de ser “vacío”, y cobrara vida. Esa Causa, amigo, es Dios. Si no te gusta el nombre, ponle tú el que te parezca. Si dices que la explicación es demasiado infantil, dame tú otra razón que me explique satisfactoriamente el origen del universo. Verás cómo tus razones resultan más infantiles aún que las mías.

Si insistes en que de la nada, nada puede salir, yo uso el mismo argumento para que me expliques de dónde salió el mar que te baña , y el campo verde que te recrea, y las montañas que te deleitan, y el desierto que te asusta, y el alma que te da vida. Porque todo eso existe. Y si Dios no lo ha creado, alguien ha debido hacerlo, porque la materia no es eterna.

En esta serie de conversaciones contigo, que empiezo hoy, me he propuesto aferrarme cuanto pueda a la Biblia, sin apartarme de ella . Si discurriéramos con argumentos de la filosofía, nos haríamos un lío fenomenal y no llegaríamos a ninguna parte. Si echáramos mano de la ciencia tendríamos que buscar, primeramente, una ciencia lo suficientemente honrada y competente como para merecernos confianza, porque los científicos, en estas materias, incurren en profundas contradicciones y no logran ponerse de acuerdo. La teología, por otra parte, me parece demasiado enrevesada para este cambio de impresiones que será la base de nuestro diálogo. Prefiero quedarme con la Biblia, sin que esto nos impida asomarnos, de vez en cuando, a las ventanas de esas ciencias que hemos mencionado.

Y te diré por qué. En la Biblia encontraremos respuestas para todas nuestras preguntas. Nuestras conversaciones encontrarán en la Biblia material suficiente y del bueno, en el que no cabe engaño.

Ahora bien, antes de seguir hablando sobre el origen de Dios tenemos que ponernos de acuerdo sobre Su personalidad, no sea que estemos buscando el principio de un fantasma. Cuando niño te habrán enseñado que Dios es un señor de figura humana, viejo y venerable, con el cabello y las barbas blancas, paseando por los rincones del cielo y espiando desde su nido todos tus movimientos. Ese dios, con minúscula, no nos interesa. Conocemos demasiado bien su origen: está en la imaginación del pintor que lo concibió así y lo plasmó en el lienzo, quizá para asustarte.

De mayor te han acostumbrado a que pienses de Dios como un cuerpo muerto, generalmente semidesnudo, clavado en una cruz y con expresión de agonía mortuoria en su rostro. Otras veces te lo han vestido, te lo han cubierto con mantos costosos y te lo han paseado por la calle donde vives, cargado de oro. Ese tampoco es el Dios cuyo origen buscamos, porque a ese lo ha hecho el hombre que labra la piedra o el que talla la madera. Y un dios que el mismo hombre hace, poco dios puede ser.

La Biblia dice que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24).No tiene figura corpórea. Es cierto que Jesucristo vino en forma de hombre, pero debes tener en cuenta que en Cristo había dos naturalezas, la divina y la humana, y en su condición de hombre se apropió temporalmente de un cuerpo semejante al tuyo y al mío, pero no lo hizo para que lo imagináramos siempre así, ni mucho menos para que le adoráramos en figura de hombre.

El Dios que buscamos, el que nos hace falta a todos, es el Dios bíblico, ese Ser real, invisible, espiritual y poderoso que se manifiesta ya en el primer versículo de la Biblia:

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra“ (Génesis 1:1).

Esta es la presentación de Dios en la Biblia. Nada más. A los autores bíblicos parece tan natural la existencia de Dios, que ni siquiera se molestan en probarla. Es más, el ateísmo teórico lo consideran como cosa de necios:

“Dijo el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1).

A ti te gustaría, estoy seguro, saber dónde estaba Dios antes que el hombre le descubriera, qué hacía, cuál era su ocupación, cómo empleaba el tiempo, de qué seres se rodeaba, si es que había alguien con Él; en fin, todos los detalles relacionados con su actividad y existencia antes de aparecer creando el mundo, como se nos presenta en la Biblia. A mí, la verdad, me gustaría también. No para ayudarme a creer, porque no es difícil creer sin saber estas cosas, sino para satisfacer mi natural curiosidad humana. Pero no lo sé. Y el silencio de Dios me merece un profundo respeto. Él mismo me amonesta contra esas especulaciones vanas que sólo engendran confusión:

“Las cosas secretas son para Jehová, nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre” (Deuteronomio 29:29).


Además, tratándose de Dios no se puede hablar de “antes” ni de “después”. Dios es de siempre. El ha vivido y vive en un presente continuo. La Biblia lo presenta con una simplicidad que maravilla. “En el principio…Dios”. No te devanes los sesos tratando de saber cuándo fue ese principio ni qué había antes del mismo, porque de nada te valdría. Ni a ti, ni al hombre más sabio que pueda dar esta tierra.

El principio de Dios es siempre y es nunca, es ayer, hoy y mañana. El principio de Dios es la Historia vuelta hacia atrás miles de millones de años y es el futuro envuelto en la eternidad de los tiempos, porque el tiempo no cuenta para Dios. La Biblia dice que:

“Un día delante del Señor es como mil años, y mil años, como un día” (2ª Pedro 3:8).

Me vas a contestar que todo esto no te prueba nada y que me estoy saliendo por la tangente. De ninguna manera. Ten en cuenta que no estoy tratando de probarte el origen de Dios, porque esto no puedo hacerlo. Ni yo ni nadie. San Agustín, por nombrarte a un creyente, no ha podido mostrar, a pesar de su sabiduría, de dónde salió Dios; pero Voltaire, por citarte a un ateo, tampoco ha podido demostrar que Dios no salió de lugar alguno.

Lo tuyo y lo mío, aquí, no es más que un diálogo, un simple cambio de impresiones con la intención, al menos por mi parte, de llegar a un acercamiento entre tu ateísmo y mi fe. ¿Lo conseguiremos?

Lo otro, lo de querer demostrarte de dónde salió Dios, sería tiempo perdido.

Lo que sí puedo decirte es que antes de que Dios creara el mundo cósmico ya estaba acompañado, no vivía solo. Ángeles y astros formaban su corte. ¿Qué cómo lo sé yo? Porque Él mismo se lo dijo a un hombre llamado Job y alguien lo dejó escrito en la Biblia para constancia nuestra. De esto hace tanto miles de años, que yo no me atrevo a señalar fecha.

Job era creyente, pero como todo ser humano tuvo también sus momentos de flaqueza y de dudas. Para desahogar la angustia que llevaba dentro no se le ocurrió nada mejor que altercar con Dios. Hasta se cree con derecho a recriminarle, igual que tú y yo lo hacemos algunas veces. Dios, para mostrarle su insignificancia humana y al mismo tiempo el eterno poder de la divinidad, le dice:

“¿Dónde estabas cuando yo fundaba la tierra? Házmelo saber, si tienes inteligencia… ¿Quién puso su piedra angular, cuando las estrellas todas del alba alababan y se regocijaban todos los hijos de Dios?” (Job 38:4-7).

A otro autor bíblico, Moisés, se le ocurrió pedir a Dios su tarjeta de visita para el Faraón de Egipto, pero Dios se la negó. La historia, brevemente, ocurrió así: El pueblo judío estaba viviendo en esclavitud en Egipto y Dios mandó a Moisés con el encargo de que dijera al Faraón que dejara salir de su tierra a todos los judíos. El encargo, desde luego, se las traía, porque los judíos eran de mucha utilidad a los egipcios. Además, el Faraón gobernaba sobre un poderoso imperio y tenía un ejército bien equipado, mientras que Moisés no era más que un hombre indefenso, sin otro recurso que su fe en Dios. De ahí que Moisés, de primera intención, se negara a cumplir el mandato divino. Y entre Dios y Moisés se establece el siguiente diálogo:

“Entonces Moisés respondió a Dios: ¿quién soy yo para que vaya a Faraón y saque de Egipto a los hijos de Israel?... He aquí, que llego yo a los hijos de Israel y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés: Yo soy el que soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy, me ha enviado a vosotros” (Éxodo 3:11-14).

Eso es todo cuanto figura en la tarjeta de presentación de Dios: “Yo soy el que soy”. Nada más. Ni tiene un nombre propio, ni fecha de nacimiento, ni domicilio particular, ni teléfono donde localizarle. “Yo soy el que soy”, eso es todo. Y este “Yo soy”, al parecer impersonal, llena la tierra entera con su presencia y también el alma de la persona que cree en Él.

Comprendo que ese “Yo soy” no te diga mucho; acepto que sea insuficiente para ti, que te ayude poco en la búsqueda de Dios. Pero no hay más. Por otro lado, vamos a ser honestos: ¿Es que sabemos más de nosotros mismos? Tú, por ejemplo, ¿qué sabes de ti? ¿Dónde estabas antes de nacer? ¿Qué misterioso poder te ha traído a la vida? ¿Quién eres tú? “Pienso –decía el filósofo-, luego existo”. Pero ¿por qué pienso? ¿Cómo existo?

Me vas a decir que tienes un documento de identidad donde figuran tus datos personales, pero todo eso, amigo mío, es puro accidente.

Sabes cuando has nacido porque los humanos hemos fabricado unas medidas para controlar el tiempo y calcular nuestra edad desde que rompemos en el primer llanto hasta que lanzamos el último suspiro. Pero eso, ¿qué es? ¿Soluciona, acaso, el gran misterio de la vida? ¿Nos lo explica?

Tenemos un nombre, cierto, pero ese nombre, ¿es de verdad nuestro? ¿Define nuestra personalidad? Goethe decía que la personalidad es el mayor bien del hombre, ¿está la personalidad en el nombre? Pepe, Rafael, Antonio, Juan o Pedro no son más que letras. Nombres que nos han puesto al nacer para facilitar nuestra identificación. Pero en la vida se nace hombre o mujer, nada más. Nadie nace llamándose de esta o de aquella manera. El nombre que llevamos es mero accidente. Lo que importa de verdad es la personalidad que se esconde tras el nombre.

Igual ocurre con Dios. Su “Yo soy” a Moisés no dice mucho, pero tampoco es preciso. Envuelto en ese nombre y por encima de Él está Dios. El Dios eterno, sin principio ni fin, el Dios sin origen ni destino, el que ha sido, es y será y a cuya imagen y semejanza tú estás formado. Créeme.
Pásalo bien. 

Autores: Juan Antonio Monroy

"No" al engaño "Creciendo en Gracia" una secta peligrosa



  "No! al engaño"

Creciendo en Gracia" una secta peligrosa


Desde hace cuatro años he venido señalando el peligro que representa para la estabilidad emocional de muchas personas, e incluso para la paz y convivencia social de las diversas iglesias, la secta denominada “Creciendo en Gracia” cuyo fundador es el puertorriqueño ex drogadicto, José Luis de Jesús Miranda, el cual, y según su locura ha ido evolucionando, pasó de ser sucesor de San Pablo y padre de la tercera reforma, a Jesucristo hombre, y por último, se proclamó el anticristo, y ordenó a sus seguidores tatuarse con el 666, símbolo del gobierno de la bestia que aparece en Apocalipsis 13.

Cuando confronté a los líderes de esta secta por este diario, con un artículo intitulado “Un loco anda suelto”, recibí toda clase de amenazas por parte de su representante, razón por lo cual presenté una denuncia en la Fiscalía, y de la misma nunca tuve respuesta, incluso dejándole un DVD que demostraba la peligrosidad de este movimiento. He afirmado que esta secta es peligrosa por varias razones. Primero: Ataca a las demás iglesias, violando el derecho a la expresión de culto, pues interrumpen sus actos religiosos. Segundo: Inducen a sus seguidores a tatuarse, incluso llevando a los menores de edad. Tercero: Presentan una teología herética al proclamar a un hombre como dios en la tierra, y ahora anuncian que en el 2012 su líder José Luis de Jesús Miranda será inmortal. Este falso cristo se ha divorciado dos veces, y tiene juicios pendientes en los Estados Unidos, por evasión de impuesto. Además, es capaz de llevar a sus seguidores a acciones irracionales, por lo que no debemos olvidar la terrible historia de un demente que era menos loco que éste, y que sin embargo llevó en Guyana uno de los peores casos de suicidio colectivo en la historia de la humanidad, después de cometer abusos sexuales con los miembros de la secta, su nombre era el reverendo Jim Jones. El 18 de noviembre de 1978 este personaje indujo a 913 de sus seguidores a uno de los más grandes suicidios colectivos conocidos en el mundo, denominado la Tragedia de Jonestown.

Es evidente que los seguidores de este demente están llevando a los niños menores de edad a tatuarse el 666 o su clave SSS (salvo siempre salvo), algo que debe ser considerado ilegal, máxime con una marca que los puede confundir con la mara 18. No basta con denunciar este movimiento peligroso, se debe investigar a fondo, como lo ha hecho este diario, pues los riesgos de tal movimiento son grandes y debemos tomar las medidas necesarias para que no se repitan hechos como los acontecidos con otras sectas mesiánicas en el pasado.

Email. mariofumero@hotmail.com
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Reflexión:
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Lo importante no es caer, o cuantas veces caes, lo importante es que te LEVANTES.
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Sobre mí:Soy una persona SENSIBLE, quiero AMAR... y el deseo de mi corazón es llevarle consuelo, a las personas, [que VALORO muchísimo.

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El nos amó, nos ama y nos amará. Gracias a Él es que podemos llamarnos hijos de Dios, Dios eligiéndolos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, {EF 1,5;} Jesús se ofreció como sacrificio eterno al padre, y ofreció su sangre por nuestros pecados; ya el enemigo ¡no nos puede atar! ¡Somos libre! por la sangre, del cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. !El mundo no te puede atar¡ Sólo tú te puedes atar (limitar). En Él nombre de Jesús te invito a que entregues tu vida a Jesús, para que el Espíritu Santo te toque y te envuelva en el amor del Padre. No digas; nadie me ama o que solo me siento y mucho menos digas; yo no valgo nada. Hermano mío, tú vales la sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, tú vales la sangre de Cristo. Por lo tanto tú eres importante. Posiblemente te encuentras en la oficina de un doctor o en un hospital enfermo sintiéndote solo, triste, angustiado; posiblemente estás molesto por tanto esperar, tienes la angustia de no saber que tienes y eso te crea una inseguridad emocional, mas sin embargo yo te digo que tu no estás solo. ¡Hay alguien que te ama, y ese alguien, ,tiene nombre de hombre y se llama Jesús! Él sabe por lo que estás pasando y hoy te dice; hijo mío cuando, más sólo te has sentido, es cuando más cerca he estado de ti. Posiblemente te preguntarás. ¿Me amará el Señor? Para poder contestarte esa pregunta solo te invito a que mires a una imagen de Jesús crucificado, mira sus llagas y su sangre derramadas por ti y por mí, mira la corona de espinas. Mira sus rodillas en carne viva y ahora soy yo el que te pregunta ¿crees que Jesús te ama?¡Pues claro que te AMA!





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