"Te has enlazado en las palabras de tu boca, y has quedado preso en los dichos de tus labios" (Proverbios 6,2).
No debemos de tomar a lo ligero lo que nos dice el Señor en el Antiguo Testamento. Hay un dicho que va así: “El Antiguo Testamento queda revelado en el Nuevo, y el Nuevo Testamento queda escondido en el Antiguo.” La Biblia entera habla del mismo tema: de la salvación que viene del único y verdadero Dios. Él siempre fue, Él es y Él siempre será el mismo. Dios nos abrió un camino por medio del cual podremos ser libres de las maldiciones que están sobre nosotros. Ese camino es la salvación que vino por medio del Señor Jesucristo, el unigénito Hijo de Dios, el Mesías, y vale para todas las personas desde Adán, hasta nuestros hijos, nuestros nietos, y los descendientes de nuestros hijos. Para nuestro bien, Jesucristo tomó sobre sí mismo la maldición del pecado, que fue la muerte.
*Las maldiciones auto impuestas allí siguen y siguen, hasta que tomemos la decisión de pararlas en seco. Tenemos que arrepentirnos y pedirle a Dios que nos ayude y que nos dé bendiciones en vez de maldiciones. Hasta no llegar el fin de este mundo que hoy conocemos, y hasta no ver totalmente destruido a satanás, siempre va a ser necesario el arrepentimiento. Dice la Biblia en Apocalipsis 22:3 que después de estos tiempos “No habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán.”
Jamás ha habido un pueblo más perseguido sobre la faz de la tierra que
los hebreos.
En los campos de concentración de Hitler, durante la
Segunda Guerra Mundial, murieron más de seis millones de judíos. Las
crueldades impuestas a los judíos están más allá de toda comprensión,
pero se había pronunciado una maldición cuando Jesús estaba de pie ante
Pilato: " SU SANGRE SEA SOBRE NOSOTROS Y SOBRE NUESTROS HIJOS ". La
maldición siguió su curso.
*Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía
más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo,
diciendo: inocente soy yo de la sangre de este justo; allá ustedes.
Y respondiendo todo el pueblo dijo: SU SANGRE SEA SOBRE NOSOTROS Y SOBRE NUESTROS HIJOS " ( Mateo 27, 24-25).
*En 2006 se cumplió el 61 aniversario de la liberación de los sobrevivientes de los campos de concentración ubicados dentro de Alemania, Polonia, Austria y Checoslovaquia, en la II Guerra Mundial.
Seis millones de judíos, más muchos otros prisioneros políticos y minorías étnicas y religiosas murieron en estos campos en el período 1933-1945.
Hay muchas personas que aún pueden recordar
con horror las escenas de famélicos
sobrevivientes y enormes pilas de cadáveres
desnudos mostrados en los medios de
comunicación, en los infames campos, tales como
Belsen, Dachau, Auschwitz y Treblinka. Habían
sido secuestrados de sus hogares y tratados como
animales de matadero.
¿POR QUÉ EL SUFRIMIENTO?
¿Por qué sufrieron de esta manera los
judíos? Para contestar esta pregunta,
retrocedamos en el tiempo hasta el establecimiento
del pueblo de Israel como una nación, con la
promesa de Dios al patriarca Abraham: "Y haré de
ti una nación grande" (Génesis 12:2). De
este modo, los descendientes de Abraham salieron de
Egipto como una nación y Dios los liberó de
la destrucción en el Mar Rojo. Él los
condujo hasta el Monte Sinaí donde les
habló por medio de Moisés, explicando que
los había escogido para que fueran un pueblo
especial por cuyo medio sería santificado su
gran Nombre: "Porque tú eres pueblo santo para
Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha
escogido para serle un pueblo especial, más que
todos los pueblos que están sobre la tierra"
(Deuteronomio 7:6).
LOS ISRAELITAS HICIERON UN PACTO CON DIOS
Ese pacto se describe en Deuteronomio 28 con
increíble detalle y solemnes advertencias:
"Pero acontecerá, si no oyeres la voz de
Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus
mandamientos y sus estatutos [...], vendrán
sobre ti todas estas maldiciones, y te
alcanzarán" (Deuteronomio 28:15). Entonces
siguen 28 versículos repletos de
pronunciamientos de castigos que el Padre
traería sobre ellos si no ponen atención a
los mandamientos del Señor.
En el versículo 64 Dios promete esparcir a
Israel entre todas las naciones, y en el
versículo 65 les dice que "Y ni aún entre
estas naciones descansarás", y en el
versículo 66: "Y tendrás tu vida como algo
que pende delante de ti, y estarás temeroso de
noche y de día, y no tendrás seguridad de
tu vida".
Desdichadamente, ellos quebrantaron su parte del
pacto siendo infiel a Dios al servir a ídolos, y
los castigos de los versículos 64 al 66 se
convirtieron en una lamentable realidad.
SU SANGRE SEA SOBRE NOSOTROS
Finalmente, el castigo y destierro empezó a
manos de los asirios y los babilonios, pero entonces
ellos añadieron un pecado más espantoso a
su historia al rechazar a su Mesías, Jesucristo,
el Hijo de Dios. En sus propias palabras, trajeron
sobre sí una terrible sentencia: "Su sangre sea
sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mateo
27:25).
Al cabo de 40 años Jerusalén fue
destruida; cientos de miles de judíos fueron
muertos, los sobrevivientes fueron vendidos como
esclavos. Así empezaron sus persecuciones:
LAS CRUZADAS - Judíos empobrecidos y se les
vende como si fuesen muebles.
LA REFORMA - Lutero inicia las persecuciones de
los judíos.
LA INQUISICIÓN - Judíos perseguidos,
asesinados, y desterrados.
LOS GUETOS - La mayoría de las naciones
europeas confinaron a los judíos dentro de
áreas restringidas,
LOS POGROMOS - Los judíos fueron
víctimas de casi incesantes pogromos,
especialmente en Rusia y Hungría, en 1870.
VARSOVIA - Los levantamientos judíos fueron
reprimidos y miles de ellos fueron masacrados.
LOS CAMPOS - Exterminación masiva de
judíos entre 1933 y 1945.
¿HABÍA DE SER ESTE EL FIN DEL PUEBLO DE DIOS?
¡De ninguna manera! Lea estos vitalmente
importantes pasajes bíblicos, y la respuesta
está delante de Ud.:
"Jerusalén será hollada por los
gentiles, HASTA QUE LOS TIEMPOS DE LOS GENTILES SE
CUMPLAN" (Lucas 21:24).
"Destruiré a todas las naciones entre las
cuales te esparcí; PERO A TI NO TE
DESTRUIRÉ" (Jeremías 30:11).
"El que esparció a Israel LO REUNIRÁ y
guardará" (Jeremías 31:10).
DESPUÉS DE LA II GUERRA MUNDIAL
Lea todo Ezequiel 37, donde se describe el total
recogimiento del pueblo de Dios, de entre todos los
países del mundo, a su propia tierra.
después de la II Guerra Mundial, los judíos
de Europa regresaron en masa a la tierra de Israel, y
con la ayuda de Dios reestablecieron su nación
contra todos los pronósticos, después de
que el holocausto los hubo impulsado literalmente a
regresar a su tierra.
*La biblia dice claramente que
después de un largo tiempo de dispersión, Dios restaurará Israel a su tierra:
“Tomaré a los Israelitas de entre las naciones por donde han andado, y de todas
partes los reuniré y los haré regresar a su propia tierra” (Ezequiel 37:21). El
Señor les advertió que el regreso a su tierra ocurraria durante una época de
mucha hostilidad. El diablo aún esta intento a oponerse y a destruir las obras
de Dios porque él sabe que al regresar el Mesías a un Israel restaurado, Jesús
destruirá el reino del anticristo e institúira su reino milenial. Satanás usa
otras naciones en su continuo esfuerzo de intentar la destrucción de Israel
porque quiere evitar que se cumplan estas profecías.
En el libro de Génesis 12:3 el Señor dice que
“maldecira a los que maldigan a Israel.”
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