“Ya no nos amamos” o “No somos el uno para el otro” o “No sabíamos lo
que estábamos haciendo cuando nos casamos” o, peor aún, “Creo que
deberíamos divorciarnos”.
El divorcio es el punto y final de una relación matrimonial,
son muchas las razones que nos pueden llevar a tomar esta difícil
decisión, a continuación le exponemos los motivos más frecuentes.
Infidelidad, este acto de traición acarrea muchos
problemas y conflictos en la relación de pareja, en muchas ocasiones los
infieles se arrepienten de haber sucumbido a esa tentación pasajera y
desearían devolver el tiempo.
Crisis económicas, la falta de dinero para honrar los compromisos del hogar o para cumplir con deudas adquiridas, pueden generar la pérdida de privilegios o comodidades de las que antes se disfrutaban, ocasionando conflictos y problemas en la relación de pareja.
Monotonía, la cotidianidad en la pareja a veces genera aburrimiento y distanciamiento, la pasividad en su vida los vuelve tan predecibles que a veces no hay tema de conversación, con el riesgo de enfocarse cada uno en sus actividades particulares y descuidando aquellas que deben ser compartidas.
Intolerancia, los seres humanos no somos iguales, a
través de la convivencia iremos conociendo a la pareja, descubriendo
cosas que pueden desagradarnos, cuando asumimos una actitud que impone que el otro cambie,
a nuestra conveniencia, sin preguntar o tomar en cuenta lo que la otra
persona piense o sienta, se tiene otra razón de peso para divorciarse.
*En un matrimonio es necesario que exista confianza mutua, pero cuando surgen los celos enfermizos la pareja inevitablemente se sumergirá en episodios conflictivos que lo llevarán a una sensación asfixiante y molesta, donde lo mejor será separarse definitivamente.
Violencia, si en un matrimonio existe la violencia verbal y/o violencia física la decisión más acertada será divorciarse, no corra el riesgo de que sus hijos crezcan en un ambiente hostil,
para luego dejar cicatrices y traumas difíciles de olvidar, permítase
vivir una vida normal para que en un futuro sus hijos tengan relaciones
sanas.
Otra de las razones que pueden llevarlo al divorcio es el egoísmo, un sentimiento mezquino que afecta la relación de pareja,
una forma de detectarlo es cuando su pareja o usted quieren que siempre
prevalezcan sus intereses por encima del otro o creyendo que sus
necesidades son más importantes que la de su pareja.
Dejar de amar a su pareja, un matrimonio prevalece a
través del tiempo cuando existe el amor, es una fórmula que necesita de
dos personas para subsistir y si la llama de uno de los dos se extingue
no funcionará la relación.
Inmadurez, las personas que deciden casarse deben
comprometerse con la relación, estar uno al lado del otro tomando
responsabilidades compartidas, si uno de los dos no asume su compromiso y
mantiene constantemente una actitud caprichosa e irresponsable,
entonces desgastará la relación.
La falta de comunicación suele ser un factor que puede inducir al divorcio,
a través de años de convivencia la pareja suele ajustarse a la
cotidianidad del hogar y los hijos, asumiendo que todo está normal, pero
quizás un día descubran que sólo son dos extraños que actúan por la
inercia de la dinámica de mantener un hogar, dejando a un lado su propia
felicidad.
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