¿Puede un creyente ser homosexual? DE LA BIBLIA DICE:
Desde Lima, Perú, nos escribe un joven
amigo oyente para hacernos varias consultas. La primera dice así: ¿Puede
un creyente ser homosexual?
Bueno, lo mismo hubiera dado preguntar: ¿Puede un creyente ser
ladrón? ¿Puede un creyente ser adúltero? ¿Puede un creyente ser
mentiroso? ¿Puede un creyente ser borracho? ¿Por qué tenemos que poner a
la homosexualidad como un pecado de una categoría especial? ¿Acaso
existen categorías de pecado? Todo lo que contradice la voluntad de Dios
es pecado, no importa si se trata de homosexualidad, robo, adulterio,
mentira, borrachera y tantas otras cosas más. Observe lo que dice 1
Corintios 6:9-10 ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de
Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni
los estafadores, heredarán el reino de Dios.
Según lo que dice este pasaje bíblico, no solamente los homosexuales
están privados de heredar el reino de Dios. También los fornicarios, los
idólatras, los adúlteros, los afeminados, los ladrones, los avaros, los
borrachos, los maldicientes, los estafadores y la lista podría
continuar. Por eso es que la palabra de Dios exhorta a los creyentes a
abandonar todas estas prácticas que son propias de los incrédulos.
Hablando a los creyentes en la iglesia de Corinto, algunos de los cuales
practicaban muchas de las cosas que acabamos de citar, note lo que les
dijo el apóstol Pablo según 1 Corintios 6:11 Y esto erais algunos; mas
ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios.
Esas prácticas como homosexualidad, fornicación, idolatría,
adulterio, ser afeminados, robo, avaricia, borrachera, ser maldiciente,
estafa, fueron parte del pasado de la vida de los creyentes. Esto erais
algunos, dice el texto. Dios espera que el futuro y el presente sean
totalmente diferentes. Mas ya habéis sido lavados, dice el apóstol
Pablo. Ya habéis sido santificados, o puestos aparte para Dios, ya
habéis sido justificados o declarados justos en el nombre de nombre del
Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Por eso, con toda
autoridad puedo afirmar que Dios no
Quiere que un creyente practique la homosexualidad, de igual manera la
fornicación, la idolatría, el adulterio, el ser afeminado, el robo, la
avaricia, la borrachera, el ser maldiciente, la estafa y en general todo
lo que atenta contra la santidad de Dios. Yo sé que no es fácil,
especialmente cuando existen antecedentes de una vida entregada al
pecado, pero Dios nos ha dado el poder para vivir en santidad. Si no
fuera así, Dios jamás nos pediría vivir vidas santas. 1 Tesalonicenses
4:3 dice: pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os
apartéis de fornicación;
Fornicación tiene que ver con cualquier uso del sexo fuera del marco
establecido por Dios, el cual es dentro del matrimonio entre un hombre y
una mujer. La homosexualidad cae dentro de la fornicación. La voluntad
de Dios es que los creyentes se aparten de la fornicación.
La segunda consulta de nuestro amigo oyente de Lima, Perú, dice así:¿Se debe discriminar a los homosexuales?
*El máximo ejemplo a seguir para todo creyente es la persona del Señor
Jesucristo. El Señor Jesucristo amó tanto al pecador que murió por el
pecador en la cruz del Calvario. El Señor Jesús no murió sólo por los
que cometen determinados pecados que en su ignorancia la gente cataloga
como que no son graves, el Señor Jesús murió por todo pecador,
independientemente de los pecados que haya cometido. Note lo que dice 2
Corintios 5:14-15. Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando
esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos
murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel
que murió y resucitó por ellos.
El Señor Jesús no discriminó a los pecadores. El texto dice que por
todos murió. No le importó que sean homosexuales, adúlteros, ladrones,
borrachos, mentirosos, orgullosos, y todo lo demás. Esto no significa
por supuesto que el Señor Jesús estaba de acuerdo con el pecado de estas
personas. El Señor Jesús ama al pecador, pero odia el pecado. Esta
actitud del Señor Jesús de amar al pecador y odiar el pecado, se
manifestó en varias ocasiones cuando el Señor Jesús estaba físicamente
en el mundo. Una de esas ocasiones fue a raíz del llamamiento de Leví o
Mateo el publicano. Ponga atención a lo que dice Lucas 5:27-32. Después
de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado Leví, sentado al
banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y dejándolo todo,
se levantó y le siguió. Y Leví le hizo gran banquete en su casa; y
había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban a la mesa con
ellos. Y los escribas y los fariseos murmuraban contra los discípulos,
diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores?
Respondiendo Jesús, les dijo: Los que están sanos no tienen necesidad
de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento.
Los publicanos, quienes eran judíos que estaban a servicio del
imperio romano, en la época de Jesús, eran considerados por los judíos
como la escoria de la sociedad judía. Un judío ortodoxo, jamás se
acercaría a un publicano, jamás lo saludaría, jamás entraría a su casa,
jamás se sentaría con él a la mesa, pero mire lo que hizo el Señor
Jesús, no sólo llamó por nombre a Leví, o Mateo, sino que entró a su
casa, y se sentó a su mesa, rodeado de otros publicanos y pecadores. El
Señor Jesús no hizo discriminación contra ningún pecador. Esto fue
severamente cuestionado por los escribas y fariseos. Pero el Señor Jesús
simplemente justificó su conducta diciendo: Los que están sanos no
tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a
justos, sino a pecadores al arrepentimiento. De modo que el Señor Jesús
no discriminó a publicanos, ni a una mujer sorprendida en el acto mismo
de adulterio, ni a gentiles, ni a nadie. Si como creyentes vamos a
seguir su ejemplo, tampoco debemos discriminar a ningún pecador, sin
importar cuál sea su pecado. Un creyente por tanto no debe discriminar
jamás a un homosexual. Por supuesto que no estamos de acuerdo con el
homosexualismo, porque es un pecado condenado por Dios en su palabra,
tanto como el adulterio, la mentira, el hurto, la borrachera y cosas por
el estilo, pero eso no es razón para discriminar a un homosexual. Dios
ama al homosexual y aborrece el homosexualismo. Nosotros como creyentes,
también debemos amar al homosexual y aborrecer el homosexualismo. Ese
amor nos debe motivar a compartir las buenas nuevas de salvación con
todo pecador, inclusive con los homosexuales, con la esperanza que todo
pecador, inclusive los homosexuales, lleguen a recibir al Señor
Jesucristo como su Salvador y eso signifique el comienzo de una nueva
vida para ellos, una vida libre de las garras del homosexualismo. Así
que, gracias a Dios por ministerios cristianos que se especializan en
alcanzar para Cristo a los homosexuales y en ayudar a librarse del
homosexualismo. Si tiene oportunidad de hablar con un homosexual no huya
como si estuvieran ante una persona con alguna enfermedad contagiosa,
aproveche la oportunidad para hablarle del amor de Dios, y de todo lo
que Dios hizo para perdonar al pecador mediante la muerte y resurrección
de Cristo. El homosexual primero necesita ser perdonado de su pecado,
necesita ser lavado de su pecado, necesita el poder purificador del
Espíritu Santo y la palabra de Dios para poder dejar atrás el
homosexualismo. Esto sucede cuando reconociendo que es pecador, el
homosexual recibe al Señor Jesucristo como su Salvador.
La tercera consulta del amigo oyente de Lima, Perú, dice así:
¿Debemos los creyentes considerar a los homosexuales como nuestros
hermanos?
Nuevamente aquí, amable oyente, lo mismo hubiera sido si hubiera
preguntado: ¿Debemos los creyentes considerar a los adúlteros, o a los
borrachos, o a los mentirosos, o a los avaros, o a quien sabe qué más,
como nuestros hermanos? ¿Por qué ese afán de poner al homosexualismo
como algo especial? Mírelo así. Es como en el plano biológico, hermanos
son los que son hijos de un mismo padre, aunque la palabra hermano puede
tener también otras acepciones. Mis hermanos en el plano biológico son
todos los que fueron engendrados por mi padre biológico. Lo mismo sucede
en el plano espiritual, hermanos en la fe somos todos los que somos
hijos de nuestro Padre celestial. Para ser hijo de nuestro Padre
celestial, es necesario recibir al Señor Jesús como nuestro único y
suficiente Salvador. Juan 1:12 dice: Mas a todos los que le recibieron,
a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de
Dios;
Así que, los hermanos de un creyente son todos aquellos que han
recibido por la fe al Señor Jesucristo como su Salvador,
independientemente de las prácticas que pudieron haber tenido antes de
haber tomado esa decisión, no importa si fueron homosexuales, ladrones,
adúlteros, asesinos, borrachos, lo que sea. Sin embargo, como ya se
mencionó en una consulta anterior, la voluntad del Padre celestial para
sus hijos, es que vivamos vidas santas. 2 Corintios 5:17 dice: De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
La voluntad de Dios es que el homosexual deje de ser homosexual, el
adúltero deje de adulterar, el ladrón deje de robar, y así por el
estilo.
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