"LA LÓGICA DEL CIELO Y DEL INFIERNO"
Uno de los desafíos más frecuentes que los ateos
hacen en cuanto a la existencia de Dios es la lógica del
cielo y del infierno. ¿Cómo puede un Dios
todopoderoso, omnisciente, amoroso y misericordioso condenar a
gente que no pidió ser creada, a un castigo eterno?
¿Qué cosa tan mala puede hacer una persona que merezca
una eternidad de sufrimiento?
Hay varios aspectos de estas respuestas que no pueden ser
contestadas tan fácilmente, sin embargo los mismos que
ponen en tela de juicio la existencia del cielo y del infierno
tienen sus dudas a causa de malos entendidos. Este artículo
tratará no sólo de la lógica sino
también los malos entendidos sobre el tema.
El primer punto es que el don de la vida y la
promesa del cielo hacen que el riesgo de ser creado valga la pena.
Vale la pena vivir aun cuando a veces dudemos de ello. Por cada
minuto que nosotros pasemos en terror, amargura o dolor, hay
cientos de minutos que se pasan en comodidad, gozo, placer y
bienestar. El hecho que relativamente son pocos los que cometen
suicidio en este mundo confirma lo positivo de la vida. Y si
creemos que hay una existencia después de esta vida, que es
muchísimo mejor, nuestra esperanza se reafirma aun
más.
El segundo punto es que la responsabilidad que
tomemos por nuestras vidas es algo razonable. Todos aquellos de
nosotros que somos empleados sabemos que se nos pide cuentas por
nuestro trabajo. Un negocio que no pida cuentas está
destinado a la bancarrota. Si Dios nos ha dado la vida, ¿no
tendría él el derecho de pedirnos cuentas de lo que
hagamos?
El tercer punto es señalar que el hombre
ha tenido la tendencia de crear su propio concepto del infierno en
vez de estudiar en la Biblia lo que éste verdaderamente es.
Aun antes del concepto de Dante acerca del Infierno, los
hombres ya tenían ideas erróneas en cuanto a lo que
el infierno es. Todo había sido un intento de aterrorizar a
la gente para forzarla a vivir una vida santa. Ahora vamos a ver
algunas concepciones falsas que los ateos y algunos cristianos
tienen en cuanto al infierno.
Concepción incorrecta No. 1: El infierno es un
lugar físico
De igual manera que la gente tiende a concebir a Dios de una
forma humana, así también se concibe el infierno,
viéndolo como si fuera un lugar terrenal de tormento. Pero
las cosas no son así, porque cuando los hombres mueren,
dejan de tener una naturaleza física. El cuerpo del hombre
pasa de lo físico a lo espiritual. En 1 Corintios 15.42-55
podemos leer:
"Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción heredar la incorrupción. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?"
'Jesucristo' habló de la posibilidad de perder ambos, el
cuerpo y el alma (Mateo 10.28). "Y no temáis a los
que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más
bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el
infierno". El cuerpo corruptible está destinado a
retornar a la tierra de donde provino (Génesis 2.7; 3.19;
Job 34.15). El cuerpo espiritual vivirá para siempre en la
eternidad. La lógica de esto es que ni el cielo ni el
infierno son algo físico o terrenal. Esa vieja imagen de
diablos rojos con tridentes, atormentando a la gente es pura
fantasía.
Alguien podría preguntar: ¿Por qué se
refirió Cristo al infierno como un lugar de fuego y azufre
si éstos no existen de esta manera? El problema surge
cuando la gente trata de aislar un pasaje de las Escrituras y no
tomar en cuenta otros. Es cierto que Jesús se refiere al
infierno como un lugar de fuego y azufre (sulfuro ardiendo). Pero
también se dice que es un lugar de tinieblas (2 Pedro 2.4;
Judas 6) o un lugar reservado para el diablo y sus ángeles,
los cuales no son seres terrenales (véase Santiago
2.19).
Concepción incorrecta No. 2: La sabiduría
humana puede discernir el infierno
La gente que quiere criticar la Biblia se deleita en tratar de
comprender cómo determinará Dios quién va al
infierno. Un argumento común es: "¿Cómo puede
Dios mandar al infierno a un inocente de África que nunca
haya tenido de la oportunidad de escuchar el evangelio?" Los que
tratan de contestar esta pregunta cometen un error. Ninguno de
nosotros sabemos cómo va Dios a tratar este asunto. Todo lo
que sabemos es que "al que sabe hacer lo bueno, y no lo
hace, le es pecado" (Santiago 4.17). Nadie sabe la
profundidad del amor y misericordia de Dios y cómo es que
él se entenderá con la complejidad de la realidad
del pecado del hombre. Hay muchos que creen que Dios no
tomará en cuenta otra cosa sino el bautismo para la
salvación, ignorando que la manera en que vivamos es aun
más importante. Todo lo que sabemos es que Dios es amoroso
y justo. Tratar de hacer decisiones que pertenecen a Dios es un
error grave. No sólo no tenemos la capacidad sino tampoco
el derecho de juzgar. Hay que recordar que Dios dice:
"Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos" (Isaías 55.8).
Concepción incorrecta No. 3: La verdadera
naturaleza del cielo y del infierno
Ya hemos demostrado que el infierno no es un lugar
físico. El infierno es más bien una
condición; es una separación entre Dios y el hombre,
y también es el dolor y castigo que acompañan a esa
separación. El razonamiento humano no lo puede comprender,
pero al menos podemos entender lo que no es.
El que esto escribe cree que hay fuerte evidencia de que el
infierno no es lo mismo para todos. Pero por utilizar
razonamientos humanos para explicar lo que es el infierno, hay un
peligro de caer en los mitos.
El mensaje básico en cuanto al cielo y el infierno es
que esta vida no es todo lo que hay. Existe una poderosa
razón para vivir bien y correctamente delante de los ojos
de Dios y de gozarnos en nuestro servicio cristiano. Somos
responsables por lo que hacemos con nuestras vidas, pero no
tenemos que dar cuentas al hombre. Solamente Dios es nuestro Juez
supremo, y es a él a quien debemos servir con amor - pero
no con miedo. Sin embargo el temor del Señor es importante
en nuestras vidas para no caer en la desobediencia - y el castigo
eterno.
- John N. Clayton
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